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Opinión

7 de Octubre de 2014

Cristóbal Bellolio: “Los ateos no estamos en igualdad de condiciones frente al Estado”

Fue acólito en el colegio Verbo Divino, le rezaba a estampitas de Escrivá de Balaguer y se sentía llamado por el Señor a una misión interestelar. Pero eso ya es historia. Hoy vive en el pecado y toma las banderas del ateísmo militante. Con Ateos fuera del clóset quiere empujar un debate intelectual que en Chile no ha prendido, cuestionar a un Estado no tan laico y, ojalá, ayudar a algún cordero a liberarse del rebaño. Se tiene fe.

Daniel Hopenhayn
Daniel Hopenhayn
Por

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“Hoy es el día más importante de mi vida”, declaró Cristóbal Bellolio el día de su Primera Comunión, manifestando por escrito su decisión de abrazar el sacerdocio. Cuando su abuelo le construyó una casa club sobre su cabaña del lago Riñihue, escribió en la pared: “Si Dios no quiere que pelee, yo pelearé por Él”. Más tarde fundaría la Agrupación de Acólitos Unidos del Verbo Divino. “Este no es un libro biográfico –aclara Bellolio– sino un intento de promover en Chile un debate que en el mundo desarrollado está muy caliente. Pero cuento esas cosas porque muchas personas pueden verse reflejadas en procesos similares. Yo fui acólito, fui un amante de la Biblia y me sentía llamado por el Señor a algún tipo de misión interestelar… Y sentía en lo íntimo de mi corazón a esta figura omnipotente, paternal pero también muy dura, muy castigadora”.

¿Cómo te hiciste ateo?
Como les pasa a muchos cuando son jóvenes, empecé a cuestionar mis herencias en todo sentido: por qué soy de este partido político, por qué esta religión. Fui abandonando una tribu de origen para preguntarme qué principios abrazaría yo mismo a partir de mi razón. Primero adopté una posición de duda, agnóstica, hasta que ya no tenía sentido porque los antecedentes que tenía a la mano, y que tengo hoy, me dicen que lo más probable es que no exista un Dios.

En el libro cuentas que para tu primer intento de conquistar a una mujer, le rezaste nueve noches a una estampita de Escrivá de Balaguer antes de abordarla.
Sí, porque eso ocurrió en un lago del sur, donde yo pasé todos los veranos literalmente sitiado por una comunidad Opus Dei muy grande. Gente buena onda, pero vi cosas que me fueron espantando. Y fui desarrollando un cierto hedonismo, unas ganas de vivir la vida que no iban muy de la mano con la filosofía de mortificación que desarrollaban estos muchachos. Al conectar eso con una reflexión más profunda de que una vida feliz significa, entre otras cosas, evitar sufrimientos inútiles, se me hizo inconsistente la idea de un Dios que exigía lo contrario.

¿Fue por ese hedonismo que no pudiste cumplir tu manda para la Prueba de Aptitud, que consistía en no autosatisfacerte hasta el día de los resultados?
¡Ja, ja, ja! Cómo quieres que cuente esa parte…

Ya lo contaste en el libro. ¿En esa ducha elegiste entre lo terrenal y lo divino?
Podría ser una forma de interpretarlo. Dejé que mi animalidad superara mi trato con Dios y sucumbí al pecado del onanismo.

SALIR DEL CLÓSET

¿A qué le puede temer un ateo, en el Chile de hoy, para salir del clóset?
Yo no pretendo victimizar a los ateos, que al menos en Occidente no lo pasan tan mal. Pero Chile es un país donde todavía mucha gente considera que ser ateo es sinónimo de tener menos valores morales que los creyentes. Me parece importantísimo superar eso y poner sobre la mesa un tema que es tabú en algunos círculos. Por lo menos en el familiar mío lo era.

Cuentas que para una Navidad, un familiar te dijo “oye, esto de ser ateo tampoco es para estar orgulloso”.
Esa anécdota fue la que motivó que escribiera el libro. Fue una comida con familiares a los que no veo tanto, y cuando comenté lo del ateísmo quedaron mirándome raro, preguntando cómo podía ser esto si yo había estudiado en un colegio católico y luego en la UC. Yo expresé mis argumentos y rápidamente el anfitrión dio por cerrada la conversación con esa frase pontificante: “está bien, tú puedes crees lo que tú creas, pero no es algo de lo cual estar orgulloso”. Ahí se me activó el motor motivacional de la rabia, de decir “yo sí estoy orgulloso de creer esto, y por el contrario, estaría dispuesto a discutir contigo si es motivo de orgullo creer en lo que dice la Biblia”. Es una batalla que vale la pena dar, porque la percepción de uno mismo se forma en parte desde cómo te ven los otros. Por lo tanto es la misma batalla de los gays al decir “sí, salimos del clóset, estamos orgullosos y podemos ser felices de esta manera”. La idea sería que nunca más a un ateo en una comida le digan “no es algo de lo cual estar orgulloso”.

