Chile es el país con los índices de natalidad más bajos de América Latina: alertan rápido crecimiento del envejecimiento de la población

La baja en las tasas de natalidad es un fenómeno que ha afectado a todo el mundo y Chile no ha estado exento de ello. Según datos del Fondo de Población de las Naciones Unidas (FPNU), el país tiene un promedio de 1,5 hijos nacidos por mujer, lo que lo sitúa en el último lugar de América Latina junto a Costa Rica.

Así, Chile quedó detrás de Argentina (con 1,6) y Brasil (1,9), y muy lejos de Bolivia y Paraguay, donde la natalidad llega a 2,4 y 2,5 hijos por mujer, respectivamente. Esto, mientras a nivel global, el índice de hijos nacidos por mujer bajó de cinco en 1950 a 2,3 en promedio en la actualidad.

Desde el FPNU explicaron que “desde la década de 1970, muchas partes del mundo han registrado tasas de fecundidad negativas sin que haya implicado una reducción de la población total. ¿El motivo? Por lo general, muchos de esos países experimentan una inmigración neta. Se calcula que, a lo largo de los próximos decenios, la migración se convertirá en el único factor que impulsará el crecimiento demográfico en los países de ingreso alto”.

Según el Registro Civil, en todo 2023 se registraron sólo 173.920 nacimientos en Chile, la cifra más baja en una década. Esto, luego de que en 2014 hubiera 251.011 partos. Desde ahí, los números sólo han disminuido: en 2021 hubo 177.306 alumbramientos, y en 2022, 189.336.

Antes estos indicadores, el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) alertó que en 2024 el porcentaje de personas mayores superará al de los menores de 15 años. Mientras, para 2026, los mayores de 60% representarían más del 20% de la población total, lo que augura un avance rápido en el envejecimiento.

En conversación con La Tercera, el exsuperintendente de Salud y director del Instituto de Salud Pública de la U. Andrés Bello, Héctor Sánchez, sostuvo que los datos son “una mala noticia para el país”. “Es un indicador que hace varios años se viene deteriorando. Una de las principales consecuencias es el envejecimiento de la población. Empiezan a aumentar los viejos en proporción a los jóvenes y eso es un problema porque se necesita de ellos para sostener a los de mayor edad. Por lo tanto, desde esa perspectiva el país no crece, salvo por la migración”, aseguró.

Por su parte, para el sociólogo y académico de la U. Central, Rodrigo Larraín, la proyección no es positiva: “Va a haber un gran número de población que no va a estar económicamente activa. Entonces, empezará a bajar el producto interno bruto y existirá el riesgo que el país se estanque”.

Las razones de la baja de natalidad en Chile

Un estudio del Departamento de Salud Pública y Epidemiología de la Universidad de los Andes, que recoge La Tercera, apunta que la tasa global de fecundidad se redujo fuertemente entre 1960 y 2011. Así, pasó de 5,5 hijos por mujer a 1,9. La primera inflexión tuvo lugar en 1970, cuando el indicador bajó a 3,4. Según la investigación, la razón fue la inserción de la mujer en el mundo del trabajo.

En ese sentido, plantearon que se debe incentivar la mano de obra femenina sin que disminuya la natalidad. Eso exige nuevas políticas públicas y beneficios del Estado.

A juicio de Larraín, “a medida que aumentan los niveles de educación y mejoran los trabajos urbanos, se produce la transición demográfica. Es decir, empieza a disminuir el número de nacidos y aumenta la esperanza de vida […]. Otra razón podrían ser las expectativas sociales. La gente quiere tener mayores estudios o mejores trabajos, por lo tanto empieza a postergar la natalidad. Y este cambio se ve especialmente en las mujeres, pues ahora hay más mujeres estudiando y trabajando”.

El especialista sostuvo que “hay un cambio cultural. Al aumentar la educación se difundieron las técnicas de control natal, y en sectores donde la natalidad era producida por mujeres de muy corta edad, ahora hay más cercanía y sus familias tempranamente les entregaron información sobre los métodos anticonceptivos”.

La explicación de la organización dependiente de la ONU es que “la población —y en especial las mujeres— ejerce cada vez más control sobre su vida reproductiva”.