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7 de Abril de 2024

José de Gregorio: “El Frente Amplio fue bueno para interpretar los problemas de la sociedad, pero sin ninguna dirección de política pública”

Fotos: Felipe Figueroa

El decano de la Facultad de Economía y Negocios destaca las últimas proyecciones económicas reportadas esta semana y afirma que el ciclo inflacionario está controlado. Pero la receta —dice— está en que, pese al discurso más "popular" de este gobierno, han sostenido "una política económica más tradicional y no demasiado distinta a la que hemos conocido con Bachelet y Lagos". De Gregorio desmenuza el momento político actual y manifiesta dudas sobre las convicciones de la administración Boric: "No sabemos cuán genuino es el discurso o cuánta convicción hay respecto de la socialdemocracia (...). Este es un gobierno socialdemócrata un poco forzado, por conversión”.

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Estuvo cuatro años a la cabeza del Banco Central. También fue triministro —de Economía, Minería y Energía— del expresidente Ricardo Lagos. Y desde 2018 es decano de la Facultad de Economía y Negocios (FEN) de la Universidad de Chile. José de Gregorio Rebeco (64) es una de las voces más autorizadas para hablar del momento económico en el país.

Desde su oficina, comenta que el Imacec conocido esta semana “no es algo para celebrar, es normal para nuestra economía —que ha sostenido un crecimiento a largo plazo del 2%— y demuestra que hay un manejo económico que permite, al menos, mantener la normalidad”.

Pero en esta conversación no se circunscribe solamente al mundo de las finanzas. El ingeniero y economista es mordaz cuando se abre a hablar de política. Su discurso en la graduación 2023 de la FEN fue viralizado y hasta le valió hasta una respuesta de la ministra vocera, Camila Vallejo.

Entre otras cosas, plantea que “este es un gobierno socialdemócrata un poco forzado, por conversión”.

—El índice de actividad económica de febrero fue bastante más auspicioso que los meses anteriores. ¿Mejora las expectativas para el resto de 2024?

—Sí. Las proyecciones del Banco Central que eran más cercanas a (un crecimiento del PIB) 1% y 2%, hoy está más entre 2% y 3%. Tampoco son magnitudes para decir ‘mira, estamos en boom’, pero son más cercanas a lo que ha sido nuestro crecimiento a largo plazo. Habiendo dicho todo eso, igual es una buena noticia, quiere decir que la economía no está tan estancada como uno pensaría. Pero la verdad es que crecer al 2,5% es una cifra modesta. No es algo para celebrar, es normal para nuestra economía y demuestra que hay un manejo económico que permite, al menos, mantener la normalidad.

—¿Estos datos son concordantes con la decisión del Banco Central de bajar la tasa de interés? A su vez, el Informe de Política Monetaria (Ipom) proyecta un aumento de la inflación.

—El Ipom proyecta para diciembre un 3,8% de inflación, que es más de lo que había en el Ipom anterior. Lo que pasa es que tuvimos enero y febrero con muy malos datos. Lo que dice el Banco Central en el informe es que la inflación en 12 meses va a ser más alta porque tenemos enero, febrero malo y normalmente marzo también es un poco más alto, pero ya estamos con cifras mensuales durante prácticamente todo el año consistentes con la meta inflacionaria. 

Por lo tanto, el problema inflacionario se controló. Estaríamos en la parte final del proceso. Es importante entender que cuando la inflación se frena es que los precios dejan de subir. Dicho de otra forma: las cosas quedan caras. No es que uno entre en un periodo deflacionario, que además sería tremendamente costoso hacerlo, pero por lo menos el ajuste de precios termina. Y luego empiezan a ajustarse los salarios.

—¿Cómo se explica que otros países de la región alcancen un mayor crecimiento?

—Los países que han crecido bien en el último tiempo en Latinoamérica son México y Brasil. Esos dos uno puede decir que son relativamente fuertes, economías que siempre han sido muy grandes. Luego del Covid, México se está beneficiando de que muchas cosas que se hacían en China o en Asia para abastecer el mercado americano, las líneas de producción se están instalando en México. Y Brasil es una economía suficientemente grande, muy diversificada. 

De la región son los dos países que efectivamente destacan. Y lo de México tiene mucho que ver con una economía bastante ordenada. Más allá de las críticas que haya, guste o no guste el gobierno, es fiscalmente muy responsable. Han trabajado en una reforma de pensiones bastante razonable, a pesar de tener un gobierno que es de discurso populista pero de bastante continuidad en materia económica.

“Este es un gobierno socialdemócrata un poco forzado, por conversión”, dice el decano José de Gregorio.

