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Reportajes

23 de Abril de 2023

Atrapados entre fronteras: las horas de espera junto a los migrantes que buscan escapar de Chile desde Arica

Foto: Tito Dolores

Luego de que entrara en vigencia la orden dictada por el líder del Ministerio Público Ángel Valencia de detener a los extranjeros indocumentados, cientos de migrantes tomaron la decisión de abandonar Chile, considerando distintos factores como la discriminación y el cambio en la situación económica. Sin embargo, la falta de documentación les ha impedido ingresar a territorio peruano. The Clinic fue a la frontera y conversó con ciudadanos extranjeros, quienes se encuentran sin poder salir de la Línea de la Concordia, zona donde se centra la problemática.

Por Valentina Benito

El clima entre los complejos fronterizos Chacalluta y Santa Rosa -Región de Arica- es de pura incertidumbre. En medio del desierto, varias familias migrantes están desamparadas, en una larga espera cerca del Cristo de la Concordia, monumento situado entre ambos controles. No hay comida ni agua, mucho menos un baño que puedan utilizar. A pesar de ello, tienen la esperanza de poder cruzar la frontera, mientras esperan bajo el sol.

El viento que recorre la frontera apenas logra atenuar el calor del mediodía, y para protegerse de él, algunos arman toldos improvisados con frazadas sujetas a los árboles y a las guardavías. No están las condiciones de higiene mínimas, pero aún así las madres deben amamantar a sus guaguas junto a los pañales sucios y las bolsas con la basura que han juntado durante el día.

El 6 de abril el Fiscal Nacional Ángel Valencia anunció la instrucción de solicitar prisión preventiva para todo extranjero indocumentado involucrado en algún delito. La medida no tardó en ser aplicada a nivel nacional, provocando como consecuencia el éxodo de cientos de migrantes desde Chile hacia la frontera con Perú.

Hace algunos días alrededor de 200 personas planeaban cruzar a pie el paso fronterizo Concordia. Sin embargo, su viaje se vio interrumpido por la Policía Nacional Peruana (PNP), pues gran parte de los ciudadanos extranjeros no cumplían con los requisitos para ingresar al país vecino.

Foto: Leroy Per, Latino Noticias

Los afectados resultaron ser decenas de familias e individuos que habían migrado hasta Chile en búsqueda de oportunidades laborales, entre ellos, mujeres y hombres jóvenes junto a sus hijos pequeños.

De acuerdo con fuentes de la Policía Nacional Peruana (PNP), el requisito principal para entrar al país corresponde a la residencia permanente chilena, documento con el que la mayoría de los migrantes no cuenta.

“El inconveniente está en la migración con los ecuatorianos, venezolanos, colombianos, y haitianos, para lo cual se les está pidiendo su visa con la estadía permanente definitiva y que su pasaporte que no esté vencido. Usted sabe que en seis años ya pueden tener, ahí recién les pueden tramitar su solicitud”, señalaron a The Clinic desde la PNP.

Sólo siete ciudadanos de nacionalidad haitiana lograron ingresar a Perú en ese momento, ya que contaban con los documentos emitidos por la Policía de Investigaciones (PDI). No obstante, la problemática no se detuvo allí, pues un grupo de migrantes se vio enfrentado con la PNP, generando momentos de tensión que terminaron siendo difundidos en medios locales a través de redes sociales.

El conflicto se extendió durante el fin de semana y los días siguientes, pues cientos de migrantes más se dirigieron al paso fronterizo, alcanzando la cifra de 300, aproximadamente. Varios de ellos llegaron durante la mañana del martes 18 de abril.

El panorama es desolador y entre ellos mismos han sido solidarios, repartiéndose lo poco que tienen. Mientras ciudadanos extranjeros permanecen sentados en la arena, descansando sus pies heridos, otros tratan de llegar a algún acuerdo con los policías peruanos, quienes permanecen firmes mientras sujetan sus armas y escudos. Están abiertos al diálogo, aunque sin ceder.

Un hombre rompe el documento que le fue rechazado por la PNP, frustrado. La única solución es contar con una visa o carnet chileno.

