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Cultura & Pop

13 de Marzo de 2022

Las historias de los pandas “Red” chilenos: los tiernos animales que inspiraron la última película de Pixar

La imagen muestra a varios pandas rojo

Kelu, Ichiha y Popo son tres pandas rojos que habitan en Chile. El primero lo hace en el zoológico Parque Metropolitano y los otros dos en el Buin Zoo. A dos días del estreno de la última película de Pixar "Red", cuyo protagonista es precisamente este tierno animal, te contamos las historias de cada uno de ellos.

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El pasado viernes 11 de marzo, Disney y Pixar estrenaron su última película llamada Red (dirigida por la ganadora del Oscar Domee Shi), la que presenta a Mei Lee, una joven de 13 años que se debate entre seguir siendo la obediente hija de su madre y el caos que implica la adolescencia. Como si los cambios en su pubertad no fueran suficientes, la adolescente además debe lidiar con una sorprendente habilidad: tal y como le sucedía a los personajes del animé Ranma 1/2 con el agua, cada vez que ella se emociona, se termina convirtiendo en un panda rojo gigante.

Más allá de la inagotable ocurrencia de Disney y de su película, lo cierto es que los pandas rojos no son gigantes, apenas miden entre 50 y 64 centímetros y no sobrepasan los seis kilos. Son nativos de las regiones montañosas del Himalaya, en el sur de China, la India, Nepal y Birmania y generalmente viven en zonas boscosas con abundante bambú.

Su estado de conservación es de peligro crítico, y su principal amenaza, como casi siempre, tiene que ver con la sobreexplotación de los recursos naturales en su hábitat y la caza y tráfico de su apetecida piel roja, la que además es resistente a la nieve.

El complejo escenario hace que pocos zoológicos en el mundo puedan tener pandas rojos en sus instalaciones. Sin embargo, en Chile, son dos los recintos que cuentan con ejemplares de la especie. Uno es el Parque Metropolitano de Santiago que cuenta con un ejemplar llamado Kelu -el único panda rojo nacido en Chile- y el otro el Buin Zoo donde habitan los pololos Ichiha y Popo, que llegaron desde Japón.

La historia de la estrella roja parte con un hipopótamo

Para poder entender cómo Ichiha y Popo llegaron al Buin Zoo, hay que remontarse al año 2013. En esa fecha ocurrió un acontecimiento único, cuando el 28 de diciembre se dio el nacimiento del hipopótamo pigmeo Inocencio, un acontecimiento que no ocurría en Sudamérica en varías décadas.

Tiempo después de aquello se daría el nacimiento de su hermano menor Moto Moto, bautizado así en honor al galán hipopótamo de Madagascar

Desde muy chico Moto Moto alcanzó una fama mundial de semental. Por lo mismo, miembros de la directiva del Acuario de Osaka, Japón, viajaron a Chile con la finalidad de que el Buin Zoo lo donase para que pudiera reproducirse con algunas de las hembras de las especies que allá poseían.

Moto Moto

Con el fin de poder preservar la especie, Moto Moto partió a Japón como parte de una donación del zoo chileno. Allá el hipopótamo rápidamente se transformó en una de las estrellas del acuario donde aún vive rodeado de hipopótamas. 

Como muestra de agradecimiento por Moto Moto, el director del recinto japonés ofreció un obsequio al Zoológico chileno. Medio en broma, reconoce hoy Ignacio Idalsoaga, director del Buin Zoo, le pidió un ejemplar de Panda Rojo. 

El acuario no tenía ninguna de estas especies, pero con seguridad el director le dijo que haría lo que estuviese a su alcance. Con el reconocido compromiso japonés, cumplió su palabra y logró conseguir dos ejemplares de panda rojo. Idalsoaga no lo podía creer.

“Nos dijeron ‘conseguimos dos pandas rojos y están listos para embarque’. Vino el proceso para traerlos… Lo peor fue que llegaron a fines de marzo partiendo la pandemia, con nuestro zoo cerrado y con una proyección muy oscura de cómo venían los tiempos”, recuerda. 

A inicios del 2020 los pandas rojos, que sin duda serían una de las principales atracciones, se quedaron sin visitantes. Pero lo anterior no impidió que la hembra Ichicha se robara la película. 

En medio de la crisis que significó la pandemia para las visitas al Zoológico emplazado en la zona sur de la Región Metropolitana, sus directivos organizaron una campaña de apadrinamiento vía membresías a 14 de sus animales. Allí la panda rojo, que nadie había podido conocer en persona, se convirtió en el animal más apadrinado. Una verdadera estrella roja.

