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19 de Junio de 2023

“El último romántico”: Hugo Herrera habla del libro en donde analiza el pensamiento y obra del Premio Nacional de Historia, Mario Góngora

Hugo Herrera

"Hace algo que es muy difícil, que es iluminar la situación más concreta con ideas que pueden sonar muy abstractas; logra esa conexión, entonces uno dice 'chuta este estudioso está elucidando mi situación, mí situación en Chile en este momento'", sostiene el filósofo y abogado sobre Góngora.

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“El último romántico” es un libro dedicado a analizar el pensamiento del historiador chileno Mario Góngora (1915-1985). Su autor, el filósofo y abogado Hugo Herrera, se interesó por él durante sus lecturas de universitario, posteriormente escribió dos ensayos en 2014 y 2021, respectivamente, para ahora abarcar los aspectos fundamentales de su obra en conjunto.

“Su prosa es parca y sin aspavientos. Pero sus observaciones y argumentos son muy rigurosos. Combina de modo pertinente el análisis del detalle con la visión panorámica. Y maneja fuentes que no aparecían usualmente juntas en el Chile de su tiempo: el existencialismo, el romanticismo, los grandes teóricos de la historia”, explica el autor sobre el Premio Nacional de Historia en 1976.

-¿Por qué decidió sacar este libro y qué fue lo que le interesó de Mario Góngora?

-Primero hay un asunto como de trayectoria, o sea, yo venía estudiando autores como Góngora. De hecho había publicado un libro que se llama Pensadores peligrosos, donde estudio a Góngora junto con otros, pero además, a mí me llamó la atención desde el inicio y creo que esa es la relevancia de Góngora, que es un autor que conociendo muy bien la historia y sobre todo la historia de Chile, por ejemplo en el campo político, tiene la capacidad de mirar también a grandes autores, filósofos, teóricos de la historia como Heidegger, Spengler, Dilthey.

Entonces hace algo que es muy difícil, que es iluminar la situación más concreta con ideas que pueden sonar muy abstractas. Él logra esa conexión, entonces uno dice ‘chuta este estudioso está elucidando mi situación, mí situación en Chile en este momento’, a partir de grandes autores también, no solamente considerando la situación. Un ejemplo de eso es la crítica que hace Góngora al neoliberalismo para darle como más actualidad a Góngora

-Nos podrías explicar su crítica al neoliberalismo

-Lo que hizo Góngora en un libro que se llama Ensayo histórico sobre la noción de Estado en Chile, fue criticar o tomar distancia respecto de lo que él llamaba planificaciones globales, que son en el fondo modelos teóricos que se intentan aplicar a la realidad, pero que son muy abstractos. Y eso él lo ve en una ideología desarrollista tipo de la CEPAL, de lo que ocurría en la CEPAL en los años 60, lo ve en Allende también, en el marxismo de Allende que es abstracto, y lo ve en el neoliberalismo. El neoliberalismo, él dice, es un pensamiento que se generó en otras latitudes. En Chile no existe una clase burguesa de tipo europeo, así culturalmente consciente de su rol, que valore el trabajo metódico, sino que es más bien un capitalismo de ataque, de conquista, dice él. Entonces es muy difícil implementarlo sin que se vuelva monopólico.

Y lo otro que él dice es que el neoliberalismo con su individualismo debilita al Estado y en Chile el Estado ha sido el que ha formado a la nación, al pueblo, en sentido político, con la educación, con la administración pública, con las Fuerzas Armadas, ha ido conformando una mentalidad popular. Y si uno debilita el Estado, eso va a generar en el largo plazo una pérdida, dice Góngora, de conciencia cívica. Entonces ahí en el fondo, uno puede decir que Góngora está previendo la crisis de legitimidad que se iba a producir décadas más tarde. Esto lo dice el año 81, o sea, fue premonitorio en cierta manera.

-¿Qué caracterizaba a Mario Góngora?

-Su vida es ideológicamente accidentada. El partió como un joven social cristiano dentro de la generación de 1938, en lo que se llamó la Asociación Nacional de Estudiantes Católicos (Anec), él dirigió su revista y además fue vicepresidente, que era parte del Partido Conservador en esa época, pero era un partido, si bien de derecha, mucho más cercano a los trabajadores que la derecha actual. A fines de los 30 entra en una crisis existencial y política y se va de viaje a Europa. Ahí vuelve como comunista, ficha en el Partido Comunista, pero al poco tiempo, dice, por las lecturas de Nietzsche, él se sale del partido y ahí deja la política más activa y se dedica a la academia. Se instala a estudiar en el fondo historia y de los años que siguen son sus grandes obras. Y después vuelve, sin embargo, el 81, con el más político de sus libros, generó una polémica fuerte, porque en el fondo él le estaba diciendo a los militares algo que no es menor, digamos, le estaba diciendo ‘ustedes están destruyendo las bases de la nación con el neoliberalismo’. Entonces esas son sus etapas, entonces es difícil calificarlo. Yo me me quedo más con esta capacidad como hermenéutica que él tiene o comprensiva de combinar teoría con la situación concreta.

-¿Cómo fue la preparación personal para escribir este libro?

