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3 de Diciembre de 2023

Casos de corrupción, falta de acuerdos y fragmentación de partidos: la crisis del sistema político ante la peor evaluación de los ciudadanos

Ilustración: Camila Cruz

Hace algunos años que las encuestas apuntan al Congreso y los partidos políticos como las instituciones peor evaluadas, cifras que solo han ido empeorando. A partir de ahí, dirigentes de colectividades de diferentes sectores analizan con The Clinic este escenario. Junto con reconocer culpa, algunos enfatizan que se ha generado un mal clima de diálogo político por múltiples factores. En la derecha afirman que el fin del sistema binominal dio inicio a la crisis, en la izquierda apuntan principalmente a los casos de corrupción.

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“Estamos a punto de caer en un sistema político fallido, vamos llegando a un punto de no retorno”. Ese es el negativo diagnóstico del diputado del PPD y expresidente de la Cámara, Raúl Soto, ante una realidad que se ha mantenido por años: la mala evaluación de la clase política. Pese a que puede sonar fatalista, es una visión compartida entre diversos líderes tanto de oficialismo como de oposición.

No son recientes las encuestas que posicionan al Congreso y a los partidos políticos como las instituciones con menor aprobación. Pero sí es cierto que esta cifra continúa en caída libre. En la encuesta CEP entre 2011 y 2013 el porcentaje de encuestados que decía tener mucha o bastante confianza en el Congreso variaba entre un 10 y un 13%. En el caso de los partidos políticos la cifra varió entre 6 y 8%.

Después de que estallaron diversos casos de corrupción, la aprobación del Congreso se posicionó en 4 y 6 puntos entre 2015 y 2017. En partidos políticos pasó a 3% en 2015 y en 2017 se posicionó en 6%. Tras el estallido alcanzaron sus puntos más críticos con una aprobación de 3% en el caso del Congreso, y 2% en los partidos. 

“El fenómeno de polarización, crispación, desprestigio de los partidos políticos es algo bastante mundial. No es solamente un fenómeno chileno, pero en Chile se ha visto acrecentado por casos de corrupción. Por situaciones donde la ciudadanía se va sintiendo alejada de la política y de los partidos como la forma de solucionarlos por los problemas en democracia”, asegura el senador y presidente de la UDI, Javier Macaya.

El vicepresidente del Partido Socialista, Arturo Barrios, señala que especialmente en los últimos años se ha agudizado la crisis política. Y dice que “tiene que ver directamente con los escándalos de corrupción. Sin lugar a dudas. El desprestigio, el golpe a la democracia, el golpe a la fe pública, son bien decididores con respecto a eso”. 

Los casos de corrupción son la base de los puntos de encuentros dentro de las tesis que barajan dirigentes políticos. Pero a esto se suma la falta de diálogo para lograr acuerdos, la desconexión con la ciudadanía en temas de mayor urgencia, la gran fragmentación del sistema político a partir del fin del sistema binominal, entre otros puntos.

En la última encuesta CEP publicada la semana pasada, el Congreso con 8% y las colectividades con 3% se mantienen como las instituciones peor evaluadas. Otros estudios postulan porcentajes similares. 

Foto: AgenciaUno

En la encuesta Agenda Criteria, en 2021, la aprobación del Congreso fue en promedio de 8,6 puntos, y la de partidos quedó en 3,4. La última medición correspondiente a octubre de este año, constató que el Congreso tuvo un 6% de aprobación y los partidos 2%. En Pulso Ciudadano, a lo largo de 2023, la aprobación del Congreso se acerca a los 12 puntos.

En Cadem, en tanto, encuesta que sale publicada con mayor frecuencia, la aprobación es mayor, pero siguen siendo las instituciones peor evaluadas. Tras los mayores escándalos de corrupción registrados entre 2015 y 2017, el Congreso tuvo una aprobación entre 10 y 13 puntos. En 2018 tuvo un repunte alcanzando 22, pero luego con el estallido social bajó a 16 en 2020. En 2021 tuvo una aprobación de 22 puntos, en 2022 alcanzó su punto más alto con 27, pero este año volvió a caer a los 23.

