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Reportajes

22 de Enero de 2023

Ministro de Obras Públicas Juan Carlos García: “Duele que a uno lo acusen de mentiroso”

Foto: Felipe Figueroa

El tren que unirá Santiago y Valparaíso, la polémica que lo tuvo como protagonista durante esta semana, luego de que dos empresas que buscaban impulsar un tren rápido lo acusaran de no reunirse con ellos y el bajo nivel de conocimiento que posee en la ciudadanía son parte de los temas que el ministro del MOP habla en esta entrevista. Pero también conversa de su lado más personal y el costo familiar que ha significado estar lejos de su esposa y sus dos hijos en estos diez meses en el cargo. Y de sus noches escuchando vinilos.

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“Lo más difícil es vivir lejos de la familia”, dice Juan Carlos García Pérez de Arce (52), a 10 meses de asumir como Ministro de Obras Públicas (MOP). Un cargo que lo obligó a dejar su casa en Valparaíso, donde siguen viviendo su esposa y dos hijos, de 15 y 17 años, para establecerse primero en un departamento y luego en una casa en Santiago.

De noche, cuenta desde su oficina en el quinto piso del edificio de la cartera, apenas come. A veces pide delivery, a veces nada. Agotado, su terapia para descansar está en poner algún vinilo, especialmente de jazz, aunque durante la última semana, dice, ha estado escuchando A momentary lapse of reason, de Pink Floyd; Ocean rain, de Echo & The Bunnymen y un disco de Mazzy Star.

De camisa celeste y pantalón, zapatillas negras Nike y anteojos con marco rojo, el arquitecto de la Universidad Católica de Valparaíso y magíster en urbanismo en París explica que a veces él viaja los fines de semana a la V región o que su familia lo hace hacia Santiago, aunque por la contingencia a veces no pueden ni lo uno ni lo otro.

“Hubo mucha generosidad de mi señora y mis hijos, porque les toca cargar la vida cotidiana con una persona menos. Me gusta tener un rol activo en la familia. Por ejemplo, me gusta mucho cocinar o preparar los almuerzos del día siguiente y eso hoy quedó muy cargado en mi señora y mis hijos”, cuenta el miembro del Partido Liberal.

-En sus gobiernos, el Presidente Piñera decía que sus ministros debían funcionar 24/7, pero el Presidente Boric, al asumir, planteó que no creía en eso.

-Creo que nada puede ser 24/7. Uno tiene que tener otra dinámica, ver a la familia, tener tiempo personal, como por ejemplo para escuchar música o salir a caminar. Eso también es parte de enriquecer la mirada. Hacer otras cosas nos permite abordar los problemas con una mirada distinta y, por lo tanto, también de soluciones distintas.

-¿Cuán desgastante han sido estos 10 meses?

-Fíjate que ha sido un año apasionante. Trabajé acá, en el Ministerio de Públicas, hace muchos años atrás, por lo tanto me permite verlo desde otra perspectiva. Y hoy, si bien no es 24/7, es muy demandante y muy exigente, pero muy fascinante también.

-¿Se imaginó como Ministro de Obras Públicas cuando trabajó hace algunos años aquí?

-No, nunca me imaginé como Ministro de Obras Públicas. Siempre he considerado fascinante el ministerio, porque no solamente responde a la agenda de un gobierno: sus iniciativas, muchas veces, superan a una administración. Cuando el Presidente Boric me llamó para pedirme que asumiera este cargo, no solamente lo hice por lo impresionante del desafío, sino que también me conmueve la capacidad que uno puede tener de transformar Chile desde la infraestructura.

-Nació en Santiago, pero se declara porteño, porque se fue a vivir a los 18 años allá. ¿Le duele ver como está hoy Valparaíso, aún con las secuelas del estallido social?

