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Opinión

24 de Julio de 2012

Por la plata baila el mono

Editorial del Diario Paraguayo ABC.com.py Las sorprendentes declaraciones del ministro de Relaciones Exteriores del Brasil, Antonio Patriota, en las que expresa su “satisfacción” por el ingreso de Venezuela al Mercosur, dadas las “grandes ventajas económicas” que ello significará para los países del bloque, representan la más descarada confesión de las verdaderas razones que motivaron la […]

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Editorial del Diario Paraguayo ABC.com.py

Las sorprendentes declaraciones del ministro de Relaciones Exteriores del Brasil, Antonio Patriota, en las que expresa su “satisfacción” por el ingreso de Venezuela al Mercosur, dadas las “grandes ventajas económicas” que ello significará para los países del bloque, representan la más descarada confesión de las verdaderas razones que motivaron la decisión de los presidentes Dilma Rousseff, Cristina Fernández de Kirchner y José Mujica de meter por la ventana al proceso de integración regional al gorila bolivariano Hugo Chávez.

Tras señalar que Venezuela tiene el cuarto PIB de América Latina y es la cuarta población de América del Sur, el jefe de Itamaraty sostuvo que “sus reservas petrolíferas están entre las mayores del mundo (…) Brasil se está transformando en uno de los principales socios comerciales de Venezuela en materia de comercio e inversiones de infraestructura; también en agricultura; y toda esta cooperación deberá aumentar más aún”, sostuvo Patriota en una entrevista con el semanario Istoé.

Esta es la razón principal por la cual Dilma, Cristina y “Pepe” suspendieron al Paraguay del Mercosur, porque el Congreso de nuestro país venía frustrando sistemáticamente desde hace seis años la ratificación del Protocolo de Adhesión de Venezuela al bloque. Así, pues, la excusa de la destitución de Fernando Lugo por vía del juicio político les vino como anillo al dedo al resto de los presidentes para sacarse de encima a los “molestos” paraguayos y dar la bienvenida al rey de la petrochequera, el gorila Hugo Chávez.

Cualquier consideración ulterior es, según ellos, irrelevante. Curiosamente, el mismo Protocolo de Ushuaia que ellos aplicaron para suspendernos del Mercosur establece en su artículo 1: “La plena vigencia de las instituciones democráticas es condición esencial para el desarrollo de los procesos de integración entre los Estados Partes del presente protocolo”.

Ahora bien, ¿qué clase de democracia rige en el reino de Chávez? Ninguna. Y no lo decimos nosotros únicamente. Son miles las voces a lo largo y ancho del mundo que denuncian la irregular situación que vive Venezuela a raíz del autoritarismo chavista. Este mismo fin de semana, el expresidente del Brasil y actual titular del Senado de ese país, José Sarney, sostuvo: “Yo he verificado que en Venezuela, últimamente, no tenemos una democracia plena; tenemos prácticas que no podemos decir que sean absolutamente democráticas”.

Desde luego, por las informaciones que diariamente llegan desde Caracas, en la Venezuela bolivariana sometida por Chávez no existe ni mucho menos “plena vigencia de las instituciones democráticas”, pero eso carece de importancia para Dilma, Cristina y “Pepe”, porque, como bien lo declaró Patriota, el único valor que a ellos les interesa de Chávez es el dinero, sus petrodólares, los monumentales negocios en perspectiva para cubrir el enorme déficit de Venezuela en materia de producción de alimentos. Lo demás, desde su interesada perspectiva, no tiene sentido.

De hecho, al comienzo de toda esta truculenta historia, fue el propio Mujica quien se encargó de justificar la decisión adoptada por imposición brasileña, cumpliendo el triste papel de mandadero de las dos damas que gobiernan el Mercosur. Al responder al cuestionamiento de una abrumadora mayoría de políticos uruguayos, incluido su propio vicepresidente Danilo Astori, por la forma legalmente improcedente en que se dio ingreso al gorila Chávez al Mercosur, el exguerrillero se limitó a señalar que “lo político superaba largamente lo jurídico”.

Y así, aunque inicialmente la opinión pública se quedó con este dato, ya de suyo alarmante y aterrador, porque significa que en el proceso de integración regional lo que vale no es la sujeción al derecho y el cumplimiento de las normas, sino el capricho de tres mandatarios, ahora se le suma esta controvertida expresión del canciller brasileño, este exabrupto que viene a confirmar que ni siquiera era lo político lo que superaba a lo jurídico, sino que todo estaba subordinado a mezquinos intereses crematísticos.

Desafortunadamente, en todo esto terminó convirtiéndose el Mercosur, en una parodia de integración entre los países. Como bien lo aseguró en su oportunidad el vicepresidente uruguayo Astori, en el bloque “ya no queda ninguna norma importante que no sea violada”. Todo ha quedado reducido a un vulgar club de amigos en el que los principios se venden, se alquilan o se truecan de acuerdo a la “generosidad” de la billetera que exhibe el nuevo candidato a asociarse al grupo. Patriota se encargó de dejarlo en claro ante el mundo entero: por la plata baila el mono.

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