“Partieron los apadrinamientos e Ichiha nos pareció un animal emblemático para hacerlo. Nos sorprendió porque dentro de los 14 animales que eran los apadrinables, ella empezó a repuntar y hoy tiene el 45% de los padrinos. Ella es la reina, en contraste al menos apadrinable, que es Juancho, nuestro pobrecito cocodrilo que nadie quiere”, cuenta Ignacio Idalsoaga. 

La fama de Ichiha no significó que junto a su pololo Popo, no pasaran por momentos difíciles. El déficit financiero por la incapacidad de abrir sus puertas obligó al Buin Zoo a pedir préstamos para costear la tecnología que permitiera aclimatar a estos animales incapaces de vivir en altas temperaturas.

“Estábamos en una situación muy compleja. En medio de las negociaciones por conseguir los créditos, al banco BCI le dijimos que no teníamos los recursos suficientes para construir su cámara refrigerada y ellos se convirtieron en sus primeros padrinos empresas. Hoy tenemos un par de empresas más apoyándonos con diferentes animales, pero con eso pudimos construir su casa que estuvo lista a fines de septiembre. Hoy están con un recinto muy lindo que recrea una casa en los montes himalayos y tienen la posibilidad de subirse a árboles”, agrega Idalsoaga

El único panda rojo chileno

El 25 de diciembre del año 2015, casi como un regalo de navidad, nació el primer panda rojo en Chile. La cría , que luego de un concurso se bautizó como Kelu (rojo en mapudungun), nació de dos ejemplares de su especie incorporadas en noviembre del 2014 al Zoológico del Parque Metropolitano, las que fueron donadas por el gobierno japonés a nuestro país a través de un convenio internacional de preservación de especies en peligro de extinción. 

Con el paso de los años, sus padres fallecieron por la edad. Los pandas rojos no viven más de 10 años en cautiverio y 13 con cuidados humanos. Desde entonces Kelu quedó solo en el zoo. 

La soledad de Kelu iba a llegar a su final el año 2020, ya que otra panda rojo arribaría al zoológico proveniente de otro recinto japonés para seguir con el linaje de pandas rojos nacionales. Sin embargo, la crisis del coronavirus retrasó el embarque. Kelu se quedó solo esperando a su compañera. 

“Kelu es exquisito. A veces sube de peso y lo tenemos que dejar a dieta. Kelu es super regalón, sus papás además eran muy famosos en Japón, de hecho nos han visitado turistas japoneses que nos entregan regalos con la historia de sus papás y otros familiares”, cuenta Alejandra Montalba, Directora del Zoológico Nacional, sobre la personalidad del tierno animal. 

La directora agrega que la soledad de Kelu llegará a su fin en un par de semanas: “El 23 de marzo llega la pareja de Kelu. Estamos por tener una novia para este panda rojo chileno(…) Kelu pasa a ser muy importante para seguir teniendo descendencia en nuestro país por eso esta panda llega en dos semanas más”. 

Con respecto a la aparición de especies de animales en películas infantiles Alejandra Montalba asegura que pueden ocurrir dos fenómenos. Uno positivo, ya que atraen más visitantes que asocian a los personajes con los animales y otro, alguna veces negativo.

“Por ejemplo, con Buscando a Nemo todo el mundo quería tener a un Nemo de mascota y esto provocó que se capturaran muchas especies de Pez Payaso. Esta especie no se reproduce bajo cuidado humano, por lo tanto el que quería tener uno de estos peces debía sacarlo del mar. Esto hizo que la película le hiciera un flaco favor a la conservación”, comenta. 

Con todo, la especialista es optimista con las implicancias de la película con Kelu, su nueva polola y también con Popo e Ichiha. “Por supuesto que esta película va a tener un impacto que los niños van a ver este panda rojo y van a querer ir al Zoológico Nacional y al Buin Zoo a conocer estos animales en persona, ver cómo es su personalidad. Además que este es un animal muy carismático, es como un mono de peluche apretujable y dormilón”. 

Agrega que además las visitas al zoo para ver a los pandas rojos puede entregar un mensaje educativo: “Esta especie está en peligro de extinción precisamente por la destrucción del hábitat. Y nosotros podemos enseñarles a los niños que adquiriendo productos que sean sustentables ayudamos al panda rojo y a los animales de todo el planeta de la deforestación”, concluye.

También puedes leer: “Todo lo que somos y tenemos se lo debemos al océano”: La defensa de la bióloga marina Catalina Velasco


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