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Cultura

3 de Febrero de 2012

El tesoro oculto de la Usach

Son 638 latas de cine que se creían perdidas fueron encontradas en una bodega de la Universidad de Santiago de Chile. Los investigadores Álvaro Gueny y Catalina Jara se encontraron de suerte con más de 600 pedazos de historia de Chile. El problema es que solo hay dos de esas cintas digitalizadas. El resto, no se sabe qué contienen. Pero son joyas ocultas.

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La oficina de Álvaro Gueny y Catalina Jara luce exactamente como debería lucir la de un grupo de investigadores. Una pizarra casi del porte de una muralla es el telón de fondo de sus escritorios, y una pila de viejas latas de celuloide se acumulan en un estante. Hay un Mac de esos de pantalla verde arrinconado cerca de una cafetera, Álvaro Gueny trabaja en un Macbook pro y Catalina Jara tiene de vecino un monitor LCD de 42 pulgadas que parece que podría aplastarte en un terremoto. Este es el “sucucho”, como dice Jara, donde se investigan las 638 latas de cine que se encontraron perdidas en una bodega de la Usach. No saben bien qué contienen, para poder verlas se necesita plata, tiempo y personal. Pero están seguros que contienen imágenes de interés nacional. No por nada el salón donde proyectaron las únicas dos cintas digitalizadas se llenó con gente hasta en el suelo.

“Se nos escapó un poco de las manos. Nunca pensamos que llegaría tanta gente”, dice Catalina Jara. “Parece que Fidel, Allende y Pinochet venden harto”, complementa riendo Álvaro Gueny. Las únicas dos cintas digitalizadas, las únicas de las que se sabe a ciencia cierta qué contienen, son una que muestra la visita de Fidel Castro a la entonces Universidad Técnica en 1972, y la otra es la inauguración de una sala de computación por su excelentísimo dictador Augusto Pinochet, en 1975. Tenían miedo que se malinterpretara la proyección del film con Pinocho. “Había gente de la universidad que no quería que la mostráramos. Pero contextualizamos la cinta con un historiador en la misma sala que se exhibió”, aclara Gueny.

Gueny y Jara tienen experiencia en encontrar tesoros perdidos. Ambos son el Archivo de Documentación Gráfica y Audiovisual de la Usach. En el 2007 encontraron en la universidad una caja con lo que resultaron ser 27 mil fotos, desde 1890 hasta 1985. “Las más viejas eran placas de vidrio, un método muy antiguo de fotografía. Las mandamos al Centro Nacional de Patrimonio Fotográfico para que las identificara y fechara”, dice Jara. Todo forma parte del patrimonio histórico de la universidad, patrimonio que se vio mermado a partir del golpe de Estado del ’73.

-Muchos, después del golpe, prefirieron robarse las fotos -dice Álvaro.

-Fondearse las fotos -replica Catalina.

Como haya sido, muchas fotos quedaron en el olvido. “Pensamos que íbamos a encontrar muchas fotos del BAFUTE, un ballet de la época. Pero alguien que estuvo ahí me contó que quemaron las fotos, porque la DINA las estaba usando para identificarlos. Tampoco pudimos encontrar una sola foto de Víctor Jara”, dice Gueny.

Pero la verdadera joya de la Usach son las 638 latas de cintas, que descubrieron por accidente. “Estábamos montando una exposición acá en la universidad cuando vemos pasar a un tipo con una burrita llena de latas. Como ya estábamos sensibles por el tema de la memoria, le preguntamos al tiro qué iba a hacer con ellas. Dijo que las iba a botar. Lo detuvimos y le pedimos al jefe de su departamento las cintas. Se corría el rumor de que había una caja con películas perdidas en alguna bodega de la universidad, pero no pensamos hallarlas”, dice Catalina.

Las 638 latas tenían nombres tan sugerentes como “Departamento electricidad Universidad Técnica” o “Carbón”. Con ayuda de expertos, pudieron identificar más o menos a qué pertenecían. La mayoría eran películas institucionales de cuando la Usach era la Universidad Técnica. Pero para solamente proyectar las cintas se necesitan equipos caros y mucho tiempo. Manejar el celuloide es caro y “se necesita un refrigerador gigante para conservarlas, así que en un convenio con la Cineteca Nacional, les pasamos a ellos las cintas para que las albergaran”, aclara Catalina Jara. De todas formas, proyectaron y digitalizaron “Visita presidencial” y “Compromiso con Chile”.