Un sistema político manchado por la corrupción y falta de soluciones

Escándalos de corrupción y ruptura de la confianza, muchas peleas y pocas soluciones, percepción negativa del trabajo de los parlamentarios, fragmentación y desgaste de la política. Esos son algunos de los conceptos mencionados por diferentes dirigentes políticos al ser consultados por The Clinic respecto a la crisis que vive la política.

De todas formas, hay coincidencias que esto se trata de un fenómeno que se replica en otras partes del mundo. “Tenemos un problema en general, no solo en Chile, sino a nivel mundial, con la política. La liquidez de la sociedad, la falta de compromiso, la falta de ideas también”, postula a rangos generales el diputado y presidente de Amarillos por Chile, Andrés Jouannet.

Efectivamente, los estudios demuestran que es a partir de los escándalos de corrupción que comenzó a agudizarse la relación entre la ciudadanía y la clase política. Entre 2014 y 2016 estallaron los casos Penta, SQM, Corpesca. Posterior a eso vino el estallido social, y este año explotó el caso Convenios y el caso Hermosilla.

El diputado y presidente de Acción Humanista, Tomás Hirsch, señala que el principal factor han sido los momentos en que “la clase política estuvo involucrada en situaciones profundamente reñidas con la ética y la legalidad. Conocimos casos que fueron absolutamente escandalosos, que generaron una crítica muy profunda de la ciudadanía”.

La secretaria general de Renovación Nacional y exsubsecretaria, Andrea Balladares, profundiza y añade que todo se ha visto afectado por los “escándalos de distintas índoles. De corrupción, de falta de prolijidad, de trabajo, de ineficiencia, inexperiencia, obviamente genera un aumento en este malestar”. 

A modo de autocrítica, también existe una percepción por parte de la misma clase política de que el debate no ha estado a la altura. 

“Hay una sensación de lejanía, porque se percibe el trabajo parlamentario en muchas oportunidades como poco serio. O como con una dinámica de privilegios que otros trabajadores en Chile no tienen”, asegura la exministra, exconsejera y presidenta de Evópoli, Gloria Hutt, que agrega que también afectan las promesas no cumplidas por parte de personeros políticos.

Un planteamiento con el que coincide el diputado Raúl Soto, que afirma que hoy se vive un clima de trincheras en el Congreso. “Hay poca disposición al diálogo y nula capacidad de llegar a acuerdos. Cada uno le habla a su electorado desde su trinchera, pero no se está pensando en Chile de forma seria y responsable”, postula el expresidente de la Cámara.

El presidente de Comunes, Marco Velarde, apunta a que “dejamos de darle respuesta a la gente. Primero, por un tema de exclusión política, muchos grupos sociales estaban excluidos. Segundo, a propósito de un contexto económico y social, no le estamos dando respuesta a demandas materiales que afectan en la cotidianidad de la vida”. En la misma línea, Balladares señala que “la crisis política es el resultado de décadas de urgencias sociales sin respuesta, generando angustia y rechazo hacia las instituciones”.

La socióloga y académica de la Universidad de Santiago, Eugenia Dos Santos, coincide con este diagnóstico y afirma que “en los últimos años eso se ha incrementado, porque la ciudadanía realmente no comprende cómo los políticos pasan discutiendo y más que discutir pasan peleando e intentando poner en evidencia solamente una visión ideológica sobre las cosas”.

El aumento de partidos y la “farandulización” de la política

Algo que ha experimentado el sistema político en los últimos años ha sido el notable incremento de partidos políticos con representación parlamentaria. Más allá de las interpretaciones que se puedan generar sobre esto, en distintos sectores apuntan a que esto ha aportado a la fragmentación y la falta de acuerdos.

En las elecciones parlamentarias de 1973 habían 10 partidos con candidatos electos. Para la vuelta a la democracia la cifra se mantuvo cercana a 10. Con el aumento de los escaños y el fin del sistema binominal en 2017 la cifra aumentó a 16. Hoy son más de 20 partidos, además de más coaliciones. 

