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Especial The Clinic

14 de Febrero de 2023

Las 10 mejores películas románticas para ver en streaming

No están todas, pero sí algunas de las imprescindibles que se pueden ver en Netflix, HBO Max, Amazon Prime Video o Apple+. Ideal para ver por primera vez o repetírselas, desde "Cuando Harry conoció a Sally" hasta "Cuatro bodas y un funeral".

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El género de películas románticas tiene tantos adeptos como detractores. Es visto como menor frente a otros, pero hay harto de prejuicio, porque el cine ha ido de la mano del romance y calza en un drama, una comedia, pero también en un thriller.

Esta es una lista de 10, pero obviamente han quedado muchas fuera. Una condición importante fue que estuvieran disponibles para ver en streaming y facilitar su visionado, lo que dejó fuera a títulos como Con ánimo de amar o Moulin rouge!, por ejemplo, que no están en ninguna plataforma en Chile. Pero estas 10 sí lo están:

Cuando Harry Conoció a Sally (1989, Amazon Prime Video)

Una de las mejores películas románticas de todos los tiempos, gracias a la pluma de la guionista Nora Ephron, quien sabía cómo provocar empatía con sus historias. Y aquí subvierte varios clichés para hacer algo tan original como universal: chico conoce a chica, pero se detestan a primera vista.

Harry (Billy Crystal) no cree que un hombre y una mujer pueden ser amigos. Sally (Meg Ryan) está convencida de que sí. Dejan de verse, hasta que coinciden en una librería y se caen mejor. A medida que pasan los años se vuelven amigos. Cada uno forma parejas que no resultan, se vuelven confidentes. Hasta que un día tienen sexo. Entonces vendrá el dilema de qué hacer a partir de ahí.

Con diálogos brillantes, es una película que ha envejecido muy bien. Toda la parte final, con la declaración de amor y el conteo de Año Nuevo, ha sido citada en compilados y libros de cine y bien puede estar dentro de lo más logrado del cine romántico sin ser jamás melosa. Los actores tienen química de sobra y la banda sonora, que incluye It had to be you (Tenías que ser tú), de Frank Sinatra, es imprescindible. Un clásico en toda regla. Una cinta que ha sido numerosas veces imitada.

Orgullo y prejuicio (2005, Netflix)

La cinta británica es un clásico del género romántico, basada en la novela del mismo nombre de Jane Austen, publicada en 1813. Su adaptación es hábil para ajustarse al libro, pero con toques de modernidad y cuenta con escenas emblemáticas, como cuando los protagonistas no logran cuajar, aunque se note que hay atracción entre ambos.

Las cinco hermanas Bennet han sido criadas por una madre obsesionada y algo desubicada cuyo único fin es encontrarles marido. Pero una de ellas, Lizzie (Keira Knightly), inteligente y con carácter, quiere algo más que un matrimonio. En un baile de bienvenida, ella conoce al señor Darcy (Matthew Macfadyen, Succession), que a ella le parece demasiado orgulloso y arrogante.

Es cómica y entrañable, logra delinear bien a los personajes, mantiene el espíritu de la novela (una crítica a la burguesía y las apariencias del siglo XVIII) y posiblemente es la mejor adaptación de un libro de Austin en la pantalla grande. Una película para ver una y otra vez.

Los puentes de Madison (1995, HBO Max)

Clint Eastwood ya había ganado suficiente respeto como director cuando llevó al cine esta novela romántica, pero de todas maneras llamó la atención la sensibilidad que tuvo para mostrar un romance otoñal prohibido entre Francesca (Meryl Streep en una de las mejores actuaciones de su carrera), una ama de casa que está casada con un hombre bueno pero aburrido.

La irrupción en su vida de Richard (Eastwood), un fotógrafo que llega al condado de Madison, Iowa, le cambia la perspectiva de la vida que ha llevado hasta ese momento, justo cuando su esposo e hijos han ido por unos días a una feria en Illinois. Lo que viene entonces es un tímido acercamiento que se convierte en amor.

“Solo lo diré una vez en la vida. No lo había dicho nunca, pero esta clase de certeza solo se presenta una vez en la vida”, le dice Eastwood a Streep en una de las mejores líneas de la película, que tiene en su recta final una secuencia brillante, romántica y de sabor agridulce, con esa manilla de la puerta del auto que finalmente no se abre y que es desoladora. Una de las muchas obras maestras de Eastwood para ver y repetirse.

Manhattan (1979, Apple+)

Isaac (Woody Allen) está recostado en un sofá mientras le habla a una grabadora sobre sus fetiches y por qué vale la pena vivir. Habla del cine sueco, de Mozart, Cézanne, Flaubert, Louis Armstrong, hasta que piensa en el rostro de Tracy, su amada. Lo que viene entonces es toda una secuencia final ya clásica, tan imitada por otras películas del género romántico.

Porque Manhattan es un clásico con tanto corazón, con un protagonista que acumula dos fracasos matrimoniales, un escritor de chistes para la televisión en los 40 y tantos, que lidia con la verguenza de que su ex (Meryl Streep) ha escrito un libro con los detalles de su vida sexual, mientras mantiene una relación con con Tracy (Mariel Hemingway), pero se enamora de Mary Wilkie (Diane Keaton), amante de su mejor amigo.

Manhattan es otra cinta que no envejece, que sigue encantando por su guion, banda sonora y fotografía a cargo del maestro Gordon Willis. Una mirada más optimista al amor que otras de la filmografía de Allen, una película clásica por justas razones.