José de Gregorio y el gobierno: “No sabemos cuán genuino es el discurso o cuánta convicción hay respecto de la socialdemocracia”

—¿Cómo definiría el discurso político del gobierno versus el manejo de la economía acá en Chile?

—Uno podría decir que es un discurso más populista, que se ha moderado. O más popular, digamos. Pero lo diría así: es un discurso más de izquierda, pero con una política económica más estándar, tradicional y no demasiado distinta a la que hemos conocido. No muy distinta a la del gobierno de (Michelle) Bachelet o al de (Ricardo) Lagos y con otros desafíos dado el tiempo actual. Pero este es un gobierno socialdemócrata un poco forzado, por conversión.

—Sobre todo después de la derrota electoral del 4 de septiembre.

—Sí, y después de haber llegado al poder y darse cuenta de que su llegada al poder fue sobre la base de slogans y no de ideas bien pensadas. El ejemplo más dramático, que a mí me llamó la atención desde el día uno, fue la refundación de Carabineros. Nunca entendí a qué se referían o qué querían. Nunca entendí nada. Y obviamente no existió. 

Ese es un tipo de discurso infantil, para salir del paso, para tratar de decirle algo que suene bonito a la gente que, al final, era vacío. ¿Y qué es lo que sí han sostenido? La responsabilidad fiscal, una economía que se abre al mundo firmando el TPP. Es esa la línea, pero después de haber dicho y haber llegado al poder con un discurso que decía que todo lo que se hizo antes fue muy malo. 

—Es un poco el “pecado de origen” del Frente Amplio.

—Más allá de mi juicio personal, trato de analizarlo más científicamente: el gran problema que tienen es que no sabemos efectivamente cuán genuino es el discurso, o cuánta convicción hay respecto al discurso de la socialdemocracia. Está ese problema…

—¿De credibilidad?

—Sí, de credibilidad. Mucha gente ya se dio cuenta que el Presidente Boric ya empieza a tener nuevas convicciones. Y a la luz de los resultados, uno dice ‘da lo mismo’ si es por convicción, o si es por necesidad, porque al final los resultados son socialdemócratas. Pero es importante que sea por convicción para empujarlo con más fuerza. 

En el caso de la refundación de Carabineros la gente lo decía con convicción. Pero sabíamos que era una falacia, porque no sabían ni siquiera de qué se trataba. Entonces, en la medida en que uno no tiene un discurso acorde con lo que va haciendo, también le resta credibilidad. Es un drama que tiene toda la política, no quiero atribuirlo a este gobierno, pero se ha exacerbado.

—¿Un discurso más performático post estallido social?

—Algo tiene que ver el post estallido. A todos nos pasa, creo, que estamos en una etapa de (preguntarnos) qué fue el estallido, qué pasó…

José de Gregorio
“En el segundo gobierno de Bachelet se hicieron cosas que estaban bien la dirección, pero se llegó a un extremo que hizo mucho daño: la no selección en los colegios”, afirma.

—Hay un auge respecto a una relectura, o una lectura ya más despercudida de la contingencia de los años pasados.

—Hay muchas relecturas, que fueron unos terroristas. Y no, no fue eso. No tengo la especialidad como para poder hacer un análisis profundo, pero el malestar existía, el pillaje existía y esta cosa de performance también existía. Hay un problema global de la izquierda en el mundo: un discurso transformador, en un mundo que ha sido muy exitoso que tiene un montón de desafíos y problemas, pero no tenemos la claridad de cómo solucionarlo.

Hace cincuenta años atrás, cien años atrás, el discurso izquierda transformador llegaba al poder. Pero hoy tenemos una sociedad capitalista que triunfó y está instalado en el mundo: la propiedad privada, los mercados, la apertura al exterior. Y son cosas buenas. Tenemos problemas de desigualdad complejos, pero como la dinámica que genera esa desigualdad no la conocemos bien, no basta con cobrar impuestos, porque si no cobraríamos impuestos ad infinitum y no creceríamos (…). Entonces uno tiene ciertos desafíos para mejorar la sociedad, pero en la implementación o la política que tenemos que hacer, estamos medio perdidos.

—¿En qué lo ve?

—El segundo gobierno de la presidenta Bachelet se hicieron cosas que estaban bien la dirección, pero donde se llegó a un extremo que hizo mucho daño. Y una cosa que la reclamo desde ese día, y por eso lo voy a decir, es la no selección en los colegios. Soy absolutamente partidario de no seleccionar en primero básico. Y mi argumento es mucho más trivial: en la universidad nosotros discriminamos. Elegimos por una prueba. Al que le fue mejor, entra. ¿Por qué no se puede hacer dos o cuatro años antes, equiparando la cancha? ¿Por qué no tenemos algunos lugares, no todos, donde podemos ir generando una burocracia, ascenso social? Pero lo prohibimos todo. Y tiene esta lógica de igualar para abajo. 

