Tras bambalinas: Los 470 minutos que marcaron el primer día de la Convención Constituyente

A las 14:28 horas del domingo 4 de julio, exactamente una hora antes de su emocionante discurso ante el país, quedó zanjado que Elisa Loncon sería la presidenta de la Convención Constituyente. En ese instante, Loncon conversaba con los constituyentes Adolfo Millabur y Tatiana Urrutia. Estaban sobre la alfombra roja, justo al medio de la carpa blanca dispuesta para esta ceremonia en el ex-Congreso en Santiago. De pronto se aproximó a ella un rostro conocido, que minutos antes había alcanzado también una votación considerable para la presidencia del organismo: Isabel Godoy, constituyente del pueblo colla. Godoy se excusó con los presentes, colgó su teléfono y pidió hablar a solas con Loncon.

Tres minutos antes había terminado el conteo de la primera votación. La representante del pueblo mapuche acababa de sacar la primera mayoría en las votaciones, pero no le alcanzaba para llegar a los 78 votos necesarios para ser electa como presidenta de la instancia. En el conteo de votos, se impuso con 58 votos, superando a Harry Jürgensen, que consiguió 36, y a Isabel Godoy, que obtuvo 35. Sería esta última la que definiría el resultado final.

La división de votos tenía un trasfondo. En los días previos, el Frente Amplio había manifestado su apoyo a Elisa Loncon como presidenta. Esta decisión incomodó a la Lista del Pueblo, al Partido Comunista y a algunos constituyentes representantes de Pueblos Originarios, quienes decidieron levantar una carta más cercana a ellos: Godoy.

Cuando Godoy le habló a Loncon la tarde de este domingo, le indicó que estaban en un escenario complejo y fue categórica con ella: “Para grandes cosas, uno tiene que tener la entereza para dar un paso al costado cuando hay un bien mayor de por medio”. Con esas palabras, le entregó su apoyo para la presidencia de la Convención y le indicó que tendría los votos de quienes la habían apoyado a ella. Loncon valoró el gesto y afirmó que tenían un compromiso en común. No hubo mayor intercambio de opiniones, porque las palabras sobraban. Su destino ya estaba escrito.

Cuando Godoy le habló a Loncon la tarde de este domingo, le indicó que estaban en un escenario complejo y fue categórica con ella: “Para grandes cosas, uno tiene que tener la entereza para dar un paso al costado cuando hay un bien mayor de por medio”.

Cincuenta y cinco minutos después de esa conversación, la secretaria y relatora del Tricel, Carmen Gloria Valladares, daba los resultados finales de la segunda votación. Elisa Loncon obtuvo una arrolladora mayoría de 96 votos. No sólo había reunido los 35 votos de Godoy, que le alcanzaban para convertirse en la nueva presidenta, sino que reunió otros tres respaldos extras. Durante los seis minutos posteriores, Loncon proclamaría uno de los discursos más emotivos de la memoria colectiva reciente del país. La primera piedra del nuevo Chile había sido colocada.

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La historia de la inédita jornada comenzó a escribirse varias horas antes. A las 9 de la mañana del domingo 4 de julio, los tibios rayos de sol de julio deslumbraban tímidamente los edificios más altos que rodean el edificio del ex-Congreso. La instalación se encontraba completamente cercada por Carabineros: a cinco cuadras a la redonda ya no se podía circular en vehículo, y tres cuadras antes sólo se podía circular a pie con autorización.

En cada esquina de las calles aledañas se encontraba un grupo de funcionarios policiales. Una cuadra al poniente del edificio, en el pasaje Dr. Sótero del Río, se encontraba apostada una camioneta de Fuerzas Especiales. No lo sospechaban entonces los carabineros que permanecían allí, pero unas horas más tarde dicho vehículo, junto a otros de la institución, pondrían en jaque la realización de la ceremonia.

La toma de posesión de los cargos se realizó en el lado norte del edificio, enfrentando la calle Catedral, exactamente frente al pasaje Jorge Hunneus. Curiosamente, Hunneus fue un famoso abogado constitucionalista chileno, que vivió a lo largo del siglo XIX. El conservador tenía su mansión ubicada donde hoy está emplazado el pasaje. Es difícil saber cuál sería su postura sobre la jornada del domingo, pero el lugar que alguna vez fue su hogar, fue testigo privilegiado de la primera sesión para escribir la nueva Constitución del país.

