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Libros

3 de Marzo de 2024

10 libros recomendados para leer tras el fin de las vacaciones: desde Mariana Enríquez hasta Patti Smith

Ilustración: Camila Cruz

Un libro que reflexiona sobre cómo en Chile, inevitable y constantemente en su historia, después de una crisis aflora la pulsión al orden. Otro que habla sobre el culto a la banda Suede. La historia de una madre primeriza. Un tomo que devela el rol que tuvo la televisión en tiempos de dictadura. Mariana Enríquez, Claudio Bertoni, Catalina Infante y Patti Smith son algunos de los autores que componen esta selección de libros que deberías leer. Distintos temas para distintos gustos, tanto de ficción como de no ficción. Esta es la lista de los 10 de The Clinic.

Por Silvana Angelini

Llegó marzo, partió el año estudiantil, terminaron las vacaciones de verano y, en esta vuelta, en The Clinic realizamos una lista con 10 libros para leer. Desde autores como Claudio Bertoni y Mariana Enríquez hasta Patti Smith y Bernhard Schlink. Todas las recomendaciones están a la venta en librerías y de modo online.

“La transparencia de las ventanas. Ensayos de la mirada”, de Macarena García Moggia 

Con citas de Juan Luis Martínez y Fernando Pessoa abre su libro la escritora, editora y teórica del arte Macarena García. El volumen fue publicado por la editorial de la Universidad de Valparaíso, y obtuvo el Premio Mejores Obras Literarias en ensayo inédito 2019. La portada reproduce una gran ventana dividida en partes, donde los nueve ensayos conversan sobre el simbolismo, especialmente en literatura y arte.

García evoca una ventana en particular de su niñez, que “bien podría confundirse con tantas otras vistas, leídas o escuchadas”. Los ensayos buscan la conexión de esas ventanas interiores y exteriores, sus sentidos, búsquedas y simbolismos. Los textos incorporan el ejercicio de levantar la mirada, de salir de lo cotidiano. La autora se detiene especialmente sobre Édouard Manet, Charles Baudelaire, André Breton, Nemesio Antúnez o Eduardo Vilches para referirse a la metáfora del observar como hito movilizador.

Hay un ensayo en particular sobre Nemesio Antúnez y el mural “Bailarines con volantines”, en el Museo a Cielo Abierto del cerro Bellavista de Valparaíso, una iniciativa que nace en 1969, y donde se pueden ver varios murales de pintores y pintoras emblemáticos de Chile al aire libre. En este capítulo, la autora recuerda que el origen de este libro lo pensó en Valparaíso el 2008, y cómo al estar sentada vio de frente esta pintura de Antúnez, donde el conjunto de ventanas dibujaban una escena distinta, y cómo desde esas imágenes se cuela otro mundo.

Este relato invita, sin duda, a a darse vueltas por la ciudad y abrir la mirada a las ventanas que tenemos cerca.

“Novela”, de Claudio Bertoni

Overol publicó este libro donde el título genera suspicacia, porque no es una novela en el sentido tradicional, sino un relato quizás ficcionado, quizás novelado (y me contradigo) de lo deshilachada que puede ser la historia con alguien o algo. Un relato, como menciona el autor, que se lee como “un descenso a las entrañas del ser”, a la memoria imprecisa, al amor y al deseo que se hunden en el olvido.

Es un libro hermoso y triste que recorre diferentes temas, lo cotidiano como un yoghurt, la comida, el pan con queso, fumar, pero donde sin duda el desamor predomina: “La nostalgia instantánea de ti fue tal, sentí viva tu ausencia, sentí tan vivo lo que sentí, una vez sentí tan claro (…) la desesperación de no tenerte todo el tiempo aquí”.

Es un libro breve, que se lee rápido, y que recuerda a un amor, los besos, el cuerpo de alguien y las frustraciones que generan los desencuentros. Tiene una escritura personal y concreta que nos hace volver a leer y releer a Bertoni.

Claudio Bertoni

“Me llamo Millaray”, de Claudio Fuentes y Viviana Huiliñir. Ilustraciones de Jorge Roa Riquelme

Ediciones Ekaré Sur publicó este libro ilustrado sobre Millaray, una adolescente que vive y pertenece (de cierta manera) a Santiago, pero que tiene una fuerte tradición familiar ligada al mundo Mapuche, y en especial a Curarrehue, en la Región de la Araucanía. Los autores y el ilustrador, tienen una estrecha relación con el sur de Chile.

