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Opinión

14 de Agosto de 2018

Columna de Daniela Campos y Carolina Gainza: La renuncia del ex-Ministro Rojas y el poder de los ciudadanos en redes sociales

Daniela Campos Letelier es Magíster en Ciencia Política y Carolina Gainza Cortés es Académica UDP. Luego de que se dieran a conocer las declaraciones del ahora ex ministro Mauricio Rojas sobre el Museo de la Memoria, las voces disidentes no se hicieron esperar. Los antecedentes de la reacción de la opinión pública son más o […]

Daniela Campos y Carolina Gainza
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Daniela Campos Letelier es Magíster en Ciencia Política y Carolina Gainza Cortés es Académica UDP.

Luego de que se dieran a conocer las declaraciones del ahora ex ministro Mauricio Rojas sobre el Museo de la Memoria, las voces disidentes no se hicieron esperar. Los antecedentes de la reacción de la opinión pública son más o menos conocidos: el sábado 11 de agosto el diario “La Tercera” publicó el artículo “La conversión de Mauricio Rojas” donde se revive un pasaje del libro “Diálogo de conversos”, escrito junto al actual Ministro de RR.EE., Roberto Ampuero. Aquí Rojas señaló que el Museo de la Memoria es “un montaje cuyo propósito es impactar al espectador, dejarlo atónito, impedirle razonar, es una manipulación de la historia”. Lo interesante es que las reacciones en la opinión pública ocurrieron casi exclusivamente en las redes sociales, las que finalmente provocaron la renuncia de Rojas.

La reacción más fuerte vino del Premio Nacional de Literatura Raúl Zurita, quien tomó la batuta contra las declaraciones de Rojas. Esto lo hizo a través de su Facebook donde llamó directamente a boicotear al ex ministro. Su estado señalaba: “Frente a las alucinantes y ofensivas declaraciones del “Ministro de cultura” donde califica al Museo de la Memoria de ser un montaje; declaraciones que hieren lo más entrañable del pueblo de Chile, a sus desaparecidos, a sus fusilados, a sus torturados, a sus exiliados, hago un llamado a no participar en ninguna instancia en que este personaje esté involucrado, se va nuestra dignidad como artistas, como escritores, como intelectuales, como seres humanos en ello”. Este estado de Facebook fue publicado el mismo sábado que apareció el artículo de La Tercera y hasta la renuncia de Rojas había sido compartido al menos por 300 usuarios de esa red social. A pesar de que el Facebook de Zurita no permitía compartirlo, los usuarios se las ingeniaron para diseminar el mensaje: le tomaron fotos, copiaron el enlace, entre otras. Por lo tanto es difícil saber a ciencia cierta cuánta gente lo compartió. El estado de Facebook también fue compartido en Twitter. En dos días, el comentario de Zurita circulaba por las principales redes sociales del país, haciéndose viral el apoyo que la opinión pública realizaba a lo expresado por el poeta.

Junto con el poeta, la actriz Aline Kuppenheim escribió en su Twitter refiriéndose a Rojas como “un negacionista en el ministerio de cultura es como tener al guatón Romo en el de justicia y derechos humanos (a riesgo de perder mi Fondart)”. Tuit que tuvo 1.700 retuits y 3.800 me gusta. El hashtag #fuerarojas se convirtió en trending topic. Del mismo modo, el 12 de agosto comenzó a circular en Facebook, Messenger y Whatsapp una campaña para firmar una petición donde se solicitaba la renuncia del Ministro de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, a través de la página Change.Org. Al momento de la renuncia de Rojas la petición contaba con más de 25.000 firmas.

De esta forma, se puede observar que las redes sociales se han convertido en un nuevo espacio de opinión pública, apropiadas por los ciudadanos para ejercer presión, especialmente en relación con temas coyunturales. Esto se ha visto en los últimos años en diversos contextos. A nivel mundial se puede mencionar los usos de las redes sociales en la primavera Árabe – que terminó con la caída de Hosni Mubarak en Egipto-, la visibilización y condena global por el encarcelamiento de Ahed Tamimi y el rechazo mundial a la política migratoria de Donald Trump, que permitió frenar la separación de padres e hijos, entre otras. En el ámbito nacional se puede mencionar el uso de redes sociales para ejercer presión respecto al aborto en tres causales, y sirvieron como elemento de denuncia y organización para diversos movimientos, como el movimiento estudiantil y la tercera ola del movimiento feminista. En todos esto casos, los ciudadanos utilizaron las redes sociales para resistir o mostrar su fuerza respecto a diversos temas que atañen a la toma de decisiones políticas. De esta forma, las redes sociales se convirtieron en una herramienta fundamental para los ciudadanos, sobre todo cuando se unen frente a una cruzada común, ya que generan una fuerza y una presión indiscutibles que hace que tanto los medios de comunicación como los políticos estén alerta a sus peticiones y molestias.

Por lo tanto, los medios digitales han abierto un espacio de participación ciudadana alternativa a la tradicional. Esto fue lo que pasó con el ex ministro Rojas, quien con solo cuatro días en el cargo, cayó preso de las redes sociales y de la nueva red de opinión pública que se forma en el ámbito digital. Los ciudadanos utilizaron los dichos del ministro Rojas para generar un debate nacional en el que este último se vio entrampado y sin salida.

En esta coyuntura quedó en evidencia el empoderamiento ciudadano al apropiarse de las redes sociales y los efectos inmediatos que pueden causar. Hay que preguntarse cómo esta nueva esfera de la opinión pública se vinculará con los partidos políticos y sus representantes.

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