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27 de Agosto de 2023

Gabriel Salazar, Premio Nacional de Historia: “El Gobierno de Boric está amarrado, peor que el del Presidente Allende”

Gabriel Salazar analiza el Chile actual, a Boric y Republicanos Fotos: Joaquín Alvujar

El historiador, en entrevista con The Clinic, plantea que en el Gobierno de Allende "había una guerra de clases en ese momento, pero hoy están amarrados por lazos de acuerdos e incluso tener que acordar con la oposición (...) Hoy tranzan con toda la clase política, como los acuerdos que ellos mismos criticaron de Patricio Aylwin". El Premio Nacional de Historia repasa el actual contexto social, sus aprehensiones sobre el Gobierno de Boric y cómo observa el crecimiento del Partido Republicano. "Hay que lograr que el pueblo vea el camino que tiene, porque si no, este país seguirá siendo una caldera que llegará a un nuevo punto de expresión, peor que el 18 de octubre de 2019", advierte.

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Hay un gesto de Gabriel Salazar (87) que se repite. Al poner énfasis en sus palabras mueve su índice derecho haciendo un círculo en el área. Lo resalta levantando el brazo, como formando un remolino. Los únicos momentos en que lo evita es al caminar hacia su estudio, ubicado al fondo de su patio trasero de su casa en La Reina. Para llegar, se debe caminar entre sus plantas, esquivándolas mientras su gata observa a quienes entran. Es su territorio, y lo deja en claro con solo una mirada.

Premio Nacional de Historia en 2006, el escritor hoy está retirado de la docencia que, durante años, impartió el distintas casas de estudio en Chile. Sus días los dedica a escribir, leer de actualidad y realizar nuevas investigaciones. Es entonces que comenta un percance no menor. En octubre debe entregar su nuevo libro, pero vivió un problema: por accidente borró las más de 150 páginas que llevaba escritas para uno de sus capítulos. Lo dice con calma, pese al problema que significa. Sin embargo, tiene confianza en que sus apuntes, su cabeza y su energía alcancen a superar la crisis.

Es una demostración de la energía que aún almacena, pese a que en tres años llegará a los 90. Claro ejemplo de este período que vive lo dejó en claro en su último libro, La gran alameda de la soberanía popular (2023), donde buscó abarcar gran parte del trabajo de su vida. Hoy reconoce estar viviendo un cierre, una nueva etapa con respecto a sus obras: “En realidad parecía un testamento”.

En el estudio de Gabriel Salazar no solo hay libros apilados de forma que logren entrar en el espacio de sus libreros repletos, sino cuadros, retratos, premios y regalos. Entre todos sus libros destaca uno reciente, sobre el que se toma unos segundos. “En el último tiempo se han publicado cientos de libros sobre los 50 años del golpe… muchos, bueno, con lo mismo. Pero el más vendido, el bestseller, es claramente el de Daniel Mansuy sobre Salvador Allende. Lo compré, lo leí entero y le puedo decir: es un buen libro. Está escrito muy inteligentemente, muy dialéctico”, reflexiona.

-Los 50 años del golpe de Estado son el principal tema de Gobierno y social de este tiempo. ¿Cómo observa el análisis que se ha hecho?

-Estos 50 años se han estudiado en función de un conflicto entre la izquierda y derecha parlamentariamente, con todas las figuras de dirigentes enfrentados unos con otros en un ring chico. El problema de los 50 años es mucho mayor, con variables que están fuera de este ring. Esta historia política se ve en torno a los partidos, leyes y el parlamento. Es una historia intraparlamentaria.

-¿Cómo se debieran leer estos 50 años?

-Lo importante es lo que ocurrió con las clases populares y los cambios que ha vivido el país. Hubo un cambio, el pueblo pasó a crecer en su consciencia soberana. Esto se demostró en las 22 jornadas de protestas en contra de Pinochet. Se demostró al mundo que el modelo neoliberal con Pinochet era ingobernable. Por esa razón, los grandes estrategas mundiales del modelo que funcionaba en Chile dijeron: hay que sacar a Pinochet. Lo que se quiso salvar a fines de la Dictadura no era a Pinochet, sino el modelo que tenemos.

-¿En qué sentido?

