Iván Moreira: El “niño símbolo” del caso Penta que renunció a la mesa de la UDI

“Estoy preparado para enfrentar la tempestad”, fue la frase que en septiembre del año pasado lanzó Iván Moreira luego de que su nombre se viera involucrados con el Caso Penta a través de la boleta de un chofer, inaugurando así la arista “política” del escándalo que remece al sistema político chileno.

Luego de un período de silencio, el senador fue el primero en desmarcase de la “teoría del empate” con que la directiva de la UDI, encabezada por el al parecer caído en desgracia Ernesto Silva, intentó hacerle frente a la crisis, asegurando que asumiría las consecuencias políticas de sus actos y reconociendo irregularidades en el financiamiento de su campaña.

Esto, después de que se hicieran públicos los correos electrónicos que le envió al ya encarcelado ex gerente del grupo, Hugo Bravo, en los que le pedía se podía sacar otro “raspado de la olla” para financiar su carrera senatorial por Los Lagos.

Asumido lo anterior, es que en tres oportunidades puso a disposición de la mesa su cargo de vicepresidente, lo que no fue aceptado dado que desarmaría la estrategia de contención gremialista, en cuanto a no tomar ningún tipo de medidas disciplinarias de no mediar sentencias judiciales.

Sin embargo ahora, cuando la directiva de Silva cedió a la presión, junto al timonel del partido Moreira renunció a la mesa, cuya cabeza asumió el hasta ahora secretario general Javier Macaya.

El parlamentario anunció lo anterior luego de que Silva y Macaya, en conferencia de prensa, comunicaran el cambio en la presidencia, durante la que solo ambos hablaron y no quisieron abordar la situación de Moreira. Tras ello, el senador habló con los periodistas frente a la sede gremialista, de manera más informal y sin el logo de la UDI detrás, tal como cuando se “desmarcó” de la “teoría del empate”.

“Esto siempre lo he tenido claro (dejar la vicepresidencia), y ahora que Ernesto tomó su decisión solo lo he hecho efectivo”, dijo en breves declaraciones, asegurando después que “en esta tempestad la UDI tiene la oportunidad de salir adelante y recuperar el sitial que siempre ha tenido”.

La renuncia no implicaría un cambio en su postura en cuanto al plano judicial, ya que el parlamentario cree que corre por un carril distinto y que solo ha cometido irregularidades enmarcadas en la ley de financiamiento electoral, tesis que en las últimas semanas el UDI reforzó.

Acusando que “me hicieron aparecer como el niño símbolo de esto”, Moreira insistió hace algunos días en que no está “con la teoría del empate y que asumo mi responsabilidad”, lo que no le impidió sostener que “no he hecho nada distinto a lo que hace la mayoría de los candidatos para financiarse”.

En la primera entrevista en que abordó con algo de profundidad el caso, señaló que “aquí se legitimaron prácticas que constituyeron una habitualidad”. Consultado sobre el porqué optó por financiarse con plata trucha, contestó que “porque había una habitualidad. Yo no quiero empatar, pero era habitual.Era una práctica habitual ‘que me llevó’”.