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Opinión

5 de Noviembre de 2023

Columna de Carolina Urrejola | Panamericanos, tapabocas y el carácter chileno

Carolina Urrejola

"Que los organizadores queden con la sensación de que taparon muchas bocas, o que las propias deportistas tengan que silenciar a los críticos a través de sus medallas, habla de lo difícil que está la convivencia en nuestro país", plantea la periodista en su columna para The Clinic sobre Santiago 2023.

Por Carolina Urrejola

Hay algo autoagresivo en nuestra identidad como país que se ha ido profundizando con la consolidación de la desconfianza como regla básica de convivencia. Y vale la pena intentar comprenderlo tras el fin de los Juegos Panamericanos Santiago 2023.

Es un algo que describiría como un cierto goce en anticipar el error, la falla o el fracaso del otro: “Ustedes son incapaces de hacer nada bien, yo siempre lo he dicho”. Una especie de liberación de culpa por la propia mediocridad. Nos quedó corto el tradicional chaqueteo, en esta nueva modalidad la hostilidad e incluso la mentira la llevan.

Pocos días antes del inicio de los Juegos Panamericanos, a partir de la noticia de las llaves sin identificación de la Villa Panamericana y las filtraciones en algunos departamentos, el chiste obligado era la torpeza de los responsables. Torpeza que presagiaba un verdadero desastre en la cita deportiva.

Resultaron ser detalles insignificantes, verdaderas minucias para la envergadura de una obra cuya organización atravesó tres gobiernos y sus correspondientes administraciones, que en momentos mostraron desinterés o derechamente negligencia en el destino del evento.

Harold Mayne Nicholls asumió el 14 de junio como Director Ejecutivo de los Juegos Panamericanos Santiago 2023 y la comisión de deportes de la Cámara de Diputados decidió citarlo apenas llegó al cargo. Querían un informe de su propia boca. Mayne Nicholls invitó a la presidenta de la Comisión, Erika Olivera, a su oficina y le pidió que lo citara al final de los juegos pues no había tiempo que perder. Pero el afán fiscalizador fue mayor y a los tres días le llegó la citación a la instancia, donde entregó presencialmente y durante una tarde, un informe que a su juicio pudo responder perfectamente si es que se lo hubieran solicitado vía oficio.

Mayne Nicholls dijo en su momento que lo que mayor esfuerzo demandaba en la organización, era que todos entendieran que había que trabajar en equipo porque “cada uno empuja el carro para su lado y le da lo mismo el vecino”. Y esto ocurre a todos los niveles. La necesidad de figuración por la vía de aguarle la fiesta al que la está organizando parece ir de príncipe a paje. El problema es que esta actitud muestra escaso amor por las tareas colectivas y la construcción de nuestros lugares comunes, que son valores fundamentales de todo ciudadano y ciudadana.  

Felipe Bianchi, director de comunicaciones y otra pieza clave en que las cosas resultaran tal como las vimos, subió una foto a su cuenta de Instagram que mostraba un Estadio Nacional lleno, a pesar de la lluvia, para ver el atletismo. Reprochaba a los que en vez de reconocer, aplaudir y festejar las cosas buenas que pasan, critican o derechamente mienten sobre los resultados. Y citaba comentarios como “digan la verdad, no estaba lleno”.

Que los organizadores queden con la sensación de que taparon muchas bocas, o que las propias deportistas tengan que silenciar a los críticos a través de sus medallas, habla de lo difícil que está la convivencia en nuestro país. No se trata de ser autocomplacientes, pero practicar un poco de benevolencia o el beneficio de la duda no estaría mal.

El efecto de los Panamericanos en el estado de ánimo de los chilenos fue inmediato y muy notorio. Se produjo un alivio colectivo a los tiempos tan cargados que vivimos. No era difícil anticipar que el espectáculo del deporte tendría ese efecto. Siempre lo tiene. Lo difícil es comprender la mala voluntad con la que masivamente se enfrentó el asunto en sus semanas y días previos. Ahora los Juegos se acaban, el hechizo se rompe y volvemos a ser los mismos. Ojalá con alguna lección aprendida.

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