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Entrevistas

29 de Marzo de 2024

Fernando Kliche: “Si tengo que hacer otro oficio, lo tendré que hacer, porque hay que pagar las cuentas y comer todos los días”

Fotos: Felipe Figueroa

El uruguayo, uno de los actores emblemáticos de las teleseries de los 90, y que logró su peak con "Marrón glacé", está dedicado a dar charlas, hacer teatro y presentaciones de stand up. Pero ahora sumó su voz a “Paraíso sin escalas”, una audioserie de Emisor Podcasting disponible en Spotify. Alejado del género que lo hizo reconocible para el público, señala: "Si me ofrecen una buena producción, obviamente diría que sí". Y plantea: "El oficio de los actores no es un hobby. Ojo, que la gente lo entienda bien. Uno es actor, es un oficio, yo vivo de esto, este es mi trabajo y es lo mejor que yo sé hacer".

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Fernando Kliche se extiende en sus respuestas. Cada pregunta la escucha detenidamente antes de explayarse con claridad y usando muchos conceptos al hablar de su carrera, sus nuevos desafíos y su relación con la televisión actual. Su voz es inconfundible, tal como su peinado y sus canas. “Si tú utilizas un mismo formato durante mucho tiempo, es más fácil que te justifiquen por ese formato. Eso no quiere decir que no puedas hacer otras cosas”, dice sobre estas características que han sido su carta de presentación en más de cuatro décadas de carrera.

“Cuando tú ves una película de Anthony Hopkins, con toda la grandeza y esa calidad que tiene, tú ves a Anthony Hopkins siempre. Lo que te llama la atención es cómo llega un momento que tú te olvidas de él y empiezas a ver el personaje que está haciendo. Y eso radica, no solo en una buena actuación, sino en una buena dirección y un buen texto”, plantea Fernando Kliche.

Un ejemplo que el hijo de Walter Kliche -otra importante figura de las teleseries locales- usa para explicar que hay actores que “tenemos que funcionar con ciertas imágenes que te fueron otorgadas desde un principio, con lo cual, seamos honestos, tú te ganas la vida. Tú haces un personaje que es reconocible, la gente lo recibe bien, te aplauden por eso, te haces partícipe de su cotidianidad, de una teleserie, por ejemplo. Como me pasa a mí, que la gente te reconoce en la calle y te cuenta cosas. Eso es un fenómeno que se genera a partir de la identidad”.

Pese a ello, el actor de 69 años se confiesa agradecido del público chileno, porque lo “me ha recibido muy bien y todavía, después de tantos años haciendo este oficio, en forma reiterada muchas veces, o haciendo un personaje similar con algunas facetas diferentes, y le doy las gracias precisamente porque con base en eso he podido construir una carrera profesional”.

Alejado de la televisión, pero con una agenda que incluye charlas, teatro y presentaciones de stand up, Fernando Kliche asumió un nuevo desafío dentro de su carrera y en el que justo va de la mano de una de sus inconfundibles herramientas: su voz. Se trata de “Paraíso sin escalas”, una audioserie de Emisor Podcasting y disponible en Spotify. Pese a mencionar que ha sido parte de diferentes proyectos radiales, reconoce que no había sido convocado para algo “así tan estructurado” y “totalmente nuevo para mí”. Y se explaya: “La verdad es que me sorprendió muy gratamente, no sólo por la maravilla tecnológica que ponen al servicio de los radios teatrales, por llamarlo de alguna manera, sino además de la calidad de los cabros jóvenes que están con este fenómeno comunicacional que se está poniendo de moda”, comenta.

“Paraíso sin escalas” se centra en un grupo de cinco excompañeros de colegio que arriban a una isla en Brasil, dirigida por un excéntrico personaje cuya voz está a cargo del actor nacido en Uruguay. Es en este lugar donde los protagonistas celebrarán sus 15 años de egreso. Un panorama que se convierte en una pesadilla cuando uno de ellos desaparece. “Aquí tú te tienes que poner en la piel de los personajes que están jugando y hacerte parte de esa dialéctica que es la que construye la aventura, lo que lo hace muy interesante”, cuenta sobre este desafío.  