A medida que se acercaban las 10 de la mañana, hora en que estaba agendada el inicio de la ceremonia, los constituyentes hacían ingreso por la entrada nororiente del edificio, ubicada en la intersección de Bandera con Catedral. Los primeros en llegar fueron los representantes de Chile Vamos, quienes llegaron casi todos juntos. Desde el poniente, los constituyentes de la lista Apruebo Dignidad habían convocado a una marcha y cicletada desde Barrio Yungay. Desde el oriente, venían otros grupos, como algunos representantes mapuche que habían participado de una ceremonia religiosa en el cerro Huelén, a unos tres kilómetros de distancia. De esa misma dirección venían los representantes de la Lista del Pueblo, quienes se habían reunido en Plaza Italia -o Plaza Dignidad- como un homenaje a las manifestaciones de octubre de 2019. Independiente de las rutas, todas las fuerzas políticas se dirigían al mismo lugar.

Cerca de las 10:30 horas comenzaron los primeros enfrentamientos. Las balizas de los carros policiales comenzaron a sonar por calle Compañía, frente al Palacio de Tribunales y se dirigían a la Plaza de Armas, ubicada una cuadra al oriente. En ese frenesí, los equipos de prensa que se encontraban recolectando testimonios de los constituyentes en el sector nororiente corrieron hacia el sector sur del edificio. Los más osados -en su mayoría, periodistas de radios y televisión- se treparon a la reja suroriente del edificio para presenciar los incidentes que estaban ocurriendo.

En la Plaza de Armas, los vehículos policiales se enfrascaban con grupos de manifestantes. Los principales enfrentamientos se produjeron en el punto donde Compañía se convierte en Merced. Tanto Paseo Ahumada como Estado fueron puntos donde personal de Fuerzas Especiales detuvo a los protestantes. En medio de los cánticos “¡Liberar, liberar, a los presos por luchar!”, el carro lanza aguas dejó caer su chorro sobre las personas. Dentro del ex-Congreso, en tanto, algunos constituyentes comentaban lo que estaba ocurriendo. La información circulaba rápidamente por sus celulares. En los días previos, en sus reuniones por Zoom, un grupo de representantes autoconvocados ya había advertido que detendrían la sesión en caso de que ocurrieran hechos de represión en los alrededores del edificio. Todo apuntaba a que harían valer lo conversado.

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A las 11 de la mañana en punto, Carmen Gloria Valladares y el jefe de la división electoral del Tricel, Arturo Lagos, se ubicaron de pie frente a los constituyentes. El sol golpeaba los rostros de los funcionarios, mientras el relator de la ceremonia les daba la bienvenida. Poco podía oírse del relato protocolar por los parlantes debido a los ensordecedores gritos que comenzaron a emitir algunos constituyentes. “¡No más represión!”, era la consigna que repetían.

A las 11 de la mañana en punto, Carmen Gloria Valladares y el jefe de la división electoral del Tricel, Arturo Lagos, se ubicaron de pie frente a los constituyentes. El sol golpeaba los rostros de los funcionarios, mientras el relator de la ceremonia les daba la bienvenida. Poco podía oírse del relato protocolar por los parlantes debido a los ensordecedores gritos que comenzaron a emitir algunos constituyentes. “¡No más represión!”, era la consigna que repetían.

En medio de los cánticos, la constituyente Alejandra Pérez tomó la palabra. La representante de la Lista del Pueblo, cuya cabellera azul destacaba entre los asistentes, alzó la voz mientras grababa con su celular. 

“¡Aquí a todos se les está olvidando que estamos en este momento por la gente que está protestando afuera!”, vociferó la representante. De forma inmediata, una gran cantidad de asistentes se sumaron a los gritos que, minutos antes, cantaban los manifestantes en el exterior: “¡Liberar, liberar, a los presos por luchar!”.