¿Y cómo se da esa batalla en el terreno político?
Me parece relevante que los ateos articulemos una voz frente a un Estado que en la práctica no es tan laico como se dice. Yo me desayuno cuando Carabineros sube a su Twitter fotos de sus primeras comuniones y confirmaciones. Y cuando les preguntan por qué la institución dispone esos ritos, responden que una persona con principios y valores cristianos puede ser mejor carabinero. ¿Eso corresponde? El propio Piñera, y en el libro lo cito tal cual, dijo que el Estado no tenía que ser neutral porque valía la pena promover ciertos valores en tanto religiosos. Eso significa que creyentes y ateos no estamos en igualdad de condiciones frente al Estado.

Y si tú te afincas en una derecha liberal, ¿cómo convives con que sea la derecha la que impone esos argumentos?
Yo no sé si pertenezco a la derecha liberal, todavía no me ubico bien en ese mapa…

Cuentas que Matthei perdió tu voto cuando les prometió a los evangélicos que no iba a hacer nada contra la Biblia.
Me sentía equidistante entre Matthei y Bachelet, y con eso la descarté. Pero cuando Eyzaguirre le reconoce a la Iglesia una autoridad moral a priori, ¡también es un error! Desnivela la cancha. Yo no estoy por silenciar a la Iglesia del debate público, pero que hable como cualquier otro actor. Y a los creyentes de derecha, lo único que les pido es que estén igual de comprometidos que yo con la secularización institucional, propia de los países civilizados, desarrollados.

Pero dices que Piñera no lo estuvo…
Sí, ese es mi problema, Piñera confundió los planos. Como tenía a muchos creyentes en su gobierno, pensó que el aparato estatal podía fomentar una visión en desmedro de la otra. Que el tipo se quiera golpear en el pecho y creer que el cuerpo de Cristo es lo que entra al suyo cuando comulga, no me interesa. Le exijo que como presidente sepa separar las cosas.

¿Estás en contra de que para Navidad pongan un pesebre frente a La Moneda?
Sí.

El argumento de los católicos es “a quién le molesta”.
¡A muchos nos molesta, poh! Ahí el poder político está usando su posición privilegiada frente a una discusión muy sensible y propia de otro ámbito. ¿Qué dirían ellos si un presidente de los nuestros, en cada intervención oficial, citara a un promotor del ateísmo para fundamentar sus políticas públicas?

¿Y por qué un parlamentario no podría alegar razones religiosas pero sí ideológicas, si las ideologías también son creencias parciales?
La diferencia es que muchos argumentos religiosos son inaccesibles para el resto. Si Sabag o Moreira me dicen que el matrimonio homosexual está prohibido porque lo dice el Levítico 18:22, me dejan absolutamente off-side, marginado de la discusión. El diálogo democrático pasa por entendernos en el mismo idioma.

¿Ese idioma común estaría limitado al saber racional?
A evidencias que todos podamos apreciar. La gracia de la ciencia es que no se valida cuando yo descubro algo en un laboratorio, sino cuando tú descubres lo mismo en otro. Por eso creo que es una fuente de conocimiento más fiable para tomar decisiones públicas. Soledad Alvear, antes de votar la acusación constitucional a Beyer, puso en Twitter “que Dios me ilumine”, como pidiendo un descenso pentecostal sobre su cabeza para saber si votar sí o no. Está en su derecho, pero yo prefiero que los legisladores no hagan eso.

PERVERSIONES RELIGIOSAS

Contra el prejuicio del ateo sin valores, tú acusas que las religiones pueden crear personas “éticamente desviadas”.
No creo que los ateos sean mejores personas, pero la religión muchas veces provee combustible para comportamientos perversos. Lo estamos viendo todos los días con el Estado Islámico, con Boko Haram, que tiene a 300 niñas en la selva bajo tortura sexual porque abrazaron una educación occidental, lo vemos en la intolerancia de grupos evangélicos a personas homosexuales…

Y comparas al profeta Abraham con Antares de la Luz.
Es que son muy parecidos. Hay muchos pasajes bíblicos que son horrorosos, nefastos para leérselos a un niño de 10 años. La historia de Abraham e Isaac me repugna. La misma historia de Cristo: que Dios haya enviado su hijo a morir por nada –después de que Darwin nos explicó que esta cuestión no tenía nada que ver con Adán y Eva ni el pecado original– y nosotros admiremos ese martirio sangriento como un acto de amor, me parece que habla muy mal de nuestro sentido moral.

