Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Nacional

8 de Septiembre de 2023

Correspondencia a través de la revista Nature: el debate que hubo entre investigadores chilenos y extranjeros en dictadura

La revista Nature publicó más de tres cartas relativas al golpe de Estado en Chile en sus páginas.

El ministerio de Ciencias recopiló los relatos de diversos académicos que vieron frustrada su estadía en el país después del golpe de Estado en 1973. En esa revisión fue donde dieron cuenta de distintas cartas que fueron enviadas a la reconocida revista de divulgación científica, que en sus páginas se debatió sobre la situación de Chile. 639 científicos e investigadores chilenos abandonaron suelo nacional por esos años.

Por

“Estábamos en una sala de profesores y llegó un caballero de la aviación. Nos dijo que nos pusiéramos con las manos en alto por dos horas. Puso su tremenda metralleta sobre encima del escritorio y nos dijo: ‘Esto es lo que manda ahora‘”.

Las palabras son del Premio Nacional de Ciencias Naturales, Ramón Latorre, bioquímico que en noviembre del ’73 abandonó Chile producto de la dictadura. El científico contó que en el instante en que el aviador les espetó esa frase, “la mitad de los que estábamos ahí supimos que no había nada más que hacer en el país“.

El relato fue recogido por el Ministerio de Ciencias, en un “ejercicio de memoria” que llevó adelante la cartera, liderada por Aisén Etcheverry y que contó con el apoyo de la subsecretaria de la repartición, Carolina Gainza.

“El golpe de Estado y la dictadura tuvo un impacto que generó una especie de cambio de rumbo respecto del país que estábamos construyendo y del que hoy día somos“, señala Etcheverry en conversación con The Clinic.

En el trabajo del ministerio se recopilaron las vivencias de diversos académicos destacados que estuvieron en el país durante el Golpe. “Apenas intuíamos el brutal cambio de paradigmas personales y colectivos que nos esperaba“, se recoge de los dichos del exrector de la Universidad de Chile y embajador de Chile en Italia, Ennio Vivaldi.

Sin embargo, el documento no sólo se centra en los relatos de brillantes mentes chilenas. También rescata el intercambio de cartas que hubo entre distintos intelectuales -nacionales e internacionales- sobre el momento que vivía Chile. Dicha conversación tuvo algo en particular: se realizó mediante la celebrada revista de divulgación científica Nature.

Academics in Chile

Era el 29 de marzo de 1974 cuando Héctor M. Gerschfeld, neurocientífico chileno, publicó la primera carta respectiva a la dictadura de Chile en la revista. En su misiva, titulada Academics in Chile, el académico llamaba a la comunidad internacional a que abriese las puertas de sus laboratorios para que investigadores chilenos realizaran pasantías en esos lugares.

La comunidad científica internacional debe estar consciente de la dramática situación de la comunidad académica chilena”, dice el comienzo de la misma. En ella, Gerschfeld notificó las nuevas reglas que había impuesto en universidades las autoridades militares. “Cualquier profesor, empleado administrativo, técnico o estudiante sospechoso por los tribunales civiles o militares será suspendido de inmediato“, decía una de las nuevas normas.

El neurocientífico buscaba notificar que profesores, investigadores y académicos chilenos habían perdido sus trabajos producto de las medidas arbitrarias de la época. Además, el autor alertó de la cantidad de facultades universitarias relacionadas a las humanidades que fueron desmanteladas desde el la concreción del Golpe.

A la firma de Gerschfeld se sumaron las de dos investigadores que posteriormente serían recordados como eminencias. Los ganadores del Premio Nobel de Medicina en 1965, François Jacob y André Lwoff, se sumaron a la solicitud de apoyo del chileno.

Parte de la primera carta relativa al golpe de Estado publicada en la revista Nature.

Diferencias entre académicos

Pero, la situación de Chile no era transversalmente secundada. A las semanas después, el 5 de julio del ’74, Carlos Eyzaguirre, profesor visitante del Departamento de Neurobiología de la Universidad Católica, retrucaría la carta de Gerschfeld.

Mediante una respuesta -publicada en la revista-, manifestó que él estaba más capacitado de hablar de su país que quienes firmaron Academics in Chile.

“El gobierno del Dr. Allende comenzó con grandes esperanzas para los desfavorecidos, que son numerosos en este país. Desafortunadamente, las cosas empeoraron lentamente hasta llegar al caos y la anarquía”, escribió Eyzaguirre. Aún así, el punto que más caló hondo para posteriores respuestas fue una de las afirmaciones que realizó. “El país está nuevamente en funcionamiento con el consiguiente aumento de la productividad, hay más disciplina y las actividades normales se han reanudado.”

“Los nuevos rectores trabajaron para reconstruir las universidades y restablecer la normalidad académica. Se implementaron medidas para mejorar la seguridad, se promovió la libertad de expresión y se fomentó la participación estudiantil en la toma de decisiones”, señaló.

La respuesta hacia Eyzaguirre llegaría en 1975, en enero, de mano del doctor y fundador de la facultad de Ciencias de la Universidad de Chile, Luis Izquierdo. El médico apeló a que la argumentación de su colega se basó sólo en el caso de la universidad -la UC- de la que formaba parte. “Él quiere hacer creer a otros que el caso de la Universidad Católica es representativo de las universidades chilenas”, interpeló Izquierdo.

Etcheverry: “El componente de memoria es uno que se puede mirar desde distintas perspectivas”

La ministra Etcheverry asegura que el golpe militar tuvo consecuencias considerables en el desarrollo científico de nuestro país. “La visión que tenía la dictadura respecto de la generación del conocimiento hizo que las trayectorias científicas de nuestro país se vieran afectadas. Muchos investigadores tuvieron que o ir al exilio o, en algunos casos, cerrar sus proyectos. Eso no impactó sólo su trabajo y sus vidas, sino también el desarrollo científico tecnológico de nuestro país“, dice.

“Los investigadores no piensan en la oportunidad personal perdida, sino como oportunidades que el país perdió”, dice la ministra de Ciencia, Aisén Etcheverry. Foto: Ministerio de Ciencia.

Discurso similar guarda la subsecretaria de la cartera. “Investigadores de las distintas áreas del conocimiento fueron perseguidos, desaparecidos. Las universidades fueron intervenidas, se cerraron áreas de investigación completas, y el efecto de estas acciones continúa hoy“, señala Gainza.

En esos años, las líneas de investigación abordaban preguntas como: ¿Por qué cada 15 minutos muere un niño menor a un año? ¿Deberíamos crear una un sistema en línea que nos entregue datos computarizados del funcionamiento de las fábricas nacionales? ¿Qué hacemos con la higiene del país si el 40% de la población no tiene alcantarillado y la basura diaria fomenta la reproducción de moscas? entre otras.

Se dice que 639 científicos e investigadores abandonaron el país durante el año del golpe y el siguiente. Ello representaba el 21,5% del total nacional de ese entonces. Además, la dictadura, según datos del Centro de Documentación de la Vicaría de la Solidaridad, dejó un saldo de 260 profesores y estudiantes muertos.

Notas relacionadas

Deja tu comentario