Entrevistas
27 de Agosto de 2023Carolina Arredondo, ministra de las Culturas: “Es injusto que aún se nos niegue a quienes venimos de las artes tener una participación política activa”
A casi dos semanas de asumir en el cargo, la titular de gobierno habla de sus primeras labores en la cartera y de los lineamientos de su gestión, que están marcados –dice– por la prisa y la urgencia. Deberá recomponer los ánimos al interior del ministerio y retomar el diálogo con distintas agrupaciones y sectores de la cultura, además de impulsar una pospuesta agenda legislativa y sumarse a los últimos ajustes de las actividades oficiales de cara al próximo 11 de septiembre. También se refiere a las diversas críticas y cuestionamientos que generó su nombramiento en la oposición, y que este lunes la tendrán rindiendo cuentas en el Congreso: “Voy con todos los antecedentes, porque los antecedentes están”, dice.
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Para este debut no tuvo tiempo de ensayar. El pasado miércoles 16 de agosto, Carolina Arredondo asumió como nueva Ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio tras la fugaz gestión de Jaime De Aguirre. La reconocida actriz y gestora cultural, de 37 años, había vuelto solo horas antes a Chile desde España, donde estaba viviendo con su familia y allá recibió también el llamado del presidente Boric. Al abandonar el Salón Montt Varas de La Moneda, tras el juramento de los nuevos miembros del gabinete, partió rápidamente al Palacio Pereira, donde más tarde anunció el Premio Nacional de Artes para Cecilia Vicuña.
“Desde entonces no he parado y el cambio de escenario ha estado bien movido”, dice la nueva titular de gobierno en su ordenada oficina en el octavo piso del edificio de Ahumada 48, donde pasan de las siete de la tarde del viernes.
Carolina Arredondo tenía solo ocho años cuando debutó en 1994 en la teleserie Rojo y miel. Años después se sumó al elenco de la popular serie Los Venegas, donde compartió pantalla con su madre, la también actriz y diputada Carolina Marzán (PPD), y ha actuado en una docena de teleseries (como Amanda y Amar profundo) y en la película Gritos del bosque, de Jorge Olguín. Hasta enero pasado, presentaba funciones de la obra Clases de ética –estrenada dos años antes e inspirada en el caso Penta–, donde además dirigió por primera vez a su padre, el actor y exconcejal de La Florida, Claudio Arredondo.
La política le corre por las venas y ha sido un trabajo paralelo y silencioso en su vida, dice ahora Arredondo. Nieta de los destacados intérpretes César Arredondo y Gabriela Medina –quien además fue presidenta del Sindicato de Actores y Actrices de Chile durante dos periodos–, la nueva ministra es también la es la tercera intérprete después de Paulina Urrutia y Luciano Cruz -Coke (2010-2013), cuando el ministerio no era ministerio sino el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.
Aunque se ha dicho que ya sonaba para ministra, dada su activa participación en la campaña presidencial de Boric y su cercanía con dirigentes del Frente Amplio y figuras del PC –como la diputada Karol Cariola y la alcaldesa de Santiago, Irací Hassler–, Carolina Arredondo asegura que el llamado del mandatario la pilló de sorpresa, y que desde entonces su vida dio un inesperado giro.
“Fue absolutamente fuera de cualquier planificación, pero también un llamado muy lindo el que me hizo el Presidente. Quería acompañar otros procesos, por eso estaba afuera, en mi rol de madre, pero ante su invitación no podía decir que no y me vine el martes en la noche y llegué el día miércoles en la madrugada, el mismo día del cambio de gabinete“, relata Carolina Arredondo. “Fue todo así de rápido. La llamada fue en el momento preciso para alcanzar a venirme. Mi compromiso era estar en el salón Montt Varas”, cuenta.
-¿Tuvo tiempo para decidir si quería ser ministra?
