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Entrevistas

5 de Octubre de 2022

Miguel Bustamante, candidato a presidente de Convergencia Social: “Como izquierda hay muchos sectores del pueblo donde no hemos llegado”

El próximo 23 de octubre Convergencia Social, partido del Presidente Gabriel Boric, definirá a su nueva directiva, tras más de siete meses sin una conducción formal y definitiva. Uno de los candidatos a dirigir la colectividad es Miguel Bustamante -contendor del diputado Diego Ibáñez-, quien en entrevista con The Clinic entrega uno de sus lineamientos para la tienda oficialista: “el gobierno está en disputa, por lo que Convergencia tiene que aportar elementos para que pueda mantener al máximo posible el espíritu original transformador del programa”, argumenta.

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Siete meses y doce días. Ese es el tiempo total que habrá pasado desde que Convergencia Social, partido del Presidente Gabriel Boric, quedara descabezado, hasta que el próximo 23 de octubre elija a su nueva directiva.

El 11 de marzo Francisca Perales, entonces presidenta interina de la colectividad tras la abrupta salida de Alondra Arellano de la conducción partidaria, asumió la subsecretaría de Servicios Sociales. Con ello, el partido quedó sin un liderazgo formal que lo comandara. Desde entonces, las decisiones se adoptaron con una metodología triestamental donde coincidían tres espacios orgánicos de resolución: la bancada parlamentaria, el comité central y la dirigencia de la mesa partidaria que dejó Perales.

Desde entonces que el partido venía aplazando sus elecciones internas, producto de la enorme contingencia política que implicaba asumir responsabilidades de gobierno para una tienda relativamente nueva en el sistema político. A ello se agregó otro embate que golpeó tanto al partido como al conjunto de la izquierda: el triunfo del Rechazo en el Plebiscito de Salida. 

De hecho, a inicios de mayo el diputado Diego Ibáñez afirmó a The Clinic que los comicios internos del partido “sería aproximadamente en un mes y medio más”. Esa elección finalmente se dará el próximo 23 de octubre, más de cuatro meses después de lo que calculaba el parlamentario.

Con todo, para esta elección se inscribieron dos listas: una compuesta por el diputado Ibáñez (presidente) y Ximena Peralta (vicepresidenta) -ambos se suelen turnar la asistencia al comité político ampliado de La Moneda en representación del partido-, y otra compuesta por el ex candidato a alcalde por San Ramón, Miguel Bustamante (presidente) y Rodrigo Mallea (vicepresidente).

En esta entrevista, Miguel Bustamante sostiene que, inicialmente, su idea era impulsar una lista única de consenso. Sin embargo, asegura que “nos dejaron fuera, por motivos que hasta ahora no sabemos cuáles son”.

Además, profundiza en algunos lineamientos de lo que su candidatura aspira entregarle a Convergencia Social: “Pensar en un partido de aquí a mediano plazo, a 10, 20 o 30 años, para no seguir actuando reactivamente y que nos siga comiendo la contingencia”, sentencia.

-¿Cuál es la línea política que su lista le quiere ofrecer a Convergencia Social?

-Hay coincidencias en las listas que se postulan y en la militancia en general respecto de que la línea política y estratégica que debe tener Convergencia es que debe ser un partido capaz de incidir en el debate público, cuya armazón como partido también le permita mover piezas para insertarse en la ciudadanía y en los sectores donde no hemos llegado. 

Hay un diagnóstico que creo tiene toda la izquierda más o menos clara después del Plebiscito; hay muchos sectores de la ciudadanía y del pueblo donde nos falta llegar. La idea es poder insertarnos y politizar estos espacios para hacer transitar a Chile a un nuevo modelo de desarrollo.

-¿Se refiere a terminar con el neoliberalismo?

-Un modelo de desarrollo que sea distinto. Se habla de desmontar el neoliberalismo, pero nosotros preferimos decir algo un poco más propositivo, que es un nuevo modelo de desarrollo. Eso implica un modelo que no sea extractivista, que sea capaz de producir riqueza y crear valor, incorporar y desarrollar nuevas tecnologías. Que sea sustentable y, sobre todo, que incorpore elementos sustantivos de justicia social y territorial. 

