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Opinión

3 de Enero de 2012

Hernán Aravena, manager: “Estos Wachiturros son unos gentlemen”

Hernán Aravena sabe mucho del mercado de la música juvenil popular. Hace una década la rompió cuando trajo el Axé a Chile y hoy lo vuelve a hacer con los Wachiturros. Estos jóvenes con aros de pelotitas sobre los labios, cortes de mohicanos y vestidos con ropa cara, ya son todo un fenómeno. Llevan seis meses en el país y tienen la agenda copada con eventos millonarios: cobran entre un palo y medio y dos palos y medio por cantar y bailar en discotecas y festivales. La vida en Chile, sin embargo, no ha estado ausente de problemas. Al principio, los discriminaron: “pensaban que eran más flaites que los mismos flaites. Unos flaites involucionados”, recuerda Aravena.

Jorge Rojas
Jorge Rojas
Por

¿Cómo llegas a ser mánager?
-Estudié marketing y trabajé en eso durante 10 años. Fui gerente de marketing de varias marcas de ropas como Barbados, Robert Lewis, Donna Karan, Hugo Boss, siempre ligado al tema de la confección y de la ropa. Pero tuve un paréntesis bien grande, de 12 años, porque hice vida religiosa.

¿Fuiste cura?
-Renuncié a mi pega y fui ministro protestante. Fue un período de búsqueda personal, me borré del mapa, aunque igual estuve ligado al marketing, porque logré sacar a la congregación de esa cosa tan hermética que tiene el culto. Al final me decepcioné, me salí y seguí haciendo marketing.

¿Y ahí te transformaste en mánager de Axé Bahía?
-Sí. Con mi amigo Rolando Devia, que viajaba todos los años a Brasil y siempre traía papitas nuevas, nos entusiasmamos con el Axé. En ese tiempo los grupos Axé eran personas que animaban a la gente en las playas. Adaptamos la idea y le dimos un sentido interesante para acá…

Acá cuando apareció el Axé era pura teta y poto.
-No nos propusimos eso, fue parte de lo que se dio. A lo que le apuntamos fue a la coreografía de los bailes y a los niños les encantó. Lo que primero hicimos con el Axé fue un circuito por las universidades y fue un éxito. Lo único malo eran las tallas que el público hombre le hacía a los hombres del grupo. Los agarraban pal hueveo, les echaban tallas por maricones. En ese tiempo era muy gay aparecer con pantalones apretados bailando en un escenario. Pa’ la cultura de ese tiempo el Axé era súper transgresor, pero era mal mirado por los hombres. Las mujeres encontraban ricos a los compadres y decían que esto era muy divertido. Era una catarsis. Rápidamente sí, la gente empezó a darse cuenta que tratar de bailar este enredo de manos y de pies tenía su complejidad. Ahí picó el bichito, ¿cómo cresta se baila esta cuestión? A los seis meses en todas las discotecas se bailaba Axé.

¿Por qué esto se masificó tan rápido?
-Por la televisión y porque los que bailaban las coreografías en el escenarios eran bonitos y desinhibidos.

¿Cómo el Axé cambió la forma de bailar de los chilenos?
-Los niños dejaron de mirar mal a los bailarines hombres, porque cuando los niños empezaron a bailar nadie se burlaba de ellos. Nadie sintió después del Axé que era ridículo moverse de esa manera. Los más grandes tuvieron la obligación de soltarse, porque si iban a una discoteca y no lograban mover el poto como lo hacían los otros se sentían fuera de onda.

¿Por qué murió el Axé?
-Lo mataron con premeditación y alevosía. Fue cuando Fabrizio le fue mal en el Festival de Viña del Mar con su grupo. Al otro día salió un titular de Las Últimas Noticias que decía: “Murió el Axé”. Y ahí se acabó el cuento.

WA-CHI-TU-RROS
¿En qué se parece el fenómeno del Axé con el de los Wachiturros?

-Se parecen, siguen las mismas líneas. Lo primero que yo vi fue a unos niñitos haciendo un baile raro y flaite, terriblemente flaite. Decía: ¿Cómo pueden dejar que los niñitos bailen esto? Pero no tengo idea en qué me basé para tener esa opinión. Creo que fue por los gestos, gestos de choro. Cuando miré más profundamente me di cuenta por qué estos cabros bailaban así. Había toda una puesta en escena.

¿Y por qué bailan así?
-Es una mezcla muy rara. Se juntaron cabros que hacían cumbia villera con cabros que hacían reggaeton. Esa música despertó el interés de los pokemones… En Argentina en ese tiempo había una transición de los flogger, que son el símil de los pokemones de acá, y quedó un vacío. Había cabros que sólo conservaban algunas formas de bailar y la ropa que usaban. Los flogger evolucionaron, afinaron su forma de vestir y exageraron la forma de bailar. Ahí nacieron los Wachiturros. En “Macho y El Rey” encontraron la música, y les calzó perfecto.

¿Los Wachiturros son Pokemones más refinados?