Foto: Leroy Per, Latino Noticias

Viaje sin retorno

R.F. (30) -quien pidió reserva de su identidad para este reportaje- vivía en Puerto Montt y, junto con su esposa, vendieron todas sus pertenencias para poder emprender un nuevo rumbo.

El hombre está apoyado en uno de los pocos árboles junto a la carretera, mientras carga a su hija en brazos, a la espera de alguna señal para poder cruzar hacia Santa Rosa. Es de nacionalidad haitiana y afirma que el trato con la PNP no ha sido malo, pero que no les ha entregado ninguna respuesta.

“Estamos todos acá con niños, hay uno que está llorando ahora, sin comer desde la mañana, desde las 8:00. Todos están acá, de todas las nacionalidades: venezolanos, haitianos, colombianos, de todo. Nosotros solamente queremos pasar por Perú para seguir nuestro destino”, asevera.

El oriundo de Léogâne llegó a Chile en 2018 y se asentó junto a su familia en la Región de Los Lagos, donde trabajaba atendiendo un negocio. R.F. migró al país con la esperanza de tener un mejor futuro laboral, para lo que incluso dejó la carrera de Derecho que cursaba en Haití. A pesar de sus esfuerzos, siente que con el paso del tiempo y la crisis actual ya no es bienvenido.

“Yo creo que en Chile ya no quieren al migrante, porque la crisis es tremenda acá, tremenda, y no quiero dar nombres ni mencionar nacionalidad, pero acá las cosas están día a día peor. Mira como estamos acá”, comenta.

El viaje hacia la frontera fue largo. Antes de partir arrendaban una casa en Puerto Montt. Desde dicha ciudad debieron ir en bus hasta Santiago, para luego tomar un vuelo con destino a la ciudad de Arica.

Al contemplar el pasado, R.F. afirma que su experiencia en el país fue “más o menos”, esto debido a diversas complicaciones que surgieron durante los últimos años. “No puedo decir bien, no puedo decir mal. Más o menos”, reitera el ciudadano haitiano.

Foto: Leroy Per, Latino Noticias

El joven cuenta que intentó durante mucho tiempo obtener la estadía permanente, cuyo trámite nunca avanzó. “Mira, están pidiendo a toda la gente residencia definitiva para pasar. Yo tengo mi hija que es chilena, ella sí podría pasar, sin problema. Nunca me dieron una respuesta y tengo cinco años acá. Desde hace dos años me metí para tener la residencia. ¿Qué podemos hacer? Nada”, lamenta.

Asimismo, R.F. se ha visto expuesto constantemente a situaciones de discriminación. “Siempre, hasta los chilenos entre ustedes de repente se discriminan, imagínate a un extranjero”. Aquellas malas experiencias eran cosa de “todos los días”, pero ha preferido guardar silencio.

“Quedarse callado. Uno tiene que quedarse callado nomás”, comenta con resignación.

Para R.F., el único recuerdo grato que se llevó del país fueron algunas amistades, aunque no enfatiza demasiado en ello, pues insiste en que él y su esposa esperan irse pronto.

“Queremos llegar a donde el viento nos deje, donde la cosa sea mejor”, comenta, y asegura que ya no hay posibilidad de regresar a Chile. “Ya vendimos todas nuestras cosas, ¿cómo vamos a volver? Ya dejamos todo atrás”, sentencia.

Incertidumbre de migrantes entre fronteras

La mayoría de los ciudadanos extranjeros que esperan cruzar la frontera con Perú corresponden a familias constituidas por parejas jóvenes e hijos pequeños, aunque el caso de Ananías (64) -quien prefirió resguardar su apellido- es diferente. Ella viajó por “trocha”, es decir, cruzando la frontera por pasos no habilitados en el desierto. Toda aquella travesía tenía como fin ver a su hijo, quien trabaja en Santiago como chófer de Uber, pero que durante el verano se encontraba en Arica.

En un principio viajó sola, aunque durante el trayecto se unió a más personas. “Fue por Colombia. En Colombia podemos ingresar sin problemas. Y pasé Ecuador, luego Perú…”, explica.

Ella guarda la esperanza de que durante la noche la dejen pasar, junto a su nieto de 10 años, para llegar al estado de Mérida, donde la espera el resto de su familia.