Explica que lo importante es poner de manifiesto ciertas cualidades, para recrear una aventura particular, donde hay que poner en práctica la imaginación, sembrando en la mente del oyente para que éste recree la historia. “El proceso en sí es maravilloso”, afirma. Además, pese a que usa una de sus armas más reconocibles, destaca que este tipo de proyectos le permiten “crear tu propia imagen. Tú creas tus acciones, tú te ves moviéndote, te ves viendo la situación y recreando la pinta tuya”, expone.

Fernando Kliche: “El oficio de los actores no es un hobby”

Fernando Kliche optó por dejar su Uruguay natal, alentado por su padre, Walter, quien protagonizó la exitosa teleserie “La Madrastra”. Una decisión que tomó a los 25 años, con la que cambió su carrera de médico veterinario por la actuación, y que lo tiene viviendo en Chile desde entonces.  

En televisión, su última teleserie fue “Amor a la Catalán” (2019), de Canal 13, misma casa televisiva donde destacó en “Marrón glacé” (1993), con su personaje de Octavio Silva, y en “¿Te conté?” (1990), ficción en la que interpretó a Walter Mardones, dos de sus trabajos más recordados. A la hora de hacer una revisión de su carrera, Fernando Kliche deja en claro que “en este oficio, en una teleserie no puedes estar siempre brillante y todas no van a ser de la misma calidad. No te olvides que es un género reiterativo, cotidiano, por eso tiene tantos capítulos”, agrega.

Pese a que fue la exitosa producción que protagonizó junto Carolina Arregui y Gloria Münchmeyer, la que lo terminó por perfilarlo como uno de los galanes de la década del 90, Fernando Kliche también destaca a “Casa Grande” (1981), producción que vino después de “La Madrastra”, como una de las más importantes en su trayectoria como actor. “Me gustó muchísimo la metodología del trabajo”, dice, para luego destacar el trabajo de todos en el set de grabación. “La mayoría de la gente no sabe muy bien por qué le gusta o no le gusta. Pero sí sabe si le gusta o no le gusta (una teleserie). Y en ese detalle está precisamente lo que se hace detrás de la cámara”, señala sobre la teleserie con la que inició su periplo como actor en Chile.  

Al referirse en dónde sitúa su carrera y la de su padre en la historia de la televisión nacional, Fernando Kliche no duda al afirmar que fueron parte de una “época maravillosa”. “Papá tuvo la suerte de estar en ‘La Madrastra’ y con eso marcar un hito. Pero bueno, los años han pasado, hay que acostumbrarse. Hay que dar. Así como uno aprendió, también tienes que enseñar. Y si tienes la posibilidad de hacerlo, y dentro del oficio, hay muchas situaciones donde uno se puede sentir agradecido y reivindicado por todo lo que ha hecho”, plantea.

-Hace un minucioso análisis de lo que es trabajar en televisión. ¿Ve teleseries hoy? ¿Observa muchas diferencias entre las teleseries de los 90, 80 y las actuales?

-Mira, las diferencias son las diferencias que existen en la sociedad. Lo que estábamos hablando, ver la televisión y un poco el fenómeno comunicacional que tiene que ver con el tiempo que estás viviendo. Cuando tú ves las teleseries, viendo lo que pasa ahora, a la gente joven, las cosas que necesitas saber o que necesitas hacer, con sus exigencias, con su modo de hablar. Si no, la gente no lo vería, no se identificaría con eso.

Y ese es otro de los puntos. Tú te identificas con lo que estás viendo, porque de alguna manera te gusta el actor, el director, el género. Entonces, uno se hace habitué a eso. Tienen inquietudes diferentes, producto del mundo colectivo de hoy. Pero eso lo hace verídico lo hace creíble. Se ponen en la piel del personaje. Eso es lo que te atrae: tú te ves y por eso lo sigues. Cuando logras, a través de la televisión, hacer pensar al público cerca de lo que desea ver, es porque el programa está bien hecho.

-Su carrera ha estado marcada por dos casas televisivas, que son Canal 13 y TVN, donde estuvo haciendo mayormente sus proyectos y sus teleseries. Hoy día esas áreas dramáticas cerraron y se mantiene actualmente Mega.

-Eso también es un poco cuestión de recursos. No estoy dentro de la manera de pensar de la gente que trabaja ahí. Todos los programas tienen que tener un rating para que sean rentables, para que les puedan pagar los actores, para que puedan generar una producción. Yo no me manejo mucho, no soy un ingeniero comercial (risas). Me gustaría que se hicieran más producciones. Claro, porque además habría más trabajo, más material, más calidad.