La historia se va desarrollando al describir cómo la protagonista le muestra su mundo familiar, ligado al imaginario del sur, a su amiga santiaguina Catalina. En su relato describe los lazos familiares; la importancia de la presencia de la naturaleza, su significado y relación con el mundo mapuche; los ritos y ancestros; la lucha por el territorio y sus desencuentros con el mundo político.

Al final del libro, y como parte de la entrega de un trabajo del colegio, describe conceptos fundamentales del mundo mapuche, datos de la población y profundiza en la importancia y rol de la oralidad. Y por último, el libro incluye un glosario con palabras mapuches, y una bibliografía que pueden ser útiles para un primer acercamiento a este universo, tanto para los jóvenes como para los adultos.

“La grieta”, de Catalina Infante

La primera novela de Catalina Infante que publicó Emecé no es solamente un libro sobre maternidad. Claro, la primera mirada sería la relación de una madre con su hija (Esther y Laura), y cómo chocan estas dos miradas, los enfrentamientos, las tensiones, la falta de sinceridad, donde sin duda se cuestiona este vínculo que se da solamente por la sangre. Lo mismo sucede cuando la protagonista (Laura) es madre, y reflexiona sobre las dudas del proceso de maternidad, preguntas sinceras y honestas sobre no saber, sobre cómo reaccionar a esta nueva tarea y mirar al futuro sin tanta neblina.

Pero el título del libro no es casual, ya que más allá de las diferentes formas de abordar la figura materna, la protagonista nos habla de encontrarse con las propias fisuras, las grietas, el vacío, ya que estas hendiduras son anteriores a la maternidad y, sin duda, se detonan gracias a ella. Catalina trata de descifrar el momento donde las cosas se quiebran, y cómo finalmente se recomponen (o no), sobre poder conducir “una pequeña embarcación abandonada en un lago casi quieto” y sobrevivir.

El libro tiene algo de quietud, es la mezcla de lo estático y los cambios, de cómo sobrevivir al paso del tiempo, al cambio del cuerpo, a las transformaciones que traen los hijos en la pareja, a la mirada de la propia madre y de cómo existir en los cambios: “Cuando la ola viene grande no te escapas, te acuerdas, si no te saca la cresta. Te tiras un piquero por abajo y aguantas la respiración hasta que pase”.

“Atacama fantasma. Viaje a la memoria del desierto”, de Juan Cristóbal Marín

El autor viajó por primera vez al desierto de Atacama, con su abuelo materno, en 1970 y vuelve solo en 2019. Marín no solo escribe sobre el paisaje, sus recuerdos, e impresiones sino vislumbra el viaje como como un posible salvavidas, especula que quizás este recorrido podría ayudarlo a “salir de cierto estado melancólico que ya bastante pasada la mitad de mi vida me asediaba otra vez”.

La honestidad con la que expone su experiencia es trascendental y profunda y también revela un descubrimiento: el “desierto puede ser también un implacable aliado de ese mal”.  En vez de escapar y salir de lo inhóspito enfrenta la tristeza, sus obsesiones, el desamparo, la memoria, lo privado, la atracción por la muerte y lo familiar que pueden llegar a ser estos detonantes. La melancolía ocupa un lugar fundamental en el libro, y a lo largo de la historia trata de descifrar, su conexión con ella y su origen.

El libro también es un registro histórico fundamental sobre nuestra memoria (tiene varias imágenes como avisos de los años setenta, cuadros de inicio del siglo XX y fotos de Chile de la misma época). La escritura de este libro publicado por Debate, no solo cuenta la historia privada del autor, sino también se convierte en un investigación histórica literaria de Chile e Hispanoamérica, un registro fundamental que abarca figuras como Diego de Almagro, Luis Emilio Recabarren, el arqueólogo Max Uhle, las batallas del siglo XX, relatos precolombinos y más.

Es especialmente cautivador la larga descripción en su inicio de la concepción de la palabra melancolía y sus significados, aristas y tipologías. A través del estudio del libro de Robert Burton, “Anatomía de la melancolía”, abre más dudas que certezas, las mismas que tiene el autor al volver al desierto de Atacama casi cincuenta años después.

“Mucha tele. Una historia coral de la TV en dictadura”, de Rafael Valle y Marcelo Contreras

La decisión de contar esta historia radica en el relato grupal, ya que al contar con varias voces vuelve al relato un entramado donde ninguna voz se vuelve protagonista, y cada personaje se torna relevante en su mirada particular. Valle y Contreras realizaron casi cien entrevistas para contar la historia de la televisión desde los años setenta hasta el plebiscito en 1988 y los años noventa. La forma de seleccionar, editar y compilar la información es clave en el libro.

