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Nacional

5 de Febrero de 2024

Director del Jardín Botánico de Viña y su mea culpa tras muerte de cuatro personas: “No hubo un seguimiento uno a uno de que todos se fueran”

Fotos: Felipe Figueroa

Alejandro Peirano, director del Jardín Botánico de Viña que se quemó casi por completo, entrega a The Clinic un angustiante relato sobre el incendio, cómo fue la evacuación del lugar y reconoce que "habría que haber hecho un checklist”. Una funcionaria y tres personas más quedaron en una pieza y murieron calcinados. "En el caso de Patricia, nosotros estábamos arriba con los guardaparques. Habíamos ido a ver qué tan intenso estaba el fuego. Tratamos de entrar y estaba la puerta cerrada. Esa puerta la manejan ellos con candado. Entonces, nosotros supusimos que, tal como lo hizo el mundo, ellos se fueron”, recuerda.

Por Nicholas Townsend desde Viña del Mar

“Si ustedes se fijan, se quemó a saltos”, dice Alejandro Peirano, director del Jardín Botánico de Viña del Mar. Está algo molesto. Atender a la prensa lo ha sacado de la labor que le gustaría estar cumpliendo: velar por los trabajos dentro del recinto, que el pasado viernes vio afectada más del 90% de su superficie.

Hay árboles caídos, algunos focos de fuego leves y fumarolas. El suelo aún está caliente en algunas partes donde hay cenizas. Pero hay otras en que el verde logró mantenerse. Funcionarios del Jardín Botánico detallan que, con el calor, el suelo aflojó y los espigados troncos cayeron dejando su raíz al aire. El mismo funcionario relata que lo que se escucha ese día eran arboles caer.

Alejandro Peirano explica que en este sector los incendios son de suroeste a noreste. Por ello, tenían la idea de que este iba a avanzar en tal dirección y que no se verían mayormente afectados. Cerca de la tres y media de la tarde conversó con el jefe de los guardias y le consultó si desalojaban el lugar. Prefirieron aguantar.

Pero minutos después, una intensa ráfaga de viento azotó la oficina del director de Jardín Botánico. Fue ahí que dio la orden, pero no por fuego, sino que por viento. El equipo de guardaparques hizo un barrido, se busco gente desde la laguna hacia el acceso principal.

A minutos de desalojar inició el fuego. Este saltó de la carretera en la ruta 68, avanzó por la reserva Peñuelas, llegó a las Siete Hermanas y saltó al Jardín Botánico, detalla Alejandro Peirano. Terminaron de batallar con el incendio a las cuatro de la mañana. A esa hora, el director de parque ya sabía que una funcionaria no estaba.

Patricia Araya, la horticultura que murió con su madre y dos menores

Se trata de Patricia Araya, quien trabajaba en el área de Horticultura y vivía en el lugar. Ese día, la mujer encargada de hacer germinar las semillas se encontraba de vacaciones y estaba acompañada de su madre y dos sobrinos. Fue el sábado que familiares llegaron al Jardín Botánico y encontraron los cuerpos. Se dio aviso el Servicio Médico Legal, que llegó al parque el domingo. Ese día, solo se encontraron tres cadáveres. Según cuenta Alejandro Peirano, tras no dar con los restos de la cuarta personas, se dio la autorización para que a la familia buscara. Fueron ellos los que encontraron el último fallecido, que era uno de los menores de edad.  

“Ella veía las semillas. Acá se preservaban muchos árboles en particular. Se preservan y se van a seguir preservando, pero ella tenía una labor que era bien específica, que tenía que ver con la germinación. Ella tenía un miniinvernadero”, cuenta el director del Jardín Botánico, quien agrega que “las plantitas salían de las manos de ella” y que participaba en un proceso largo que termina con 30 mil plantas al año de bosque esclerófilo, según relata.

Alejandro Peirano lleva diez años trabajando en el parque, al menos dos décadas menos que Patricia Araya. “Desde muy joven estaba aquí con nosotros”, destaca. En todo ese tiempo, no les había tocado vivir una emergencia como la que ocurrió el viernes. A la hora de plantear un mea culpa, el profesional tiene un diagnóstico preliminar. Según expone, evacuar a las cuatro de la tarde fue “providencial”.

“Ahí no me equivoqué. Para nada, porque había muchas personas al interior del jardín. Un viernes en la tarde, nosotros tenemos una visitación de mil personas. Lo hice desalojar, costó, porque la gente no entiende que es por el bien de ellos, muchas veces se opone, porque pagó la entrada. Devolví muchas entradas en la puerta para que pudieran ir. Pero eso fue por viento. Se veía intenso el fuego hacia el otro lado, muy lejos. Dije: ‘No va a llegar aquí, pero mejor’. En el caso de Patricia, nosotros estábamos arriba con los guardaparques. Habíamos ido a ver qué tan intenso estaba el fuego. Tratamos de entrar y estaba la puerta cerrada. Esa puerta la manejan ellos con candado. Entonces, nosotros supusimos que, tal como lo hizo el mundo, ellos se fueron”, dice.

Alejando Peirano reconoce que “no hubo un seguimiento uno a uno de que todos se fueran”. “A lo mejor, si uno hiciera una revisión, habría que haber hecho un checklist”, agrega. Pero todo fue muy rápido. “En 20 minutos estábamos incendiados”, asegura. “Llevé todo el personal a la zona de seguridad y la gente me preguntaba si iban a morir. Ese era el nivel. Sí, estábamos en un caos. Los cuerpos funcionarios me preguntaban: ¿Nos vamos a morir, director?”, cuenta.

Jardín Botánico

Hoy, la casa de Patricia Araya está completamente destruida por el fuego. Pero de los cimientos consumidos por el incendio de Viña del Mar, el director del Jardín Botánico espera construir un lugar en su honor. “Lo voy a limpiar y voy a hacer una plaza conmemorativa. Eso que no lo duden. Lo voy a hacer y me comprometí con la familia a hacerlo. Tengo que limpiar y después voy a hacer un lindo lugar, porque le gustaban los liliums. Voy a tratar de buscar, ver cómo adapto el lilium a ese lugar. Voy a hacer un homenaje a doña Patricia, porque creo que se lo merece”, sentencia.

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