-¿Le han buscado para proyectos? ¿Ha tenido intención de ponerse en el radar para ser parte de proyectos actuales de televisión?

-Me encantaría. Lo que me atrae es la actuación. Si me ofrecen una buena producción, obviamente diría que sí. Por trabajo y el mejor que sé hacer. Pero, además, porque creo que uno va cumpliendo ciclos. Todo depende de la cuestión del mercado. Pero me parece que, si me llamaran, por supuesto. Obviamente que trabajaría con un buen personaje, tratando de poner todo lo que sé y que además se me dé la cabida para demostrarlo. Encantado.

-Usted planteó que “no sé si habrá personajes para mí o para la gente de mi edad” cuando se anunció su regreso como parte del elenco de la audioserie “Paraíso sin escalas“.

-Eso es un poco lo que expresaba hace un rato, porque el mundo se mueve para otro lado. El gran ruido social lo hacen los cabros jóvenes, está planteado así. No te olvides que hace 40 años, para hacer una producción en el extranjero, había que disponer de una gran cantidad de dinero. Hoy tiran tarjetas, hacen un convenio por teléfono, y estás grabando en Finlandia. Se han facilitado las cosas, y eso es producto de la evolución, no solo en el mercado, sino en las exigencias que tiene la sociedad, porque es un producto que se hace de alguna manera y cada uno corre con lo que tiene. Uno puede hacerse cargo, con responsabilidad, cuando hay un buen libreto, una buena dirección, una buena actuación, buenos personajes, obviamente le da una característica vivencial trascendente.

-Francisco Reyes (69), quien coincide con usted en tener una carrera de galán de teleserie, es convocado periódicamente. Aparte de esto que me menciona, ¿le han transmitido de por qué dejó de ser llamado? ¿O decidió usted alejarse de la televisión?

-La vida se compone de varias cosas, entre ellas el trabajo. Tengo la suerte de hacer un trabajo que me gusta y del cual he sacado provecho, no solamente porque he podido vivir y pagar mis cuentas, sino que además porque he hecho algo con cierto acierto que me ha gustado mucho y del cual he sacado lo mejor. La mejor ganancia espiritual, personal y he disfrutado de mi trabajo. Y lo sigo disfrutando, por ejemplo, en otras áreas de la actuación, ya sea con monólogos, charlas comunicacionales, cuando hago teatro, estoy siempre frente al público y el fenómeno comunicacional se cumple. La televisión me parece fantástica, porque es aún más masiva. Es la oportunidad de mostrarle a más gente lo que tú haces y, además, participar de algo que es un éxito, que la gente lo disfruta.

Muchas veces la gente se pregunta si no lo llamaron más o no le interesó. Me acuerdo de haber hecho personajes en teatro donde no me pagaban un peso. Podría haber dicho que no, sin embargo, lo hice porque me gustaba el personaje. Es decir, en esta faceta un poco lúdica, bastante kitsch que tenemos los actores, somos capaces de hacer muchas cosas porque te gusta. Ahora, específicamente si me llamaran para una teleserie, trataría de entregar lo mejor. No solamente con trabajar y pagar la cuenta. No. Si tengo algo que aportar, porque tengo toda la experiencia, me gustaría que lo tomaran en cuenta.

-Alfredo Castro, Ricardo Fernández y Francisco Melo, en entrevistas con The Clinic, han mencionado lo difícil que ha sido para algunos colegas estar sin pantalla. Que unos trabajan de Uber, otros apuestan por emprendimientos. En su caso, usted se ha mantenido frente al público.

-Hay que vivir, hay que pagar las cuentas y la responsabilidad es hacerte cargo. No veo nada malo en eso, en trabaja en Uber o en otras pegas. Tienes que comer todos los días. Ahora, el actor, el oficio de los actores, no es un hobby. Ojo, que la gente lo entienda bien. Uno es actor, es un oficio, yo vivo de esto, este es mi trabajo y es lo mejor que yo sé hacer. Por eso siempre he tratado de relacionarme, en los trabajos que he hecho, en una de las facetas que la actuación me lo permite, como dar una charla, hacer monólogos, stand up. Relacionarte desde la actuación, relacionarte desde el oficio que tú ejerces. No dejo de ser actor. Ahora, si tengo que hacer otro oficio, lo tendré que hacer, porque hay que pagar la cuenta y comer todos los días.

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