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Política

8 de Marzo de 2024

Subsecretaria Francisca Gallegos (RD): “De las 600 mil personas que hoy se dedican a tareas de cuidado, un 90% pueden ser mujeres”

Francisca Gallegos La subsecretaria de Servicios Sociales, Francisca Gallegos. Foto: Agencia Uno

La subsecretaria de Servicios Sociales aborda en entrevista con The Clinic el Sistema Nacional de Cuidados, el cual busca otorgar reconocimiento a las personas que ejercen labores de cuidados de personas con dependencia y que, hasta ahora, por ejemplo, han empleado esas funciones sin una remuneración de por medio.

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“Es un esfuerzo que estamos desarrollando desde el Gobierno que esperamos que se traduzca en una política de Estado (…), porque busca hacerse cargo de una urgencia social, pero también hacerse cargo de poner en el centro un derecho”. Con esas palabras define la subsecretaria de Servicios Sociales, Francisca Gallegos, el programa Chile Cuida, que se enmarca en el Sistema Nacional de Cuidados anunciado por el Presidente Gabriel Boric en noviembre pasado.

El derecho al que hace alusión tiene que ver con que “cualquier persona, independiente de su sexo, edad, origen, pueda tener servicios, ser cuidado y cuidar en dignidad con respeto”.

En entrevista con The Clinic, la subsecretaria aborda el Sistema Nacional de Cuidados, las implicancias de que sean mayormente mujeres las que desarrollen esa función y cómo se proyecta hacia los próximos años la medida.

En noviembre, en la presentación del Sistema Nacional de Cuidados, el Presidente mencionó que gran parte de los cuidadores y cuidadoras eran mujeres. ¿Cuántas son?

—Uno de los primeros datos que uno constata al momento de iniciar algún diagnóstico en materia de cuidados es que es un trabajo que está completamente feminizado. 7 de cada 10 personas son cuidadoras y cuando nosotros visibilizamos cuáles son las características de estos hogares, también lo que podemos observar es que un porcentaje muy alto de estos, además, se encuentra en un 40% de vulnerabilidad según el Registro Social de Hogares (RSH).

Parte del primer ejercicio fue poder identificar cuáles son las magnitudes que nosotros podemos llegar a tener de cuidadoras no remuneradas. Estimamos más o menos que podríamos llegar a tener cerca de 600.000 personas que hoy se dedican a las tareas de cuidado no remuneradas y un 90% de ellas pueden ser principalmente mujeres. Para ser más exacta, según la base de datos de personas cuidadoras del RSH, un 87% de las personas que hoy se identifican como personas cuidadoras corresponden a mujeres. 

—¿Qué explicación le da a a esta mayor proporción de mujeres cuidadoras que hombres?

Las labores de cuidado tienen que ser entendidas como un pilar fundamental. Hay una frase que nosotros siempre repetimos: “Todos hemos sido cuidados en algún momento de la vida; todos vamos a requerir cuidados al final de nuestros días y, probablemente, en algunas circunstancias, todos y todas vamos a cuidar”, y eso cuando nosotros analizamos si hay algo más humano, probablemente lo primero a lo que nos remitimos es al cuidado.

Sin embargo, los cuidados, tanto de niños y niñas, de personas con algún grado de dependencia o discapacidad o las personas mayores, han formado parte de la esfera de la vida privada y de la reproducción de la vida tareas que tradicionalmente se han entendido como tareas feminizadas. Lo que nosotros buscamos hacer es primero visibilizar y reconocer que detrás de ese trabajo se reconoce una fuerte carga para las mujeres y que tiene que ser redistribuido entre los diferentes actores de la sociedad: el Estado, las comunidades, las familias y los privados, porque, al ser tan humano, se requiere la participación de la sociedad en su conjunto en la distribución y en la generación de respuestas frente a la demandas de cuidados. 

Esto adquiere una particularidad en el Chile actual, porque estamos con varios procesos encima. Por un lado estamos en uno de envejecimiento acelerado que nos va a decir que en el 2050 3 de cada 10 personas ya van a ser personas mayores. Tenemos también una baja natalidad y hemos visto un empobrecimiento de las familias cuando requieren adicionar a sus tareas de cuidado de personas con dependencia funcional. Es un desafío y una urgencia que avancemos en una respuesta respecto de tareas que han sido invisibilizas y feminizadas en términos de responder con justicia y redistribución y, por otro lado, hacernos cargo de los desafíos de política pública.

Dentro del anuncio que se hizo en noviembre, el Presidente se comprometió a que habrían 40 centros de cuidados. Con los últimos eventos, como los incendios en Valparaíso, ¿considera que sigue siendo posible esa meta del Gobierno?

—La construcción de Chile Cuida es parte de los compromisos estratégicos de este Gobierno. Estamos trabajando fuertemente en poder avanzar en la instalación de las bases del sistema nacional de apoyos y cuidados, porque justamente lo que vemos hoy es que esta urgencia tiene que ser resuelta a través de políticas públicas, servicios y de un trabajo que vincule a un conjunto de instituciones. Acá no solamente parte de los compromisos están en la línea de los centros comunitarios de cuidado, sino en términos de seguir avanzando en cuatro líneas estratégicas que nosotros hemos establecido y que forman parte medular del Chile Cuida. 

Si entendemos que Chile Cuida es una red de instituciones y servicios dirigidos a garantizar los derechos de las personas que cuidan y que requieren ser cuidados, las cuatro líneas van a estar en la idea del fortalecimiento de servicios de apoyo y cuidados. -Esto es atención especializada, programas de respiro para personas cuidadoras, generación de servicios de formación y de certificación para personas cuidadoras. Va acompañado del reconocimiento de la labor de cuidado y de la revinculación con procesos de formación y certificación laboral. Y para eso es clave la credencial que este gobierno inauguró para que las personas cuidadoras se sientan parte y se identifiquen como tales, pero también se abra una relación con el conjunto de instituciones.

