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9 de Septiembre de 2024Por qué es mala idea tomar una copa de más en la celebración de Fiestas Patrias del trabajo
Con las Fiestas Patrias llegan también las celebraciones de oficina, en la que nunca o casi nunca, falta el vino. La tradición es algo que no va a cambiar según los especialistas, que ven lejos el éxito de una política de cero alcohol en estas situaciones. El problema, es lo que sucede cuando alguien se toma unas copas de más. Y habla de más. "Siempre hay alguien más sobrio que tú que vio lo que hiciste, lo que no, y quien estuvo involucrado", dice Felipe Lagos, consultor en recursos de humanos y socio de Bolton Hunt. Aquí, reflexiones del especialista sobre un error en el área laboral que puede llegar a costar el puesto de trabajo.
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Hubo una vez un trabajador encargado de dar el discurso del 18 de septiembre en la celebración de Fiestas Patrias de su oficina. Eran las 13:00 del 15 de septiembre, fecha seleccionada por la empresa para la celebración. En la mano, el trabajador tenía el único terremoto con vino pipeño que había podido canjear con el “vale por”.
Ese año, usaron el sistema de tickets porque no había recursos para ofrecer vino y empanada a destajo para todos. Además, por primera vez, estaban invitados todos los trabajadores del edificio, por lo que había que racionar.
Antes de hablar, tomó el vaso e hizo “un salud por la patria”. Cuando terminó de hablar, un compañero le contó que otra compañera había escuchado que el jefe había reclamado porque dio el discurso con el vaso en la mano. La llamada de atención nunca llegó directamente a él. Al parecer, no había sido tan grave.
Pasaron las horas y la gente se empezó a ir a su casa. También lo hizo el jefe. Como habían racionado, sobró vino con durazno y pipeño, que se repartieron entre un grupo de 10 compañeros. Habían sido seleccionados aleatoriamente para quedarse a limpiar, así que su “turno”, terminaba a las 18:00. Ya a las 16:00, todos envalentonados, comenzaron a bailar reggaetón en el patio. Una hora después, cuando se aburrieron de la música, se sentaron en círculo a conversar. Información fue desclasificada, hubo rumores y pelambres fuertes.
Pero al que había dado el discurso se le pasó la mano y habló de más. Dijo que “sentía que el jefe no tenía idea de lo que estaba haciendo. Que además, era trabajólico y ‘que no tenía vida, porque nunca llega a la casa con su familia. Que cuando lo hacía, se le veía conectado hasta las 12 de la noche en el Slack de trabajo’. Y para rematar, reveló que su jefe ‘se estaba separando de su mujer'”, según cuenta el mismo trabajador que dio el discurso, quien decidió resguardar su nombre.
Frente a él, estaba una de las personas que trabajaban con el jefe. Ambos eran “amigos”, por lo que él declara haber sentido la confianza para desahogarse en ese momento.
Lo que nadie sabía, era que el jefe no se había ido a su casa. Había decidido aprovechar que se habían cancelado las reuniones para adelantar cosas del trabajo. Y por la ventana de la oficina, lo vio y lo escuchó todo. Lo supieron dos días después antes de que empezaran los feriados legales porque al que habló, lo delataron. Aunque no habría sido necesario.
“Siempre hay alguien más sobrio que tú que vio lo que hiciste, lo que no, y quien estuvo involucrado”, explica Felipe Lagos, consultor en recursos de humanos socio de Bolton Hunt.
Tomar alcohol en las celebraciones de oficina es algo que no se sanciona directamente bajo el Código del Trabajo. Los artículos 160 y 168 del Dictamen 3032/047, postulan que “si bien el consumo de alcohol dentro de la empresa, así como la prestación de servicios bajo su influencia, no están contemplados como causal de término de contrato en forma expresa, corresponde al empleador determinar si la conducta del trabajador podría justificar su despido”, dice la ley.
Queda bajo el criterio del empleador ver si es causal de despido o no. “La Dirección del Trabajo, carece de competencia para calificar si determinados hechos configuran una causal de término de contrato (…) Correspondiendo al empleador estimar si tal conducta importa o no una falta que amerite el despido del trabajador”, se lee en la ley.