—¿Se elitiza más la educación superior?

—Totalmente. Y empieza a generarle una presión a la familia que antes tenía acceso a un liceo de excelencia, hoy dice ‘mi hijo va a tener que ir a un colegio pagado’ y le pone una carga adicional a esa familia. Ese es un ejemplo donde la falta de realismo y criterio, te llevan a aplicar una política que, en el grueso está bien, pero no saberla diseñar hace mucho daño.

No significa que no hagamos nada. Esto no es un llamado al conservadurismo, pero para tener éxito hay que llegar con un plan de política pública bien pensado. Y el problema que va a tener este gobierno es que en un escenario muy probable no va a entregarle la banda presidencial a un sucesor. Y eso es como la primera demostración de fracaso. 

“El Frente Amplio fue muy bueno para interpretar los problemas de la sociedad, pero sin ninguna dirección de política pública”

—Este capitalismo ya asentado que plantea, ¿no choca con las aspiraciones del Frente Amplio de superar el neoliberalismo, o del PC de —derechamente— superar el capitalismo?

—Al PC no lo entiendo. Intelectualmente no puedo entenderlo. Puedo entender a un anarquista o al Frente Amplio sin ningún problema. ¿Quieren superar al neoliberalismo? Esa es una frase bien vacía, porque no tenemos bien definido el neoliberalismo. Pero si ellos con eso quieren decir ‘sacar al mercado de todas las actividades públicas’, hay muchas razones para justificarlo. Hay gente que no cree mucho en la integración con el mundo, pero no creo que haya suficiente evidencia y para allá no va el mundo. Me cuesta de repente entender algunas de esas cosas. 

En los años 60, efectivamente la izquierda quería superar el capitalismo porque no estaba afianzado. Y estábamos en una región bastante ideologizada, con la herencia de Che Guevara. Hasta la Democracia Cristiana también quería superar el capitalismo, con el socialismo comunitario. Todos inventaban una receta. Pero hoy la política hay que repensarla. No se puede seguir ofreciendo sociedades. Uno tiene que ofrecer principios, valores, qué es lo que quiere hacer, y cómo lo va a hacer, en el marco de la sociedad en la que vivimos hoy en día: abierta al exterior, en democracia, con mercados y con un rol del Estado importante. El Frente Amplio fue muy bueno para interpretar los problemas de la sociedad, pero sin ninguna dirección de política pública. Ahí se provoca un colapso.

De Gregorio y el Frente Amplio: “¿Quieren superar al neoliberalismo? Esa es una frase bien vacía, porque no tenemos bien definido el neoliberalismo”.

—¿Cómo define la relación del Presidente Boric con el empresariado? En el discurso a veces hay llamados a la colaboración público-privada, y en otras ocasiones hay episodios como el “Narbona” versus Craig. 

—El Presidente Boric es un gran comunicador político. Es un tremendo orador y eso es un activo, le da un tremendo carisma. En cierta dimensión, encarna lo mejor de su generación. Tiene una gran oratoria y ha sido capaz de girar hacia la socialdemocracia, llevando a su 30%. Piñera, por ejemplo, tuvo menos popularidad porque de su propio sector más extremo lo abandonaron. En el caso de Boric, habrá gente a la que no le gustará, pero ha sido capaz de mover con su discurso, con su acción, a la gente. Pero le falta hablar un poquito más pausado para no cometer errores como el que cometió la actividad de la desaladora y en otros casos.

Alguien me preguntaba si es cierto que hay prejuicios desde el mundo empresarial respecto a la izquierda. Sí, como también hay muchísimos prejuicios —y tal vez más— de la izquierda hacia el empresariado. Cuando el presidente hace estas declaraciones desafortunadas y completamente injustificadas, el prejuicio se puede transformar en un juicio objetivo. Alguien que conoce el mundo empresarial no diría eso. A veces hay que ser un poco como yo: cuando hablo me pongo medio tartamudo porque eso te sirve para ordenar tu cabeza.

—Pero su discurso del año pasado en la graduación de la FEN fue muy de corrido y viralizado. Hasta le valió una respuesta de la ministra Vallejo.

—Porque lo traje escrito (ríe). Lo pensé mucho. Se lo había dicho dos meses antes a unos amigos, les había comentado la frase exacta, que lo perdieron todo. Lo tenían todo y lo perdieron todo. Ahora, lo pueden recuperar pero en su momento lo perdieron todo y el ejemplo más claro fue septiembre del 2022. En el fondo, mi mensaje era: nunca se crean invencibles. Siempre hay que mantener una humildad. Y humildad no significa que uno de repente no sea “achorado”. No. Humildad frente al conocimiento, frente a lo que sabemos. No tenemos respuesta, no hemos estudiado todo, no sabemos todo.