En términos tácticos respecto de la línea política, la apuesta de nosotros precisamente implica que para ser un partido capaz de aquello, tenemos que dedicarnos a la construcción de partido. 

Nosotros tenemos un partido muy joven, un partido que en tres años ha tenido que asumir desafíos importantes como ser el partido del Presidente, donde tuvimos que pasar varios cuadros al gobierno y que producto de eso quedó algo debilitado. 

-¿Y cómo pretende “construir” el partido?

-Dedicarnos a consolidar una estructura orgánica interna, profundizar la democracia interna que tenemos, que hoy día no es de la intensidad que nos gustaría. En síntesis, pensar en un partido de aquí a mediano plazo, a 10, 20 o 30 años, para no seguir actuando reactivamente y que nos siga comiendo la contingencia.

-Convergencia Social es uno de los que cuenta con mayor número de militantes, a propósito de la recolección de firmas para habilitar la candidatura presidencial de Gabriel Boric. ¿Cómo pretenden traducir eso en una militancia activa?

-El momento político llevó a que mucha gente haya creído en nuestro liderazgo, pero sin conocer los principios políticos de Convergencia, que dicen que queremos transitar a una sociedad socialista, feminista y libertaria. Y hay gente que decidió en su vida no firmar por partidos con principios similares, pero sí lo hizo por nosotros por una cuestión del momento. En estas elecciones vamos a ver cuántas de las personas que firmaron están realmente atraídas por este proyecto. 

-¿Cuál es la diferencia de su lista con la otra alternativa que encabeza el diputado Diego Ibáñez?

-Son diferencias que tienen que ver con cómo pretendemos relacionarnos con el poder, con la toma de decisiones dentro del partido y con la construcción de democracia interna. La otra lista es una confluencia entre tres de las tendencias grandes del partido que se conformó a través de una negociación entre ellos, en la cual se distribuyeron los cargos. 

En un principio nosotros, como tendencia ‘Trazos Socialistas’, manifestamos nuestra intención de conformar una lista unitaria, en función de tener un partido cohesionado, pero nos dejaron fuera por motivos que hasta ahora no sabemos cuáles son.

-¿Y por qué una lista de consenso?

-Una de las cosas que promovimos en las primeras conversaciones que tuvimos es que esta lista unitaria tenía que ser capaz de abrir canales de vinculación y de apertura a la militancia, tanto para la presentación de candidaturas como para la construcción programática. 

La gran mayoría de la militancia no está loteada en tendencias; por tirar una cifra, sólo el 10% de la militancia pertenece a una tendencia activa. Hay muchas críticas a cómo las tendencias han manejado el poder y la toma de decisiones del partido en estos dos años. 

En el momento en el que nos dejan fuera, tomamos la determinación de ir en una lista y abrir la construcción de esta lista a la militancia no loteada, haciendo dos encuentros abiertos de carácter nacional. Entonces, la principal diferencia tiene que ver con el grado de profundización democrática al cual estamos dispuestos.

“El gobierno está en disputa”

-Entonces, ustedes se consideran una lista más democrática en las decisiones internas.

-Exactamente. Esto tiene repercusiones sobre otro aspecto en el que pueden haber diferencias; cómo la construcción de posiciones públicas del partido y la capacidad de incidencia que puede tener, tanto en el gobierno como en el debate público, se ve alimentado por un efectivo debate dentro del partido. 

Entendemos que el partido tiene que ser el principal apoyo político del gobierno, pero eso implica que efectivamente seamos capaces de adelantarnos a los escenarios, de construir escenarios, de poder manifestar posturas públicamente para darle al gobierno elementos para ayudarle a tomar decisiones, entendiendo que el gobierno está en disputa.

-¿A qué se refiere con que eso de que el gobierno “está en disputa”?

