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Nacional

26 de Febrero de 2011

Talcahuano busca resucitar el “sueño de ciudad” que el terremoto arrebató

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Hace casi un año una ola gigante inundó Talcahuano pocos minutos después de que un terremoto azotara gran parte de Chile, hoy los 300.000 habitantes de este enclave portuario bañado por el Océano Pacífico se afanan para resucitar el “sueño de ciudad” que la tragedia les arrebató.
La devastación causada por el terremoto y el tsunami dejó huella en las calles y plazas de esta ciudad, situada a 500 kilómetros al sur de Santiago, hasta donde llegaron varios barcos que estaban amarrados en el puerto pesquero.

Ese día murieron 37 personas y más de 53.000 resultaron damnificadas. Casi 13.000 viviendas se vieron afectadas, 2.000 de ellas sin posibilidad de arreglo. Además de las pérdidas materiales y el fuerte impacto emocional, la tragedia ocasionó un severo problema de desarraigo y disgregación familiar.

La actividad económica también salió malparada. La destrucción de las instalaciones de Asmar (Astilleros y Maestranzas de la Armada) supuso la pérdida de 5.000 puestos de trabajo que aL día de hoy aún no han sido recuperados. Las empresas pesqueras, que antes del terremoto ya vivían su propio “tsunami” por la crisis derivada de las capturas indiscriminadas, también se han visto castigadas.

Pero a pesar de todos estas calamidades, el alcalde de la ciudad, Gastón Saavedra, un ex militante socialista, está convencido de que Talcahuano saldrá adelante si se hacen las cosas bien. “Además de desplomarse las casas, el 27 de febrero se rompieron los sueños de muchas personas, y esos sueños no se pueden reconstruir sólo con hierro y cemento,se requiere una dedicación especial”, explica en entrevista con Efe.

“Podemos levantar muchas construcciones, pero esos edificios estarán habitados por ‘zombies’. Necesitamos el reencuentro de los habitantes de Talcahuano con su tierra, con el mar y entre ellos mismos”, apunta.

Saavedra recuerda que la historia de la ciudad registra numerosas catástrofes, porque Talcahuano está enclavada en una delgada península expuesta a los embates de la naturaleza. Por eso, incluso antes del terremoto Talcahuano ya necesitaba una reconstrucción.

“Justo un día antes habíamos terminado de elaborar con los vecinos el nuevo plan urbano y se lo íbamos a presentar a la presidenta”.

Michelle Bachelet tenía previsto viajar ese sábado a Talcahuano para asistir a la botadura de un buque científico e inspeccionar el “O’Higgnis”, un submarino de la clase Scorpene que había sido construido en Europa. Por eso gran parte de la flota y la mitad del alto mando estaban ese día en la ciudad.

Al desaparecer la base naval y quedar paralizado el sector pesquero, muchos puestos de trabajo se perdieron y la gente tuvo que emigrar a otras ciudades.

Los que perdieron sus viviendas ahora habitan en “mediaguas”, cabañas de madera de 18 metros cuadrados construidas para la emergencia, pero que carecen de agua y aseo. Ahí viven 2.500 familias desde hace meses y las perspectivas no son muy halagüeñas.

De las 5.000 viviendas destruidas o con daños irreversibles no se ha construido ni una sola. Por eso, el alcalde frunce el ceño y niega con la cabeza cuando escucha decir al presidente Sebastián Piñera que la reconstrucción va a buen ritmo.

“La reconstrucción no está”, afirma categórico. “Esta evaluación no obedece a antagonismos políticos, sino a la realidad que yo vivo aquí”.

Echando mano de los 250.000 dólares que cada mes aportan las ganancias del casino de Talcahuano, el segundo más grande de Chile, la municipalidad ya ha reparado 3.500 casas, pero tiene por delante otras 11.500 más.

La próxima licitación de las obras de reconstrucción del puerto comercial aliviará la situación, pero el proceso es lento y no estará listo antes de dos años.

Precisamente uno de los problemas de la reconstrucción es el retraso en la llegada de los recursos comprometidos por el Gobierno.

En Talcahuano, muchos colegios públicos -que en Chile están a cargo de los ayuntamientos- fueron reparados con dinero que salió de las arcas municipales a la espera de obtener la financiación estatal. Igual sucedió con los consultorios de salud.

“La reconstrucción no alcanza el 60 por ciento, como dice el presidente. Está muy lejos de eso; si acaso, llevamos un 20 por ciento”, asegura Gastón Saavedra, quien reclama una ley especial para la reconstrucción que tenga en cuenta las necesidades financieras de las zonas más afectadas y simplifique las “obstrucciones burocráticas”.

“Fue un error del Gobierno no escucharnos (a la oposición), una falta de generosidad política”, se lamenta.

Para este año, el alcalde de Talcahuano aspira a poner en marcha un plan marco para la ciudad “que recoja los sueños de la gente” e impulse proyectos que mitiguen los riesgos de vivir expuestos al peligro.

Pero antes de eso “habrá tener que recorrer un largo camino para lograr la estabilidad emocional necesaria para construir el futuro con optimismo”.

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