En la derecha apuntan precisamente al fin del sistema binominal como uno de los atenuantes de la agudización de la crisis. Este mecanismo electoral fue profundamente cuestionado por la centroizquierda e izquierda, ya que era calificado como una de las herencias más grandes de la dictadura cívico-militar. Por lo mismo, en oficialismo no cuestionan el fin de este, pero si algunos coinciden que la aparición de múltiples partidos puede afectar.

“Es una realidad de la cual hay que hacerse cargo y comenzó con mucha fuerza el año 2014 a propósito de la modificación del sistema electoral binominal, que más allá de su prestigio era un sistema que permitía que bloques importantes de partidos se pusieran de acuerdo en torno a grandes temas país”, afirma el senador Javier Macaya. Andrea Balladares coincide y señala que “obviamente con el sistema proporcional y la creación de múltiples partidos, la democracia se va fracturando”.

Para el diputado Hirsch “este surgimiento de partidos nuevos, que llegaron con una gran crítica a la política, pero, sin embargo, han mostrado una incapacidad de tomar proyectos sólidos, consistentes, con densidad ideológica. Más bien han terminado siendo un populismo que va navegando de un lado al otro”.

Marco Velarde respalda que surjan fuerzas políticas que representen a todas las sensibilidades, pero que “nunca es bueno que alternativas nuevas, que representan a nuevos sectores sociales, a gente que se está interesando de alguna u otra forma en la política, se terminen desarmando”. Esto ya que a su gusto termina alejando más a la gente de la política, ya que no logran ser representados. 

Otro flanco que se ha abierto en el último tiempo que afecta al debate -según afirman dirigentes- tiene que ver con la aparición de personajes que le quitan seriedad al debate. Un ejemplo claro fue cuando diputados de RN llegaron al Congreso con una torta para conmemorar el primer mes de Gabriel Boric como mandatario. En modo burlesco aseguraban que ellos “ponían la torta, y el jugo lo pone el Gobierno”. 

Foto: AgenciaUno

Gloria Hutt dice que se han implementado “alguna forma de figuración más bien de espectáculo que trabajo formal. Todo eso va desgastando y las personas se sienten cada vez más lejos del sistema político”. El diputado Jouannet añade que “también los políticos contribuyen cuando farandulizan la política. Creo que hay un exceso de farandulización de la política”.

Mala evaluación de personajes y el riesgo de seguir fragmentados

Otra medición que llama la atención, es la evaluación de personajes políticos. En gran parte de las encuestas no hay más de 5 personas que superen el 40% de aprobación. Esto es algo que se viene experimentando, aproximadamente, desde 2013 a la fecha. 

El secretario general del PPD, José Toro, afirma que existe poca conexión entre los políticos, desde parlamentarios hasta autoridades comunales y regionales, con la ciudadanía. “Hay una falta de conexión entre las y los políticos con la ciudadanía. Esto también se enmarca dentro de la crisis de las instituciones en general y como sistema político no hemos sabido dar respuesta a todas las necesidades de las personas y a las inquietudes que ellos plantean”, sostiene Toro.

El senador Macaya agrega a esto que “el fenómeno de polarización y la ciudadanía alejada de la política por casos de corrupción son desafíos que afectan la democracia”.

Esta tendencia, de acuerdo a analistas y dirigentes, potencia los discursos populistas y sus opciones de llegar al poder. El diputado Raúl Soto asegura que parte de la clase política renunció a resolver problemas y solo están pensando en las próximas elecciones. “Cuando el sistema político falla aparecen los gobiernos populistas o autoritarios y se debilita la democracia”, manifiesta el parlamentario.

Foto: AgenciaUno

Ramón Cavieres, director ejecutivo de Activa Research, sostiene que “una baja aprobación de las instituciones políticas genera el espacio ideal para el surgimiento del populismo, de todas las orientaciones políticas. Fenómeno que observamos en muchos países del mundo”.

La académica de la Usach, Eugenia Dos Santos, postula que “la barra de aprobación de las instituciones políticas lleva a una falta de cohesión social y ninguna sociedad soporta eso. Porque la gente no tiene confianza. Entonces, creas la cultura de la desconfianza. Y en ese proceso hay un grupo que gana. Y el grupo que gana en general son los más extremos, son los más inmediatistas, son los populistas”.

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