Una hermosa criatura: Archivos divinos sobre lo humano

“Vi a Marco Antonio Solís en el Festival de Viña y estoy de acuerdo con algo que dijo: que la música es una gran sanadora, te ayuda a evocar recuerdos maravillosos. Yo me acordé de mi papá y de que con él aprendí música clásica. Mi papá amaba el jardín, y en las tardes de verano cuando llegaba del trabajo, se cambiaba de ropa, se ponía un short con unas alpargatas para regar y ponía música en una electrola Lorelei que había comprado. Le habían regalado no sé cuántos discos de conciertos, que esas tardes se escuchaban por toda la casa. Siempre era música clásica: Beethoven, Chopin, Rimsky-Korsakov. Bach y Mozart no le gustaban mucho. Yo tendría unos 11, 12 años y lo seguía por todo el jardín de pata pelada y él me abrazaba con un brazo, con el otro sostenía la manguera, me miraba y me decía: “que somos felices, ¿ah?”. “Sí”, le decía yo, “somos muy felices”. Yo era feliz porque nunca pensé que las personas desaparecían de tu vida. Esos eran los momentos de él y yo. Ahora cuando escucho algo, lo reconozco de inmediato: Beethoven. Grieg. Bach. Mi papá me dio un legado de cultura musical. Por eso cuando Marco Antonio Solís dijo eso de la música, me hizo pensar que en realidad la música te liga a las personas de tu vida, a los momentos que has vivido, te relaja y te hace bailar hasta cuando no tienes ganas”.

@unahermosacriatura un proyecto de Pepa Valenzuela y María Belén Medina.