Columna de Carolina Urrejola | UC Christus y vasectomías: Más papistas que el Papa

Uno de los cambios culturales profundos que se ha producido en el país, en los últimos años, es que las parejas comparten cada vez más la responsabilidad de la anticoncepción, históricamente radicada en las mujeres. Los avances en materia de género han impulsado a miles de hombres a recurrir a la esterilización masculina, y las vasectomías han tenido un alza explosiva. Si en 2018 se realizaban menos de dos mil procedimientos, en 2021 se llegó a 8 mil, según cifras del Minsal. Casi un 500% de aumento. 

En la mayoría de los casos se trata de hombres o parejas que no quieren tener más hijos por variadas razones. Una que se repite es la dificultad económica para criarlos. La bajísima tasa de natalidad que tenemos, apenas 1,3 hijos por mujer, prueba que estamos en una transición demográfica. Somos una sociedad que envejece y urge diseñar buenas políticas públicas para hacer frente a esta realidad. Por ejemplo, facilitar la crianza corresponsable fortaleciendo el mercado laboral femenino. Que no sea un castigo para las mujeres convertirse en madres.

Somos las mujeres, además, las que cuidamos a los adultos mayores, que día a día engrosan nuestra pirámide de población. Se necesita de una comunidad que comparta estas tareas. El aumento de las vasectomías es una forma concreta de liberar de sus muchas cargas a las mujeres. 

Sin embargo, la institución estrella del patriarcado, la Iglesia Católica, sigue amparándose en la doctrina sobre anticoncepción que data del año ¡1930! actualizada en 1968 para prohibir cualquier forma de anticoncepción que no sea natural. Sin ir más lejos, en el sínodo ordinario de 2015, se insistió en que la Iglesia no aprueba métodos químicos o quirúrgicos de anticoncepción, “lo que no quiere decir que para ser buen católico haya que procrear como conejos”, señaló, con poca sutileza, el Papa Francisco. Pues bien, las instituciones bajo el alero del Vaticano cumplen obedientemente la instrucción, aunque desarrollen sus actividades en el corazón de la vida laica, lejos de los monasterios y la castidad. 

Esta semana una usuaria denunció en redes sociales que los centros médicos y clínicas de la Red UC Christus, de propiedad de la Universidad Católica y un consorcio estadounidense, no realizan vasectomías “por lineamientos de la institución”. Se sabe que la Red de Salud es objetora de conciencia para el aborto en tres causales, y eso la opinión pública es capaz de comprenderlo. Pero que en pleno siglo XXI, una entidad profesional de salud, grande, importante, que además aspira a tener su propia isapre, no realice prácticas tan cotidianas como implantar dispositivos intrauterinos, realizar tratamientos de fertilización asistida o hacer vasectomías parece premoderno, arcaico, incluso oscurantista.

El mensaje es claro: si como pareja pretende evitar la procreación, absténgase de tener relaciones sexuales en sus días fértiles. Si no le parece, no se asome por nuestros centros médicos. ¿Qué pensará la Superintendencia de Salud sobre esto, cuando deba tramitar la autorización para que UC Christus se convierta en una Isapre, es decir, un seguro de salud? ¿Habrá potenciales afiliados dispuestos a aceptar estas condiciones? 

Se argumenta que una institución privada puede tener la ideología que le parezca, OK. Pero me pregunto cuántas mujeres en Chile son católicas practicantes, y cuántas de ellas siguen la doctrina de anticoncepción al pie de la letra. Da la impresión de que al final del día UC Christus se quedará hablando sola, pues al otro lado no hay prácticamente nadie que comparta sus lineamientos en este asunto. 

La institución señala en una declaración pública que “la integridad valórica de UC Christus se ha mantenido inalterable a lo largo del tiempo (…) este compromiso ético representa uno de los distintivos de la Medicina UC en nuestro país”.

Esta integridad -que más parece integrismo- es puesta en duda por el propio Papa Francisco, que consultado una vez más por la férrea postura del Vaticano frente a la anticoncepción y la posibilidad de flexibilizar su prohibición total, reflexionó: “La moral está siempre en un camino de desarrollo. La verdadera doctrina, para avanzar, para desarrollarse, no debe ser estática”. 

La declaración de UC Christus termina siendo más papista que el Papa.