Opinión
22 de Abril de 2014Bancada UDI inicia estudio sobre Gramsci para estar preparados ante supuesto camino al socialismo en Chile
A fines de marzo, el jefe de bancada de la UDI, Felipe Ward, repartió entre los diputados gremialistas un documento titulado “Gramsci en Chile”, una selección de capítulos del libro del historiador Jaime Massardo. La selección de la obra se sustenta en que en el partido existe la convicción de que lo que se busca imponer a través de las reformas tributaria y educacional es “un comunismo 2.0”. “Nos ganaron con el método Gramsci. Primero fue la derrota cultural, porque desde 2011 se fue imponiendo un lenguaje cargado negativamente y se asumió como tal: modelo de derecha, multinacionales, lucro. Todo lo que antes se usaba en neutro, se comenzó a usar como sinónimo de lo que había que erradicar", explica un diputado que afirma que la hegemonía cultural que promulga Gramsci como método para la revolución ya está en marcha.
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A fines de marzo, el jefe de bancada de la UDI, Felipe Ward, repartió entre los diputados gremialistas un documento titulado “Gramsci en Chile”, una selección de capítulos del libro del historiador Jaime Massardo en que éste aborda, como señala la reseña de Lom, “las circunstancias bajo las cuales ha tomado forma en nuestro país la recepción del pensamiento del filósofo y político italiano y la manera en que este se ha incorporado paulatinamente a la cultura política de los trabajadores locales”.
La elección de la obra del teórico marxista italiano -cuya corriente no fue la adoptada por el Partido Comunista-, fue plenamente planificada. Para el gremialismo, y contrario a lo que ha señalado públicamente en estos días el senador Víctor Pérez, el marxismo-leninismo no es el fantasma a temer. Sí lo es, según explican parlamentarios de la tienda, el autor de la La revolución contra “El capital” porque éste encierra, afirman convencidos, “el rostro sutil del totalitarismo”.
Víctima del fascismo italiano, Gramsci es reconocido como un referente clave para la izquierda porque, en términos generales, introdujo el concepto de hegemonía cultural, que explica cómo en una sociedad aparentemente libre siempre hay una clase dominante que impone su punto de vista y que, precisamente, a través del aservo cultural, mantinene su posición. Por lo mismo, si existe una revolución cultural, también existe un cambio político.
“Nos ganaron con el método Gramsci. Primero fue la derrota cultural, porque desde 2011 se fue imponiendo un lenguaje cargado negativamente y se asumió como tal: modelo de derecha, multinacionales, lucro. Todo lo que antes se usaba en neutro, se comenzó a usar como sinónimo de lo que había que erradicar, entonces hay ahí cierta mirada ligada al marxismo, pero en la versión de Gramsci”, asegura un parlamentario gremialista.
La convicción es que lo que se busca imponer a través de las reformas tributaria y educacional es “un comunismo 2.0”, es decir, agrega un destacado militante UDI “una versión gradual de un Estado cada vez más socialista, y para eso primero hay que destruir el modelo y legitimar su destrucción”.
LOS VIEJOS FANTASMAS
No es primera vez que Gramsci aparece como el monstruo a temer por la UDI.
Ya en su declaración de principios de 1991, el gremialismo señala que “el mundo se sitúa hoy en la era post-industrial, con una desarrollada economía de servicios y una ampliación del ámbito de las decisiones individuales, propio del progreso tecnológico actual. Ello torna cada día más obsoleta la estrategia leninista para establecer la dictadura del proletariado. El Marxismo modifica así su fisonomía hacia enfoques más sutiles como el de Gramsci, que preconizan apoderarse de las sociedades libres a través de la erosión de sus instituciones fundamentales y del dominio de la cultura”.
Y prosigue “para ello se fomenta la destrucción sistemática de los valores cristianos, especialmente los referidos a la familia y las costumbres públicas y privadas” y apunta a que “el debilitamiento del matrimonio, la legalización del aborto y la permisividad frente a la pornografía y las drogas son síntomas que -aunque de variados orígenes- se fomentan o aprovechan por esta nueva expresión gramsciana del marxismo, que hoy amenaza incluso a los países más desarrollados del Occidente. Enfrentar los peligros que entraña dicha agresión contra el espíritu y los valores de la cultura occidental y cristiana, es una obligación de especial actualidad que Unión Demócrata Independiente asume y respecto de la cual alerta a los chilenos”.
El punto, agrega otro parlamentario, es que la nueva bancada no lee mucho y por lo tanto muy pocos habían reparado, hasta que se entregó el material de lectura de Massardo, que Gramsci “era lo que se estaba aplicando en el país, porque incluso en Gramsci en Chile se habla de que el camino al socialismo incluye una asamblea constituyente, entonces nuestra lectura de la realidad es la adecuada”.