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Jorge Arecheta

Tiempo Libre

15 de Octubre de 2024

Jorge Arecheta: “He interpretado roles más bien nobles, me gustaría probar algo diferente, un personaje más desinhibido”

El actor se integró a "Al sur del corazón", la teleserie de Mega, cuando esta ya cumplía los 60 capítulos al aire. Liderando en sintonía y con la vitrina que tiene, además, al estar en Netflix, el actor hace un balance de la producción y cuenta que le gustaría incursionar en la música: ya tiene muchas composiciones guardadas.

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“Al sur del corazón” suma más de 120 capítulos emitidos por Mega. La teleserie, que se estrenó en abril de este año, se ha posicionado como el programa más visto de su franja y Jorge Arecheta forma parte del elenco, que también incluye a Mariana di Girolamo, Paola Volpato y Francisco Melo, entre otros.

La teleserie se estrenó en Netflix en agosto de este año, sumando así nuevas credenciales. Escrita por Daniella Castagno y su equipo, la historia se ha convertido en la segunda telenovela chilena más vista de este año en televisión abierta, superada solo por “Generación 98′”.

Jorge Arecheta se integró a la teleserie cuando ya se había emitido el capítulo 60. Su personaje, Nicolás, llega al núcleo de la historia de “Las Bravas”, donde se reencuentra con un viejo amor, Gracia, interpretada por Mariana di Girolamo. Sobre su incorporación, Arecheta comenta que lo asumió con ilusión y con la confianza de trabajar con un equipo que ya conocía de “Hijos del Desierto”, donde compartió el rol protagónico con Gastón Salgado.

Antes de obtener los protagónicos en Mega, Jorge Arecheta creció en Punta Arenas y a los 17 años se fue a vivir a Santiago. En un momento pensó en estudiar periodismo, pero terminó decantando por la actuación. Uno de sus primeros papeles en teleserie fue interpretando a Pablo en “Vuelve Temprano”, nocturna de TVN emitida en 2014.

El actor de 38 años aborda su carrera. Asegura que en un próximo papel le gustaría “algo más desordenado”, ya que los papeles “nobles” han sido un constante en su trabajo en televisión. Otros de sus papeles han sido Ignacio en “Amar profundo”, Lorenzo en “Yo soy Lorenzo” y Gabriel Varas en “La poseída”.

¿Cómo se tomó el llamado a participar de “Al sur del corazón”?

—Siempre con la ilusión que traen los proyectos nuevos, o por lo menos aquellos en los que uno decide embarcarse. Ya había trabajado con este equipo y con muchas personas de este canal, me hacía mucha ilusión. Generalmente, elijo los proyectos por las personas con las que me voy a encontrar. Era una teleserie que implicaba viajes, y eso siempre es llamativo. Soy de Punta Arenas, y es importante descentralizar un poco. Si bien es una teleserie ambientada en Santiago, de alguna forma ayuda a dar a conocer o abrir puertas hacia otros espacios, algo que se hacía mucho en la época dorada de las teleseries, donde conocimos diversas partes del país y realidades culturales distintas.

—¿Cómo fue sumarse a un proyecto que ya estaba en marcha?

—Siempre es un desafío sumarse a proyectos que ya están avanzados. Por un lado, el equipo ya está afiatado, pero en este caso, no fue un problema porque era un equipo muy similar al de Hijos del Desierto, la última teleserie que hice. El verdadero desafío está en entender el tono en el que se está trabajando, hasta dónde llevar la comedia o el drama. Afortunadamente, con una buena conversación y dirección, esos desafíos se pueden superar fácilmente, y ese fue el caso.

—Esta teleserie de Mega lidera en sintonía. ¿Ha sentido esa exposición y cómo lo maneja?

