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Opinión

23 de Enero de 2019

Claudio Castro (DC), alcalde de Renca: “Lamento que la identidad de la Democracia Cristiana esté vinculada a la Iglesia Católica”

En 2016, Renca, la comuna que llevaba 16 años bajo la conducción de la cuestionada alcaldesa Vicky Barahona (UDI) pasó a manos de un joven demócrata cristiano. Claudio Castro, ingeniero de profesión, expresidente de la FEUC para la Revolución Pingüina y ex director social de Un Techo Para mi País, puso fin a cuatro periodos de gobierno de derecha con el 64,6% de los votos. Su twitter luce la descripción: "en tiempos de individualismos, nada más revolucionario que la comunidad". Su gobierno comenzó con el retiro de la frase “Renca la lleva”.

Jose Luis Fernandez
Jose Luis Fernandez
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– ¿Por qué entraste a la DC cuando tu generación milita en partidos más jóvenes?

– A diferencia de muchos militantes de la DC y otros partidos tradicionales, yo no tengo una historia de familia militante. Mi proceso fue al revés. Partí con un trabajo social muy fuerte en el Techo en campamentos. En ese momento sentí que el voluntariado cumplía un rol, pero había parte de la discusión pública que no reflejaba ese nivel de desigualdad. Esa discusión pública para mí estaba radicado en los partidos políticos. Tampoco tenía un conocimiento profundo de la Iglesia, pero ahí en el Techo, con la formación de Felipe Berríos pude conocer la perspectiva cristiana. Tuvimos una formación con jesuitas y con otros jóvenes que habíamos participado de federaciones estudiantiles y ONG’s. Fue un proceso de formación interesante, hoy día uno ve menos formación en los cuadros políticos.

– ¿Entraste a militar el 2011 cuando empezó el Movimiento Estudiantil?

– Sí. Participé de conversaciones para armar algo nuevo y en ese contexto dije: “voy a entrar a un partido político que entiendo debe representar una idea que, frente a la injusticia y el individualismo, lo que ofrece es comunidad”. No es algo que percibía en la DC, pero que sí estaba en sus principios. Con otros jóvenes que estaban en la misma y definimos que nuestra acción política iba a estar en el territorio de Santiago Norte, Renca, Conchalí y Huechuraba. Nos pusimos a disposición de las directivas comunales de la DC en estas tres comunas. Nos parecía importante que el partido recuperara ese rol de vanguardia. Cuesta salir de esta idea del partido bisagra, de centro o de la moderación. A mi me motiva más el partido que ofrece una revolución de la comunidad.

REVOLUCIÓN PINGÜINA

Claudio Castro fue electo presidente de la FEUC para el período 2006, ganando al Movimiento Gremial por apenas 11 votos. Ese año le tocaría ponerse a disposición de los secundarios para la Revolución Pingüina.

– ¿Cómo fue ser dirigente universitario con un movimiento secundario tan fuerte?

– La Revolución Pinguina nos pasó a todos por encima. La Confech venía de un 2005 que había sido intenso en movilizaciones y que tuvo como resultado final la implementación del CAE. Las universidades teníamos muchas dudas sobre cómo seguir avanzando. Tratamos de mutar a otras cosas. El 2006 fue el año que empezamos a hablar no solamente del financiamiento, sino también del acceso a la educación superior, que es una agenda que hoy día parece harto más relevante y que en ese momento ni siquiera se hablaba. Estábamos en eso cuando nos pasó por encima el movimiento secundario. Además con muy poco vínculo, y esta es una de las gracias del Movimiento Pinguino, que fue el hermetismo que tuvieron los dirigentes en ese momento respecto de cualquier otra fuerza política que pudiera utilizarlos o manejarlos. Pero la fuerza con la que vino y las demandas que finalmente fueron canalizándose en el fin a la LOCE, para mí mostró que el nivel de activación de la urgencia de las reformas que Chile requería en ese momento y que sigue requiriendo respecto a varios ámbitos, son urgentes. Además la gracia del movimiento pinguino fue que las señoras en las calles se mostraban a favor de ellos. Como salí del Instituto Nacional, yo podía entrar a las asambleas que se hacían ahí, porque tenía vínculos con los dirigentes. Me acuerdo de conversaciones y caminatas con dirigentes pinguinos al interior del IN, en el parlamento o la Moneda, y eran unos rockstar, pero porque la gente los apoyaba. Lo otro que fue importante para mí fue el Estado, las lógicas con las que negociaban e interactuaban quienes estaban a cargo del gobierno.