La ciudadana venezolana aclara que sus intenciones nunca fueron quedarse en Chile. “Yo estuve dos meses ahí, visitando a mi hijo. Tenía cinco años que no lo veía. Me vine con el nieto para sacar pasaporte, pero, ¿ya qué?, no me dejan pasar”, relata con preocupación.

Ananías tiene una hija en Venezuela y los otros cuatro están viviendo en Chile. Todos se fueron de manera diferida durante el 2018 y, gracias al dinero que le envían ellos, puede sobrellevar la crisis económica en su país.

Foto: Leroy Per, Latino Noticias

“En Venezuela es fuerte la situación, uno sobrevive con lo que le mandan de aquí afuera, estamos en esa supervivencia…”, afirma la merideña.

Por otro lado, hay quienes en desconocimiento del contexto migratorio actual, han llegado a la frontera, con intenciones de entrar a Chile. A dicha situación se ve enfrentado H.Y. (26) -quien también pidió resguardo de su identidad- quien nació en el estado de Apure.

H.Y. vivió en Venezuela hasta los 21 y, a esa edad, decidió migrar hacia Colombia, donde trabajó principalmente haciendo ladrillos, a pesar de que el oficio al que se dedicaba en su tierra correspondía a la ganadería y agricultura.

Durante la madrugada del 18 de abril, el joven venezolano llegó a la Línea de la Concordia junto con un grupo de compatriotas que conoció en el camino, con quienes recorrió al menos unas siete horas a pie.

Ninguno de ellos estaba al tanto del “criterio Valencia”, por lo que no vieron venir el recibimiento que les esperaba en Chacalluta. Una de las compañeras que H.Y. conoció en el camino comenta que incluso se refirieron a ellos como “basura”.

“Hoy no intenten cruzar, porque les va a ir mal”, cita H.Y. respecto de la respuesta que recibieron de parte de carabineros que se encontraban vigilando la zona.

H.Y. tampoco esperaba quedar atrapado entre fronteras, pues afirma que su prima, quien vive en Santiago, le había contado “muchas cosas bonitas” de Chile, las cuales contrastaron con la realidad que le tocó vivir sin siquiera haber ingresado.

“Me dice que está todo económicamente bien, le está yendo bien”, comenta el joven respecto de su prima, “pero en mi tierra hay un dicho: la suerte del gavilán no es la misma que la del garrapatero. La suerte de cada uno es diferente…”, reflexiona.

En Colombia su esposa e hijo lo esperan y H.Y. planea trabajar para poder enviarles dinero y así poder obtener un pasaporte para ellos, el cual, según explica, le costaría alrededor de 300 dólares.

El joven aún no está decidido, no sabe si intentar seguir con su camino o tratar de ingresar al Perú. Sin embargo, en caso de tener la posibilidad de volver, el apureño afirma que volvería a Venezuela.

“Volvería a mi tierra, porque en mi país estoy con mis seres queridos…trabajaría en lo mío, ganado, agricultura, todo eso, incluso si tengo que pagar estafas allá…”, asegura.

Una crisis generalizada

La materia de seguridad en Arica y Parinacota ha sido una prioridad para el Gobierno Regional, organismo que ha llegado a invertir en mejor equipamiento para las policías y la Fiscalía. Romina Cifuentes, Consejera Regional, señala que dichos recursos han sido fundamentales para abrir áreas que se dediquen a investigar el crimen organizado.

“Los delitos en la población han aumentado, sobre todo en la Región de Arica, ya sabes que estuvo el tema del Tren de Aragua, que era una banda internacional. Entonces todo este nuevo cambio, incluso delictual, ha hecho que las policías también tengan que cambiar su foco de investigación. Ya no es el mismo delincuente que había antes”, explica Cifuentes.

Dichos recursos se vieron reflejados en la desarticulación de la banda “Los Gallegos”, vinculada al Tren de Aragua. El operativo fue posible, en parte, gracias a los recursos del Gobierno Regional de Arica y Parinacota.