Antes del Amanecer (1995, HBO Max)

Dirigida por Richard Linklater y protagonizada por Julie Delpy e Ethan Hawke, es la más romántica de las tres que componen la saga. La más inocente, claro, porque los protagonistas se enamoran a lo largo de una noche, caminando por Viena en una de las mejores citas no planificadas posible.

A ratos parece un documental -algo muy propio del cine de Linklater-, los actores protagónicos tienen una química enorme y es una de las razones de su éxito, junto a los diálogos fascinantes de dos personas que se están conociendo y que se preguntan lo mismo que hace uno cuando conoce a alguien que genera atracción. Literalmente uno se encanta con ellos mientras se enamoran en la película.

“Es demasiado inteligente para ser cursi”, decía una crítica de aquellos años, con harto de razón: está llena de imágenes románticas -por cierto en su final, no hay película romántica buena sin un final a la altura-, pero no cede a los clichés. Y eso la hace muy querible, aún tras décadas de su estreno.

La boda de mi mejor amigo (1997, Netflix)

Cameron Diaz quiere ser jalea, pero siempre será creme brulée, le advierte Julia Roberts en una de las tantas escenas icónicas de esta película, sobre una historia que habla de lo que significa estar enamorado… y no ser correspondido exactamente como uno quisiera.

Julia Roberts tiene acá el mejor papel de su carrera (Notting hill es otro de sus clásicos románticos), siendo protagonista y villana a la vez, enganchada de su mejor amigo desde hace años, pero nunca dispuesta a decírselo hasta que él le ha dicho que se casará. Lo que viene entonces es un sucesivo arsenal para boicotear a esa novia.

P.J. Hogan venía de hacer La boda de Muriel y acá mantiene ese tono mordaz, poco habitual para Hollywood, plagada de buenas escenas y diálogos. Revivió la canción I say a little prayer (for you) y también le dio otro aire a The way you look tonight, con Tony Bennett. Porque una película romántica que se precie de tal debe tener una buena sonora.

Eterno resplandor de una mente sin recuerdos (2004, Apple+)

El drama romántico de Charlie Kaufman en el guion y de Michel Gondry en la dirección cuenta con las actuaciones apabullantes de Jim Carrey y Kate Winslet, que tiene la particularidad de no regirse por las convenciones del relato romántico y va y viene entre la ruptura y los días felices de Joel y Clementine, los protagonistas, que quieren olvidarse por completo el uno y el otro. Y lo intentan tantas veces que lo olvidan.

Banda sonora, fotografía, actuaciones y un guion brillante que profundiza sobre lo irremediable que puede ser enamorarse de alguien y que nada es casual y que todo tiene un sentido la hacen una película favorita de muchos. Otra vez la música cumple un rol importante: acá, el cover que hizo Beck para Everybody’s gotta learn sometimes.

Winslet no ganó el Oscar, aunque estaba nominada, en una de las grandes actuaciones de su carrera. Peor fue para Carrey: ni siquiera estuvo nominado. Pero los premios parecen cosa secundaria cuando una cinta se convierte en objeto de culto.

Cuatro bodas y un funeral (1994, Amazon Prime Video)

La película inglesa que convirtió en estrellas a Hugh Grant y Andie McDowell, con una estructura singular y que literalmente alude al título: dos personas que se conocen en una primera boda, que se desencuentran en la segunda y tercera, en una atracción que les toma tiempo concretar.

McDowell tiene tanto carisma que pareciera iluminar la pantalla y a Grant le queda bien el papel del tipo torpe-galán-pero-amable, que repetiría en varias cintas más. La película habla de un amor en concreto, pero también va más allá, hablando del amor entre los amigos.

Un fenómeno de taquilla en su momento, un cover de Love is all around que no dejó de escucharse en las radios y, una vez más, una cinta romántica que funciona por la química de sus protagonistas, el modo en que va narrando el enamoramiento y una de esas que tienen una recta final perfecta.

Casablanca (1942, HBO Max)

Está en streaming (al igual que otro clásico del género, Lo que el viento se llevó), su blanco y negro sigue resultando atrapante y tiene a Humphrey Bogart e Ingrid Bergman entregando dos roles inolvidables, con la ciudad marroquí de Casablanca como telón de fondo.

Rick (Bogart) debe escoger entre ayudar a escapar a Ilsa (Bergman) junto a su esposo, uno de los líderes de la resistencia, algo así como un dilema entre el amor y la virtud, como dice uno de los personajes de la cinta. Y, aunque la cinta tiene un trasfondo político, la razón de la cinta o lo que uno guarda es este romance tormentoso y melancólico.

Aunque As time goes by era una canción compuesta para un musical de Broadway de 1931, siempre estará anclada a Casablanca y la frase “siempre nos quedará París”, en uno de los mejores finales de una película.

The way we where (1973, Apple+)

Katie Morosky (Barbra Streisand) es una chica inteligente e idealista que se enamora de Hubbell (Robert Redford), más terrenal e individualista. Y la cinta avanza cuatro décadas entre que se conocen y luego se reencuentran, en un romance que parece siempre que está a punto de materializarse en serio.

Un guion inteligente, dos intérpretes en el mejor momento de sus carreras, una canción emblemática y muchos momentos románticos, incluyendo su gran final y le gesto de ella con el pelo de él.

El maestro Sydney Pollack fue el artífice de una cinta muy particular y política y a la vez romántica, sin cursilerías y sí mucha inteligencia. Un clásico.

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