Para echarle más leña al fuego, dices que Abraham y Mahoma se hicieron iluminar para conseguir favores sexuales…
Bueno, en el caso de Mahoma la documentación histórica indica que sí. Y Abraham se acuesta con su sierva y le explica a su mujer que Dios se lo dijo. ¿Cuál es la diferencia entre eso y el loquito de Lolol diciendo que hizo lo que hizo porque una vocecita se lo dijo? Un católico del Opus Dei, entre comillas educado, va a considerar que lo estás ofendiendo si igualas su religión a la creencia en el Trauco y la Pincoya, pero son mitologías similares. Aun así, a nadie le parece raro que las zarzas ardiendo se les aparezcan a los profetas beduinos analfabetos en la Edad de Piedra sin ningún tipo de testigo… ¡nunca hay testigos! Los mormones siguen creyendo la historia de Joseph Smith, que es ridícula a nivel South Park.

Aunque tus críticas más polémicas son al Islam. Dices que el problema no son los radicales descolgados: “El problema suele ser el islam, punto”.
Sí, me he ido convenciendo de eso con el tiempo. Tengo un Corán aquí sobre mi escritorio, lo reviso con frecuencia, y salvo que uno realice una lectura muy libre, extremadamente simbólica, entiendo el potencial destructivo de que a alguien educado en un contexto de resentimiento histórico y pobreza le pasen ese libro. Hace poco hubo una conferencia del islam en Oslo donde los líderes dijeron que la figura del “musulmán radical” es una construcción occidental, y que castigos como lapidar a las mujeres adúlteras o matar a los homosexuales son parte de lo que debe creer un musulmán convencional, no sólo uno radical, puesto que así lo enseñó el profeta. Entonces sí me parece que las religiones occidentales y orientales están un estadio civilizatorio arriba que las sociedades regidas por el islam. Y acá en Londres lo veo todos los días.

Pasando a un plano más folclórico, acá tuviste un lío con el pastor Cid.
Sí. El año 2007 yo trabajaba con Piñera y CHV había denunciado esto de que el pastor Cid hacía llover oro en su iglesia. El pastor Cid llegó enfurecido a mi oficina a exigir una compensación: que CHV hiciera un reportaje rectificatorio, pero también que Piñera financiara la construcción de un gran templo evangélico, el más grande de Sudamérica, y que pasando y pasando, él iba a movilizar el voto evangélico para que Piñera ganara el 2009.

¿Qué le dijiste?
Que no podía darle eso. Él volvió días después, pero no solo: llegó con 40 personas, cuya actitud me dejaba bastante claro que mis posibilidades de negarme eran pocas. Negocié que me diera tiempo, pero parece que él cachó que yo estaba cuenteando. Se fue al piso 14 y amenazó con tirarse pa’ abajo.

¿Qué exigía a cambio de no tirarse?
Todo su petitorio. Era muy poco comprensivo.

EDUCACIÓN Y ALUCINÓGENOS

¿Debería el Estado subvencionar colegios religiosos?
Si las consecuencias de prohibirlo pueden ser devastadoras, no tengo problema en ser pragmático. Pero la pregunta es si un niño tiene derecho a recibir una visión de mundo que le permita evaluar los presupuestos teístas y los ateos en un ámbito imparcial, por así decirlo.

¿Tú no tuviste ese derecho?
Yo no lo tuve. Cuando vas a un colegio religioso, se asume que por defecto tienes que creer, y es cosa tuya si te lo sacudes con el tiempo. A muchos amigos míos que ahora tienen hijos eso les parece lo lógico y natural. A mí no me parece justo ni natural.

¿Tu libro es para ateos o para convertir creyentes?
Nunca definí si el objetivo era predicar a los conversos o a los que están parados en la pandereta y necesitan ese empujón. Pero si un creyente de 17 años que esté en un colegio católico lee este libro, y uno puede contribuir a producir una grieta en esa creencia, eso me parece positivo, sin duda.

¿Tienes absolutamente asumido que eres un atado de átomos y no tienes un alma?
Espero que sí… Ahora, es un atado de átomos que me permite estar consciente y ser feliz. No sé si puede pedir mucho más que eso.

¿No es un poco fome?
El paraíso de los musulmanes yaciendo con 72 vírgenes suena más atractivo, pero bueno, es lo que hay. Como decía un científico, hay que aceptar las malas noticias por honestidad intelectual.

Y cuando cuentas que te tomas un ácido en Horcón como viaje, ¿no es hacer trampa de otra manera?
No, para nada, está estudiado que las drogas estimulan lugares del cerebro que están usualmente dormidos, y hay quienes se van al Cajón del Maipo a consumir ayahuasca no para buscar realidades trascendentes, sino para conocerse más ellos mismos. Creo que esa exploración de la conciencia, cerebral, también es parte de la trayectoria que vamos a tener que seguir de aquí en adelante. Esa creatividad humana es la que nos va a permitir seguir jugando siempre con la ficción, creando mundos. Y si mañana caigo en una profunda depresión, más que una buena confesión voy a necesitar ajustar los niveles de litio, y te aseguro que me va a ir mejor.

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El ateo Bellolio adorando a la Virgen de la Oliva en Vejer de la Frontera, Andalucía (España).

ATEOS FUERA DEL CLÓSET
Cristóbal Bellolio
Debate, 302 páginas

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