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Nacional

6 de Julio de 2014

Carlos Peña analiza la aparición de Piñera criticando al gobierno y habla de una señal encubierta a la derecha

Carlos Peña criticó en El Mercurio, los reparos de Piñera a la conducción de Michelle Bachelet en el gobierno, en los que el ex mandatario puso énfasis en las orientaciones que estaría tomando el Ejecutivo. El académico se cuestiona “¿Por qué? ¿A qué se debe que el ex Presidente haya infringido de manera tan flagrante […]

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Carlos Peña 01 A1

Carlos Peña criticó en El Mercurio, los reparos de Piñera a la conducción de Michelle Bachelet en el gobierno, en los que el ex mandatario puso énfasis en las orientaciones que estaría tomando el Ejecutivo.

El académico se cuestiona “¿Por qué? ¿A qué se debe que el ex Presidente haya infringido de manera tan flagrante esa regla no escrita?”, refiriéndose a que hay una tradición de los mandatarios de no criticar a sus sucesores.

Según Peña, “salta a la vista, para cualquier lector, partidario suyo o no, que el ex Presidente no tenía nada especial que decir. Su texto era predecible y repetía dos o tres exageraciones: la queja de estatismo, el temor por el ahogo de la libertad y otras originalidades de la misma índole. Al ex Presidente, pues, no le interesaba comunicar, o revelar, nada en especial. No tenía, la verdad sea dicha, nada que decir”.

De acuerdo al columnista de El Mercurio “Él quería aparecer como un sujeto de discurso, justo cuando la derecha no tiene ninguno. Su columna fue equivalente a alzar la voz en medio de una reunión enmudecida, a asumir el liderazgo en una reunión de tímidos”.

El texto señala que los disparos de Piñera, más que al gobierno estaban dirigidos “a los partidos de derecha. Tenía por objeto poner de manifiesto, y subrayar, que sus partidos estaban silentes, pero él no; que ellos no eran sujeto de discurso, pero él sí; que él no es un ex presidente, sino un candidato”.

“Algún día se escribirá acerca de la tortuosa relación del ex Presidente Piñera con los partidos de derecha. Y se encontrará la explicación de por qué ocurrió que, apenas transcurridos cuatro años desde su triunfo electoral (el segundo que la derecha alcanzó en casi un siglo, nada menos), la derecha esté silente y dividida, y sea él, en cambio, quien saca la voz. No es la primera vez que la derecha está exánime. Sucedió ya una vez luego del gobierno de Jorge Alessandri; pero allí la razón fue otra. Entonces, los vientos de la revolución casi borraron del mapa cualquier cosa que no llevara su nombre. En esta ocasión, en cambio, esos vientos no soplan y fue el propio ex Presidente Piñera quien actuó a contrapelo de los partidos y de las élites que habían predominado en ellos, hasta disminuirlas al nivel de la insignificancia” dice Peña.

Peña analiza a Piñera diciendo que “se trata del caso de quien triunfa cuando fracasa. El desorden de la derecha, la división que ella padece y la mudez ideológica que experimenta luego de su gobierno -en suma, su propio fracaso- son, aunque suene paradójico, al mismo tiempo su triunfo, porque, de seguir así las cosas, no habrá nadie más que él, en cuatro años más, capaz de ser el candidato. Y para asegurarse de eso, él ya comenzó su campaña”.

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