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Reportajes

29 de Abril de 2022

El poeta opinólogo Felipe Cussen y sus cartas al director: “Me gusta mucho joder desde ahí”

La imagen muestra a Felipe Cussen frente a una gráfica de cartas

En conversación con The Clinic, el profesor de la Usach, escritor y músico, habla acerca de sus misivas publicadas en medios de circulación nacional. "Creo que mis cartas hacen parecer que yo soy más de izquierda de lo que soy", comenta.

Por

Primero, hay que conocer a la persona detrás de las cartas.

Su presentación formal dice que tiene 47 años y es profesor del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago de Chile. La informal, que es escritor y músico, que investiga la literatura experimental, las relaciones entre literatura, música, artes visuales y las tecnologías digitales.

No sabe cuál es su libro favorito, pero sí cuál es su poema (concreto) predilecto: “En silencio”, de Eugen Gomringer:

Le gusta por su simpleza, por ser sintético, preciso y, a la vez, abierto. “De todas maneras” su cantante favorita es Javiera Mena, aunque también le gusta la música electrónica más de raíz bailable o el house y la música disco. Pero a la vez le gusta mucho la música barroca, porque estudió flauta dulce; y las canciones de Inti-Illimani, y la contemporánea más experimental.  

Su lugar en la vida es Barcelona, donde hizo el doctorado. Además, le encanta Valparaíso, donde sus padres tienen una casa que sirve como retiro para leer y ver películas. Hoy reside en Lastarria, aunque la primera mitad de su vida la pasó en los alrededores de la Plaza Pedro de Valdivia.

No soporta el ruido, su sueño frustrado es no haber sido músico pop, pero reconoce que quizás no hubiese aguantado hacer tantas giras y tocatas.

Archivo personal de Felipe Cussen.

Se entretiene con la farándula, se emociona genuinamente cuando ve algún famoso en las calles -o cuando los entrevista por algo relacionado a la música o a la literatura. Asimismo, disfruta mucho de poner una canción y bailar, bailar, bailar, aunque no siempre lo dejan elegir las músicas en las fiestas a las que todavía va.

El nombre detrás de todos estos gustos, quizás ya lo has leído por ahí, es Felipe Cussen. Sí, el autor de “Mil versos chilenos”, “¿Quién le teme a la poesía?”, “Título”, “Opinología” y “Una conversación con Claudio Bertoni”. Sí, el hombre que compartió el podcast “Somos millones” con Álvaro Bisama. Sí, el que ha firmado cartas al director que se han hecho virales. El que calcula que ha firmado por lo menos 200 misivas.

La última de ellas, titulada “Grito en el cielo”. Y que decía así: “Señor Director: Muchos políticos de derecha han puesto el grito en el cielo por el fin del Senado en la nueva Constitución. Cuando Pinochet disolvió el Congreso no dijeron nada”.

Felipe Cussen se acerca a una mesa afuera del Museo de Artes Visuales, al lado de su casa. Se sienta. Anda leve, en polera, con lentes, sin ningún bolso u objeto en las manos. Y luego de detallar todos esos elementos de su vida personal, mientras se toma un café expreso, responde a las preguntas.  

-Ahora que ya sabemos más elementos de quien es el hombre detrás de las cartas, ¿cómo pasaste a ser opinólogo de otros temas que no tienen que ver con la música y la literatura?

A mí desde chico me interesó la política. Yo crecí, además, en una época en que obviamente se hablaba poco de políticas en los 1980 en Chile y además fui a un colegio que era muy de derecha.

-¿Qué colegio?

-Colegio Apoquindo, que ya no existe. Muy, muy cuico. Y éramos todos muy de derecha. Excepto por una familia, todos votaron por el sí a Pinochet. Y eso estadísticamente es muy raro… Además, a mi casa llegaban muchas revistas políticas de distintas ideologías, entonces las leía. Es raro un adolescente leyendo revista de política, pero me interesaba mucho. Y después de haber entrado a la universidad mi pensamiento político fue cambiando mucho obviamente. Y ha seguido cambiando. Me llama la atención todo lo que ha cambiado mi pensamiento político en todo este tiempo.

¿Y qué te llevó a escribir tu primera carta en diarios?

-Bueno, mi mamá a veces publicaba y todavía publica columnas en diarios. Mi papá un par de veces también. Había un poco de esa tradición en la casa, de que si algo no me gusta voy a hacer una carta y qué sé yo. Yo creo que en mi familia que somos muy habladores, muy opinadores, muy buenos para alegar, pero nos gusta hacerlo bien. Y eso me tincó y publiqué hace unos 20 años mi primera carta al diario. Era algo contra Pablo Neruda, sobre un reportaje que había salido en el Artes y Letras que no me gustó para nada. Y después en esos años siguientes publiqué algunas veces cartas en la Qué Pasa, en La Tercera y en Las Últimas Noticias. Entonces, lo que me pasó fue que como vi que me publicaban las cartas, dije bueno voy seguir enviándolas.

