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Poder

18 de Octubre de 2017

Carlos Peña y la utopía soft del Frente Amplio

En una columna que escribe para El Mercurio, Carlos Peña analiza el documento que acaba de dar a conocer la candidatura de Beatriz Sánchez, texto en el que apuntan a que el enemigo, o más bien rival,  no es Piñera, sino el modelo mismo. La modernización en base al capitalismo, sostiene. “No se trataría, insiste […]

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En una columna que escribe para El Mercurio, Carlos Peña analiza el documento que acaba de dar a conocer la candidatura de Beatriz Sánchez, texto en el que apuntan a que el enemigo, o más bien rival,  no es Piñera, sino el modelo mismo. La modernización en base al capitalismo, sostiene.

“No se trataría, insiste el documento, de oponerse o no a Piñera, sino de erigirse en rivales de lo que llama la “connivencia político-empresarial” que habría gobernado estos años y de la que Alejandro Guillier sería el continuador (y uno de sus eslabones la Presidenta Bachelet, quien acaba de comprobar que a pesar de los esfuerzos de estos cuatro años sigue siendo uno de los íconos de esa connivencia)”, dice el rector de la UDP respecto del texto.

Peña sostiene entonces que lo que se desprende de la declaración es que la tarea del Frente Amplio en esta contienda presidencial es “nada menos que la historia”. “Se trataría, en efecto, si ha de creerse a la retórica de ese documento, de tomar el timón de la historia para torcer el rumbo que hasta ahora traía”, agrega.

Cree que el abogado que el documento no obedece a un arrebato de egoísmo torpe, sino al reflejo de una reflexión colectiva. Por tanto, apunta,  “es inevitable tomárselo en serio”.

Ahora bien -observa Peña- el asunto entonces es ver qué hará esta fuerza política en la segunda vuelta. “Decidir apoyar a Alejandro Guillier o rehusar hacerlo, caso este último en el cual, objetivamente (como diría Lenin), estará apoyando a Piñera”.

Hecho el punto, argumenta que la “única manera de conferirle sentido o racionalidad a una conducta como esa, sería la de concebir esta elección presidencial como un momento decisivo en el gran tablero de la historia, un momento en virtud del cual una movida a primera vista absurda o incomprensible llegaría en el largo plazo…. a estar plena de sentido”.

El punto -afirma- es que “esa concepción grandilocuente del actual momento y esa confianza en que lo que hoy aparece absurdo, mañana adquirirá sentido, es más propia de la religión que de la política”.

Por ello, Peña concluye que las frases del Frente Amplio podrían quedar grande para una elección presidencial y pequeñas para una utopía. “Y ese es el peligro del Frente Amplio, quedarse a medio camino de la utopía y de la política. Algo así como instalado en una utopía soft”.

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