–Creo que el proceso de pensamiento fue rápido como fue la pregunta “¿estarías disponible?” y en la misma llamada es como hacer un ejercicio de revisión personal también, y decir “sí”. He estado vinculada al ministerio desde afuera, mirándolo, acompañando ciertos procesos, y me hizo sentido, me hizo absoluto sentido. Hago el recuerdo de la llamada porque es lo que tengo más reciente, fue hace un poquito más de una semana, y desde entonces mi vida giró rápida y diametralmente en muchos aspectos, en exposición, en responsabilidades, y me siento me siento muy feliz, la verdad.
-Sus padres han hecho una carrera política también. Como se diría popularmente, ¿qué le dijeron en la casa cuando llegó con la noticia de que iba ser ministra?
–Bueno, tuve que guardar silencio porque, como te decía, estos son procesos súper resguardados, y ya luego, cuando estaba aquí y avisé, hubo mucho impacto a nivel familiar y también en todos los círculos que yo he ido habitando. Llegué a un momento en que tenía más de 350 mensajes de WhatsApp sin responder, pero ya me puse al día con todos. Eran mensajes con mucho cariño y deseándome éxito.
En ese sentido, la pregunta que me hace la empato mucho con cuando dije que quería ser actriz y el ánimo familiar era de “no, no, no”. Hoy día veo a mi papá muy orgulloso y eso también me emociona. Uno tiene responsabilidades familiares también en esto y él tiene ya una misión, que es moderarse en su opinión pública. Y lo digo así, con humor, porque son conversaciones íntimas que hemos tenido. Él tiene su personalidad y tuvo también su carrera política, entonces sabe que, de alguna manera, en esto estamos todos también como familia.
-Cuando se instaló el gobierno del presidente Boric, su nombre ya sonaba. ¿La sondearon antes para el cargo?
–No, o si fue así, no me enteré. Muchas veces a las mujeres nos cuesta mucho ponernos en una primera línea de las cosas. Habrá visto las distintas reacciones que generó mi nombramiento, por tanto identifico que tal vez ese sea el motivo de por qué finalmente una, a veces, decide estar acompañando procesos más que protagonizarlos.
Estuve muy ligada, sobre todo, en la segunda vuelta y trabajé también para que el presidente sea hoy el Presidente de Chile. Sin embargo, ser ministra tampoco era algo que estuviese dentro de mis aspiraciones, bajo ningún punto de vista, y nunca nadie me hizo ningún tipo de consulta, así que no podría decirte si eso fue así o no.
Complejo escenario interno
Su primera semana como tercera titular de Culturas en lo que va de gobierno del presidente Boric corrió entre varias reuniones y actividades en Santiago, Valparaíso y algunas zonas afectadas por los temporales en el sur. Una de ellas fue con el exministro De Aguirre, para el tradicional traspaso de la cartera.
Un día después de asumir, la ministra Carolina Arredondo se reunió con funcionarios y asociaciones del mismo ministerio, asistió al estreno de la ópera Rigoletto, en el Teatro Municipal, y sostuvo un encuentro con otras asociaciones gremiales. A la semana siguiente, le tocó anunciar el Premio Nacional para Patricio Guzmán y participar de una serie de actividades, incluidos el lanzamiento del libro 5 minutos, La vida eterna de Víctor Jara, del periodista Freddy Stock, en el Centro Cultural La Moneda, donde también estuvo para la inauguración de la exposición Vestigios: Menores de 18 años víctimas de desaparición forzada en Chile.
Estuvo también en Valparaíso –continúa– en la sede del ministerio, donde también se reunió con funcionarios de la institución, horas más tarde se trasladó a Linares, en la región del Maule, y luego a Coltauco, en la región de O’Higgins. La ministra Carolina Arredondo cuenta que visitó espacios dañados a causa de las lluvias, además de albergues, donde repartió kits culturales para niños y adolescentes.
Otra de sus primeras actividades oficiales fue el estreno de La memoria infinita, de Maite Alberdi, que por estos días bate récords en salas locales para un documental chileno, y que debutó en el marco del festival Sanfic. En el filme se reproduce una entrevista a la entonces recién asumida ministra de Cultura del primer gobierno de Michelle Bachelet.
