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Entrevistas

24 de Mayo de 2024

Aline Küppenheim estrena película inspirada en Antares de la Luz y habla de la TV: “Decidí no seguir en teleseries porque no es donde me siento cómoda”

Aline Küppenheim

La actriz estrena en junio la película "Quizás es cierto lo que dicen de nosotras", inspirada en la mediática secta en la que, dice, se desmorona la racionalidad a medida que van pasando los minutos. En conversación con The Clinic, también opina sobre la televisión: "No debería ser una mercancía como otras", señala, y apunta a que es un medio "tan maravilloso como nefasto".

Por Camilo Fernández

El presente de Aline Küppenheim está fuera de la televisión. La actriz decidió enfocarse en su compañía “Teatro y su doble” hace 20 años, con marionetas como representantes. Con esos objetos ha presentado obras como el “El Capote”, “Sobre la Cuerda Floja”, “Feos” y “Pedro y el Lobo”.

La intérprete, incluso, dice que a veces estos muñecos causan más emoción que los personajes de carne y hueso.

“Por lo menos es lo que hemos podido observar a lo largo de los años haciendo el teatro con marionetas. El público, para hacer ese ejercicio de ver vida donde no hay, tiene que recurrir a capas muy antiguas del cerebro. A un cerebro primitivo. Que es muy propio del ser humano, el poder ver, imaginar cosas. Nos dimos cuenta de que al estar el espectador en ese estado de credulidad voluntaria, absoluta, llega mucho más rápido a sus emociones. Y eso uno lo puede comprobar incluso con los dibujos animados”, dice.

Su resolución de no aparecer más en TV se dio luego de que aflorara en ella una mirada crítica sobre este medio de comunicación, centrándose en las series y películas.

“Decidí no seguir en los espacios de las teleseries, porque no es donde me siento cómoda y tengo mi reparo. No tengo nada contra mis colegas que sí lo hacen, al contrario. Pero no es un espacio para mí”, apunta Aline Küppenheim.

-En una entrevista exhibida en Youtube dice que los actores están subaprovechados. ¿Cuál es su evaluación de la TV hoy día?

-Creo que no solamente los actores están subaprovechados. Creo que los directores, los productores, los camarógrafos, el público, todos los que participan también lo están. La televisión es un medio que, si bien lo han dado por muerto, sigue siendo el medio de comunicación masivo más importante. Es un instrumento tan maravilloso como nefasto, dependiendo de cómo lo hagas y cómo impacta la sociedad, cómo tú lo abordas. Puedes construir una mejor sociedad o una peor sociedad.

Tenemos muy buenos directores, buenos guionistas, buenos actores, buenos técnicos para hacer cosas buenas, pero eso es menos rentable que hacer cosas no tan buenas. O darle más vuelta o qué sé yo. Pero a mí, sobre todo, lo que me preocupa es lo que le estamos… le están -porque yo hace muchos años que no estoy en televisión- ofreciendo a un público que creo que merece mejores cosas.

Me da pena que teniendo los recursos humanos para hacer buenas cosas no lo hagamos por una decisión que tiene que ver con el mercado. Creo que la televisión no debería ser una mercancía como otras. Creo que debería tener otro tratamiento, no entrar en la lógica del mercado, porque afecta demasiado todo el funcionamiento de una sociedad.

***

Aline Küppenheim también tiene una opinión marcada sobre la cultura en Chile, defiriendo de alguno de sus colegas, como Alfredo Castro, quien ha dicho que le ha faltado protagonismo en el gobierno del Presidente Gabriel Boric.

No sé si es un tema de un gobierno, de este o del que sea. No basta con políticas culturales como las entendemos, que tienen que ver con cuántos recursos se destinan o qué tan eficientes, o no, sea un Ministerio de las Culturas. Lo que tiene que pasar en Chile es que la ciudadanía vuelva a conectarse con sus necesidades culturales, con sus derechos culturales”, señala Aline Küppenheim.

Eso, añade, “necesariamente, debería generar un círculo virtuoso que impacta en la creación artística o la producción simbólica de un país, que siempre es necesaria. El ser humano lo hace desde que existe. Es una necesidad. Quizás tú no te mueres si es que no tienes cultura, así como si no tienes comida, pero no tienes una vida completa”.

“Culturalmente, valga la redundancia, hemos puesto como paradigma que la cultura son las artes, los espectáculos, los artistas. Por lo tanto, es una problemática de artistas, y los artistas en Chile están vinculados, en la mente de la ciudadanía, con la tele. Y en la tele, bueno, son los millones. En fin, hay una mirada distorsionada de lo que es el concepto cultural“, señala.