La historia contempla las voces de la mayoría de los protagonistas, conductores de televisión, animadores, el mundo de las teleseries, programas infantiles, como a su vez, las voces de los íconos televisivos que marcaron los diecisiete años de dictadura. Resulta sobre todo paradigmático y paradójico que en esta época de control estatal, estos programas fueron los que forjaron la identidad de nuestro país. La influencia en el imaginario debería ser quizás menor, pero al contrario, forjó un predominio cultural que se mantiene hasta hoy día.

Los autores mencionan la manera en que la televisión entró al interior de las casas, a las conversaciones diarias, y donde la vocación que tenía inicialmente, que era “universitaria y pública, con acento cultural y educativo, muta en pos de la publicidad”. El capítulo que recorre de 1978 a 1980 muestra, por ejemplo, cómo se vivió el salto del blanco y negro al color. Jorge Navarrete menciona: “No tenemos ninguna constancia ni referencia de que haya sido un tema discutido con el resto de los canales, y menos con las autoridades de gobierno”.

El libro, sin duda, es un registro histórico y de utilidad para las nuevas generaciones y para las que lo vivieron, un atisbo de las claves de la formación de un imaginario. Quizás estar, como mencionan los autores, tan aislados internacionalmente, donde “la conexión con el mundo dependiera en gran medida de lo que mostraba la señal estatal”.

“La nieta”, de Bernhard Schlink

El autor nació en Bielefeld (Alemania), y desde 1972 fue parte del Partido Socialdemócrata de Alemania. Ambos datos se entrelazan de cierta manera con la trama de su nueva novela. El protagonista de “La nieta”, Kaspar, parte relatando la relación con su esposa, la vida juntos que formaron desde los años sesenta en una Alemania dividida en Este y Oeste. Narra cómo se conocieron y enamoraron, y de qué manera su mujer abandona la RDA para viajar y establecerse en Occidente.

De este descubrimiento nace su ímpetu de búsqueda, ya que su esposa, durante toda su relación le ocultó que tuvo una hija antes de casarse con él. El protagonista, un hombre con cabeza del Oeste, con formas de vida occidental, inclinaciones por la literatura y la música clásica finalmente encuentra a la hija de su difunta esposa, que para su sorpresa, es parte del movimiento neonazi. La hija perdida Svenja, a su vez tiene una hija, la nieta, con la cual Kaspar entabla una relación de abuelo.

La trama es fundamental para apreciar las diferencias políticas y culturales que separan estas generaciones. El abuelo y la nieta son el reflejo de las propias problemáticas del autor, hay temas que aún generan desencuentro en Alemania. Las preocupaciones identitarias de los protagonistas son fundamentales, y derivan en cómo se puede entablar una relación entre un abuelo, la hija y nieta neonazi.

La novela plantea este tema y deja al descubierto, a su vez la cerrazón cultural del abuelo, cuando la nieta le dice: “Tú nos desprecias. Piensas que somos tontos, que nos equivocamos en todo, que con nosotros es imposible hablar. Te crees mejor que nosotros. Kaspar quiso contradecirle al instante, pero ¿acaso no tenía razón?”. Schlink plantea esta duda, y ahonda en la idea sobre si es posible romper este tipo de diferencias, encontrar áreas de encuentro, coincidir en temas que unan más que separen, o si sigue siendo una utopía.

Mariana Enríquez

“Porque demasiado no es suficiente. Mi historia de amor con Suede”, de Mariana Enríquez

Sin duda es un buen título para una gran obsesión musical. Editorial Montacerdos publicó el nuevo libro de una de las mejores escritoras latinoamericanas y, de paso, abrió un nuevo panorama para revisitar a la banda inglesa Suede. Enríquez dedica el libro a los integrantes del grupo y comienza en 1999, contando la entrevista con el vocalista Brett Anderson, donde explica (algo que define el libro en sus primeras páginas) lo siguiente: “Quiero aclarar: soy fan incondicional de Suede”.

Algo de esta obsesión con las bandas está presente en su novela “Éste es el mar”, donde la estética musical, la adolescencia, los vocalistas y un raro inframundo coexisten. Al declarar tan abierta y tempranamente este fanatismo, de inmediato enmarca cómo vendrá el libro: “La memoria es la menos confiable de las capacidades cognitivas y por eso dudo de toda autobiografía, autoficción y derivados y ustedes, lectores, tienen que dudar de este texto, también, al menos cuando yo, narradora y fan, soy la protagonista”.