La ministra Carolina Arredondo cita ahora esas mismas palabras: “’Como actriz, se trabaja para el público, y ahora, desde este nuevo rol, uno sigue trabajando en lo público’. Me pareció tan coherente lo que Paulina decía, porque aún es injusto que se nos niegue a quienes venimos de las artes tener esta participación política activa y de servicio. Y yo me siento muy al servicio del público, desde hace mucho tiempo. Seguir amplificando declaraciones, entonces, no tiene sentido. Lo que hay que hacer ahora es trabajar y después se evaluará cuál fue el balance. Mi disposición aquí es para trabajar, que es lo que se requiere”.
Lo dice a raíz de las críticas que sobrevolaron también su primera semana en el ministerio. A los dichos machistas del diputado republicano Gonzalo De la Carrera en contra de Carolina Arredondo y los cuestionamientos a su experiencia para el cargo desde diversos sectores, le siguieron las declaraciones de la alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei, en las que reveló una demanda interpuesta por la empresa Arredondo y Guzmán Limitada –fundada años atrás por la actual ministra– en contra del mismo municipio. Esto, luego de que la asociación se adjudicara en 2020 una licitación por cerca de $30 millones, en el marco del programa Mi Barrio Recicla.
El eco de la polémica creció cuando un grupo de diputados de Renovación Nacional ofició a Carolina Arredondo por haber recibido fondos (poco menos de $60 millones) en representación de la Fundación La Agencia, durante el periodo en que participó como vocera de la campaña por el Apruebo. El documento le solicitaba a la ministra “abstenerse de beneficiar a dicha entidad con nuevas asignaciones provenientes del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio”.
Su llegada al ministerio coincide con un complejo escenario gatillado por una larga cadena de traspiés que lo han puesto bajo la lupa. Una crisis interna que para la ministra Carolina Arredondo supone una serie de desafíos: le tocará recomponer los ánimos y confianzas al interior del ministerio tras los paros de funcionarios del año pasado y las abruptas salidas de Jaime De Aguirre y la exsubsecretaria Andrea Gutiérrez; además de retomar el diálogo con distintas agrupaciones, como el Bafona, que permanece paralizado, y otros sectores de la cultura, como el mundo del libro. Tras el polémico episodio de la Feria de Frankfurt, el directorio del Consejo del Libro sigue con cuatro cupos vacantes.
En paralelo, Carolina Arredondo deberá impulsar la agenda legislativa, para la que ya anuncia una serie de proyectos de ley. Antes, asumirá también la última fase de coordinación de los 50 años de la conmemoración del golpe de Estado, que a dos semanas del 11 de septiembre sigue sin anuncios oficiales.
-¿Cuál es el diagnóstico que hace a una semana de haber asumido, y cuál es la principal falencia y primera misión que se ha puesto?
–Bueno, mi llegada ha sido corriendo, y hay un equipo que ya se está instalando y otra parte que va a llegar para poder acelerar este proceso. Siento que tenemos mucho trabajo y que todo es para ayer –como dice la frase cliché–, porque hay hartas urgencias. Y en esta prisa que traigo, mi principal diagnóstico es que efectivamente tenemos que agilizar y dar respuestas, por ejemplo, ante la contingencia del sistema frontal y la contingencia climática. Estuvimos ayer en Linares, visitando el Museo de Arte y Artesanía, que es un museo único en nuestro país, y lo vimos absolutamente inundado. Lo que hicimos fue decidir cuál va a ser nuestro plan de acción para que el espacio pueda reabrir sus puertas en el corto plazo.
Me pareció muy emotivo el vínculo afectivo que tienen las comunidades con ese tipo de espacios y hay mucho de eso también desplegado en el esfuerzo de volver a abrir sus puertas. Allí visitamos también albergues e hicimos entrega de los “Botiquines culturales”, que son kits que se repartieron también para los incendios de febrero pasado, como una herramienta de descompresión emocional para niñas y niños.