Y Aline Küppenheim agrega que “estamos abordando el problema como tratando de apagar un incendio”, pero sin atacar la raíz de este. “Podemos estar toda la vida discutiendo si el gobierno puso más, si puso menos, si cuánto porcentaje del presupuesto fiscal, si es o no una necesidad. Nunca nos vamos a poner de acuerdo en eso, mientras en nuestra mente la palabra cultura esté asociada a la farándula o a la tele. O a los espectáculos masivos. La cultura es algo individual y colectivo”.

Por estos días, Aline Küppenheim está promocionando la película “Quizás es cierto lo que dicen de nosotras”, inspirada en hechos reales: la secta de Colliguay de Antares de la Luz, que se estrenará el próximo 7 de junio en las salas de cine.

La actriz encarna a Ximena, una psiquiatra que recibe la inesperada visita de su hija. Tamara (Camila Roeschman) viene de una comunidad espiritual que la ha cambiado por completo. La historia sigue la desaparición de un recién nacido al interior de la secta, luego de una denuncia. Ximena se enfocará en dilucidar qué pasó con su hija y su bebé.

“Quiero aclarar que el personaje de Ximena, de Tamara y de Adalia (Julia Lübbert), que son las tres protagonistas, es totalmente ficcionado. No tiene una raíz en ninguno de los personajes reales, porque nosotros no conversamos con ellos ni con ellas, ni nada de eso. Es simplemente un punto de vista, una reflexión desde una mirada científica, que es la mirada que puede tener una psiquiatra o una profesional de la salud mental y que se cruza con su dimensión íntima, su rol de madre, sus cuestionamientos hacia ella misma como madre, como profesional, en fin”, explica Küppenheim.

“Por eso es interesante ese punto de vista, porque es uno bastante racional que se va quebrando a medida que va avanzando la historia. Que es similar a lo que ocurre en general en las creencias. Van quebrando de cierta manera la racionalidad y todo va distorsionando”, agrega.

-La historia es sobre la relación de una madre y su hija. Siempre se dice que este tipo de amor es incondicional. ¿Cómo desarrolla eso en la película, cuando pasó algo tan terrible?

-Toda esa contradicción está en Ximena toda la película. Es decir, el arco es desde la total ignorancia o desde el querer creer que todo está bien, que es lo que tendemos a hacer las personas en general. Y poco a poco vamos teniendo información de lo que pasó y existe toda esa contradicción interna. Es una pugna entre su ser racional profesional y su amor de madre, que eso es algo muy difícil de juzgar.

-En una parte de la película su personaje dice que no juzguen a su hija. Y en otro momento su misma madre la interpela por lo que hizo, abandonar y asesinar a una guagua. ¿Cómo se maneja esa dualidad?

-Es que yo creo que ahí es donde se terminan uniendo las dos dimensiones de Ximena. La de la madre, que está viviendo un momento traumático en muchos aspectos, asumiendo su responsabilidad, su culpa, asumiendo lo que su hija hizo, cuestionándose, y la profesional que se da cuenta de la necesidad de rescatar a su hija de ese paradigma en el que está metida.

Las creencias te atrapan. Tienes la certeza de que eso que estás creyendo existe. Entonces, lo que hace en el fondo es una especie de tratamiento de shock para inducirla a tomar conciencia. Es mi interpretación. En la medida que ella no tome conciencia de lo que hizo, de por qué lo hizo, no hay justicia que vaya a reparar nada, aunque pase el resto de su vida presa.

-Los integrantes de esta secta, ¿cree que son víctimas o victimarios?

-Yo creo que es una línea difusa, muy difusa. La película no se mete en ese tema, no se mete en el tema judicial, de si el fallo fue o no el apropiado, que nos lleva a preguntarnos si es que la justicia en Chile es tan justicia, si es la misma para ricos y para pobres. Yo creo que esa es otra discusión.

¿Son victimarios? Por supuesto. Creo que toda persona adulta en sus facultades son responsable de sus actos. La línea difusa es esa, porque es muy difícil entrar en la mente de una persona, entrar en las creencias y cómo esas creencias fueron generadas, porque entrar en una secta no es que de un día para el otro tú te comas el cuento y crees que el mundo se va a acabar, que tú lo vas a salvar. Habría que preguntarse si el líder es una persona que está sufriendo un delirio, si es una persona psicótica o si es una persona psicopática. En fin, hay un montón de matices que yo creo que tiene que resolver más la ciencia que la justicia. Aunque la justicia, obviamente, desde el lado penal, claro que tiene que intervenir. Quiero decir que no se resuelve en un solo plano.

Nada es tan evidente y tan fácil decir esto es así. Yo no tengo una sola opinión de los personajes, ni de la película, ni de incluso el mismo hecho real, porque es muy complejo. O sea, cada pregunta lleva a diez más, acerca de la responsabilidad, del libre albedrío, de miles de cosas que uno puede decir no, esto es así, pero lo piensas dos minutos y te salen tres argumentos más. 

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