-Si Pinochet generaba este tipo de resistencia del pueblo chileno durante cuatro años seguidos, bueno, había que sacar a Augusto Pinochet. La única condición era conseguir que alguien administrara el modelo sin los militares. Ahí hablan con todos los partidos políticos. Todos ellos aceptan, por eso es que se convierten en administradores del modelo neoliberal. Lo hicieron tan bien que el modelo neoliberal de 1973 todavía está vivo y coleando 50 años después.

Hay 50 años de traición de la clase política a lo que ellos mismos planteaban en los 70. No digo la derecha, pero sí los otros. Por eso considero que al hablar de los 50 años no es solo la variable de partidos políticos, sino la de los pueblos, que no es el mismo que antes. Por otro lado, antes existía una cultura de masas con tradición. Lo único que había era eso. Pero con eso, el 18 de octubre fue una movilización de masas muy distinta a la que había en los 50 y 60, que cambió en estos 50 años.

-¿En qué se diferencia?

-En el 18 de octubre no había banderas políticas, no había líderes ni dirigentes políticos. No era la misma masa que había con Eduardo Frei o Salvador Allende. Ahora la gente era la misma que abucheó y le tiró cerveza a Gabriel Boric, a uno se le olvida eso, ¿no? Lo único que puedo decirle es que quienes tomaron consciencia de este nuevo pueblo fueron los estudiantes secundarios en 2006. Luego, al llegar a la universidad, de las manifestaciones de 2011. Son una vanguardia de este nuevo pueblo.

“Yo me preocuparía de los que estudiaron y quedaron fuera de la estructura política. Es gente frustrada, que no cree en los partidos”

-¿Cómo observa el ascenso y llegada de las nuevas generaciones políticas a La Moneda? ¿Cómo se entiende este fenómeno de modo histórico?

-La clase política que surge del movimiento pingüino es la del estudiante exitoso. Es alguien que llega a la universidad, terminar y asciende verticalmente en los estratos sociales. Ellos siguieron una carrera política, pero yo me preocuparía de los que no: los que estudiaron y quedaron fuera de la estructura política. Los que estudiaron a medias y los que no estudiaron. Es gente frustrada, que no cree en los partidos, ni siquiera en los pingüinos, que son gobierno. Eso hay que estudiar, ahí está la gran mayoría.

-¿Cómo evalúa la gestión de Gabriel Boric y esta nueva generación en el gobierno?

-El Gobierno de Gabriel Boric es el de los pingüinos. Ellos eran los críticos del sistema neoliberal, querían reemplazarlo por algo alternativo. Eran muy jóvenes. En consecuencia, solo captaban lo que se discute en el presente: ecología, género. Entonces, por ejemplo, estuvieron detrás de la promoción de estos temas en la Convención Constitucional. La igualdad de etnias, la ecología y el género. Se deja intacto lo propio de la clase política.

-¿Qué es lo propio de la clase política, según usted?

-El sistema electoral, el Código Laboral, por ejemplo. Son muy jóvenes, no conocen el peso del trabajo. El modelo neoliberal tiene su eje central en el sistema política y laboral. Las nuevas generaciones lo dejan tal cual. No es extraño, entonces, ahora que son Gobierno, que no pueden moverse en un Estado que es neoliberal. Se enfrentan ante una mayoría aplastante.

-¿Se enfrentan ante el sistema en sí mismo?

-Hoy tranzan con toda la clase política, como los acuerdos que ellos mismos criticaron de Patricio Aylwin. Los líderes de este Gobierno- desgraciadamente-, al elegir la carrera política, entraron a un laberinto sin salida. Es lo que han hecho todas las juventudes en la historia de Chile. En 1950 y 1960, por nombrar ejemplos como el de Benjamín Vicuña Mackenna, se fueron contra el gobierno conservador con armas en mano. Perdieron y luego se postulan como diputados, senadores. Entran en la carrera política.

Estas generaciones, al entrar en el sistema para cambiarlo desde adentro, no pudieron. La juventud de la década de los 20 estaba dentro del sistema en la década de los 40. Mis compañeros revolucionarios de los 60 y 70 fueron posteriormente miembros de partidos políticos, desde la Unidad Popular hasta otros partidos. El resultado siempre es el mismo: quien entra desde la calle al parlamento para hacer la revolución en la ley acaba con sus opciones.

-¿Le ocurrió eso al Gobierno de Gabriel Boric?

-El Gobierno de Boric está amarrado. El Gobierno está peor amarrado que el del Presidente Allende. Allí había una guerra de clases en ese momento, pero hoy están amarrados por lazos de acuerdos e incluso tener que acordar con la oposición derechista.