Sólo pudieron pronunciar la consigna cinco veces. A las 11.02 de la mañana -62 minutos después de lo estipulado por el cronograma de la Convención- el cuarteto de cuerdas de la Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles (FOJI) comenzaba a entonar el Himno Nacional. 

Valladares fue la principal protagonista del caótico escenario que se desarrolló a continuación. Si ella inclinaba su vista a su izquierda, podía ver a los representantes de Chile Vamos entonando la canción. Y si alzaba su vista hacia el fondo de la carpa, podía ver a gran parte de los constituyentes gritando. En una inédita escena, el Himno Patrio fue acompañado con los cánticos de los constituyentes: “¡Liberar, liberar, a los presos por luchar!”.

Al terminar de cantar, los representantes de derecha realizaron un “Ce-hache-í” mientras portaban banderas chilenas. No lo sabían en ese momento, pero posteriormente otros constituyentes calificarían dicho hecho como “ofensivo” contra ellos. 

11:05 horas. Elsa Labraña, representante de la Lista del Pueblo, se encontraba casi al final de la carpa, lejos de la mirada de Valladares. Con paso decidido, se acercó a la mesa donde estaban los funcionarios del Tricel. Portaba un cartel con el rostro de José Miguel Uribe, joven que murió en Curicó en medio de las manifestaciones de octubre de 2019.

Elsa Labraña, representante de la Lista del Pueblo, se encontraba casi al final de la carpa, lejos de la mirada de Valladares. Con paso decidido, se acercó a la mesa donde estaban los funcionarios del Tricel. Portaba un cartel con el rostro de José Miguel Uribe, joven que murió en Curicó en medio de las manifestaciones de octubre de 2019.

Con el mismo cartel, comenzó a golpear la mesa de Valladares y la encaró directamente: “Se ríen de la gente, se ríen de nosotros. Estamos aquí por estas personas”, afirmó a viva voz, mientras mostraba el cartel de Uribe.

“Señora…”. Valladares no alcanzó a culminar su frase, cuando fue interrumpida por Labraña. “Nos van a pasar a llevar”, la encaró. 

“Yo soy una funcionaria técnica”, se defendió, como pudo, Valladares. Nuevamente fue increpada por Labraña: “¡No sigas! ¡Para! ¡Esperamos treinta años, podemos esperar un día o un año si querís!”, le gritó Labraña a la relatora. 

Valladares, con una mezcla de calma y de desconcierto, comenzó a hablar con otros constituyentes que se acercaron a su mesa, como la representante de Independientes No Neutrales, Patricia Politzer. “¿Pero qué es lo que sucede?”, les preguntó Valladares. La pusieron al día. Y le sugirieron hacer un receso.

Dos minutos después, Valladares tomó la palabra. “Hay una situación pendiente de algunos familiares de los convencionales constituyentes que están presentes. Obviamente que queremos hacer una fiesta de la democracia y no un problema. En consecuencia, voy a pedir un par de minutos para que se informe lo que está ocurriendo. Así que vamos a suspender la sesión por breves minutos. Muchas gracias por la comprensión”. 

Luego de sus palabras, recibió una ovación por parte de los constituyentes. No sería la última que recibiría en la jornada.

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En medio del confuso escenario, rápidamente las distintas bancadas de constituyentes comenzaron a moverse. Algunos miembros de la Lista del Pueblo, entre los que se encontraban Giovanna Grandón -la tía Pikachu-, Rodrigo Rojas Vade y Manuel Woldarsky, se dirigieron a la misma entrada por la que habían ingresado. Partieron con caminata rápida, finalmente terminaron corriendo. Su destino: la Plaza de Armas. Mientras, otro grupo de representantes de la Lista del Pueblo hablaba con la prensa explicando los motivos de la abrupta interrupción de la ceremonia.

