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28 de Abril de 2021

Economista de la U. de California en Berkeley explica el efecto que tuvieron las farmacias populares en el mercado

Imagen de referencia. Foto: Agencia UNO

Tienen precios más bajos, aligeran el presupuesto familiar, no resultan tan costosas para las municipalidades y le quitaron clientes a las privadas. The Clinic conversó con uno de los investigadores que realizó un estudio sobre el fenómeno de las farmacias populares en Chile, quien explica cómo se terminó modificando un mercado tan concentrado como el de las farmacias en los últimos cinco años.

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En octubre del 2015, en Recoleta se abrieron las puertas de la primera farmacia popular del país. Más de cinco años después, la iniciativa se ha replicado en centenares de municipalidades del país, incluyendo aquellas que son de distinto signo político del alcalde Daniel Jadue (PC).

En este contexto, un grupo de economistas publicó la investigación The Economics of the Public Option: Evidence from Local Pharmaceutical Markets, que buscaba conocer el real efecto que ha tenido esta política pública en el mercado farmacéutico. The Clinic conversó con uno de ellos, Cristóbal Otero, candidato a doctor en Economía de la U. de California en Berkeley, Estados Unidos, quien nos ayuda a resumir el estudio en siete claves:

PRECIOS MÁS BAJOS

Uno de los primeros objetivos de los investigadores era comprobar si efectivamente los precios de las farmacias populares eran más bajos que en el resto del mercado. Para ello, compararon a lo largo de varios meses y en distintas comunas un total de 257 remedios que se venden tanto en farmacias públicas como privadas.

“Fue bien desafiante porque tuvimos que comparar remedio por remedio. No por ingredientes activos, sino que eran productos exactamente idénticos entre sí”, detalla Cristóbal Otero. El estudio permitió registrar unas 44.600 observaciones y mapear la oferta completa de medicamentos, arrojando como resultado una diferencia de precios de un 66% en promedio.

“Efectivamente, cuando uno mapea toda la oferta de remedios, las diferencias son gigantes”, concluye el economista. A su juicio, esta distancia se explica principalmente porque las farmacias populares compran gran parte de su oferta en la Central de Abastecimiento del Sistema Nacional de Servicios de Salud (Cenabast).

Otero recalca que no hay ninguna especie de “subsidio” municipal para que los medicamentos sean más baratos, sino que -a través de dicho organismo- tienen “cierto poder de negociación con los laboratorios”, lo que les permite conseguir medicamentos más baratos que los privados.

DÓNDE ENTRAN

Otra de las hipótesis de los investigadores es que las farmacias populares estaban cubriendo una oferta de medicamentos allí donde las farmacias privadas no llegaban, es decir, en aquellas áreas geográficas que ellos denominaron “desierto farmacéutico”.

Sin embargo, Otero explica que “cuando miramos el mapa, nos dimos cuenta que las farmacias públicas se pusieron justamente en lugares donde ya habían farmacias privadas. Para entender esto, conversamos con diferentes alcaldes y les preguntamos cómo deciden donde ubicar la farmacia. Y las razones que daban hacían mucho sentido y eran muy razonables. Como tenían presupuesto para poner una o dos farmacias, las levantaban en la avenida principal de la comuna, es decir, en lugares de mayor acceso a la población”.

PÉRDIDAS DE LAS PRIVADAS

A partir de estos resultados, los investigadores concluyeron que las farmacias populares finalmente, lo que estaban haciendo, era competir, con precios más bajos pero con una menor oferta, con las farmacias privadas. Por lo tanto, decidieron calcular el impacto que había tenido su irrupción en el mercado farmacéutico.

Según sus mediciones econométricas, descubrieron que “cuando abre una farmacia popular, a los 15 meses, las farmacias privadas que están compitiendo con esa pública pierden entre 3% y 4% de sus ventas. No es solamente que aumentó la demanda por medicamentos en personas que antes no compraban porque no tenían los recursos suficientes, sino que también le quitaron demanda a las privadas”, según explica el economista.

LA REACCIÓN DE LAS PRIVADAS

Otero puntualiza que, en la literatura económica, una de las razones para crear una empresa pública es para introducirle “competencia” a un determinado mercado. Entonces, dado que el farmacéutico es un mercado muy concentrado, una de las primeras hipótesis que barajaron inicialmente es que “si entraba una pública con precios más bajos, las privadas iban a bajar los precios”.