Comienza así: Disturbios, protestas, los abuelos de los pacos de Fuerzas Especiales les pegan a manifestantes con patillas y patas de elefante. La locución dice “El pasado régimen llevó al país a la desintegración”. Del caos se pasa a un Santiago setentero, con la Torre Entel en construcción. Después aparece Pinochet caminando por los pasillos de la actual Usach. Corta una cinta e inaugura un centro de computación con computadores del porte de toda una sala. Tiene ahora prehistóricas cintas magnéticas y tarjetas perforadas. “Una moderna IBM 145, la más moderna de Sudamérica, tiene un costo de un millón de dólares”, dice la locución al ritmo de unos moogs medio espaciales. La imagen no deja de ser cómica, Pinochet probablemente no entendía nada de lo que hacían esas máquinas pero sonríe ante las cintas que giran en coreografía en una pared. Es el comienzo de “Visita presidencial”, la cinta digitalizada. Después inaugura una centro odontológico y asiste a un acto en el foro griego de la universidad. “Yo creo que lograron meter cierto mensaje por abajo los realizadores, cuando Pinochet inaugura la sala de odontología, parece una sala de torturas, con gente taladrando dientes, y suena una música medio tétrica”, dice Gueny.


La otra cinta es “Compromiso con Chile”, de 1972. Es un video institucional en 35 milímetros. Muestra el trabajo voluntario de estudiantes construyendo aceras y casas. La locución dice “los estudiantes combaten el subdesarrollo”. La cinta uestra un acto en la universidad y Álvaro Gueny detiene la reproducción. Apunta al monitor y dice: “Ese de ahí es el ministro de salud Eduardo Enríquez, abuelo de MEO. Ese otro es el general Prats, ese de la camisa roja es Alberto Ríos, presidente de la
Federación de Estudiantes de la Universidad Técnica. Ese es el rector Enrique Kirberg. Y ese es Salvador Allende”. Todos en una misma sala. Todos en una misma cinta.

Luego en la película aparece Fidel Castro. El líder cubano visitó la Universidad Técnica dentro del marco de su visita de 3 semanas al país -originalmente vendría por 10 días pero se le pegó como lapa a Allende- y asistió a un acto donde se veía harta más gente que en el acto que realizó Pinochet. Fidel, con un chaquetón que ahora podría costar 70 lucas en Bandera, le regala un coqueto saludo militar a un par de chiquillas en el balcón donde habla. La cinta, posteriormente pasa a mostrar las labores de las sedes en regiones de la universidad, siempre con un discurso marxista de la labor universitaria. Incluso aparece Adriano Castillo. El Compadre Moncho antes de ser el Compadre Moncho, aparece en una obra montada por la universidad.

La película se detiene. Es un archivo de 20 GB, de más de 2000 píxeles de ancho. Gueny aclara que la idea es preservar los originales y manipularlos lo menos posible, por eso las copias deben ser lo más fidedignas posibles. Para Gueny, este trabajo va más allá de la simple preservación. “Cuando descubrimos las cintas, nos dimos cuenta que estábamos ante algo importante, teníamos que aislarlo, preservarlo. Además que esto es para el Estado. Saber que nadie se hará rico con esto es un sentimiento extraño en esta época. Es fantástico”

Las joyas que no han podido digitalizar

Después de analizarlo con expertos y ver las cintas con un cuentahilos, llegaron a la conclusión que las siguientes son las cintas que siguen en la lista de prioridades para digitalizar:

– La ermita del socorro. Cinta del cineasta chileno Cristián Sánchez. Sería la única copia.

– Metalurgia del cobre. Del también nacional Patricio Kaulén.

– Marihuana. La caja metálica dice que es de Hernán Garrido, pero no es seguro. Se trata de una cinta de factura nacional de prevención de la marihuana. “Yo vi los fotogramas con cuentahilos, y si fumas marihuana vas a quedar loco. Salen unos tipos delirando en unas camillas”, aclara Gueny.

– Antártica. Mítico documental que se creía perdido.

– Angela Davis. Solo eso salía en la caja. Sería la visita que la líder comunista gringa efectuó a la universidad.

Sinfonía diagonal. Del alemán Viking Eggeling, es la cinta más antigua de la colección. Son dibujos animados abstractos.

– Ictus. “Es un rollo así de radio -dice Gueny extendiendo una cuarta en su mano- que contiene cosas inéditas del teatro Ictus. Hemos revisado apenas dos centímetros de cinta y ya encontramos cosas interesantes”.

– Mapuches: ceremonias, bailes y más bailes. Autor desconocido pero con ese título asegura ser buena.

– De Cezanne a Miró. “Es una joya, un hito de la modernidad. Fue una exposición que vino a Chile el año 1969, me acuerdo de las notas de la televisión que vi cuando chico”, dice Gueny.

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