-Mi casa está a pocas cuadras de donde estaban algunos de los corazones del estallido, la plazuela Ecuador y la subida a Cumming, donde hubo muchas manifestaciones. Por lo tanto, pasamos de esta incertidumbre que significó mientras vivíamos el estallido, muy acompañados como barrio, activos en las manifestaciones, pero también muy defraudado del daño que se estaba haciendo en Valparaíso, una ciudad pobre.

Creo que la reconstrucción se hace a partir de reconstruir confianzas en el sector público y privado. Valparaíso viene arrastrando dificultades hace ya muchas décadas. Lo que ha pasado en estos tres años es hacer más frágil la estructura económica de la ciudad. Creo que salir de esto no es fácil, va a tomar tiempo.

Ministro de Obras Públicas Juan Carlos García. Foto: Felipe Figueroa.

Populismo, TikTok y encuestas

Desde el MOP, el Ministro García ha definido algunas prioridades: desde el agua potable rural (“Hemos encontrado una fórmula para poder responder a la urgencia del agua sin alterar el sistema administrativo tradicional”) y la fiscalización de extracción ilegal de agua hasta el recién anunciado tren entre Santiago a Valparaíso, que tendrá una segunda etapa con un túnel, que “hoy no se puede financiar, porque es extremadamente caro”.

El Ministro de Obras Públicas menciona dos obras que busca impulsar: un teleférico que una Iquique con Alto Hospicio y, dice, empujar la licitación de un tranvía en Santiago que llegue al Aeropuerto.

Cuando García habla de obras, se entusiasma y se atropella en las palabras. De trato afable, medita algunas respuestas y no se sale de su templanza. Aunque se le pregunte por la encuesta Cadem de diciembre, donde aparece dentro de los ministros más desconocidos del Gobierno, con un 32% de reconocimiento por parte de la gente.

-¿Qué siente al estar dentro del grupo de los ministros menos conocidos?

-No miro mucho las encuestas. Me gusta ver, más que cómo se mide al ministro o al Presidente, dónde están las urgencias de la gente. Obviamente surge la inseguridad, la preocupación económica, el empleo. Esas cifras las miro con atención y deben ser también los ejes que vayan guiando el rol del gobierno.

-Qué mea culpa hace por no alcanzar más del 40% del reconocimiento en la gente. ¿Qué no está logrando comunicar bien?

-Siempre hemos cuidado no ocupar cualquier herramienta para ser conocido. El año pasado nos concentramos mucho en hacernos cargo de una crisis de la industria de la construcción muy grande. Y muchas veces el trabajo ha sido más de reconstruir confianzas, con el sector privado y político, para abordar una crisis delicada.

O por ejemplo con el agua: cómo hacer para que no tuviéramos racionamiento hídrico en Santiago, Valparaíso o Coquimbo este año. No son cosas que se difundan tan fácilmente, porque tienen que ver con ir construyendo las condiciones para que eso suceda. Y eso ha impactado en el conocimiento, pero con la satisfacción, por ejemplo, de que hoy no tenemos racionamiento en Santiago. Muchas veces estas acciones pueden ser más invisibles.

-Dice que se cuida no de ocupar cualquiera herramienta para ser conocido. ¿Qué no está dispuesto a hacer?

Creo que si bien uno tiene una vida personal, además de ser ministro, es importante cuidar el cargo y no haría nada que lo desvirtúe. Esas cosas son importantes en política.

-En los últimos años han aparecido liderazgos populistas. ¿Cómo ve esa tendencia?

Sin duda preocupa que la política se desvirtúe en gestos solo para las cámaras y no para responder a los problemas que tenemos como país. Personalmente, tengo vínculos con parlamentarios de todos los sectores. Y creo que todavía tenemos una masa crítica de políticos que nos permite revertir estas alertas de populismo que están surgiendo. A veces terminamos tan imbuidos en un debate polarizado de corto plazo, que se descuida la respuesta a los requerimientos de las personas.