Pero hoy, las amonestaciones también pasan por la nueva Ley en contra del Acoso Laboral o Ley Karin. “Antes no era vox populi si alguien tomaba de más y no pasaba algo grave. Pero en las empresas sin protocolo, siempre pasaba algo”, comenta Lagos.
Un exceso de confianza que podría ser fatal
Según el especialista en recursos humanos, “las cosas por las que más se arrepienten las personas después de beber alcohol en una celebración de la oficina, es del exceso de confianza que agarran”.
La gente con el alcohol se puede desinhibir, y como le pasó al trabajador que dio el discurso dieciochero, “empieza a dar retroalimentaciones crudas sobre temas que involucran a alguien más que al compañero que se lo está contando”, explica Lagos.
“El exceso de confianza, no solamente pasa porque quiera aprovecharme de una persona. Más bien, porque cuento, digo, escucho y transmito cosas que no debo y que con la alegría de la celebración, se pueden salir”, continúa.
Así, hablar de más en un ámbito que no corresponde hacerlo, podría ser sancionado si constituye acoso o persecución de otro trabajador. Con la Ley Karin, basta con un episodio para que se abra una investigación en la empresa donde suceda una situación así. “Por lo mismo, debería haber una regulación antes de este tipo de eventos. Una conversación, recordar el protocolo, recordar el manual del comportamiento”, dice Felipe Lagos.
Al trabajador que dio el discurso no lo despidieron de inmediato. “Pero nunca más le volvieron a confiar nada importante”, según cuenta. Tres meses después, llegó su carta de despido justificada en “necesidades de la empresa”.
“Es que cambia la imagen de las personas”, dice el especialista. “Generalmente hay una tendencia muy importante a que alguien que se manda una embarrada de ese estilo en las compañías, antes de los dos años está fuera”, explica Lagos.
Enfatiza también, que esto pasa sobre todo en los actos de desinhibición graves que se pueden dar en circunstancias donde haya alcohol. “Por ejemplo, si alguien vio a alguien que antes consideraba tranquilo o incluso nerd, tomándole la mano a la gerenta de recursos humanos, va a cambiar su opinión al respecto”, explica Lagos.
Ahí, sucedería en una especie de situación de “vergüenza ajena” y necesidad de comentar lo que se vio con los otros compañeros. Hoy, con Ley Karin, también puede constituir una denuncia inmediata y tras la investigación, un despido.
El alcohol seguirá en las oficinas para Fiestas Patrias
No existen cifras que registren la cantidad de celebraciones con o sin alcohol dentro de las oficinas en Chile. Según Felipe Lagos, hay ocaciones en las que sí se pueden dar. “Pero justamente en Fiestas Patrias, si no hay terremoto en la fiesta de la empresa, la gente sale pelando”, explica.
‘Me dieron media copa de vino’; ‘Malo el vino más encima’; ‘Mala la carne‘, son cosas que se podrían escuchar. “Lo que no va a pasar es que deje de haber alcohol en las Fiestas Patrias de las oficinas”, continúa Lagos. “La empresa tampoco va a poder controlar lo que sucede en el diálogo en esas circunctancias. Por eso es tan importante también tener un colega que te ayude si algo se empieza a descontrolar”, recomienda .
Se asume que el alcohol es la guinda de la torta para el brindis en la celebración. Como eso no va a cambiar, según Felipe Lagos, “lo ideal es hacer a los trabajadores firmar un protocolo de comportamiento en actividades de la compañía antes de la celebración de Fiestas Patrias. Además, que los jefes hagan un repaso con los subordinados de lo que no se debe hacer”.
También advierte que la política de tickets o “vale por” sí funciona, siempre y cuando, se respete.
“Hay que apelar a que la gente se sepa comportar y que los eventos de empresa es lo mismo que estar en la oficina. No porque exista alcohol de por medio, se deja de ser compañeros de trabajo”, concluye Lagos.