Enríquez expone su idolatría, cuenta honestamente su relación con la banda, la obsesión con las letras, maneja la información de cada disco, se ríe de sí misma y de su torpeza (cuando por ejemplo perdió la revista con la primera entrevista que realizó al vocalista), la relación con las drogas, y sobre todo el lugar que ocupa la música en su vida.

El crítico de música norteamericano Lester Bangs, en su libro “Venas al frente, festines de sangre y mal gusto”, menciona de qué manera la música es la salvación al mundo que se derrumba, al apocalipsis, y a los monstruos personales. Sin duda este libro no solo habla de Suede, sino de la música como protección o refugio. Recorre las fronteras de lo personal y también la primera época musical, como dice esta frase, “te escucho desde la adolescencia, conozco tu voz”.

Este libro es un relato donde la música salva de la “vida agridulce a la que resulta difícil ponerle palabras”.

“El libro de los días”, de Patti Smith

Lumen publicó el nuevo libro de la cantante, artista visual y escritora estadounidense. Como menciona Smith, acá hay “trescientas sesenta y seis maneras de decir hola”, una selección de sus fotos, tanto análogas (sobre todo Polaroids) como digitales (tomadas con su celular). Cada foto la acompaña un texto que describe el momento en que sucedieron.

Este material lo publicó originalmente en Instagram el 2018. Hasta ese momento, aún no tenía una cuenta oficial, y después de una conversación con su hija decidió abrirla y se sorprendió cómo esta plataforma podía ser un espacio para compartir su mirada. La primera foto que subió fue su propia mano: “Como primera incursión en el mundo virtual. La mano es uno de los iconos más antiguos, una correspondencia directa entre imaginación y ejecución. La energía sanadora se canaliza a través de las mano. Extendemos la mano para saludar y para ofrecer ayuda; levantamos una mano para hacer una promesa”.

El libro recorre un año bisiesto, por eso el número de fotos, y las sacó en su mayoría sola en la pandemia. Mezcla los recuerdos de sus amigos artistas, escritores y escritoras, seres queridos que han muerto, naturaleza, una taza de café y más. Los textos son breves y recuerdan la escritura de Smith. En una de las fotos, la vemos sentada en Navidad con pocos meses de vida: “Mi primera Navidad, 1947. Esa tarde crucé la cocina, andando por primera vez, alentada por mi madre, que movía un conejo de juguete nuevo”.

Este libro se podría leer y ver en un año para disfrutar las fotografías de Patti Smith, y sus textos que, al igual que su música, iluminan el camino.

Patti Smith. Foto: AFP

“La seducción de un orden. Las elites y la construcción de Chile en las polémicas culturales y políticas del siglo XIX”, de Ana María Stuven V

El sello Crítica reeditó después de 23 años el libro de la historiadora Ana María Stuven. Lo que descubre, según esta investigación, es que en nuestro país, inevitable y constantemente, después de una crisis aflora la pulsión al orden. El ímpetu del cambio en Chile, sus revueltas, y peticiones sociales, en un determinado minuto cambian de rumbo al ala conservadora. La necesidad de romper con las tradiciones, y las crisis que generan estas quebraduras, que se remontan al siglo XIX, se repiten cada cierto tiempo, se quiebra el viejo orden para dar pie a uno que mire hacia el futuro.

Como dice Stuven, hay eventos a lo largo de nuestra historia que se vuelven cíclicos, es decir, nos enfrentamos a una crisis, luego al orden y así en adelante. La generación de 1842 fue la que lideró inicialmente estos cambios hacia un futuro como nación, y desde ahí se cuestionan la ideas sobre cómo realizar los cambios, si de forma radical, gradual o conservadora.

Los eventos de crisis como la independencia, el Golpe militar y el estallido social (por mencionar algunos del libro) demuestran que las revueltas terminan inevitablemente en el orden. Ejemplo de esto fue la conformación mayoritaria del partido Republicano en el último proyecto de Constitución: “La historia ha demostrado que la democracia es frágil; que los chilenos optan por quienes ofrecen orden frente a situaciones que parecen desbordar la convivencia democrática”. La idea de verse seducidos por un orden, finalmente, aborda la profunda crisis de futuro, gobernabilidad, comunidad y cambios históricos que enfrenta el país.

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