– ¿Por ejemplo?

– Conocí a cuatro ministros de Educación distintos. Bitar, que iba saliendo con el gobierno de Lagos, y después Marigen Hornkohl, Martín Zilic y Yasna Provoste. Bitar, en la primera reunión, nos dijo: “chiquillos, les quiero decir que es muy difícil para nosotros trabajar con los dirigentes estudiantiles porque duran sólo un año, entonces les pido que sean responsables porque ustedes tienen que entender que las políticas públicas en el país de largo plazo y ustedes sólo duran un año”. Y resulta que cuando llegan Martín Zilic y después Yasna Provoste, nosotros les dijimos, “bueno ministros, para nosotros es muy difícil interactuar con ustedes, porque ustedes saben, nosotros estamos acá trabajando por la educación y eso es de largo plazo y ministros que duran un par de meses, no nos sirven para tomarnos en serio esta discusión”.

TECHO PARA CHILE

Otro paso importante en la carrera de Castro fue su paso por el Techo. En la fundación que por ese entonces tenía como rostro a Felipe Berríos, fue director social de Un Techo Para mi País y estuvo a cargo de conducir todo el proceso de expansión de la organización por latinoamérica.

– ¿Cuánto aportó en tu formación política tu paso por el Techo?

A mi me tocó el Techo en los tiempos del 2010, cuando estaba el “2010 sin campamentos”. Mientras eso se hablaba en Chile, yo llegaba a San Juan del Lurigancho en Lima, y veía en un solo campamento más familias que todas las que teníamos en campamentos en todo Chile. El 2010 fue el terremoto en Haiti, y vimos la cantidad de gente que murió, las dificultades de la reconstrucción, la corrupción que estaba instalada en el país. Desde el Techo logré observar los tiempos de Chile desde el prisma de América Latina. Porque no tenía que ver solamente con las urgencias de los campamentos, sino también con la fortaleza de la democracia. Cualquier país de América Latina reconoce en Chile una fortaleza democrática que nosotros no vemos.

– ¿Estás de acuerdo en la iniciativa del gobierno de abolir la Ley de Inclusión?

– Acá en Renca tenemos dos liceos públicos: el Cumbres de Cóndores Oriente y el Cumbres de Cóndores Poniente, que son una clara apología a colegios del sector oriente de la ciudad. Y uno de esos colegios, que tienen casi la misma infraestructura porque son nuevos, era Liceo Bicentenario cuando nosotros asumimos el municipio. Los profesores ganaban más, seleccionaba en el ingreso, y además,  a sus mejores resultados los matriculaban en el preuniversitario Pedro de Valdivia. Mientras el Cumbres de Cóndores Poniente era “el hermano pobre” del otro, no seleccionaba y en algunos casos no lograba llenar la matrícula. Los profesores eran los que ganaban menos que los otros. En la práctica esa política generaba segregación. Y lo que hicimos fue decir que para nosotros nuestras 14 escuelas públicas son igual de importantes. Entre otras cosas eso significó empezar a invertir en infraestructura en donde no se había invertido. Trasladarnos a las escuelas que habían sido más castigadas u olvidadas por la administración anterior. Y cortamos la selección. En el marco de la Ley de Inclusión desarrollamos un software que nos permitió acoger los mismos elementos: selección aleatoria; y que en algunos casos puntuales considerara lazos de hermandad o hijos de funcionarios de ese establecimientos. Este año en algunos casos para 70 cupos teníamos 800 postulantes y logramos llevar este proceso adelante con un sistema sin colas, con inscripción en el colegio o por internet, y explicando también a la población lo que eso significaba.