-¿Cómo se “compite” con figuras políticas que hoy comunican por TikTok, que llegan al Congreso con chapas de sheriff y captan la atención de los medios y de la gente?

-El debate polarizado y prácticas como las que dices hacen muy difícil ir difundiendo no solamente el actuar de cada uno de los ministros, sino también los logros de gobierno: el bono marzo, el copago cero, el registro de deudores o el avance de las 40 horas, que finalmente son comidos por esta política de redes sociales o por el debate polarizado. Y eso nos afecta a los ministros y ministras más sectoriales. Porque cuando todo el debate es lo que está sucediendo en redes sociales o en la coyuntura del día a día, quienes estamos en la gestión de mediano plazo, con logros que se van construyendo año a año, termina invisibilizándose.

-Cuando usted habla de gestión de mediano plazo, ¿no cree que la gente presta menos atención por se le agotó la paciencia con las promesas políticas?

Lo que veo es cómo, de repente, a las urgencias que tiene la ciudadanía, el Estado muchas veces no tiene las respuestas con la celeridad que se quiere y se genera esa decepción. Lamentablemente, algunos lo toman y hacen de esa decepción una radicalización en el discurso, incluso con cierto nivel de frivolidad, porque terminan haciendo demandas que saben que no son posibles, pero que son fáciles de escuchar y que terminan profundizando esa decepción.

Foto: Felipe Figueroa.

Una semana en la polémica

El martes 10 de enero, el Presidente Boric anunció el proyecto de tren que en 2030 pretende unir Santiago y Valparaíso en 90 minutos, uno de los desafíos autoimpuestos tanto por el mandatario como por el Ministro de Obras Públicas. Una inversión que demandará US$ 1.320 millones y que desechó dos propuestas de privados que impulsaban un tren rápido de 45 minutos, porque a juicio del gobierno, sus costos serían superiores a los US$ 2.500 millones que presupuestaban.

El pasado sábado 14, en un programa de Mega, el Ministro de Obras Públicas dijo que se había reunido con las dos empresas y que “con ellos estamos de acuerdo en que los proyectos valen muchos más recursos de los US$ 2.500 millones”. Las palabras fueron refutadas por la empresa Iniciativas Privadas Limitada, que en El Mercurio acusó al ministro García de “faltar a la verdad”, señalando que “nunca nos hemos reunido con él”.

¿Se juntó o no con las empresas que impulsaban el tren rápido?

-Como ministerio nos juntamos con ellos.

-¿Eso quiere decir que no se juntó usted sino asesores suyos?

-Con algunos me junté personalmente y en otros como ministerio. Hicimos un trabajo muy largo y exhaustivo de juntarnos con diferentes actores. Nos juntamos con las dos iniciativas, con consultores internacionales, nos reunimos con gente del Banco Mundial, también en el extranjero, con muchos actores.

¿Entonces no precisó bien sus palabras en esa entrevista?

-Fue, probablemente, un problema de precisión de palabras, pero no de transmitir algo que no era. Para mí, la verdad y la transparencia son bien importantes en política, y por eso creo tener una muy buena relación con gran parte de los sectores políticos.

-¿Le dolió que integrantes de la comisión de Obras Públicas, Transportes y Telecomunicaciones de la Cámara de Diputados lo tildaran de “mentiroso”?

-Siempre duele que a uno lo acusen de mentiroso, sobre todo cuando, en este caso, nunca ha habido una intención de ocultar o tergiversar la verdad.

-El diputado Sergio Bobadilla (UDI) dijo que estudiaban una interpelación y no descartaban una acusación constitucional en su contra.

-Esos son prerrogativas que tienen los parlamentarios. En el caso nuestro, lo hemos planteado siempre, no solamente queremos contar los beneficios de este proyecto de tren, que conecta a estas dos áreas metropolitanas. Creemos que este proyecto supera a este gobierno y es un proyecto país.

-¿Siente que ha habido un abuso de las acusaciones constitucionales, tanto de la oposición como del Gobierno actual cuando eran opositores?

