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Cine

26 de Agosto de 2023

Paulina Urrutia y sus últimos momentos con Augusto Góngora: “Lo tomo y lo único que me salió de la boca fue ‘gracias por haber estado ahí'”

Paulina Urrutia junto a Augusto Góngora en La memoria infinita Captura del documental "La memoria infinita".

La actriz agradeció el cariño de la gente y relató el doble duelo que sufrió tras la pérdida de su amor y su gata Julieta, quienes se deterioraron al mismo tiempo.

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“Lo que yo más extraño es su mano”. Con esta emotiva frase la actriz Paulina Urrutia recuerda a su marido, el reconocido periodista Augusto Góngora. El comunicador falleció el 19 de mayo a los 71 años tras un alzheimer que lo aquejaba desde 2014.

Aquella historia de amor quedó retratada en “La memoria infinita”, el largometraje dirigido por Maite Alberdi que fue estrenado el 24 de agosto. A pocos días de su lanzamiento, ya se convirtió en la mejor apertura para un documental de autor en la historia de cines chilenos con casi seis mil espectadores.

Han sido días bellísimos y días súper tristes. Lo echo mucho de menos. Me dejó tanto cariño, de tanta gente, de los hijos, de los amigos. Olvídate la cantidad de personas que me hablan en la calle, gente que me da el pésame, gente que me dice que hay que salir adelante, que me da energía cuando me hace falta”, reflexiona Urrutia en conversación con la Revista Sábado.

A modo de ejemplo, la intérprete relató que “hoy fui al banco y una señora me dijo ‘ay, por fin la veo y se lo puedo decir. Yo estoy cuidando a mi mamá y te admiro, te quiero, te comprendo, sé exactamente lo que estás viviendo y no sabes la alegría de estar contigo”.

En un comienzo, la exministra de Cultura no quería grabar el documental. Sin embargo, finalmente terminó aceptando la propuesta por amor a Góngora, quien había dado el sí apenas fue contactado por la cineasta.

Luego de ver la cinta y recibir el inmenso cariño de la gente, Urrutia terminó reconociendo esta oportunidad como un regalo del periodista. “Es como si me estuviera diciendo: ‘viste que tenía razón'”, comenta emocionada.

Sin embargo, detrás de “La memoria infinita” hay una historia llena de altos y bajos que comenzó hace nueve años. “Cuando se declaró la enfermedad y fuimos al psiquiatra, él nos recibió a los dos y habló con él primero y le dijo ‘Augusto, yo voy a hablar con Paulina y vas a estar tú presente, porque entre ustedes dos vamos a conformar la verdad”, recuerda.

Aquel momento transformó para siempre la relación. “Nos empezamos a convertir en una sola persona. Es algo que aparece en la película: no era sólamente él en su angustia o alegría, yo también viví todo eso (…) Y claro, a veces yo decía: ‘no, ya no más conchetuma…’. Es que el Augusto gritaba todo el día. Había momentos en que yo no daba más“, confiesa.

De hecho, en el documental se puede observar cómo Góngora se iba apagando de manera paulatina, al igual que sus recuerdos. El largometraje retrata la primera vez que no reconoce a Urrutia y cómo ella logra volver a ganarse su confianza.

Un duelo doble: la despedida a Augusto y Julieta

Ese viernes 1 de mayo Paulina no solo sufrió la pérdida de su amor, también tuvo que ver cómo fallecía Julieta, la gata de 17 años que se quedó en su casa tras ser atropellada en la calle y que fue experimentando los mismos síntomas de Góngora.

“A Augusto lo primero que le empezó a fallar fue la vista y ya no sé qué es lo que veía, pero claramente no veía nuestra realidad. Y mi gata, de un día a otro, se quedó ciega. Luego Augusto dejó de caminar, y resulta que la Julieta un día amanece gateando con las patas”, contó.

Cuando la llevó al veterinario, el especialista le mencionó que tenía un ataque de reuma. Sin embargo, la conexión entre ambos siguió manifestándose.

“La Julieta un día dejó de comer porque tenía mucho dolor. Y Augusto empezó a deteriorarse cada vez más. Julieta dejó de tomar agua y Augusto entró en agonía. Entonces resulta que yo me pasé miércoles y jueves con Augusto en sopor y la Julieta en agonía en el segundo piso, en el escritorio mío”, relató.

Es ahí donde Paulina empieza a recordar los últimos momentos juntos: “Augusto había dejado de respirar. Imagínate la dignidad de esa muerte. Limpio, impecable, en su momento solo. Entro a la pieza y lo tomo, y lo único que me salió de la boca fue: ‘gracias, gracias por haber estado ahí’ (…) Después fuimos a dejar al Augusto a la iglesia, y de vuelta, se había muerto la Julieta“.

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