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Cultura

2 de Marzo de 2012

“Este es uno de los pocos países donde existen esos enclaves fascistoides sin ninguna culpa”

El pasado reciente es una obsesión, dice. Una obsesión de la que no se puede deshacer. Por eso fue guionista de los Archivos del Cardenal. Por eso escribe y protagoniza una obra de teatro – con estreno el 26 de abril en Lastarria 80- que habla de Mariana Callejas -anfitriona de los talleres/fiestas literarias que […]

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El pasado reciente es una obsesión, dice. Una obsesión de la que no se puede deshacer. Por eso fue guionista de los Archivos del Cardenal. Por eso escribe y protagoniza una obra de teatro – con estreno el 26 de abril en Lastarria 80- que habla de Mariana Callejas -anfitriona de los talleres/fiestas literarias que se hacían en los ochenta, en su casa, mientras torturaban gente-.

La obsesión tiene un motivo: la falta de claridad.

-Vengo de una generación que alcanzamos a vivir la dictadura teniendo lucidez pero sin ser adultos todavía. Entendimos que algo estaba pasando, algunos participamos más o menos de eso -yo en el movimiento secundario- pero esto fue en la adolescencia, nuestra juventud llegó en democracia y con todo un pasado reciente con el que cargamos pero no logramos saberlo todo. A la generación que nos debió haber contado esto -que es la generación mayor a nosotros- le costó por razones que creo que tienen que ver con el shock, con el dolor o incluso con sufrir una ceguera absoluta sobre lo que estaba sucediendo- Entonces no hubo relato.

-O sea indagar en esto para recuperar esa claridad.

Claro. Ese relato lo he ido articulando en todas las pegas que he ido haciendo. De ahí he ido configurando -ahora que estoy más grande y puedo escoger, y gestionar los proyectos en los que trabajo, he podido encontrar esas figuras -la figura de la Mariana, que es un monstruo delicioso, qué ganas de saber más de ella. Yo como soy escritora conocía este fantasma pero tampoco tenía mucha claridad quién era.
Volviendo a lo que hablábamos al principio creis que se puede deshacer uno.

-¿Es posible deshacerse de la obsesión?

Yo espero. Jajaja. Yo creo que sí. Siempre es súper importante para cualquier persona entender de donde venís para entender en qué estai. Si entendís te es más fácil ver su propio ahora y es más fácil vaticinar el futuro. Solamente si uno es conciente y lúcido e informado puedes entender bien quién eres. Y yo creo que el deber de cualquier persona es entender de dónde viene, entender dónde está y así forjar el futuro. La obsesión pasa mucho también con que en cualquier época  histórica la gente tiene más acceso a ese pasado.

-¿Qué es más duro? ¿Tener la claridad total de lo que estuvo pasando o estar en ese estado adolescente de saber/no saber?

-Yo creo que siempre es más dura la verdad. Cuando uno se va enterando de todo es más crudo de lo que uno imaginaba. Conozco gente de cuarenta años que no tuvo acceso a nada o a muy poca información. Yo cachaba pero no entendía el mapa. No alcanzaba a entender el mapa siempre eran hechos aislados: de pronto eran degollaban a tres profesoras, ibai al velorio pero no entendíai el por qué. Ahora me voy haciendo el mapa y voy entendiendo y creo que es importante saberlo para tener conciencia, para tener las antenas abiertas y que no se repita…

-Quizás es poco optimista pero pienso que la gente permeable a comprender cosas es precisamente la gente que no haría que se repitiera.

Claro. Como predicar entre los mismos, pero yo sí siendo optimista creo que hay una vuelta con los hechos recientes que se está legitimando más incluso en este gobierno de derecha. Ya el hecho de haber tenido una serie televisiva con el tema abrió las antenas y sensibilizó. Son caminos. Aunque a veces pienso lo mismo que tú con cosas como el homenaje a Krasnoff y que además a Labbé lo elige la gente. Es parte del delirio de este país. Este es uno de los pocos países donde existen esos enclaves facistoides sin ninguna culpa.

Mariana Calleja no pertenece a los grupitos facistoides pero parece coincidir en no tener culpa. Eso puede tener una explicación. Nora piensa que es cierto grado de sicopatía.

-Leí unos cuentos que tienen que ver con Nueva York, muchos con escenario en Estados Unidos y ella era la única que se atrevía a contar ciertas cosas: hay un cuento de un tipo que está esperando para accionar una bomba para matar un hombre que es, de alguna forma, la misma situación que ella vivió con Carlos Prats. Y se atrevía a escribirlo. Bueno en ese tiempo por el apagón cultural era peludo escribir así, escribir sobre eso.

Es como humor negro eso…

-Exacto. No sé si a nivel consciente -creo que inconsciente- había cierto juego provocador en eso. Imagínate tú lo que es tener a un grupo haciendo un taller literario en una casa que es un cuartel de seguridad. O sea: o eres muy sicópata en términos de tener una mente muy escindida y, efectivamente, cuando te encuentres en tu taller y hagas tu trabajo literario ni te acuerdes que está muriendo gente en una cabaña al lado y que están experimentando con gas zarin,

Yo creo que ahí hay cierta perversión.

Claro. Uno se pregunta si le importaría que la pillaran, que era una posibilidad súper probable.

-Y por eso es capaz de tener ahora un discurso de la inocencia. Que se lo debe creer quizás

-Exactamente.

