Opinión
24 de Marzo de 2024Columna de Marco Moreno | Polarizados desde arriba
¿De dónde nace la polarización? y ¿quiénes son responsables del fenómeno?, son algunas de las preguntas que plantea el columnista de The Clinic, en relación con el presente político del país, luego del resultado que dejó la elección de la mesa para presidir el Senado. Un escenario en el que “los políticos se dedican a resolver los problemas de la política, no los problemas de la gente”. A esto se suma “una democracia de trincheras lo que se expresa en la incapacidad para llegar a los acuerdos”. “El aumento de los niveles de polarización política se ha expresado sobre todo en la disputa entre dirigentes de partidos, parlamentarios, empresarios, intelectuales y, últimamente artistas", escribe, para luego realizar una advertencia: "Podríamos estar ante la emergencia de una brecha política o como se le conoce en Argentina ‘la grieta’”.
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La elección de la mesa para presidir el Senado fue el más reciente episodio de espectacularización de la política. Sin entender todavía de qué va la disputa, la opinión pública observa el desarrollo de esta trama con asombro y perplejidad. Y es que para la mayor parte de la población este evento sirve de constatación del proceso de desconexión de la política de los problemas reales.
La política genera sus propios problemas —en este último caso, la elección de la mesa del Senado— y los políticos se dedican a resolver los problemas de la política, no los problemas de la gente. Se suman la radicalización de los actores políticos en el Congreso, la lógica adversarial dominante, una democracia de trincheras lo que se expresa en la incapacidad para llegar a los acuerdos.
Este estancamiento de la vida política quizás tenga conexión entre otras razones con la brecha de polarización. Los datos de diversos estudios de opinión vienen evidenciando que las acciones, discursos, estilos y prácticas de nuestra élite del poder —aquella formada, según C. Wright Mills, por individuos que, situados en posiciones estratégicas en la estructura social, concentran el poder en sus diversas manifestaciones— han contribuido decididamente al aumento del clima de polarización.
Surgen algunas interrogantes: ¿de dónde nace la polarización? y ¿quiénes son responsables del fenómeno? Una hipótesis explicativa sería que la polarización tiene un origen —por ahora— desde arriba más que desde abajo. En esta explicación del fenómeno, el actual enfrentamiento retórico de las élites y, la espectacularización mediática de esta confrontación, es lo que parece estar a la base del actual clima de polarización que observamos.
El aumento de los niveles de polarización política se ha expresado sobre todo en la disputa entre dirigentes de partidos, parlamentarios, empresarios, intelectuales y, últimamente artistas —interesante al respecto es la polémica que instaló el actor Jaime Vadell con su gremio— unidos a la falta de consenso en torno a cuestiones públicas fundamentales.
Las descalificaciones que se observaron en la elección de la mesa del Senado con expresiones como “se acabó la paz”, “se acabó el fair play”, “una vergüenza”, “un conflicto entre dos senadoras”, “una ‘mexicana’” expresan el estado de crispación de nuestra élite del poder. Podríamos estar ante la emergencia de una brecha política o como se le conoce en Argentina “la grieta”. La brecha política siempre existe, pero se profundiza en contextos de antagonismo radical y de creciente intolerancia e intransigencia como el que observamos en nuestra élite del poder. Este proceso se agudiza por el efecto burbuja o de cámara de eco de las redes sociales y los grupos de chat que hacen más tóxico el debate político.
Ciertamente, la actual polarización es el resultado de una combinación de fenómenos concomitantes que lleva a una polarización alta: fragmentación del sistema de partidos, surgimiento de partidos extremos y la toma de posición polarizada de dirigentes y partidos dentro de los bloques del oficialismo y oposición que podría estar dando lugar a un “bibloquismo polarizado”.
De persistir en el tiempo este estado de cosas se puede derivar en realineamientos partidarios e ideológicos en la sociedad y creciente animosidad hacia el bando opuesto. Si los medios amplifican la imagen de una sociedad políticamente enfrentada, la gente puede creer que es así polarizándose desde abajo al desarrollando sentimientos negativos hacia los partidos, o bloque, opuesto al propio.
En Chile sabemos de sociedades confrontadas. Es necesario salir de esta polarización improductiva. La élite del poder tiene la obligación de hacerlo. Ya aprendimos en el pasado que no hay atajos.