-¿Cuáles van a ser los principales lineamientos de su gestión y cómo se ajustan a los ejes de la propuesta durante la campaña del presidente Boric?
–El primer gran desafío es hacernos cargo de las urgencias internas e institucionales. En la medida de que adentro funcionemos bien, vamos a poder funcionar bien hacia afuera. Y esto tiene que ver principalmente con dos dimensiones: una que considera a las personas trabajadoras de la cultura que se vinculan con el ministerio de manera directa; y otra que es la ciudadana, con una gran cantidad de proyectos que son apoyados con financiamiento por el ministerio, generados para la gente y las audiencias.
Mi mayor desafío es volver a abrir el ministerio, que tenga la valoración y el cariño de las personas y que sea un espacio donde todas y todos nos sintamos convocados a trabajar. Y vuelvo a la frase de la Paulina (Urrutia): lo que los artistas hacen no es para ellos, es para otras personas, y eso va generando un diálogo artístico cultural que es muy necesario.
-Mencionó la crisis interna y que se tradujo en paros muy extensos de trabajadores durante la gestión de la ministra Brodsky. ¿Cómo percibe que está el ambiente ahora?
–Una de mis prioridades era sentarnos a conversar con todas y todos, y eso la verdad es que ha ocurrido y de manera súper clara y transparente. Lo que viene es ejecutar las acciones que están pendientes en relación a eso. Para mí era importante poder escucharnos; siento que ese es un ámbito que está súper fracturado, las comunicaciones, pero no creo que a nivel ministerial sino que como país estamos en un momento de mucha crispación social, y eso se va notando y las personas se van desgastando. Ha sido súper importante, por lo menos para mí, haber estado en este edificio con todas las personas que trabajan aquí, misma cosa en Valparaíso, en Maule. Vernos y escucharnos va a ser fundamental.
-¿Por qué tiene la percepción de que no es valorado el ministerio?
–Porque efectivamente ha estado en la contingencia por distintos motivos, pero tengo más bien la sensación de que la gente quiere al ministerio, y como lo queremos, lo tenemos que cuidar. Este ministerio es una institución joven, y digo joven en comparación con otros, y eso implica siempre nuevos desafíos. Desde su inicio, uno de esos ha sido descentralizar y llevar la cultura a distintos espacios, además de retroalimentar los distintos territorios, pues en cada región hay una vida cultural y una escena propia que son importantes de visibilizar también.
En ese sentido, los Puntos de Cultura, por ejemplo, que formaron y son parte del programa de gobierno, ya se están implementando y el próximo año ya deberían estar operativos y trabajando con personas de las distintas regiones. Por otro lado, está la tarea de seguir impulsando una gestión legislativa y avanzando en distintos proyectos de ley que van a ingresar pronto al Congreso.
-¿Por ejemplo?
–Está la nueva legislación de Patrimonial, proceso que cuenta con una consulta previa a los pueblos indígenas y afrodescendientes, y que se inició recién esta semana en Arica. También hay consultas ciudadanas hasta fines de septiembre y que son un espacio participativo que invita a la ciudadanía a fortalecer esa nueva legislación. También está el proyecto de ley de Artesanía, que está en fase de anteproyecto.
El Presidente ha hablado en la cuenta pública también del Estatuto del Trabajo Cultural, que buscará generar mejores condiciones laborales para las y los trabajadores del sector, adaptándose a sus particularidades. Entonces, hay una agenda que hoy tiene prioridad y la urgencia real de poder darles forma a esos proyectos rápidamente para que ingresen y sean discutidos en el Parlamento. Como decía, mi trabajo es hacerme cargo de esos desafíos.
-¿Se reunió con el Bafona durante su primera semana?
–Tuvimos una conversación telefónica. Entendiendo que el tema no tiene solo una arista, pero por una hay que partir, lo que estamos haciendo es levantar otros posibles espacios, además de los que ya se les habían presentado, para poder cumplir con lo que Bafona está solicitando, para poder retomar sus labores, que es un espacio que cumpla con las condiciones. Había una opción en particular que no ha sido visitado aún y lo que necesitamos es generar esa visita.
