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Nacional

20 de Agosto de 2013

Cheyre se defiende por caso Lejderman: “Mi única acción fue ejecutar la orden de entregar al niño”

El presidente del Consejo Directivo del Servicio Electoral, Juan Emilio Cheyre, reconoció su participación en la entrega de Ernesto Lejderman a un convento en La Serena en 1973, aunque señaló que “no se me imputó nunca nada” por este caso. En entrevista con El Mercurio, el ex comandante en jefe del Ejército precisó que “no […]

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El presidente del Consejo Directivo del Servicio Electoral, Juan Emilio Cheyre, reconoció su participación en la entrega de Ernesto Lejderman a un convento en La Serena en 1973, aunque señaló que “no se me imputó nunca nada” por este caso.

En entrevista con El Mercurio, el ex comandante en jefe del Ejército precisó que “no se me imputó nunca nada, porque mi única acción fue ejecutar la orden de entregar al niño al convento, sólo conociendo la versión oficial que se nos dio durante más de una década”.

Cheyre añadió que “en estos y todos los hechos de mi vida, jamás he ocultado mi pasado y tampoco he dejado de asumir mis responsabilidades, enfrentando incluso aquellas que estimé no habían sido enfrentadas por otros en la trágica historia de Chile”.

“En este triste hecho y otros acontecidos en La Serena mi actuar ha sido permanentemente sometido al escrutinio público a través de largas páginas de medios escritos, electrónicos y televisivos por más de una década, y de las investigaciones judiciales de rigor, sin jamás aceptar fuero alguno”, precisó el director del Servel.

Cheyre relató así el episodio: “El 8 de diciembre de 1973, con 25 años y siendo teniente, estaba destinado a La Serena como ayudante del comandante del regimiento, aunque más fundamentalmente ejercía como ayudante del intendente y desligado totalmente de la función operativa (…) al regimiento llegó ese día una patrulla que traía a un niño de dos años. El comandante me transmite el relato de la patrulla, que es hijo del matrimonio que componían el argentino Bernardo Lejderman y la mexicana María Rosario Ávalos, quienes se han suicidado con dinamita cuando estaban siendo perseguidos por esta patrulla, cuya misión era detenerlos”.

“Me dice que ya ha tomado contacto con el arzobispo de La Serena, monseñor Francisco Fresno, y me ordena buscar un convento de monjas que acoja al niño mientras él inicia contacto con las embajadas de Argentina y México para buscar a sus abuelos”, detalló.

El retirado general añadió que “lo limpié y de inmediato llevé al niño al convento, previo conversar con monseñor Fresno. El contacto entre el comandante y monseñor Fresno era frecuente y a mí me correspondía asistir a algunas reuniones con un grupo de civiles que habían conformado y que abogaban por normalizar la situación y apoyar a gente que sufría”.

“Esa fue la verdad oficial que yo conocí en La Serena y que se mantuvo, según tengo entendido, hasta el año 98, en que se inició un proceso por denuncias acogidas por los tribunales. Hasta esa fecha jamás supe de antecedente alguno que me hiciera dudar de la versión oficial que se me comunicó el 8 de diciembre de 1973”, precisó.

Cheyre reconoció que tras entregar al niño en el convento “no volví a saber nada, sólo conocí los esfuerzos realizados por el comandante para que las embajadas de Argentina o México concurrieran a La Serena para enfrentar el tema, hecho que tomó meses”.

A juicio de Cheyre, este caso le provocó “un impacto que nunca olvidaré al ser informado que una madre y un padre se habían suicidado colocándose cargas al estar siendo alcanzados por una patrulla, dejando a un niño abandonado”.

“Tengo la certeza de que el comandante y el arzobispo hicieron, en ese momento y posteriormente, todo para que nada dañara al niño más de lo que ya había sufrido con la muerte de sus padres”, agregó.

El director del Servel añadió que “la investigación y el fallo dan pormenorizada cuenta de la preocupación que hubo en ese sentido y en detalles para ubicar a su familia para ponerlo a su cuidado lo antes posible”.

“Este caso fue único para mí. Nadie ocultó su nombre ni su identidad, los que transmití, así como la trágica muerte de sus padres, a monseñor Fresno. Eso llevó a que la justicia, cuando pudo actuar, aclarara los hechos en toda su crudeza”, explicó.

Cheyre reconoció que supo la verdad de la muerte del matrimonio Lejderman Ávalos “luego de iniciarse el proceso en 1998, cuando concurrí a prestar declaraciones en las oportunidades en que fui requerido. Este caso tuvo distintas instancias judiciales y un fallo final de la Corte Suprema”.

“Este episodio me ayudó a reforzar la certeza de que era una tarea fundamental en procesos como los vividos en Chile, rescatar la verdad como valor supremo y el recto actuar de los integrantes del Ejército para recuperar la confianza de todos los chilenos. Me comprometí con decisión y actos concretos que dan cuenta de ello”, concluyó.

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