Mientras tanto, comenzaba a configurarse una llamada con las autoridades de gobierno para calmar las aguas. Minutos antes del mediodía, los constituyentes Beatriz Sánchez, Ignacio Achurra, Ricardo Motero y Patricia Politzer se comunicaron con el ministro de la Segpres, Juan José Ossa. Un funcionario de la Convención recibió la llamada del ministro y pidió comunicarse con alguno de los constituyentes. Casualmente, los involucrados se encontraban en ese lugar y dialogaron con el ministro de Estado por altavoz desde un único teléfono. Le solicitaron que hiciera las gestiones con su par de Interior, Rodrigo Delgado, para que sacara a todos los miembros de Fuerzas Especiales de las inmediaciones del ex-congreso y que sólo quedaran funcionarios de carabineros. En otro caso, veían difícil que pudiera continuar la ceremonia. 

Mientras tanto, comenzaba a configurarse una llamada a las autoridades de gobierno para calmar las aguas. Minutos antes del mediodía, los constituyentes Beatriz Sánchez, Ignacio Achurra, Ricardo Motero y Patricia Politzer se comunicaron con el ministro de la Segpres, Juan José Ossa. Hablaban con él por altavoz desde un único teléfono. Le solicitaron que hiciera las gestiones con su par de Interior, Rodrigo Delgado, para que sacara a todos los miembros de Fuerzas Especiales de las inmediaciones del ex-congreso.

Conocedores de esa llamada afirman que Ossa tuvo la disposición para gestionar el requerimiento con Delgado.

Por su parte, los representantes de Chile Vamos permanecían en la carpa, todos juntos. La constituyente y ex subsecretaria de la Niñez, Carol Bown, sería mucho más clara unos minutos después, al explicar la situación de su bancada cuando la prensa le consultó si se habían comunicado con alguna autoridad de gobierno: “Nosotros estamos sentados esperando que podamos empezar a trabajar”.

Distintos constituyentes salieron a hablar con la prensa. Uno de los más gráficos con la situación fue Jorge Baradit. En una conversación fuera de cámara con miembros de la prensa, señaló que “esta cuestión no tiene salida”.

De forma simultánea, un grupo transversal de constituyentes se organizaba para salir a dialogar con Carabineros y con los manifestantes que se encontraban en las calles aledañas. En ese grupo, estaban Marcos Barraza, Rodrigo Rojas Vade, Alondra Carrillo, Malucha Pinto e Ignacio Achurra, entre otros. 

Noventa minutos después de la interrupción de la ceremonia, a las 12:40 horas, ésta se reanudó. Una de las primeras observaciones que hicieron los presentes fue que faltaban todos los constituyentes que habían salido a dialogar a las calles. No obstante, la sesión comenzó de todas formas. Mientras Valladares nombraba uno a uno a los 155 constituyentes electos, arribó el grupo que se encontraba en el exterior. El último en volver en solitario, unos minutos después, fue Rodrigo Rojas Vade. 

El caos en la calle había mermado. Ahora procedía comenzar la votación por la presidencia de la Convención.

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A las 13:12 se produjo uno de los primeros momentos emotivos de la jornada. Valladares entregó las instrucciones para la elección de presidente y vicepresidente. “Voy a culminar el rol para el cual fui designada para esta primera sesión y que, desde ya, se los agradezco de todo corazón. Muchísimas gracias”, dijo, solemne.

El rol de Valladares, en el papel, era netamente de facilitadora de la ceremonia. Ella sólo entregaría las instrucciones y supervisaría el proceso para elegir la presidencia. Incluso, podría haberle tomado solo algunos minutos. La contingencia la obligó a salirse del protocolo. A improvisar. A dialogar. Luego de sus palabras, la ovación fue inmediata. Todos los constituyentes se pusieron de pie y la aplaudieron por 40 segundos. Valladares estaba emocionada. Mientras escuchaba los aplausos, llevó a su pecho ambas manos. Luego las unió y realizó una leve reverencia. “Muchísimas gracias… Muchísimas gracias”, repitió.

El rol de Valladares, en el papel, era netamente de facilitadora de la ceremonia. Ella sólo entregaría las instrucciones y supervisaría el proceso para elegir la presidencia. La contingencia la obligó a salirse del protocolo. A improvisar. A dialogar. Luego de sus palabras, la ovación fue inmediata. Todos los constituyentes se pusieron de pie y la aplaudieron por 40 segundos. Valladares estaba emocionada. Mientras escuchaba los aplausos, llevó a su pecho ambas manos. Luego las unió y realizó una leve reverencia.