—He recibido muy buena recepción de la gente en la calle. Fue un personaje pequeño al principio, pero me ha impresionado lo bien que ha sido recibido. Mucha gente me habla de Nicolás, me dicen: “Ojalá se quede con la Gracia”, o “Qué bueno ver hombres como Nicolás, que quieren cumplir su rol de padre”. Creo que eso conecta, porque muchas veces no estamos acostumbrados a ver ese tipo de paternidad en la ficción. Es un personaje que, después de muchos años, se entera de que tiene una hija y decide hacerse cargo, como debería ser, por supuesto. Es algo que ha resonado mucho con el público, y esa conexión la veo en la calle. Incluso los niños me dicen: “¡Oye, es el papá de la Trini!”. Al principio me ponía muy nervioso. Me pasa un poco. Es un fenómeno particular el que da este trabajo. 

—La teleserie también se estrenó en Netflix, lo que le da visibilidad no solo en Chile, sino en otros países. ¿Es un incentivo como actor estar en esa plataforma?

—Sí, creo que en los últimos años, gracias a las plataformas, hemos visto que producciones chilenas, como 42 Días en la Oscuridad, están llegando a otros países. Antes, si querías estar en esas plataformas, tal vez tenías que probar suerte en México o España. Hoy en día, nuestras producciones están ganando ese espacio, y eso es bueno para los actores y para el país. Abre puertas para mostrar nuestra cultura y puede atraer inversionistas interesados en series de producción nacional. No fue un factor determinante para aceptar este proyecto, pero sin duda es un plus.

—Trabajó en “La Poseída” y en “Hijos del Desierto“, teleseries nocturnas. ¿Le gusta más el formato nocturno o el vespertino, que es más familiar?

—Me gusta más el formato nocturno. Siento que ahí tienes más libertad para tratar ciertos temas de manera más desinhibida. Además, el drama suele ser más profundo y me acomoda más como actor. En el horario vespertino, uno debe contar las cosas de manera más evidente, mientras que en las nocturnas se puede jugar más con las emociones y dejar que el espectador interprete ciertos aspectos. Además, en la noche la gente está más tranquila viendo la teleserie, mientras que en las tardes todavía hay movimiento en la casa, lo que hace que algunas cosas deban repetirse más para ser captadas.

¿Qué rol le gustaría cumplir en tus próximos trabajos?

—Primero, estoy muy contento porque siento que he tenido la suerte de hacer roles bastante distintos. He tenido la oportunidad de interpretar personajes como Pablo en Vuelve Temprano, un joven muy atormentado, envuelto en el mundo de las drogas, cuya muerte de su amigo lo marcó profundamente, pero no recordaba lo sucedido. Luego, interpreté a un doctor en La Poseída. Luego a Lorenzo. Entonces, primero siento que he tenido la oportunidad de hacer cosas bastante diversas

¿Y qué le gustaría hacer ahora?

—Me gustaría hacer algo un poco más desordenado. Porque generalmente, salvo el personaje de Amar Profundo, he interpretado roles más bien nobles. Tal vez me gustaría probar algo diferente, un personaje más desinhibido, con una moral un poco más ambigua.

¿El rol del galán sigue siendo algo codiciado en las teleseries?¿Es algo que le interesa?

—Siento que sí. Tener ese rol implica que el camino te ha llevado a convertirte en un personaje más protagónico. Quizás lo que más se busca es ese reconocimiento, el llegar a estar a la cabeza de un proyecto, más que simplemente “ser el galán”. Pero si lo analizas, muchas veces los roles protagónicos y los galanes no son los más atractivos como personajes. No pueden traicionar mucho a la audiencia, por lo que deben mantener una línea más o menos estable dentro del género de las teleseries. Eso los hace menos entretenidos en comparación con un antagónico o un personaje secundario, que puede sorprender mucho más en términos narrativos y ser más divertido de interpretar.

¿Cómo ha sido trabajar con Mariana di Girolamo? ¿Cómo manejan esa tensión que transmiten a través de las pantallas?

—Nunca antes había trabajado con Mariana. Compartimos elenco en La Jauría, pero no tuvimos ni una sola escena juntos. Todo sucedió de manera muy amable y rápida en esta ocasión. Siento que nos entendimos muy bien en escena. Mariana es muy meticulosa y estudiosa, y yo también soy bastante obsesivo en ese aspecto. Creo que por eso logramos conectarnos. Como en la vida misma, a veces tienes química con alguien y otras veces no. En este caso, funcionó, y esa química escénica hizo que el público diga: “Quiero que estén juntos, porque ahí hay algo que todavía está ocurriendo”. Para mí, fue un placer trabajar con ella. La admiro mucho como actriz.