-Sí, ha habido un abuso de ese mecanismo, que finalmente ha terminado tergiversando su propósito.

-Ha sido un primer año difícil para el Gobierno: baja adhesión en las encuestas, proyectos entrampados al no tener mayoría en las dos cámaras, una nueva Constitución por la que se la jugaron y fue ampliamente rechazada. ¿Hubo un error de cálculo, exceso de entusiasmo?

-El proceso constituyente era inédito y, por lo tanto, era difícil preveer los resultados sin parámetros anteriores. Fue un proceso que creo que si bien trajo aprendizajes, también mostró errores que es importante hablarlos. El debate fue mucho más polarizado del que habríamos esperado. Creo que el resultado tuvo aspectos bastante positivos, pero el proceso generó una polarización y que, a mi entender, fue lo que la ciudadanía rechazó.

Más allá de ese proceso, ha sido un primer año difícil para el Gobierno que usted integra. ¿Qué ha fallado?

-Ha sido un año difícil, porque se han juntado varias cosas. Venimos saliendo de una pandemia, tuvimos una crisis económica global, en el área de la construcción. Tuvimos un proceso constituyente que a la ciudadanía no le gustó el resultado y un gobierno bastante inédito, porque son dos coaliciones.

Pero también tenemos un mapa político donde han surgido otros actores, como los Republicanos o el PDG, que han establecido otras maneras de comunicarse, que muchas veces ha llevado al debate a una discusión muy a corto plazo. Eso ha hecho difícil la gestión. Estamos conversando poco como clase política, no solo como Gobierno, sobre los grandes desafíos que tenemos como país. En seguridad ciudadana, la dificultad que ha tenido la ministra Tohá para consolidar la mesa de seguridad. Que se cruce otra cosa habla de las dificultades que tenemos.

-En esas dificultades, ¿cree que la oposición les ha pasado la cuenta?

-Creo que de un tiempo a esta parte, y también en la administración anterior, el debate se terminó llevando a situaciones muy cortoplacistas y veo que hoy día eso continúa por parte de la oposición. Pero también veo disposición en una parte importante de la oposición para llegar a acuerdos. Lamentable, hoy está siendo más rentable para muchos actores políticos, tanto por la cobertura mediática como por las redes sociales, la polémica. Y eso, que si bien no es la mayoría, está contaminando a toda la clase mediática, y es la gran crisis que hoy tenemos.

-Dentro de las preocupaciones de la ciudadanía, la seguridad es prioritaria. Pero la clase política aún no se pone de acuerdo con la Mesa de Seguridad.

-A mi juicio fue un error haber mezclado la mesa de seguridad con la situación de los indultos, porque no tenía nada que ver una cosa con la otra.

-¿Pero no le parece que el anuncio de los indultos, justo cuando se buscaban acuerdos con la oposición, fue poco afortunado?

-Sin duda ha tenido un impacto el anuncio de los indultos. Es difícil hacer mediciones previas respecto a eso. Hoy, tenemos que dar vuelta la página y retomar las agendas de lo que le importa.

-Si la seguridad es una prioridad, ¿cómo le explicaría a la ciudadanía que uno de los indultados, por ejemplo, tenga 5 condenas en su historial y 26 causas en su contra?

-Los indultos siempre van a ser difíciles de explicar por parte de los presidentes. Cada vez que ha habido indultos se ha hecho el cuestionamiento de si es necesario tener esta medida o no. Estas no son medidas que buscan popularidad sino una visión muy personal de un presidente, de dar una señal más de humanidad. El Presidente Piñera indultó a violadores de los DD.HH. Me imagino que no estaba pensando en popularidad en ese momento.

-Cuando deje el cargo de Ministro de Obras Públicas, ¿cómo le gustaría ser recordado?

-Como el ministro que junto al Presidente Boric impulsamos la movilidad sostenible en Chile.

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