Luego, dio las instrucciones para la elección. Lo primero que hizo fue la instalación de la urna central donde se depositarían los votos: una copa de color bronce. Indicó que cada constituyente tenía una carpeta con dos votos con su nombre y el espacio en blanco donde debían escribir el nombre de su candidato. Mientras eran llamados por lista alfabética, comenzaron a dejar sus votos. 

Veintisiete minutos después, comenzó el conteo. Valladares se arremangó su blusa dorada y comenzó a leer los votos en voz alta, mencionando al constituyente y su preferencia. A las 14:22 horas se cerró el conteo, seis minutos antes de esa conversación clave entre Elisa Loncon e Isabel Godoy. 

A las 15:23, luego de la segunda vuelta, el resultado ya era definitivo. Loncon obtuvo una aplastante victoria sobre Jürgensen y Politzer. Apenas se oficializó el resultado, la académica mapuche recibió los aplausos de toda la Convención, entre gritos de los presentes: “¡Se siente, se escucha, arriba los que luchan!”. 

La primera en abrazarla fue Isabel Godoy. Posteriormente, se abrazó con la machi Francisca Linconao, sentada junto a ella. Loncon estaba de pie, desplegando la bandera Wenufoye del pueblo mapuche con ambas manos. Curiosamente, fue la propia Loncon la que ayudó en el diseño de la bandera que portaba. Junto a otro grupo de mapuche, a principios de los años 90 querían crear un símbolo que los representara. Casi treinta años después, en el momento en que Loncon fue electa presidenta de la Convención, y mientras sujetaba con fuerza su bandera entre aplausos, el mayor símbolo era ella misma. Una mujer mapuche se convertía en presidenta de la primera Convención Constitucional paritaria del mundo.

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“Quiero invitar a la señora Elisa Loncon, para que, en su calidad de presidenta de la Convención Constitucional 2021, se acerque a la testera y presida esta reunión”.

Estas fueron las palabras de Carmen Gloria Valladares a las 15:26 horas. Un fuerte aplauso se dejó caer en el plenario. A paso lento, pero firme, Loncon se acercó a la mesa desplegando su bandera, entre gritos de los presentes: “¡El pueblo, unido, jamás será vencido!”.

Junto a ella subió al estrado la machi Linconao, quien la acompañó durante sus palabras iniciales como máxima autoridad del órgano constituyente. Valladares le dio la bienvenida y las felicitaciones protocolares, y señaló que ella y Arturo Lagos podían quedarse a prestar colaboración para la elección de vicepresidente en caso que ella lo dispusiera. Entonces le pasó el micrófono a Loncon.

A las 15:28, sesenta minutos exactos después de la conversación con Isabel Godoy, Loncon le habló por primera vez al país y al mundo como presidenta de la Convención. “¡Feley, mari mari pu lamngen! ¡Mari mari kom pu che! ¡Mari mari Chile Mapu! ¡Mari mari pu che ta tuwülu ta Pikum Mapu püle!”. Loncon comenzó saludando a sus hermanas y hermanos y al país de Chile. A las personas de las tierras del norte, a las de la Patagonia, a las que viven en las islas y a las que viven en las orillas del mar. 

El emotivo discurso de Loncon se extendió por los próximos seis minutos y 35 segundos. Hizo un llamado a “refundar Chile” y agradeció el apoyo de las distintas coaliciones que “entregaron su confianza, depositaron sus sueños en el llamado que hiciera la nación mapuche, para votar por una persona mapuche, mujer, para cambiar la historia de este país”.

“Estamos instalando una manera de ser plural, una manera de ser democrático, una manera de ser participativos. Por eso esta Convención que hoy día me toca presidir transformará Chile en un Chile plurinacional, en un Chile intercultural, en un Chile que no atente contra los derechos de las mujeres, en un Chile que cuide la madre Tierra, en un Chile que también limpie las aguas”, afirmó Loncon.