– ¿Se han visto cambios en lo inmediato?

– Desde que estamos haciendo eso, todos nuestros colegios han mantenido o aumentando su nivel de calidad en la agencia de calidad. No hemos visto merma en los resultados del SIMCE y tampoco en los de la PSU. El Cumbre de Cóndores Oriente, ya sin la “ayuda” del Pedro de Valdivia, sigue manteniéndose entre los 20 colegios municipales con mejores resultados en la PSU. Mantuvimos o mejoramos los indicadores de excelencia académica. Y además aumentó la matrícula. Hace 3 años en Renca solamente el Cumbre de Cóndores Oriente tenía más postulantes que cupos. Este año de 14 escuelas que nosotros tenemos, 11 tuvimos que implementar el sistema de selección aleatoria.

– La derecha critica el “igualismo” porque tendería a bajar el nivel.

El desafío de la educación es generar las condiciones para que todas y todos logren procesos formativos que permitan sacar a relucir todos los talentos que tienen. Cuando uno entiende ese objetivo para la educación pública se desecha inmediatamente el argumento de que entonces a los buenos les iría peor. Ese es un argumento además bien falaz, porque no hay estudios que sustenten que haya un efecto negativo. Los que tienen mejores resultados inciden en los que tienen peores resultados. Pero no al revés. Además dejar de seleccionar no es lo único que hemos hecho. Incorporamos equipos de convivencia escolar en todas las escuelas para enfrentar la diversidad. Estamos mejorando la infraestructura pública, que en Renca era tremendamente deficiente. Acá teníamos letrinas en vez de baños. Salas de clases que no tenían vidrios y los estudiantes se morían de frío. Este 2019 todas nuestras salas de clase de las 14 escuelas y los 10 jardines, contarán con sistema de climatización. Imagínate que la movilización pingüina partió con el Liceo de Lota, que lo entregó el gobierno completamente nuevo, y se llovió en invierno. Esa es una cuestión que acompaña toda la discusión de la educación pública. Por eso yo creo que centrar el debate en la selección es un tremendo error.

– Como institutano, ¿estás a favor de abolir la selección?

– Absolutamente, es nociva. Pretender homologar este carácter histórico de los liceos emblemáticos con los liceos bicentenarios, como en el caso de Renca, significa pura segregación. Es un profundo error. La pregunta para el gobierno no es “¿cómo hacemos más Institutos Nacionales?”, tiene que ser, ¿cómo hacemos que todos los establecimientos de educación pública del país mejoran y ofrezcan una educación de excelencia a todos?

POLÍTICA NACIONAL

– Vimos un quiebre entre las bancadas del FA y la DC. ¿Cómo ves esta oposición que no logra ponerse de acuerdo?

– Ha sido lamentable el espectáculo que hemos visto en la oposición en el Parlamento. Pero por otro lado ha sido muy virtuoso lo que nosotros hemos visto a nivel de alcaldes. El distrito 9, que es el de Renca, es bien interesante en términos de cómo se expresan las fuerzas de centro izquierda. Acá tenemos alcaldes de casi todos los partidos. Jadue es comunista, Mauro Tamayo independiente de izquierda, Durán es vicepresidente del partido socialista, Carlos Cuadrado que es vicepresidente del PPD. Y tenemos un nivel de articulación que yo te diría que es el mejor. Nosotros entendemos además que el desarrollo de nuestras comunas está directamente ligado con lo que pasa en las comunas aledañas. Creo que lo del parlamento refleja poco la realidad que vivimos en las bases los militantes.

– ¿Debería la DC impulsar una gran alianza de oposición?

– A nivel de alianzas políticas, sí. Las fuerzas progresistas de Chile tienen que dejar de buscar lo que las divide. Tenemos que ver los temas que nos unen. Como el rechazo a la propuesta del gobierno de desmontar la Ley de Inclusión. Pero por ejemplo, Revolución Democrática acaba de tomar la determinación de no tener primarias con los partidos de la Nueva Mayoría. Lo que en la práctica significa ofrecerle a la derecha gran parte de las comunas del país. ¿La identidad del Frente Amplio se fortalece con esa medida? No. ¿Se transforma Chile con esa medida? Tampoco.