-En que hay dos coaliciones dentro de él, por lo que tanto Convergencia como Apruebo Dignidad tienen que aportar elementos al gobierno para que pueda mantener lo máximo posible el espíritu original transformador del programa. Entonces, el partido tiene que ser capaz de construir esas posiciones, pero para eso es fundamental que haya un debate político en la interna que sea intenso y de calidad.

-La otra lista la preside un parlamentario que participa de una instancia clave como los diálogos constituyentes, y que junto a la candidata a vicepresidenta de la lista, asisten al comité político ampliado de La Moneda. ¿Están en desventaja con sus contendores? 

-Creemos que no hay desventajas, siempre nuestra política ha sido hecha de cara a la militancia. Por otro lado, también tenemos la seguridad y confianza de que, finalmente, la persona que el partido determine que debe conducir las relaciones políticas, va a tener la legitimidad suficiente para estar sentada en aquellas instancias donde tiene que estar, ya sea el comité político, los diálogos constituyentes o las negociaciones políticas entre partidos. 

Buscamos un partido que sea incidente en la política nacional y que tenga un fuerte arraigo popular, precisamente por ser capaces de llegar a sectores donde la izquierda ha estado ausente. En ese sentido, creemos necesario que la próxima conducción del partido esté encarnada en compañeros que tenemos experiencia en despliegue territorial y en dirigencia social, porque son perfiles que históricamente en la política y en los partidos de izquierda han quedado relegados a un segundo plano.

-Respecto del arraigo popular, ¿se refiere a que el partido se ha elitizado?

-De cierta manera sí, pero yo lo pondría de otra forma. El resultado del Plebiscito es una derrota para la izquierda y para las fuerzas transformadoras. Es una derrota bien grande y lo principal que nos mostró es que como izquierda hay muchos sectores del pueblo donde no hemos llegado, donde no hemos sido capaces de mostrar nuestra política y que haga sentido. Ese es el desafío que tenemos y con eso se puede decir que nos falta arraigo popular. 

Nos falta llegar a las poblaciones, a las juntas de vecinos, a los clubes deportivos y a los distintos sectores de la sociedad donde podamos hacernos visibles. Hemos tenido 40 años de neoliberalismo y eso, evidentemente, ha permeado en la subjetividad del pueblo chileno.

-¿Tiene que ver entonces con que el partido, o la izquierda, se ha ‘ñuñoizado’, como dice la caricatura política?

-No, no creo que ese sea el concepto. O sea, Ñuñoa es una de las comunas donde el Frente Amplio tiene más militancia en general. Convergencia también, pero tenemos presencia en todo Chile. Yo fui candidato a alcalde en San Ramón, donde tuvimos una votación importante, pese al cerco mediático que tuvo la candidatura.

-¿Descarta entonces que Convergencia Social sea un partido ñuñoizado?

-En términos de composición, creemos que no hay una ñuñoización del partido. Somos un partido diverso, con presencia en todo Chile. Pero en los espacios de toma de decisiones, sí pensamos que hay una elitización. 

-¿Por qué?

Lo primero es una cosa orgánica donde, por ejemplo, al haber más concentración de militancia en la Región Metropolitana, para las elecciones partidarias vota más gente de la RM. Así, el comité central termina compuesto por una mayoría de compañeros de la Región Metropolitana, y eso va en perjuicio de las regiones y de la descentralización. Hay poca incidencia de las regiones en la toma de decisiones respecto de Santiago.

En segundo lugar, también tiene que ver con que somos un partido donde existen distintas tendencias o lotes. Estas tendencias son capaces de montar estructuras de apoyo a las candidaturas que llevan. Por lo tanto, tienen la capacidad de elegir candidaturas para los espacios de tomas de decisiones que no son iguales a las posibilidades que tiene la militancia no loteada. 

Entonces, los órganos de deliberación del partido terminan compuestos en su mayoría por compañeros y compañeras que militan en tendencias y eso determina que la mayoría de la militancia se sienta desplazada de la toma de decisiones.


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