Me llama la atención todo lo que ha cambiado mi pensamiento político

-Te quedó gustando…

-Hago las cosas que me entretienen o que creo que me pueden entretener, ya sea una investigación académica o una carta al diario que puede tener además otro sentido o una utilidad o una cuestión política, etc., pero esencialmente me entretiene. Y provoca adrenalina también esto de mandar una carta y que provoque como cierto movimiento después…

¿Te volviste adicto a enviar cartas?

-Ahora sí, ahora totalmente.

“Me publican dos tercios de todas las cartas que mando”

El 2019, Felipe Cussen estaba en Barcelona cuando se produjo el estallido social en Chile. Al ver lo que estaba ocurriendo en el país, dice, se “desató”. “Me dio una angustia enorme no estar acá, me dio una ansiedad… Además, fue muy chocante ver a los tanques en la calle, y ahí me puse a mandar cartas como loco, y desde ahí ya que no paré”.

-¿Siempre andas preparado para escribir una carta?

-Sí, y, y lo que me ha pasado hoy en día es que por un lado tengo ya como cierto formato o modelos de cartas, así como un poeta tiene un soneto o no sé. Tengo mis propios formatos y muchas veces me pasa que pienso en formato carta. Como que es típico que uno va a la tele y dice: “Ah, estos conchas de su m… La wea, no sé qué”. Ya, ¿cómo haría una carta a partir de esto? Y generalmente en La Segunda me las publican, no sé por qué. Aunque tengo mis teorías, como que antes mi mamá escribía a veces para La Segunda. Pero me publican dos tercios de todas las cartas que mando. Igual es entretenido escribir algo sabiendo que te lo van a publicar. Tiene que ver con la adrenalina, con la adicción -como dices tú-, pero al mismo tiempo me arrepiento mucho después de que las mando y la mayoría no me gusta tanto o encuentro que fue muy duro. Soy muy de tirar la piedra y esconder la mano. A veces me da pena pensar que dije algo muy pesado…

-¿Y cómo eliges sobre qué opinar y sobre qué no?

-Es bien de guata. Desde el Estallido, eso sí, como que elegí enviar cartas a La Segunda, que representa un poco el mundo del que vengo. Entonces creo que tengo un espacio que puedo aprovechar, aunque sea para joder un poco. Me gusta mucho joder desde ahí, desde las cartas. Si tampoco voy a lograr nada con esto… Yo a veces tengo miradas muy críticas de la izquierda o del actual gobierno o qué sé yo, pero no voy a mandar una carta de eso a La Segunda, porque ya hay 20 bots o gente muy de derecha publicando esas cartas o publicando información falsa. En cambio, sí quiero molestar un poco, o mostrar que no todo es como se está mostrando en los medios. Y creo que mis cartas hacen parecer que yo soy más de izquierda de lo que soy.

-En muchos casos, cuando una persona opina de algo, es muy común escuchar “¿con qué propiedad dices eso?”. Como cuando alguien habla de la dictadura sin haberla vivido… Pero pareciera que con tus cartas eso no aplica.

Bueno, yo trato de opinar de cosas de las que sé, de las que me he informado. Pero quiero tratar de ser lo más cuidadoso posible y le tengo mucho cuidado a tratar de usurpar un lugar. Eso me preocupa mucho. Al menos conscientemente trato de no usurpar o no convertirme en la voz de nadie. Porque no quiero ser la voz de nadie. Sí me alegra que alguien empatice con lo que yo planteo, pero no más que eso…

Me arrepiento mucho después de que las mando y la mayoría no me gusta tanto o encuentro que fue muy duro.

-No te gusta convertirte en alguien que explica a otra persona lo que ya sabe, como el “mansplaining”, por ejemplo.

Eso… Es que encuentro complejo. Porque en el estallido, por ejemplo, vi mucho eso de “a ver, cabros yo les voy a explicar lo que hay que hacer…”. Y pucha. Yo no salí a la calle para el día del estallido. Y fui a algunas protestas previas, pero yo no he liderado nada, yo he ido a la cola, yo bromeaba que era la última línea, porque soy muy cobarde, muy temeroso…

-Pero en tus opiniones no eres cobarde.

-Lo que pasa es que no tengo nada que perder con decir esas cosas.

“Me gustan más la ambigüedad y la ironía que las opiniones muy tajantes”

En su proceso creativo, Felipe Cussen suele enviarse correos electrónicos a sí mismo cuando tiene una idea. Y luego envía el argumento ya trabajado al diario, programado para las 8 de la mañana del día siguiente.

¿Y en ese proceso no pasas la noche preguntándote si está todo OK con la carta?

-Muchas veces las reescribo jajaja.

-¿Tienes alguna carta favorita?

-Mmm… De las cartas que mando, me gustan más las que son más irónicas. A veces he mandado algunas cartas muy serias o muy duras… A veces es bueno pegar un buen palo y todo, pero me gustan más la ambigüedad y la ironía que las opiniones muy tajantes, eso en general, en cualquier tema. Ahora, no puedo negar que yo mismo como cualquier otra persona me he radicalizado mucho en este último tiempo, y está todo tan crispado que claro, a veces una opinión muy ambigua corre el riesgo de ser ocupada en el sentido contrario. Por eso también yo siento que me he puesto como más tajante y me gustaría no serlo tanto… Pero creo que mi favorita es una carta en que digo “hace 25 años la Iglesia había prohibido que viniera Iron Maiden y ahora 25 años después es momento que Iron Maiden prohiba que hable la Iglesia”, algo así. En general esas cartas me gustan harto, las que tiro contra la Iglesia. Ahí no tengo ningún problema en ser duro porque estoy siendo duro contra institución que me parece diabólica.

