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Mundo

12 de Enero de 2013

La fábrica de la esperanza en Haití

Por BBC Mundo Desde el amanecer, decenas de desempleados haitianos aguardan apostados durante horas junto a la verja del nuevo parque industrial Caracol a que alguien salga a ofrecerles un trabajo. Para muchos de estos pacientes buscadores de empleo la espera merece la pena. Una de las dos únicas empresas instaladas en el recinto, la […]

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Por BBC Mundo

Desde el amanecer, decenas de desempleados haitianos aguardan apostados durante horas junto a la verja del nuevo parque industrial Caracol a que alguien salga a ofrecerles un trabajo. Para muchos de estos pacientes buscadores de empleo la espera merece la pena.

Una de las dos únicas empresas instaladas en el recinto, la fabricante de ropa surcoreana Sae-A, ya ha empleado a más de 1.300 haitianos desde que comenzó sus operaciones en octubre.

“Tengo amigas trabajando en la fábrica”, dice Janette Jofroy, de 32 años, que aguarda sentada junto a la verja. “Yo también necesito un empleo para que mi hija de siete años pueda ir a la escuela”. Para los haitianos, acostumbrados a buscar la prosperidad fuera de sus fronteras, es poco habitual que las oportunidades se presenten tan cerca de casa.

Tres años después del devastador terremoto que causó la muerte a decenas de miles de personas y destruyó la capital, Puerto Príncipe, Haití muestra pocas señales de recuperación. Los escombros siguen siendo visibles en las calles de Puerto Príncipe y más de 350.000 afectados por el terremoto viven aún en los campamentos.

Pero la instalación de Sae-A, uno de los mayores fabricantes de ropa del mundo, en Caracol, en el norte del país, ha generado esperanzas de que el país pueda crecer gracias a la inversión extranjera y deje de depender de las donaciones.

Entre elogios y críticas

Las trabajadoras salen de la fábrica después de un día de trabajo.
Algunos analistas creen que el desarrollo de Haití surgirá en el norte, en torno a la segunda mayor ciudad, Cabo Haitiano, de unos 200.000 habitantes, lejos del caos de Puerto Príncipe, cuya población se estima en unos tres millones.

El parque Caracol, próximo a Cabo Haitiano, es un proyecto ambicioso que ocupa 250 hectáreas, la mayoría de ellas aún baldías. Aparte de Sae-A, el otro inquilino es un fabricante de pinturas haitiano que da empleo a 30 trabajadores.

El gobierno del presidente Michel Martelly pretende que dentro de cinco años Caracol haya dado trabajo a más de 65.000 haitianos. Para ello se enfrenta el difícil reto de convencer al capital extranjero de que invertir en Haití es seguro.

A los lados de las carreteras que conducen a Cabo Haitiano, se pueden leer carteles con el mensaje en inglés y francés: “El Norte está abierto a los negocios”.

Apoyado con subsidios del gobierno estadounidense y del Banco Interamericano de Desarrollo por valor de US$224 millones, Caracol fue inaugurado en octubre por el expresidente estadounidense Bill Clinton y su esposa, la ahora secretaria de Estado, Hillary Clinton.

Por el momento, otra empresa dominicana fabricante de ropa tiene previsto instalarse en Caracol y Sae-A va a ampliar sus instalaciones para dar cabida a otros 1.300 trabajadores. La compañía surcoreana, que abastece a grandes empresas estadounidenses como Walmart o Gap, prevé contar con 20.000 trabajadores en 2016.

Haití ofrece grandes ventajas para empresas como Sae-A, según los analistas, que apuntan a la inexistencia de tarifas aduaneras para exportar textiles a EE.UU. y a un reducido salario mínimo de US$5 al día.

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