-Yo estudié derecho, pero fui ayudante de un profesor que pasaba un ramo teórico, que es Joaquín García Huidobro, y con él tenía un plan de lectura en filosofía. Después cuando egresé me fui a Alemania a estudiar Filosofía y de ahí no paré más, porque de ahí volví a enseñar a Kant sobre todo, me especialicé en filosofía moderna y filosofía política. Entonces, en paralelo, desarrollé este gusto que viene de la Universidad también por los autores chilenos y en especial, por su calado, porque creo que no tiene equivalentes en su generación, en Góngora. Creo que si uno quiere buscar equivalentes a Góngora, o sea gente tan formada filosóficamente y que además haga historia, uno tiene que irse para atrás a la generación del centenario, recién ahí uno encuentra autores equivalentes, por ejemplo Encina, que sabía filosofía, Kant, historia. Ahí uno tiene un equivalente -no obstante las diferencias- sobre el calado que tiene Góngora, porque en Chile hay filósofos, hay historiadores, pero alguien que combine las dos disciplinas, no lo encuentra.

Y lo otro que me ha ayudado harto también para entender a Góngora, es que él estudió Derecho y gran parte de su obra es Historia del Derecho (…). Eso es interesante porque él entiende al Derecho como un modo de comprensión, donde uno ve acentuada esa tensión que existe siempre entre lo abstracto y lo concreto, entre la teoría y la práctica, entre la regla y el caso, que todos los jueces lo tienen a la vista. Entonces esa sensibilidad yo creo que la desarrolla también en sus estudios de jurídico, no obstante que nunca trabajó abogado ni ni se tituló siquiera.

-¿Cómo ha sido el lanzamiento del libro?

-A mí no me gusta mucho los lanzamientos y hablé con la editorial y me dijeron que ellos no tenían problema. Entonces lo que voy a hacer, más que lanzamiento, son encuentros con otros profesores. Por ejemplo, voy a ir a Valdivia y quiero hacer algo aquí también en Santiago, pero no tan de público, porque terminan en el fondo hablando generalidades o vaguedades, pero no puede trabajar en los temas y yo creo que este libro, junto con tener una bajada política muy clara, tiene también una entidad teórica que lo hace más adecuado para ese tipo de actividades que para un lanzamiento así masivo. O sea, la gracia que tiene es que no pierde esa actualidad. En el fondo lo que hice para evitar las dificultades en la lectura fue agarrar los capítulos más difíciles y ponerlos al final, la parte de la filosofía de Góngora está al final del libro. Las otras partes contienen algo de teoría y de filosofía, pero son mucho más políticas.

-¿Cómo cree que que aporta el pensamiento de Góngora en la actualidad como en el Chile actual?

-Es fundamental precisamente porque hace esa combinación que me atrajo desde chico, que es un autor que conoce toda la historia de Chile, o sea que lo ha estudiado con detalle desde la colonia hasta el momento en que él muere, el año 85. Pero además tenemos un autor de talla mayor en términos teóricos, un autor que sabe de filosofía bien y autores principales. Entonces con esas herramientas él logra hacer explicaciones que tienen mucho alcance porque conoce la realidad concreta, o sea, no se va en la volada abstracta, pero tampoco es un historiador de puros hechos, no es una crónica lo que él está haciendo, entonces él puede proyectar. Y por ejemplo decir que el debilitamiento del Estado en Chile va a generar una pérdida de conciencia cívica y una pérdida de legitimidad de las instituciones. Y si uno ve la crisis del Bicentenario, por llamarla así, que parte en 2011, no parte en 2019, qué es si no una pérdida de legitimidad masiva de las instituciones, una pérdida de la conciencia cívica, se ha debilitado, entonces uno puede comprender la situación actual.

Memoria Chilena. Mario Góngora, Premio Nacional de Historia

Lo otro es que él estudia todos los aspectos fundamentales de la política, o sea, estudia el Estado, al individuo, las sociedades intermedias, y lo hace a partir de la realidad chilena. Entonces es muy adecuado para tratar de entender lo que está sucediendo y cuáles son los alcances de la política en la vida de las personas. Él recoge una tesis de Aristóteles que decía fuera de la polis solo viven las bestias y los dioses, porque no necesita el lenguaje. En cambio los seres humanos necesitamos lenguaje y el lugar donde se habla el lenguaje más complejo es en la agrupación política, en el Estado o en la polis. Entonces él dice no solamente los ciudadanos pertenecen al Estado, sino que los ciudadanos llevan al Estado en sí mismos, como maneras de pensar, como maneras de sentir, como un lenguaje particular. Entonces uno de ahí piensa ‘chuta, todo lo que yo haga respecto del Estado va a afectarme en tanto que individuo y al revés, todo lo que yo haga como individuo va a afectar al Estado’. Si yo tengo un Estado con ciudadanos corruptos, el Estado se va a descomponer fácilmente. Si yo tengo un Estado débil y corrupto también, eso va a permear en la sociedad. O sea, hay como un círculo que puede ser vicioso o puede ser virtuoso, y eso Góngora lo ve con con una claridad única entre los autores chilenos.

Tras esta publicación, ¿usted va a seguir investigando a Góngora?

-Yo creo que algún aspecto particular sí y que me permitiera eventualmente engrosar esta obra. Pero creo que con eso ya está, porque lo que a mí me preocupaba es que no había nada, en términos monográficos. Hay un libro que es bastante bueno de Patricia Arancibia, donde escribe de Góngora joven, pero es más biográfico. Pero no había un libro que lo abordara en su peso teórico, entonces eso es lo que hice y creo que las bases fundamentales de quien es Góngora y cuál es mi estimación sobre lo que es él teóricamente están en este libro, entonces eventualmente podría hacer estudios más de detalle, pero yo creo que ese es el texto. Igual me dedico a estudiar autores románticos del periodo, o sea los mismos autores en paralelo digamos, o sea, estoy como en el ambiente, entonces no es que me vaya para siempre de Góngora.

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