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Nacional

4 de Marzo de 2024

Amenazas cruzadas y una supuesta legítima defensa: el testimonio de los hijos de Nabila Rifo tras el homicidio de su pareja

Hijos de Nabila Rifo Nabila Rifo declara en marzo de 2017. Foto: Agencia Uno.

En su declaración ante la justicia, los jóvenes de 17 y 20 años entregaron detalles del conflicto que derivó en la muerte de la expareja de su madre. Rifo, por su parte, afirmó que sus hijos siempre la defendían ante los gritos de su novio.

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El 1 de febrero, los hijos de Nabila Rifo (36), de 17 y 20 años, mataron a Gerardo Bañares (34), la última pareja de su madre, en Coyhaique. Ambos justificaron el homicidio por el largo historial de violencia intrafamiliar que Bañares ejerció contra Rifo.

Los jóvenes habrían agredido a la expareja de su madre a golpes y con un objeto contundente. Gerardo Bañares fue trasladado al Hospital Regional de Coyhaique, donde murió, y los hijos de Rifo resultaron detenidos. El 4 de febrero fueron formalizados por el homicidio en el Juzgado de Garantía local y se fijaron 90 días para la investigación. El mayor quedó en prisión preventiva, mientras que el menor fue dejado en internación provisoria.

Como publica BioBioChile, durante su testimonio ante la justicia, los imputados aseguraron que Bañares agredía física y psicológicamente a su madre. Apuntaron que a pesar de las constantes denuncias y expulsiones de la casa, la pareja retornaba y volvía a golpearlos a ellos y a Nabila Rifo.

Los hijos de Rifo plantearon que el 1 de febrero, el hombre llegó gritando a la casa donde vivían y los amenazó con una piedra. Según la mujer, Bañares habría estado borracho en ese momento.

“¡Yo quiero buscar a mi mujer!”, habría gritado inicialmente a los jóvenes, que se opusieron a que entrara. “¡Te voy hacer mierda, cabro culiao!”, le replicó al mayor de los hijos de su última pareja.

“Fue en ese instante en que pensé que me podía matar y decidí golpearlo con la manopla. Al retroceder un poco, tropecé con los peldaños de la escalera y caí de espalda. Quedé en una postura inclinada y Gerardo se abalanzó sobre mí para golpearme, iniciándose un intercambio de golpes”, relató el hijo mayor.

El imputado reconoció ante la justicia que “debido a la adrenalina, la situación que estaba viviendo, sumado a que pensaba que si no me defendía Gerardo me podía matar, es que le di una gran cantidad de golpes con la manopla, todas en el rostro y cabeza”.

Según precisó la Fiscalía, los hijos de Nabila Rifo dieron 30 golpes a Gerardo Bañares hasta dejarlo inconsciente. El menor lo golpeó 13 veces con un bate de béisbol, y el mayor lo atacó en 17 ocasiones con una manopla.

Las imágenes obtenidas durante la investigación dieron cuenta de que la pelea se extendió por cerca de 15 minutos. Además, se pudo observar, luego de que la víctima cayera al piso, a Rifo sentada a su lado en estado de shock.

Para el Ministerio Público no se trató de un acto de defensa. “Creemos que la dinámica de los hechos dista de cualquier posible legítima defensa. Estamos hablando de una discusión que deriva en una pelea, de una persona que vivía en ese domicilio y a la que se le agrede de manera tan alevosa que las lesiones son de una gravedad tal, que le producen el fallecimiento tres horas después”, sostuvo el fiscal de Coyhaique, José Moris.

El largo historial de violencia

La defensa de los hijos de Nabila Rifo argumentó que durante muchos años, al menos desde 2016, fueron testigos de un extenso historial de violencia, que incluyó el momento en que Mauricio Ortega atacó duramente a su madre.

El menor de los hijos declaró que Gerardo Bañares se fue transformando en un “amigo” dentro de la familia y que en un inicio era “buena onda”. “Llegó a algún acuerdo con mi madre y se empezó a quedar en la casa. No se fue más”, dijo.

Los problemas comenzaron pronto. “Una noche mi madre discute con Gerardo por la cantidad de leña que le estaba echando a la estufa. Él le grita algo, como una insolencia, y luego se le acerca y le da un combo en la guata. No lo vi, pero escuché a mi madre que se quejaba. Yo le pregunté a Gerardo que qué estaba haciendo y él tomó todas sus herramientas y se fue”, narró.

Según el joven de 17 años, “él siempre actuó igual. Mi madre me contó que en la calle varias veces la golpeó con patadas o combos que a ella le dolían, pero no lo denunció. Yo nunca vi esos episodios, sólo me los contaron”.

Por su parte, Nabila Rifo afirmó que “siempre ellos discutían sobre cuando Gerardo me gritaba en las mañanas, por cualquier motivo, pero yo siempre calmaba a mis hijos para que no terminaran peleando”.

“Ellos siempre me defendían, pero Gerardo no era malo. A veces me gritaba, pero siempre lograba calmarlo. Yo les enseñé a ser niños de bien”, agregó.

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