Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Nacional

2 de Julio de 2013

El testimonio de la mujer que fue quemada por una patrulla de Pinochet

Carmen Gloria Quintana fue quemada viva. Y sobrevivió para contarlo.

Por

El 2 de julio de 1986 Chile se preparaba para un paro nacional contra del gobierno de facto del general Augusto Pinochet. Carmen tenía 18 años entonces. Estaba en la universidad y como tantas otras veces, se disponía a participar activamente del paro. Sin embargo, camino a las protestas, el grupo con el que iba se encontró cara a cara con una patrulla militar, comandada por el entonces teniente Pedro Fernández Dittus.

Los jóvenes iban con neumáticos y combustible para construir barricadas. Al ver a los militares, huyeron. Sin embargo Carmen y el joven fotógrafo Rodrigo Rojas De Magri fueron alcanzados por los militares. Según la versión oficial del gobierno de Pinochet, cuando Quintana y Rojas fueron detenidos, algunas de las bombas molotov que llevaban se rompieron y explotaron, prendiéndoles fuego accidentalmente. Sin embargo, la versión de la única víctima que sobrevivió para contarlo reveló que fueron los militares quienes los rociaron con gasolina y les prendieron fuego.

A 27 años de los hechos, Carmen Gloria Quintana habló con el programa “Witness” de la BBC. Este es su testimonio.
El 2 de julio había sido declarado paro nacional y Pinochet había amenazado con sacar a las Fuerzas Armadas a reprimir a todos los que salieran. Yo me levanté temprano, con mi hermana Emilia, la mayor. Era un día nublado, invierno, tipo 7:30 de la mañana y salimos a caminar por la población desde la que se suponía iríamos en marcha hacia la Universidad de Santiago.

Nos juntamos con algunos vecinos, con Rodrigo Rojas y dos jóvenes más que yo no conocía prácticamente. Estos jóvenes se preparaban para hacer una barricada con neumáticos para interrumpir el tránsito de una avenida bien importante y nos piden ayuda. Como nuestro ánimo era de protestar, les dijimos que bueno.

Cuando íbamos caminando se nos acerca una camioneta de militares, todos con maquillaje y vestidos de camuflaje.Tuvimos miedo, dejamos botados los neumáticos y salimos arrancando, todos en distintas direcciones. Nos salieron persiguiendo a nosotros con Rodrigo, que corrimos hacia la misma dirección.

A Rodrigo lo sometieron y lo patearon en el suelo.

A mí me tomaron, me revisaron por todas partes, me pusieron contra la pared. Me preguntaron qué andaba haciendo, les dije que iba a estudiar a la universidad. Me revisan los documentos, me los quitan. Me echaban garabatos (insultaban), me pegaban en la espalda con la punta de la metralleta y yo lloraba porque tenía mucho miedo. Se comunican por sus aparatos con su gente, viene un grupo de militares de la esquina. Estaban los neumáticos y traen un bidón de bencina. “En esto andaban”, nos dicen.

El militar que mandaba más, el teniente Pedro Fernández Dittus, toma el bidón. Yo estaba de pie contra la pared. Me empieza a echar bencina desde la cabeza y a Rodrigo lo rocía como a una planta, porque él estaba tendido en el suelo sangrando. En esos momentos yo no pensé que la idea era quemarnos. Se me pasó por la mente que era como una burla, que nos iban a soltar y me iba a poder bañar. Repentinamente ellos nos tiran un aparato incendiario que explota y yo me convierto en una antorcha humana. Y Rodrigo también.

Yo me desesperé y traté de apagarme con las manos, empecé a revolcarme en el suelo a ver si las llamas se apagan y no pasaba nada. Entonces siento que alguien me tira una frazada encima, me envuelven y me ponen en la parte de atrás de un camión. Después de eso yo pierdo la conciencia.

Sigue leyendo acá

Notas relacionadas