– ¿Y en lo electoral?

– Creo que tenemos que llegar a acuerdos que nos permitan ofrecer candidatos únicos de alcaldes de toda la centro izquierda. Y también candidatos únicos de gobernadores de la centro izquierda y la oposición. Para eso existen instrumentos. Eventualmente podrían haber acuerdos o pactos por omisión, y lo que esperaría es que no existan trabas para esa conversación, como que los alcaldes en ejercicio estemos disponibles para ir a primarias. Es una vergüenza hoy día que algún alcalde pretenda mantenerse en el cargo por secretaría. En concejales y consejeros regionales, la idea es que se refleje toda la diversidad de los conglomerados. No podemos poner en riesgo la conducción en 346 comunas en el país. Porque si nosotros vamos divididos, sabemos que la derecha va a gobernar.

– ¿Dentro de la DC qué posibilidades hay de empujar al partido hacía definiciones políticas más de centro izquierda?

– Este año la DC va a tener su sexto congreso ideológico. Que yo estoy seguro que va a tener resultados que nos van a permitir dialogar con el resto de la centro izquierda de manera mucho más libre. Es un sexto congreso ideológico que va a fortalecer esta senda que nosotros tenemos para Chile para avanzar en derechos sociales para nuestros habitantes y todo lo que he mencionado. Y también en fortalecer el rol de la comunidad en esa construcción. Eso es bien importante. Yo creo que hay que mirar con mucha atención lo que va a pasar en este congreso ideológico.

– La Iglesia Católica viene atravesando hace un tiempo una crisis importante. Recién apareció una denuncia contra Renato Poblete. ¿Cuánto le afecta a la identidad de la DC este tipo de denuncias contra curas del ala progresista?

– Evidentemente le afecta. Yo lamento que la identidad de la Democracia Cristiana esté vinculada a la Iglesia Católica. Creo que el aporte de la DC al país, excede por lejos a lo que tiene que ver con la Iglesia hoy día. Yo soy católico, y en los casos de abusos sexuales que han sido comprobados, merecen el repudio, la separación y ojala la condena lo más rápido posible. Conozco a varios sacerdotes que cumplen un rol social importante para el país y a mi me gustaría, y le pido a la Iglesia de la que soy parte, que exista un remezón completo. Por tanto valoro la reacción de la Compañía de Jesús respecto de la situación de Renato Poblete. Esto hace un año era impensado.

– Así como el crecimiento de la DC se debió en algún momento a la incidencia de la Iglesia Católica, hoy el resurgimiento de la extrema derecha viene de la mano del crecimiento de la Iglesia Evangélica. En Brasil le pusieron el piso a Bolsonaro. ¿Lo ves como una amenaza acá?

– Yo conozco una Iglesia Evangélica que es popular y que lamentablemente se ha ido instalando esta idea de iglesia de derecha que no es tal. En mi caso muchos miembros de la Iglesia Evangélica apoyaron mi candidatura frente a la de la derecha. Y también han apoyado los procesos de transformación social que se han instalado en Chile. Por lo tanto lo primero que yo haría es hacer esa distinción porque le estamos haciendo un flaco favor cuando les ponemos la chapa de iglesia de derecha. Y lo que sí me parece que tanto Bolsonaro, la extrema derecha y algunos sectores de la iglesia, parecieran nutrirse del odio y el temor y esta idea de que si a otros les va bien, a mi me va mal. Y esa idea es algo que está muy lejos de lo que yo en particular espero para el país. Sino que muy lejos de una enseñanza de Cristo mismo que es la misma para ambas iglesias. Lo que hay que hacer ahí es enfrentar esas ideas.

– Por último, hoy día en el mundo de los ediles de la izquierda tienen mucha proeycción y son Daniel Jadue y Jorge Sharp. Si tuvieras que elegir entre uno de los dos como eventual candidato presidencial, ¿a cuál apoyarías?

– Si ese fuera el caso, me inclino por Jadue.

 

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