-No, tienen su propia filosofía. Son cabros buenos pal carrete pero que se visten bien, tienen buen gusto. No son como los flaites chilenos. Estos saben combinar la polerita Lacoste con las zapatillas. Cuando esto prendió en Argentina varios grupos clonaron a “Macho y El Rey”, que fueron los que empezaron con “La danza de los Wachiturros” y después con “El tírate un paso”. Ahí varias productoras crearon rápidamente más grupos. Wachiturros es un nombre genérico, es como si tú dijeras Pokemones. Son choros, se visten bien y se cortan el pelo corto como mohicanos.

¿Qué significa turro?

-Elegante…

¿Qué te parece la pinta de los Wachiturros?

-Hay de todo…

¿Te gustaría que tu hijo se vistiera así?
-No me lo imagino. Me extrañaría verlo así. Dentro de los Wachiturros hay categorías. Hay algunos que se ven muy flaites, porque son feos. Ellos se sienten la raja, pero son horribles, llegan a dar miedo verlos en la calle. Hay otros que son muy elegantes. Se visten bien, tienen cortes de pelos atenuados, como “Macho y El Rey” que tienen muy buen gusto para vestirse. Estos Wuachiturros son unos gentlemen.

¿Por qué usan tanta ropa de marca?
-Creo que es porque vienen de una situación carenciada, como dicen ellos. Es una forma de demostrar que han progresado. Es como lo que le pasó a los reguetoneros en Puerto Rico, que continúan viviendo en los mismos barrios y con tremendas pilchas encima…

Lacoste, revuélcate en tu tumba.
-Claro… jajaja… me imagino que hay mucha falsificación de por medio.

Lacoste podría auspiciar a los Wachiturros.

-Si ellos fueran audaces, lo harían. Yo creo que la gente que usa Lacoste se incomoda con esto. Si alguien ABC1 llega con su mejor pinta Lacoste a una cena y se encuentra con los Wachiturros que están con la misma ropa, se van a molestar. Pero igual hay mucho futbolista que hoy es Wachiturro, desde el Eduardo Vargas hasta el Arturo Vidal. Ellos tienen toda la pinta de un Wachiturro ABC1.

¿Cuánta plata gastan los Wachiturros en una tenida?

-Para la Teletón hicimos el máximo esfuerzo y se gastaron hartas lucas. Por ejemplo, una chaqueta nos costó 70 mil pesos. Compramos mucha ropa en MO, en Zara, en Nike… En total gastamos como doscientas y tantas lucas por cada tenida. Ellos se preocupan de la pinta porque quieren estar bien vestidos para el público. No se suben al escenario con pilchas.

WACHITURROS DISCRIMINADOS

¿Hay vínculos entre los Wachiturros y la delincuencia?
-Poca, es un plato roto que hemos tenido que pagar. Cuando llegamos a Chile la primera vez fueron muchas discotecas las que nos bajaron a mitad de semana porque tenían prejuicios de la imagen que tenían de los Wachiturros. Pensaban que eran más flaites que los mismos flaites. Unos flaites involucionados. Eso distaba mucho de la realidad. En Chile fue muy discriminado el Wachiturro, hasta que los empezaron a conocer. Nosotros hemos estado en fiestas muy cuicas, en el colegio Alcázar de Las Condes, en el Instituto Hebreo, en el Club Eve, que es lo top de lo top… te morí las fiestas ABC1 en la que hemos estado.

Se awachiturraron los cuicos.
-Es que esto es absolutamente transversal. Vamos a Colina I, estuvimos en los centros del Sename… La gente siente que esto es pura wena onda. Pero aún hay mucho prejuicio. Ahora vienen todos los festivales y muchos alcaldes no quieren a los Wachiturros porque dicen que el público que atraen es muy peligroso. Pero eso no es real.

¿Cuál es el aporte de los Wachiturros a los jóvenes?
-No creo que exista un aporte profundo. Esto es alegre y entretenido. Si esta cosa funciona bien, lo que puede quedar es la tolerancia. Si nos ponemos en esa parada podemos aceptar como sociedad que hay cosas tan diferentes como lo son los Wachiturros. ¿Por qué les va bien en lugares que culturalmente son tan diferentes? Por la tolerancia. Los cabros son educados, hablan bien, se visten bien, andan olorositos, no son flojos… la gente se sorprende.

-A mí me enferma este país por cómo discrimina a los flaites. Hay locutores de radio que se quejan de los flaites y se burlan de la gente que habla mal. El gran problema de Chile es el clasismo y el tratar de flaite a alguien es lo más clasista que puede haber.

¿Qué es ser flaite?
-El término flaite es súper amplio, y va desde una persona que habla mal hasta los que son capaces de robar y matar. Los ricos también pueden ser muy flaites. Por ejemplo, el otro día estuvimos con los Wachiturros en una discoteca cuica de región y en el tema “Tírate un paso”, un curado prepotente nos lanzó un vaso al escenario. Eso es muy desagradable. Si a nosotros nos pasa eso, pese a que estamos con una exposición mediática fuerte, imagínate lo que le pasa a otro cabro que se viste así, y que no lo dejan entrar al supermercado o lo miran feo.

Hay algunos que dicen que los Wachiturros tienen mal gusto.

-Pero hay gente que tiene mucha plata y tiene pésimo gusto. Chile es un país demasiado duro con ese tipo de cosas. En el grupo Dial los Wachiturros no se tocan, están censurados, por flaites… puro clasismo. Este es un pobre país de mierda como para estar dándose estos lujos. Eso no tiene sentido.

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