A la teleserie aún le queda camino por recorrer ¿Puedes adelantar algo de lo que la gente sobre su personaje?

—Lo que puedo decir es que en esta recta final, los personajes, que tal vez al principio eran más tímidos en cuanto a lo que querían, comienzan a ser mucho más drásticos en cómo direccionan y logran sus objetivos. En el caso de Nicolás, él quiere, por sobre todo, hacerse cargo de su hija y recuperar la posibilidad de construir una familia, algo que siente que se le escapó por un momento. Constantemente se cuestiona cómo habría sido todo si desde el minuto uno hubiera sabido que iba a ser padre. Ahora, se la va a jugar completamente por esa posibilidad.

La paternidad en su vida

En marzo de este año, el actor contrajo matrimonio con la también actriz Josefina Fiebelkorn. Juntos son padres de Borja, quien nació en 2021. Coincidentemente, Arecheta ha interpretado el rol de padre en sus últimos tres trabajos, cada uno con una relación distinta con su hijo.

—¿Cómo compagina las responsabilidades de ser padre y del hogar con la formación de una familia con una persona que también es actriz?

—Siento que no solo siendo actor o actriz, sino para cualquier persona que lea esta entrevista, el hecho de tener un hijo o una hija te cambia la vida. Tienes que coordinarte con la otra persona: “Yo trabajo hasta esta hora, ¿tú a qué hora sales?”. Hay que hacer un enroque que, a veces, es complicado. Durante esas semanas que estuve grabando en el sur, mi pareja, Jose, se quedaba sola con nuestro hijo, y eso lo hacía más difícil.

Hoy me siento más asentado en mi rol de padre. Al principio era todo más torpe, pero ahora siento que tengo más control sobre algunas cosas. La relación de Nicolás con Trinidad en la teleserie es mucho más pausada y madura, lo que se alinea con cómo he experimentado mi propio rol como padre.

Siempre me han tocado personajes que tienen hijas. Eso me hace reflexionar de manera diferente. Obviamente, pienso en las conversaciones que tendré con mi hijo en el futuro. Aunque ahora es muy pequeño, ya tenemos conversaciones en su propio idioma inventado, pero está ahí, presente. Ha sido un camino hermoso, lleno de desafíos, pero al final del día, como se dice, en “la raya para la suma”, es algo muy bonito lo que te entrega la paternidad.

—¿Se ve haciendo más teleseries en Mega? ¿Tienes algún desafío o meta personal?

—Tengo una deuda pendiente desde hace mucho tiempo: la música. Tengo mucha música guardada en mi computador que no me he atrevido a lanzar porque soy muy perfeccionista y siempre siento que nunca está completamente lista.

¿Qué tipo de música es?

—He pasado tanto tiempo en esto que mi música ha evolucionado desde la guitarra acústica y un micrófono, hasta adentrarme más en el mundo de los sintetizadores, algo más electrónico. Ha sido un largo camino, y esa es una deuda que tengo conmigo mismo desde hace tiempo.

¿Crea la música solo o tiene algún compañero?

—Estudié producción musical después de terminar la escuela de teatro, hace unos cinco años. Quise estudiar periodismo al principio, pero después de teatro, me dediqué a la producción musical. Esto me ha dado la libertad de crear mis propias cosas, ya que manejo conceptos de mezcla y producción. Me veo haciendo más teleseries, ficción, y también teatro. Estoy bastante contento con el camino que he recorrido como actor. He tenido la suerte de estar en proyectos muy diversos.

¿Cómo se imagina en el futuro?

—Lo que más me gusta de mi trabajo es que cada proyecto es muy distinto. Cada personaje y cada universo es nuevo, lo que lo hace entretenido y desafiante. Aunque uno participe en varias teleseries o obras de teatro, siempre es algo nuevo porque la gente cambia rápido. Eso hace que sea un trabajo muy divertido, con sus desafíos y dificultades, claro.

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