-Recientemente enviaste una carta sobre el Senado que fue bastante difundida. ¿Te gustaba esa carta?

-Esta sí, pero fue muy mal entendida y es la prueba de que todos entendemos lo que queremos entender. Y ese tipo de cosas me hace pensar que yo pude haber dicho algo de esta manera, de esta otra, o de estar tercera manera…

-Más allá de tus cartas, también has tenido algunos actos performáticos. Por ejemplo, enviar de regalo a Teresa Marinovic un diccionario de mapudungun…

-Eso encuentro que funcionó bien en término de lo que yo quería plantear. Me parece que era una buena manera de hacer como una, una crítica o una intervención que al mismo tiempo era como amorosa, simpática. Eso para mí es lo ideal. Porque yo tengo la peor opinión de ella como política, pero me parece que es súper entretenida como contrincante. Entonces es un personaje interesante y me gustó lo que pasó ahí.  

-¿Has pensado en volver a hacer cosas de ese tipo?

-Sí, y he hecho un par de veces más, pero no funcionan mucho… Porque dependo de que se difunda, de que se entienda el mensaje, etc.

-¿Alguna vez alguien se te acercó pidiéndote publicar o hacer una performance que no necesariamente iba de la mano con lo que tú querías?

-No, pero hay algunas veces que me han citado. Por ejemplo, alguien pone una noticia y dice “sobre esto deberías escribir”…

-¿Y lo que haces siempre es a título personal o alguna vez te ha pasado que alguien te dijo algo interesante pero que no tenía el coraje de decirlo y lo hiciste tú?

-No, siempre son a título personal.

-Y en tus círculos, ¿qué reacciones generan tus cartas y acciones como la que tuviste con Marinovic?

-Les da risa… De hecho, mis papás, por ejemplo, que son más de derecha, se cagan de la risa. Yo creo que cachan que me estoy entreteniendo y, eso sí, al mismo tiempo es medio insoportable también, porque es algo como muy pintamonos, a veces muy expuesto… Pero en general la gente que me conoce y que conoce mi personalidad y sabe como soy cacha bien la intención que está detrás de eso. La gente conoce y dice: “Ah, ya está este weón con sus cartas”, y les da risa.

Creo que mis cartas hacen parecer que yo soy más de izquierda de lo que soy.

-¿No temes convertirte en un personaje?

-Sí, un poco. Porque estoy yo en las cartas y en lo que hago, pero a veces en chistes, a veces no. Entonces eso en un momento me complicó, pero después dije: “Ya, filo”. Igual no soy una persona en general muy coherente ni rescato mucho la coherencia como un valor. Me gusta la dispersión, me gusta mucho hacer muchas cosas distintas, cosas que incluso puedan chocar entre sí. Y como te digo, me encanta que funcionen las cosas como me las imagino, pero si uno está esperando eso… La recepción de cualquier cosa que uno hace siempre es tan variada y tan extraña que no es algo que uno pueda contar mucho. Lo que sí trato de defender mucho es que una persona cualquiera puede tener los intereses que quiera, puede hacer lo que quiera y esa libertad trato de ejercerla, y tengo la suerte que estoy en un trabajo donde tengo tiempo para investigar, donde nadie me censura. Yo publico todas estas barbaridades y en la pega jamás me han dicho nada.

-¿Y qué podemos esperar de ti a futuro?

-Esta semana aparece mi libro en España, que eso en realidad me interesa mucho más que las cartas que he hecho jajaja. No es que no me interesen las cartas, pero el libro es donde tengo puesto el corazón así a full. Se llama “La oficina de la nada” y recoge todas las investigaciones que he hecho sobre la nada en los últimos años a partir de un proyecto de investigación, y que llega en unos dos o tres meses a Chile. Es un libro que igual está teñido por varias de las cosas que hemos hablando, tiene que ver con política, aparecen algunas cuestiones bien pop o de tecnologías digitales… Y el otro proyecto tiene que ver con el dúo Richi Tunacola-Ricardo Luna, y grabamos todas las obras que habíamos hecho de poesía de música. Además, participo en un grupo de investigación que se llama “La oficina de la nada”, con Marcela Labraña, Megumi Andrade y Ricardo Luna y organizamos todos los años un festival de libros y este año lo vamos a hacer en julio, con el campus creativo de la Andrés Bello y son exposiciones de libros experimentales, de arte impreso, súper entretenido. Y bueno, seguro seguiré mandando cartas.

-Finalmente, si tuvieras que hacer una carta sobre todo esto que hemos conversado… ¿Cómo sería?

-Viva la dispersión, jaja, eso sería como lema.

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