Las dudas y certezas de Salazar

Al hablar de actualidad, Gabriel Salazar prefiere aclarar que le preocupa la imagen completa, el largo plazo, más que una fotografía del momento. “No se pueden tomar fotografías a corto plazo para describir el momento que vivimos”, dice de entrada. Así, lanza una de sus reflexiones sobre la imagen que observa actualmente.

“Ni la sociología ni historia ha estudiado qué ocurre con un pueblo que dejó de creer en sus representantes. Estamos por encima del promedio mundial. Hay un pueblo que ya no cree en la política tradicional, en la democracia liberal individualista con voto secreto. Hay sociólogos que estudian solo el presente, sin historia. Pero esta tendencia hay que verla más a largo plazo: ¿qué ocurre cuando un pueblo no sabe qué hacer y no tiene sus ideas claras? Busca nombres fuertes o locos”, dice el historiador.

-¿Estamos en un punto clave de nuestra historia? ¿Cómo observa el panorama político-histórico que vivimos hoy?

-Mientras los intelectuales solo estén en la lógica parlamentaria, en una lógica cerrada, el Partido Republicano se ve como la muerte. Muy por encima de lo que es. Se observa como un grupo que puede incluso dictaminar una Constitución (ríe). Pero hay que analizar las cosas desde la ciudadanía. Y la cosa no es tan simple.

-En rasgos generales, ¿cómo observa este 2023, a cuatro años de un Estallido y en medio de transformaciones en varios ámbitos?

-Si no hay un camino para que se desarrollen las comunidades, vamos a tener otro período más largo de discusión constitucional. Hay que lograr que el pueblo vea el camino que tiene, porque si no, este país seguirá siendo una caldera que llegará a un nuevo punto de expresión. Y, le digo, ese punto de expresión yo no quiero vivirlo, porque será peor que el 18 de octubre de 2019.

-¿En qué puede ver esa realidad? ¿Dónde se expresa?

-En sociología se habla del voto mutante. Cuando un pueblo no está metido en una cultura política se vota de manera mutante, y en Chile existen muchos síntomas de esta realidad. En Chile se eligió a Michelle Bachelet, a Sebastián Piñera, a Bachelet y luego Piñera. Es un círculo vicioso. Luego se votó por el Partido de la Gente y desapareció. Por eso, no creo que el Partido Republicano vaya a durar mucho en esta lógica que nos encontramos en Chile.

-¿No ve posible un ascenso de José Antonio Kast tras el Gobierno de Boric?

-No creo que gane. Primero que nada, el actual proceso constituyente no va a ganar del modo en que se está aprobando. En la próxima elección va a ir José Antonio Kast, pero no creo que gane. Una alternativa que veo es que si la gente de centroizquierda -en concepto- se ponen de acuerdo hay alguien que puede ganarle: Mario Marcel. Es un hombre serio que todos respetan, es profesional, cabeza fría, casi científico. Si Marcel se enfrenta a Kast, este pierde.

¿Cómo observa la discusión constitucional y el ambiente que se vive en torno a esta materia?

-La gente no se tragó totalmente la Convención Constitucional. No se interesó. Para sorpresa de los estrategas que la organizaron, en ella se produjo un movimiento izquierdista -por darle un nombre- de una mayoría por sobre el 55%. Eso asustó a quienes habían ideado esa alternativa. Después, claro, vinieron las fake news, lo que acabó provocando el rechazo y desprestigio. Ni siquiera había una cafetería en el ex-Congreso Nacional.

-¿Cree que ha impactado en el modo en que discutimos sobre la Constitución este contexto?

-La gran interrogante es la gente que no creyó en ese camino. Por eso, hay que hacer un trabajo de conferencias para contar la historia del pueblo. Es sintomático que el voto nulo y blanco de la última elección tuvo un 21.5%. Nadie sabe, ni siquiera los políticos, cómo interiorizar un verdadero proceso constituyente. No es un período político, que operan con fecha fija.

-Este año se debe entregar la propuesta del Consejo Constitucional.

-Habrá muy poco tiempo de discusión, poco tiempo para estudiarla y hacer el análisis correspondiente a una propuesta de este tipo. Entonces, es también poco el tiempo que existe si queremos reorientar un debate para que las personas se interesen.

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