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Opinión

18 de Noviembre de 2023

Columna de Isabel Plant | Jordhy Thompson, el círculo de la violencia y el Estado

Jordhy Thompson

"La VIF no es lineal. No es un grito-golpe-fin. Está descrita como un círculo, lo que hace difícil para las víctimas salir del espiral", escribe la columnista Isabel Plant sobre el caso del jugador de Colo-Colo, Jordhy Thompson y su pareja, Camila Sepúlveda. "Si una mujer denuncia y luego vuelve con el agresor, debe estar dispuesta a que el Estado se entrometa en su relación, ya que una vez testigo, la ceguera ya no es posible", afirma Plant.

Por Isabel Plant

“Siempre tuve la ilusión de que todo iba a mejorar entre nosotros. Pero nunca mejoró nada”, dijo Camila Sepúlveda, en una entrevista televisiva a CHV. “Desde que volvimos siempre hubo golpes. Ayer fue algo muy fuerte, que nunca pensé me iba a pasar. Casi me mató, no podía más. Por eso llamé a Carabineros”.

Las relaciones de pareja son un mundo, difícil de desentrañar desde fuera. Me gusta decir que uno nunca se imagina las vidas de las personas, cuando nos enteramos de parte de su intimidad. Con la violencia intrafamiliar se hacen mayores las interrogantes de los espectadores de por qué algo pasó, por qué alguien se queda y qué es lo que realmente sucede ahí dentro. En el caso del jugador de Colo-Colo Jordhy Thompson y su pareja Camila Sepúlveda se pueden encontrar todo tipo de teorías, opiniones y dardos en redes sociales: desde que la culpa es de ella, de los dos, de él. Que ella se quiere poco o que es aprovechadora; que él está loco o que él quedó atrapado por una mala mujer que lo saca de quicio y luego lo denuncia.

Esta semana Jordhy Thompson quedó en arresto domiciliario parcial por las noches -antes estaba recluido por 45 días-, aún a la espera de lo que zanjará su club con su destino (al cierre de esta columna, por lo menos). Esto tras la última agresión a su pareja que incluyó un intento de ahorcamiento, por lo que fue formalizado por femicidio frustrado, y por desacato, ya que antes tenía prohibición de acercarse. Y como retomaron su relación, de hacerle daño.

Yo no sé qué pasa al interior de la relación de Jordhy Thompson y Camila Sepúlveda y no pretendo saberlo, pero sí sé que si la agredió esa noche merece el castigo. Sé también que la ha agredido antes, porque a principios de año hay un video de él pegándole en la cara en una disco. Vemos lo que normalmente sólo recogemos por testimonios posteriores que muchos desechan fácilmente; acá no, vimos la violencia.

También sabemos que esta conducta reiterada, con los perdonazos que le ha dado el Colo-Colo, son mucho más de los que se les disculpan a varios, por el hecho de que es un talento futbolístico. Y, también, porque tiene 19 años y quizás esta sea la oportunidad que el resto de su vida sea distinto (y eso es válido). La corte deberá investigar y zanjar la penalización y Colo-Colo decidir finalmente si le permite volver al primer equipo, si lo manda en préstamo o si se acaba todo.

¿Pero qué hacemos con la víctima? Es tan complejo el problema de la VIF, justamente por este tipo de casos. De ires y venires románticos. Ella dice que pensó, que tenía la ilusión, de que las cosas mejoraran. ¿Cuántas mujeres se afirman de ese sueño, aguantando desde golpes a violencia sicológica o económica?

Camila Sepúlveda, expareja de Jordhy Thompson

La VIF no es lineal. No es un grito-golpe-fin. Está descrita como un círculo, lo que hace difícil para las víctimas salir del espiral. Comienza con una primera etapa de acumulación de tensión, con malos tratos, con señales de alerta que a veces se dejan pasar por “ilusión”. Luego viene el estallido de la violencia, de la forma que sea. Y luego está identificada la etapa de luna de miel, donde el agresor se arrepiente, pide perdón, reconquista y la víctima aferrada a este cambio de conducta aparente, se queda, vuelve, perdona. Hasta que algo sucede, vuelve la tensión y el círculo se inicia nuevamente.

El caso Jordhy Thompson se puede tomar para hablar de VIF y sus repercusiones. ¿Qué hacemos con la víctima si esta, luego de la primera agresión, volvió con el agresor? ¿Qué hacemos si ella también desobedeció a la corte, que había dictaminado alejamiento entre ambos? Fueron vistos en fiestas, luego corroboraron que habían vuelto en redes sociales. Camila Sepúlveda fue citada a Fiscalía para saber qué hacer con su denuncia de mayo previo y, como estaba nuevamente en pareja con el futbolista, el alejamiento obligatorio pasó a “prohibición de acercarse en términos violentos”, que es algo que no debería dictaminar ninguna corte para ninguna persona, sino que debería ser el mínimo común entre humanos.

¿Podemos nosotros, o el Estado de Chile, impedirle a una adulta que retome un pololeo con alguien que la agrede? ¿Podríamos impedirles volver? ¿Perdonarlo? Si ella lo perdona otra vez, ¿es culpable de algo o sigue siendo víctima? ¿Qué hacemos en un mes más si vuelven a vivir juntos y ser pareja?

Como bien intervino la Fiscalía esta semana, da lo mismo la conducta de Sepúlveda antes o después de la agresión, si mandó o no mandó mensajes, sea lo que sea que hizo. Si existió el intento de ahorcamiento, hay delito, y quien lo hizo debe ser castigado.

Están las libertades personales, claro, que incluyen con quién uno se va a la cama, incluso si es mala idea. Pero la violencia no debería ser permitida en ninguna circunstancia en ninguna relación humana, ya sea de pareja, familia, amistad o entre desconocidos. Algo que en la práctica es imposible de fiscalizar, porque el Estado no puede adentrarse en todas nuestras vidas. Pero si el Estado es testigo de violencia, debe intervenir. Sin importar que los participantes se arrepientan o no.

Por lo mismo si una mujer denuncia y luego vuelve con el agresor, debe estar dispuesta a que el Estado se entrometa en su relación, ya que una vez testigo, la ceguera ya no es posible. ¿El Estado puede defenderte, aunque no quieras? Es justamente para lo que está: con su promesa de una vida libre de violencia, debe cuidarte incluso cuando eres tú mismo el que se hace daño. 

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