Por otra parte, dentro de nuestro exploratorio del presupuesto del próximo año, se incorporaron mejoras salariales para Bafona, que también era otra de las dimensiones del conflicto. Estamos generando y abriendo el diálogo para lograr acuerdos y que ellos retomen sus funciones, puesto que su trabajo es sumamente importante.
-Le quiero hacer una pregunta más que como ministra, como artista. ¿Qué pensó de las declaraciones que hizo el exministro De Aguirre sobre el Bafona en Sábado? Los trató de gente “especial” y “sin ganas de trabajar”.
–Cuando llegan situaciones críticas como ésta, el deseo siempre -para uno como artista- es poder ejercer el trabajo que uno ama. Más allá de referirme a las palabras de Jaime, porque las opiniones son válidas, yo no podría ponerme en sus zapatos respecto del contexto que él estaba viviendo y en el que hizo esas declaraciones. Lo que yo tomo de tu pregunta es lo que a mí también me mueve a hacer mi trabajo como artista, que es el cariño y la dedicación que ponemos en eso.
Hoy (viernes) día almorcé con Jaime e hicimos el traspaso de distintas informaciones y tareas. Sin duda, él y yo venimos de lugares distintos pero a mí escucharlo me sirvió mucho, porque lo que haremos será dar continuidad a ciertos procesos que ya están en el ministerio. No se puede pretender borrar todo y empezar de cero, prefiero ver cómo mi experiencia se puede sumar a la suya y a las de los ministros anteriores, para así mejorar el ministerio, que es lo que queremos todos.
Carolina Arredondo y su trabajo en política
-En otra entrevista señaló que hasta ahora su trabajo en política había sido silencioso. ¿Cuál ha sido la trayectoria que ha hecho en ese campo?
–Hablo, quizás, desde mi percepción: uno tiene que ser súper cuidadoso de los espacios que habita y no hacer una utilización de esos lugares. En paralelo a mi trabajo como actriz, formo parte de un ámbito que es súper público y la vida de las personas que tienen algún tipo de exposición generan interés y uno va decidiendo qué exponer en eso y qué no. El otro día, guardando mis cosas, encontré mi primer talonario de boletas como trabajadora, y eran en papel, obviamente. La primera vez que trabajé con un equipo profesional tenía ocho años, y ya después empecé a trabajar de manera sostenida y a hacer mi vida laboral desde los 13.
Entonces, he podido mirar y recorrer una industria muy particular, como la audiovisual o de la televisión, y luego el teatro, que es completamente otro escenario. Tampoco uno puede desconocer el ámbito familiar y a las demás personas que me conforman. Por una parte, la trayectoria de mi abuela como dirigenta sindical también fue y sigue siendo fundamental para mí, además de su paso por el Sindicato de Actores y Actrices, que tiene más de 50 años. Después, fui estableciendo una carrera mucho más vinculada a lo político, y cuando digo que es algo que no quería exponer tiene que ver con que no es fácil exponerse políticamente, y yo lo he visto y lo he vivido esta última semana como nunca antes en mi vida.
-¿Dónde se ha desenvuelto territorialmente, en qué espacios?
–Mi trabajo político se empata mucho con el trabajo artístico, por lo menos como lo he vivido. Me ha tocado volantear, tocar puertas, aplanar calles, montar las sillas para el conversatorio, preparar el escenario para la función y armar la once con los vecinos en distintos territorios a nivel nacional. Los artistas, por formación, somos súper obreros en ese y otros espacios, entonces, creo que ambos trabajos se van empatando. Acá en Chile a los actores nos toca montar las sillas y los focos, maquillarnos, vestirnos, hacer la función y después sacar y guardar todo.