A partir de lo anterior, todos los testimonios recopilados para este reportaje coinciden en que los casos de delitos cometidos por ciudadanos extranjeros han influido en la decisión del Fiscal Valencia. “Por uno, pagan todos”, afirman los entrevistados.

“Al colombiano lo tienen en cualquier parte del mundo como narcotraficante, sicario. A los venezolanos la fama que nos dieron ya es mucha: ladrón, asesino, violador. Y así para todos los países”, reflexiona H.Y. al respecto.

Foto: Leroy Per, Latino Noticias

Un cambio de percepción sobre migrantes en Chile

Es evidente que durante el último tiempo, la población migrante ha ido en aumento, y así lo refleja un estudio del Servicio Nacional de Migraciones (Sermig) y el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), que estima que al año 2018 casi 1 millón 300 mil de los habitantes en el territorio correspondían a extranjeros. Aquella cifra aumentó en un 14,08% para el 2021, durante el cual se registraron más de 1 millón 400 mil. Dicha alza en la migración, ha sido aún más notoria si se compara con el Censo 2017, cuando la población migrante apenas superaba los 746 mil habitantes.

De acuerdo con estas estimaciones, la mayor concentración de ciudadanos extranjeros ha provenido desde Venezuela, con más de 444 mil; seguido de Perú, con 246 mil; Haití, con 180 mil, y Colombia con 173 mil. Y dicha tendencia se ha mantenido durante los cuatro años que aborda el estudio.

En lo que respecta a la ciudad de Arica, esta se posiciona como la novena a nivel país con mayor población extranjera, no obstante, el ser una ciudad fronteriza la convierte en una zona de flujo migrante constante.

Por otro lado, las mismas cifras aportadas por el INE y el Sermig develan que un 7,5% de la población a nivel país corresponde a migrantes, lo cual posiciona a Chile como el país sudamericano con mayor porcentaje de extranjeros respecto de su cantidad de habitantes, superando a Argentina y Venezuela, quienes en años anteriores lideraban en dicha materia.

Este fenómeno migratorio genera la interrogante: ¿Por qué Chile ha sido el destino predilecto para quienes migran? 

A partir de los testimonios recogidos por The Clinic, algunos de los motivos serían principalmente las oportunidades laborales, situación que cambió luego de la pandemia. Esto se ve reflejado en la tasa de desocupación extranjera. De acuerdo con el INE, esta alcanzó un 7,4% entre noviembre y diciembre de 2022.

Esto, sumado a la crisis habitacional, ha significado una gran problemática tanto para chilenos como para quienes han migrado al país en busca de una mejor situación económica.

A.N., ciudadano venezolano proveniente de Puerto Cabello, estado de Carabobo, que pidió reserva de su identidad, coincide en que el costo de la vida ha sido otro de los factores que los han llevado a querer migrar nuevamente. “El arriendo… eso te mata, o sea, te va carcomiendo de a poquito, porque tú tienes planes, entonces cuando vienes a ver, tocan la puerta: ¡Buenas!, la señora del arriendo… Entonces ahí te descuadra”, comenta el porteño, quien ha viajado con su esposa y sus dos hijos.

Por su parte, R.F. asevera que “Chile ya no quiere extranjeros”, y que además “una persona no puede estar trabajando solamente para comer y pagar arriendo. Acá, la mayoría de extranjeros está haciendo eso”.

Todos aquellos factores, sumados al temor de que el “criterio Valencia” sea aplicado arbitrariamente, han hecho que las y los migrantes atrapados en la frontera ya no vean a Chile como el país de hace algunos años atrás.

“Como te dije, la cosa no es como antes…”, afirma el ciudadano haitiano. “Uno no puede ahorrar nada. Imagínate, si tú estás viviendo con tu familia, ganando el sueldo mínimo, arrendando una casa. Tienes que pagar luz, agua, todo eso. Con 200 lucas tienes que comer, y si tienes guagua, no te va a quedar nada para ahorrar”, reflexiona con decepción.

Para la realización de este reportaje, The Clinic solicitó información al  Departamento de Extranjería y Policía Internacional de Arica, sin embargo se negaron a dar una entrevista.

Varios nombres de los testimonios entrevistados fueron modificados para resguardar sus identidades.

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