Sin embargo, ocurrió justamente lo contrario. De acuerdo a sus mediciones, los valores de los medicamentos aumentaron levemente entre 1% y 2% en las farmacias privadas. “Lo que pasa es que el mercado se segmentó y aquí entra el concepto de elasticidad. La gente más elástica, es decir, quienes reaccionan más a las diferencias de precios, se cambiaron a la pública. Y la gente más inelástica se quedó en la privada”, precisa el economista.

IMPACTO EN EL GASTO FAMILIAR

Tras revisar en detalle la segmentación del mercado, los investigadores descubrieron que quienes se cambiaron de las farmacias privadas a las públicas, sus hogares redujeron su gasto en medicamentos en 140 dólares al año (equivalente a 97.600 pesos chilenos).

De hecho, dicho beneficio es mucho mayor en grupos con enfermedades crónicas, donde el ahorro puede llegar a los 540 dólares anuales (equivalente a 376.650 pesos chilenos).

Por otro lado, quienes se mantuvieron en las privadas aumentaron su gasto, pero marginalmente. Ellos pagan 2.3 dólares al año más (equivalente a 1.600 pesos chilenos).

IMPACTO EN FINANZAS MUNICIPALES

Otra de las preguntas fundamentales que se hicieron los economistas es sobre los costos que implica el levantamiento de una farmacia popular. Para ello, se sumergieron en los presupuestos municipales y detectaron que efectivamente se están gastando más recursos en el sector salud, pero “los recompensan con pequeños recortes en otras partidas y, en el neto, el déficit es bien chico”, recalca Otero.

El economista subraya que “el costo de una farmacia pública tiene que ver con el arriendo de un lugar donde se establece. De hecho, muchas ocupan espacios municipales y en términos contables no generan un costo. El gran gasto es contratar personal especializado para que atienda la farmacia”.

DESAFÍOS DE LAS FARMACIAS POPULARES

Pese a todos estos elementos, las farmacias populares tienen varias desventajas en el mercado. Una de ellas es que son muy pocas aún. De hecho, Otero destaca que un cliente se encuentra en promedio 20 farmacias privadas antes de dar con una pública.

También tienen una oferta limitada de remedios. Como el foco está en las enfermedades crónicas, cuentan con pocos medicamentos OTC (que no requieren prescripción médica). Según sus cálculos, por cada ingrediente activo, hay en promedio dos productos en una farmacia pública y 15 en una privada.

Otros factores que perjudican a las farmacias populares es la necesidad de que los clientes se registren y tengan que hacer solicitudes de productos con anticipación. También, los horarios de atención son muy limitados, aunque con respecto a esto último, Otero subraya que “ha ido mejorando en el tiempo”.

Aún así, el economista piensa que este efecto podría ser más positivo si se ampliara y mejorara la oferta de las farmacias populares. A su juicio, sería más difícil para las privadas segmentar el mercado y las obligaría a competir con mejores precios, si las farmacias públicas contaran con “mayor variedad de medicamentos, menos restricciones al acceso, están mejor coordinadas y están más centralizadas”.

“Uno podría pensar incluso en una opción pública a nivel nacional, así como existe el BancoEstado con un montón de sucursales. Yo no veo por qué no hacerlo, a menos que implique desviar demasiados recursos. Pero una opción centralizada parecería una muy buena idea”, concluye.

Otero finalmente destaca que “la pregunta de introducir empresas públicas en literatura económica es súper vieja. Una de las contribuciones que hacemos es “en qué contexto puede ser bueno introducirla”, y el contexto que tenemos acá es uno donde el Estado tiene poder de negociación y accede a precios mucho más bajos. Es una buena idea para el bienestar de los consumidores y le va a introducir más competencia al sector privado”.

En el caso de otros mercados como las inmobiliarias, las ópticas o las librerías, Otero subraya que la pregunta que hay que hacerse es la misma: “¿Qué ventajas tiene el Estado sobre los privados en un determinado sector? ¿Tiene capacidad de negociación? La respuesta no es tan obvia”.

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