-A mi me impresionó que lo más le había impactado en esos días de Lo Curro era como mataban a un pajarito.

-Por ejemplo. Esta casa, la casa de Lo Curro, tiene algo bien interesante, que no era casa de seguridad no más, si no también un cuartel que estaba destinado al trabajo diplomático de la DINA. O sea era la casa donde alojaban los personajes que tenían que ver con la operación Cóndor. Venía gente de Cuba, italianos, era una casa que estaba constantemente llena de gente. Y una de las cosas que más le molestaba eran los modales de esta gente, el olor que tenían los italianos. Ahí te das cuenta de lo loca que tenía que estar. Carmelo Soria muriendo en su patio pero a ella le molesta el olor de los italianos. 

-Lo que más le molestaba de su marido no era el tema de la DINA, era que fuera impuntual.

-Claro. Que no llegaba nunca a las comidas a la hora entonces tú decis: algo extraño, algo bien enigmático ocurre en esa mente de no calibrar bien la realidad o de acomodarla a su pinta.

-Gonzalo Contreras (“La ciudad anterior”) hablaba de la dualidad de ella. De ella como un misterio

Si. Yo creo que es un personaje tremendamente enigmático. Tú lees las declaraciones de ese tiempo y ella asume ciertas responsabilidades, no de crímenes ni nada pero dice que en ese minuto sabía perfectamente lo que hacía su marido, que era un agente de la DINA y sabía quien era Mamo Contreras. Ahora ella tiene otro discurso completamente distinto y es absolutamente inocente, a pesar de que estuvo en la cárcel.

¿Desde que lado la abordas?

-Yo lo que hago es trabajar con este material y -es na que ver- pero cuando Bolaño trabaja con esto (Nocturno de Chile), lo agarra y hace otra cosa e inventa su propio taller y sus propios personajes…

-Tú le pusiste María igual que Bolaño en Nocturno de Chile.

Sí, sí. Me pasó que cuando leí Nocturno de Chile, encontré precioso el trabajo y tomé esa figura también porque además es tomar el fantasma que es para esa generación y para los escritores. Y me gusta porque María es una sombra de la Mariana. No es la Mariana. Es un reflejo de alguna manera. Lo que yo hago es trabajar con el reflejo de la Mariana, con el reflejo de una época, como cuando uno articula un sueño y todo es medianamente parecido pero en realidad es otra cosa.

-¿El tratamiento de un hecho histórico se hace más potente por la ficción?

-La realidad tiene la potencia y la crudeza que la ficción no va alcanzar nunca. Pero la ficción tiene la capacidad de salvar personajes: puedes castigar, puedes -de alguna manera- completar la realidad donde se cae.

¿Salvas o castigas a Mariana, o haces todo a la vez?

-Si bien la obra está centrada en la figura de ella, juega con bastante planos de realidad. No es el taller literario de esos años. Es un taller literario que ocurre en una casa de seguridad, un taller que dirige la dueña de casa que es agente también y ese es un plano de realidad. Otro plano de realidad es el que constituye las ficciones que los talleristas están trabajando que están muy relacionados con la Rusia zarista y con el fin de la Rusia zarista. De alguna manera están todos enfocados en contar la historia de la corte, del zar, de la zarina y de Rasputín y en este caso son incapaces de ver la crudeza de la historia que se vive. La ficción y la literatura me dan la posibilidad de juntar a Rasputín y a Mariana Callejas…

-¿Por qué Rasputín?

-En este taller están todos bailando Rasputin, de Boney m, una canción setentera muy conocida, que era -me imagino- una de las posibilidades que puedan haber bailado porque además de taller literario había harto hueveo.Y Rasputín porque era una especie de monje loco que era capaz de vaticinar ante la cehguera de la corte y del zar, incapaces de adivinar que la revolución venía. Rusia estaba cayéndose a pedazos pero ellos en la corte no sabían lo que estaban viviendo porque estaban encerrados en una burbuja. Sin embargo Rasputín, que era un hombre del campo, simplemente salía a la calle y era capaz de vaticinarle a la zarina y al zar que se venía algo terrible.

-De estar en contacto con la realidad, no más

-Claro. De alguna manera la obra juega con esa metáfora, con esa idea: si eres capaz de salir a la calle, si no te ciegas a lo que está ocurriendo -por ejemplo si vas a una casa en la que muere gente vas a ver y vas a vaticinar el futuro-. Por eso Rasputín es una figura muy esencial, es un reflejo también: la ceguera de la familia Romanov es un reflejo del taller de la Mariana.

Claro. Y el taller es como un microcosmos bien concentrado. ¿Pero tú crees que la gente que no sabìa era porque no quería saber?

-El juicio de valor lo hace la gente que vea la obra. La obra no plantea un juicio de valor. Yo creo que si podemos sacar una enseñanza de la obra es qie tenemos que estar súper atentos y súper alterta como Rasputín. Y que nuestro deber es no mantenernos ciegos, sospechar, ser suspicaces, ahora estamos viviendo una época en la que gracias a los medios gracias a internet tenemos la posibilidad de ser suspicaces. Es más fácil mantenernos menos ciegos, pero yo creo que es un deber. En ese tiempo era más fácil ser ignorante, pero creo que siempre es una opción de voluntad.

-Porque es terrible ver

-Claro, Edipo se sacó los ojos porque no es fácil…

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