“Estamos instalando una manera de ser plural, una manera de ser democrático, una manera de ser participativos. Por eso esta Convención que hoy día me toca presidir transformará Chile en un Chile plurinacional, en un Chile intercultural, en un Chile que no atente contra los derechos de las mujeres, en un Chile que cuide la madre Tierra, en un Chile que también limpie las aguas”, afirmó Loncon.

Además, hizo emotivos homenajes para los pueblos originarios de Canadá, ya que durante las últimas semanas se han encontrado cementerios con cadáveres de niños indígenas. Y también hizo un reconocimiento a la machi Linconao, como autoridad ancestral mapuche.

Luego del emocionante discurso, y ya en su rol de presidenta, Loncon convocó a realizar la votación para la vicepresidencia de la Convención. El nombre que había levantado el Frente Amplio era el del constituyente y profesor de derecho constitucional Jaime Bassa. En los últimos días, además, había reunido apoyos transversales al interior de las bancadas. A diferencia del caso de Loncon, en la primera votación logró aunar los votos del Frente Amplio, del Partido Comunista y de parte de la ex Concertación. No obstante, solo logró reunir 51 preferencias, versus las 35 obtenidas por Pollyana Rivera desde Chile Vamos y las 29 de Rodrigo Rojas Vade. El escenario era ajustado.

En la segunda votación, Bassa tampoco obtuvo los suficientes votos para asumir. Le faltaron cuatro votos para llegar a los 78, mientras que Rodrigo Rojas Vade consiguió 45. En tercer lugar quedó Rivera, con 36 apoyos.

Finalmente, en una tercera votación, se definiría el resultado. Bassa obtuvo 84 votos, diez más que en el segundo sufragio. Logró que votaran por él representantes de la Lista del Pueblo y un descolgado de Chile Vamos: Bernardo de la Maza. A las 18:29 se leyó el cómputo final. Con el puño izquierdo en alto, y rodeado por los constituyentes del Frente Amplio, Bassa celebró la obtención de la vicepresidencia de la Convención.

Al primero que saludó fue a Rodrigo Rojas Vade. En un cálido abrazo, ambos se felicitaron por la votación obtenida. Loncon invitó al nuevo vicepresidente a acompañarla en la mesa. A las 18.32, tomó el micrófono y habló frente a la Convención, agradeciendo “el respaldo que hemos tenido. Para agradecer una jornada democrática y que, de alguna manera, nos da esperanza de construir entre todas, todos y todes, un futuro distinto. Un país más justo, más inclusivo, más igualitario”.

“Hoy día empezamos a transitar un camino republicano, pero también un camino popular. Un camino de representación democrática, pero también de participación social. Y creo que el desafío que tenemos de ahora en adelante es ser capaces de construir esa trenza, desde la justicia, desde la inclusión, desde el respeto, desde la diversidad”, señaló Bassa.

Ya en el cierre de la ceremonia, unos minutos después, Loncon volvió a agradecer a Carmen Gloria Valladares y a Arturo Lagos, quienes recibieron una nueva ovación de los presentes. Loncon pidió un minuto de silencio por la memoria de todos los muertos de las naciones originarias, por los muertos en dictadura y por los muertos en la revuelta social. Luego de esos 60 segundos, Loncon y Bassa acordaron instar a seguir promoviendo la liberación de los presos de la revuelta y que la Convención sesionaría durante los cuatro días siguientes a la instalación. Finalmente, recibieron una propuesta de reglamento feminista por parte de un grupo transversal de constituyentes y otra propuesta de reglamento de los constituyente de Chile Vamos, entregado directo a las manos de Loncon por la abogada Constanza Hube.

Cuando ya habían pasado cuatro horas y veintidós minutos después de su conversación con Isabel Godoy que le allanó el camino a la presidencia de la Convención, Elisa Loncon tomó por última vez la palabra en este día histórico: “Cumplidas nuestras labores del día, levantamos la sesión. Que regresen bien a sus casas a celebrar con sus respectivas coaliciones”.

Con el puño izquierdo en alto, cerró la sesión con dos palabras: “Muchas gracias”. Ya no había luz natural, sino sólo artificial y el frío comenzaba a caer en el edificio del ex-Congreso. Eran las 18:50 horas de la tarde. El nuevo Chile había comenzado a escribirse.