Es también imprescindible dotar de tiempo libre. Nosotros sabemos que la característica más clara del cuidado es que requiere de una sobrecarga en el tiempo de las familias y esto limita las libertades de la definición de los proyectos de vida de las mujeres, pero también del uso de tiempo que ellas puedan tener para poder hacer actividades, como ir al médico, ver tele, juntarse con los amigos, porque el cuidado demanda mucha temporalidad.

Una parte importante del Presupuesto fue dirigida al Sistema Nacional de Cuidados. ¿Montos del pacto fiscal van a ser requeridos?

—En materia del presupuesto para el 2024, que de alguna manera refrenda el compromiso que tiene el Gobierno con Chile Cuida, sin duda nos va a permitir metras bien concretas. Esto implica un aumento del presupuesto del 25%, pero también un aumento de las personas que van a ser atendidas de un 26,6%. Vamos a aumentar la cobertura de nuestros programas dando señales concretas de que les va a llegar los servicios de cuidados más personas.

Esto tiene que ser progresivo, porque sin duda sabemos que la demanda de servicios de cuidados es creciente y debemos saber cómo gestionarla. Por eso cuando nosotros observamos la experiencia internacional vemos que los servicios y los sistemas de cuidados son costosos. Es ahí que se ha establecido la incorporación de dentro de la discusión del pacto fiscal recursos para la consolidación del sistema nacional de apoyo y cuidados, para que cuando esté en régimen podamos contra con recursos para poder ofrecer recursos servicios  de cuidado de calidad, la implementación de estas interconexiones con otros servicios que van más allá del Ministerio y también por resguardar las condiciones de vida materiales en las cuales se encuentran las familias que requieren cuidados.

Después del Sistema Nacional de Cuidados, ¿qué viene?

—Hay una primera dimensión, que es el fortalecimiento de los programas sociales referidos a cuidados. Adicionalmente tenemos que avanzar en dos elementos que son claves: uno es la corresponsabilidad y dos es el fortalecimiento de los servicios a nivel comunitario. La corresponsabilidad implica un cambio cultural también respecto a cómo nosotros valoramos, redistribuimos y entendemos que el cuidado no solamente una tarea de las mujeres, sino de todos los integrantes de la sociedad. Eso va a ser clave en términos de que la evaluación del sistema nacional de cuidados va a tener que medir no solamente las mejoras en el bienestar de las personas que cuidan y que requieren cuidados, sino también cómo como país avanzamos en la redistribución de los cuidados. Esos son indicadores claves que nosotros vamos a tener que monitorear a lo largo del tiempo. 

Una tercera línea relevante  es cómo nosotros vamos dándole formalidad y fuerza para que se mantenga como una política de Estado el sistema de Chile Cuida y pueda en esa medida poder seguir ampliándose, en pos, tanto de poder resolver los problemas son presentes en el Chile de hoy, pero que también nos van a permitir enfrentar los problemas de los desafíos de los próximos 30 años.

¿Qué efectos inmediatos podría tener la concreción del Sistema Nacional de Cuidados? 

—Muchas veces cuando nosotros le preguntamos a las personas “¿qué es cuidar?” nos pueden decir de manera muy concreta que es prestar apoyo a un otro, acompañar en los procesos de crecimiento, asistir en ciertas situaciones que entregan bienestar. Pero, cuando pensamos en el Sistema Nacional de Cuidados a veces es una idea muy abstracta. Lo que nos ha pedido el Presidente y lo que estamos trabajando es en qué le va a cambiar la vida a las personas. Por tanto, los programas que nosotros estamos diseñando, primero, le van a liberar tiempo a las personas cuidadoras. Es decir, que ellas puedan, mientras que quieran realizar alguna actividad de formación, certificación o ir al médico, ellas puedan tener tiempo libre. Ese tiempo libre se va a traducir en bienestar para las familias y también en libertad para esas personas cuidadoras. Eso es una mejora sustantiva en la distribución de su tiempo para las familias. 

Una segunda mejora que estamos construyendo es que van a contar con una red de apoyo que tendrá un arraigo comunitario, pero también una institucionalidad y servicios que van a responder. Hemos visto que hay episodios de situaciones bien críticas de las familias que requieren cuidados que requieren auxilio, alguien a quien llamar y que haya una respuesta urgente. Esa velocidad en la respuesta y esa asistencia que va a poder generar los programas también va a estar presente y eso va a mejorar la vida de las personas, porque en situaciones puntuales van a poder dar respuestas. 

En tercer lugar, también sabemos que las cuidadoras requieren también apoyo en términos de la salud mental. Cuidar puede generar cierta sobrecarga, y estamos trabajando, en ese caso, con el Ministerio de Salud para poder establecer coordinaciones en pos de resguardar que las personas cuidadoras puedan tener atenciones de salud mental. Además estamos simplificando los trámites, porque muchas veces las familias cuidadoras tienen que tocar múltiples puertas para acceder a un conjunto; las ayudas técnicas, otros programas de identificación, otros programas de servicio y estamos construyendo un apoyo que va a estar arraigado en los municipios para poder construir una única ruta en pos de que las familias con personas y las personas cuidadoras y cuidadas puedan tener una ruta de acceso sencillo, simple, a la multiplicidad de servicios que están orientados a mejorar su bienestar.

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