“Un pacto fiscal aguado es altamente probable, con casi nada de alzas de impuestos”

—Decía que es poco probable que este gobierno se proyecte en un segundo período, ¿cómo va a ser recordado este gobierno?

—El país se ha normalizado de lo que venía el estallido social. Todavía tiene dramas muy grandes, pero parte de esta normalización se debe al gobierno. Hoy en el sur de Chile hay mucha más seguridad que la que había hace dos o tres años atrás. En parte, porque han aplicado algo que renegaban y que abominaban, que son los estados de emergencia. 

—¿Pero eso no es una derrota ideológica?

—Sí, exactamente. Eso es lo que está pasando. La izquierda necesita una reinvención, como se reinventó con la socialdemocracia en la época Bill Clinton. O acá, con el ícono de ese momento, Ricardo Lagos. Pero no bastó. No ha llegado a una manera de pensar y de afrontar la política pública que tenga mucha probabilidad de éxito. Esto me lleva a una reflexión más general: la teoría del votante medio dice que el que gana es el que se pone en el medio. Y eso no ocurre en ninguna parte del mundo. 

Pasó con Bolsonaro en Brasil, con Petro en Colombia, la definición Boric-Kast, en fin. Y sí, llegan al poder con un discurso radical, pero se mueven al centro. Milei está haciendo reformas importantes en Argentina, tiene que hacerlo y va a hacerlo. Pero AMLO se mueve hacia el centro, Boric se mueve hacia el centro. Entonces, esta teoría del votante medio ya se acabó. Estamos polarizados. Pero al final terminan en el centro. 

“(El CAE) No lo van a condonar, van a inventar algo que los deje tranquilos, pero no lo van a condonar. Ese es el daño que provoca el populismo y la irresponsabilidad”, dice.

—Alguien podría rebatir que en los discursos de los líderes que menciona sí hay polarización.

—Lo performático es más para tranquilizar a sus bases que están molestas porque no están haciendo las políticas que el líder prometió.

—¿Cree que vamos a tener pacto fiscal o reforma de pensiones?

—Veo muy difícil el pacto fiscal, y creo que en lo previsional se puede tratar de lograr algo.

—La sensación es que el pacto fiscal está mejor aspectado.

—Un pacto fiscal aguado es altamente probable, con casi nada de alzas de impuestos que es contrario a lo que hubiera querido el gobierno (…).  Ese pacto fiscal es posible, efectivamente, con mucho más de administración tributaria, de transparencia, políticas de elusión, de justicia tributaria. Y en pensiones es muy complejo y demuestra lo malo del sistema político. La primera reforma la presentó Bachelet, la segunda después viene el gobierno de Piñera. Y el gobierno presenta una reforma que hoy la derecha no la aprueba, muy parecida a la de Piñera. Si la discusión es 3-3, o 2-4 o no sé cuánto y no podemos llegar a acuerdo, tiremos un dado, hagamos una tómbola. Hacer la tómbola es mejor que no hacer nada, porque ya vamos a llevar una década donde lo importante, que es subir la tasa de cotización, no ha subido.

—¿Es factible cumplir la promesa de condonación del CAE? Hay una tasa de morosidad coincidente con el compromiso de gobierno.

—No lo van a condonar, van a inventar algo que los deje tranquilos, pero no lo van a condonar. Ese es el daño que provoca el populismo y la irresponsabilidad. Condonar el CAE es injusto. El problema que tenemos en Chile, y que nadie se ha atrevido a abordar en serio, es que en Chile tenemos muchos jóvenes que estudian, se endeudan y no ganan capital humano. Tiene que ver con instituciones de mala calidad y con un sistema donde lo obligamos al estudiante a estar cinco años. ¿Por qué no vamos y ofrecemos títulos de dos años donde el joven, que es primera generación universitaria, no estudie derecho en una universidad donde no va a ejercer nunca como abogado, va a estudiar cinco años, va a gastar mucha plata, en vez de estudiar dos años?

—Hay una idealización de la educación universitaria por sobre la técnica superior.

—Tienen éxito instituciones como el Duoc o Inacap porque forman jóvenes, lo hacen bien y acumulan capital humano. Hay una idealización, todos queremos ser gerentes, entonces todos estudian derecho, ingeniería, muchos psicólogos. Es necesario, que las carreras universitarias, a excepción de los médicos por supuesto, no duren más de cuatro años. Pero en fin. Uno no puede negar que hay un problema de muchos jóvenes, que estudiaron en instituciones donde no tuvieron el aumento de capital humano que les permitiera pagar, pero la solución no es borrón y cuenta nueva.

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