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Política

11 de Octubre de 2023

Matías Walker aborda el proceso constitucional: “Faltó que los presidentes de los partidos apañaran más en esta etapa”

Matías Walker El senador y fundador de Demócratas, Matías Walker. Foto: Agencia Uno

El senador de Demócratas, que en las últimas semanas habituó la sede del Congreso Nacional en Santiago donde se elabora la propuesta de nueva Constitución, apunta al involucramiento del Gobierno y a los timoneles de los partidos del actual momento constitucional, que no alcanzó acuerdos -como tenía acostumbrado la Comisión experta- esta jornada.

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“A pesar de su militancia en el Partido Comunista, Alexis Cortés buscó hasta el final un acuerdo en materia de derechos sociales”, dice el senador de Demócratas, Matías Walker, en la jornada en que los expertos acabaron las negociaciones de las observaciones que presentarán al texto del Consejo Constitucional.

Con ello, llegan a la antesala de una votación que enfrentarán los 24 integrantes de forma separada, sin un consenso ni acuerdo claro sobre los temas en común que buscarán reparar a la carta fundamental propuesta por los consejeros.

En conversación con The Clinic, el fundador de Demócratas critica la poca voluntad de los integrantes de alcanzar acuerdos, como también la falta de acción del Gobierno en su rol. “El deber del Gobierno es gobernar y dar gobernabilidad. Esto también significa sacar adelante el proceso constituyente“, señala.

¿Qué sensación le deja a las negociaciones que se concretaron hoy entre los expertos?

Se perdió una gran oportunidad para llegar a un acuerdo transversal. Estos mismos expertos tenían el mérito que habían logrado acordar el texto de un anteproyecto desde el PC a Republicanos. Sin embargo, se formó un ambiente bastante enrarecido a partir de las elecciones de mayo y siento que algunos, particularmente del oficialismo, están tirando la toalla antes de tiempo. Están concurriendo a estas conversaciones de manera desganada, un tanto amurradas, con poco sentido de la responsabilidad histórica que significa aprovechar esta oportunidad.

En cambio, he visto de parte de Chile Vamos una buena disposición a ceder en muchas posturas. Así como fui crítico de muchas votaciones de consejeros de Chile Vamos que les faltó desmarcarse de republicanos en algunas votaciones de enmiendas y en el pleno, debo reconocer que en los últimos días he visto mucha apertura de los expertos de esa coalición para que esto resulte. Hubo una apertura importante en respecto de los derechos sociales y eso hay que decirlo. Abandonaron sus posturas más dogmáticas. 

¿Por qué cree que sí hubo afinidad y unanimidad para el anteproyecto y ahora no?

Hay una izquierda que todavía no se repone al resultado del 4 de septiembre y al resultado del 7 mayo. Están en una actitud un tanto amurrada, desganada, con poca voluntad de poder construir acuerdos. Por otra parte, hay un sector de republicanos que ha sido difícil de que cedan cambios en los temas valóricos. Eso es un problema. No ha habido la misma disposición de Republicanos con Chile Vamos de ceder en temas clave como, por ejemplo, el principio del interés superior del niño.

El comunicado que libera Amarillos, en el que habla de “rigidez” y “obstruccionismo” de ambos sectores, ¿está de acuerdo lo que mencionan ellos?

Hemos hecho un buen trabajo junto a Amarillos, particularmente con Zarko Luksic, que es un destacado profesor de derecho constitucional. La redacción de Amarillos responde a esa frustración que con Demócratas compartimos de que no ha habido la misma buena disposición, especialmente de la izquierda, que hubo para construir el Acuerdo por Chile.

En particular, ¿qué actores afectaron en esta oportunidad la posibilidad de alcanzar acuerdos?

Me parecería injusto ponerle nombres propios y responsabilizar con nombre o apellido, pero sí quiero destacar que ha habido actitudes muy abiertas de expertos como Paz Anastasiadis, Francisco Soto, e, incluso, Alexis Cortés del PC, de sentarse con distintos expertos, académicos y dirigentes de partidos a ver alternativas de redacción que puedan generar más consenso. Esa actitud propositiva no la vi en todos los expertos. 

Faltó que los presidentes de los partidos apañaran más esta etapa del proceso. Soltaron el proceso y eso no está bien. Era muy importante que los timoneles estuvieran en este proceso en todas partes. También critico al Gobierno, que ha mostrado una desidia frente a este proceso constituyente, que no guarda relación con la actitud proactiva que tuvo el proceso anterior. El deber del Gobierno es gobernar y dar gobernabilidad. Esto también significa sacar adelante el proceso constituyente.

¿El proceso comienza a parecerse a lo que fue la Convención Constitucional?

Espero que no. Todavía no hay que tirar la toalla. Hay que ver qué es lo que va a pasar esta semana con la votación de las observaciones. Ahí vamos a ver quienes realmente quieren aportar como expertos y quienes quieren jugar un rol político digitado desde sus partidos. Después vendrá la comisión mixta en la que será importante ver quiénes concurren a esa instancia en representación de los consejeros y de los expertos. Ojalá que en esa comisión vayan personeros con genuina voluntad de llegar a acuerdos.

¿Le gusto la actitud de la directiva de la Comisión Experta?

Faltó de la mesa un rol más articulador. Fue una mesa separada en dos bloques más que una mesa que articulara acuerdos.

¿Existe la posibilidad de que los partidos políticos concreten su intención de salvar el proceso?

La reacción de los partidos fue tardía en esta etapa. Espero que en las que vengan, los partidos asuman un rol más activo junto al Gobierno, y sincerarse cada uno si quieren que este proceso prospere o se resignan a sufragar.

Con los resultados de hoy de la Comisión Experta se podría dilucidar que el texto no cambiará mucho. ¿Se la juega por una opción?

No. Nosotros vamos a tomar una decisión como Demócratas en noviembre con texto final. No somos de los que tiramos la toalla ni la esponja, sino que vamos a pelear hasta el final por un texto que le haga sentido a las grandes mayorías y que permita despejar el tema constitucional.

¿Y el texto aprobado requiere modificaciones para alcanzar grandes mayorías?

Por supuesto. Lo hemos dicho y reiterado: una Constitución no es para resolver diferencias valóricas ni tampoco para resolver políticas públicas.

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