Entonces, en mi WhatsApp había mensajes de distintas personas que decían: “qué bueno verla ahora como ministra, venga a vernos y a acompañarnos” en actividades en Puente Alto, en La Legua, en Cerrillos, en tantos lugares donde he podido estar cerca de la gente. Ha sido muy bonito sentir que no solamente tiene que ver con los colegas del teatro que te conocen, sino con tantas otras personas con las que nos reunimos y compartimos a veces la once, el espacio del teatro y el diálogo, y poder verlo y enfrentarlo también desde el lugar que ocupo ahora.
-Esta semana la alcaldesa Evelyn Matthei reveló la demanda que una empresa fundada por usted interpuso contra el municipio de Providencia. ¿En qué estado se encuentra esa causa y cuál es su versión al respecto?
–Primero, esa es una sociedad de la cual ya no formo parte, y no formo parte por el cargo que tengo actualmente. Lo que se realizó fue una licitación pública, que es el mecanismo que tiene el Estado para la compra de servicios, un contrato que se firmó para realizar capacitaciones de sensibilización medioambiental a los vecinos. Llegó la pandemia y el municipio decidió darle fin al contrato por causa de fuerza mayor, y la sociedad decidió llevar el caso al Ministerio Público. Creo que lo importante es recalcar que esto ya está en su etapa final y que litigar por la prensa nunca es bueno. Ahora le corresponde pronunciarse a una institución específica que tiene ya todos los antecedentes, y en base a eso, resolverá.
-Usted fue oficiada también por una bancada de parlamentarios de RN, debido a su vínculo con la productora La Agencia, que obtuvo varios fondos públicos durante el año pasado, cuando usted participó en la campaña del Apruebo.
–Hay algo que me permito explicar y que tiene que ver con que muchas veces el sector artístico y cultural es muy informal y las opciones que tenemos de poder trabajar, en algunos casos, exige constituir agrupaciones, corporaciones y fundaciones culturales sin fines de lucro. En este caso, yo había tomado el desafío de levantar un espacio que trabajara en una línea focalizada en mujeres y jóvenes, y esos son proyectos que están todos ejecutados, todos rendidos y con rendición conforme, además. De hecho, el lunes (mañana) tengo que ir al Congreso a dar cuenta de todo esto y voy con todos los antecedentes, porque los antecedentes están.
-¿El 1% para Culturas es también una meta con la que sueña?
–Es algo que el Presidente, en su última Cuenta Pública, lo estableció para de aquí al fin de su gobierno, así que también nuestro trabajo es que eso pueda ser una realidad.
-Hablemos por último de la conmemoración de los 50 años del Golpe. Primero, ¿hay anuncios que ya se puedan hacer de lo que sucederá para esa fecha?
–No aún. Sí me parece importante destacar, respecto de los 50 años, que el ministerio ha tomado un rol de coordinación de distintas actividades, no solo las propias sino también de aquellas que vienen de la sociedad civil. En el sitio 50.cl hay una gran agenda en la que cada persona, agrupación o espacio puede contribuir, y lo que nosotros hacemos es ayudar a visibilizar esas distintas actividades en todo el país. Mientras más se acerque el 11 de septiembre, más se va a ir incrementando el nivel de actividades y, por supuesto, también la emocionalidad que hay detrás de un hito tan significativo como éste.
Todas estas actividades van fortaleciendo el diálogo de “Democracia es Memoria y futuro”, que es el lema que estableció el gobierno para esta conmemoración, en la que el arte y la cultura son fundamentales. Decir “Nunca más” está puesto en el centro de la conmemoración de los 50 años y de todas las actividades que se están desarrollando; nunca más un golpe de Estado y nunca más la violación a los derechos humanos. Tienen como eje la justicia transicional, que tiene cinco pilares. Uno de ellos es la memoria y la no repetición.
-¿Por qué no se han anunciado aún esas actividades?
–Aquí el mandato fue darle continuidad a lo que se estaba desarrollando, y como hay procesos que se están llevando a cabo, también hay que tener resguardo de esos procesos. Esos anuncios se harán pronto.