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Opinión

31 de Marzo de 2024

Columna de Carolina Urrejola | Evelyn Matthei: la tentación populista

Evelyn Matthei

La columnista de The Clinic escribe sobre la figura de la alcaldesa de Providencia. Pese a reconocer que es una de las figuras centrales de la política, que “ha debido soportar el machismo rampante de sus correligionarios” y que si la elección presidencial fuera hoy, “ella se quedaría con la presidencia de la República”, remarca que “comete errores graves y desconcertantes”. Uno de ellos es el que ocurrió esta semana al referirse a la posibilidad de que las elecciones se realicen en dos días. “¿Qué argumentos justifican su sospecha? ¿Qué cambió tan dramáticamente en tres años como para hablar de fraude en las elecciones?”, pregunta la periodista.

Por Carolina Urrejola

Cualquiera que haya seguido con algo de atención la política de los últimos treinta años estará de acuerdo con que Evelyn Matthei es una de sus figuras centrales. Esto que parece obvio, obliga a analizar aún actuaciones a la luz de un hecho contundente: si la elección fuera hoy, ella se quedaría con la presidencia de la República. Llegaría al poder por primera vez desde el retorno de la democracia una dirigente que votó por el SÍ a Pinochet en 1988. Superaría de esa manera la rareza política que fue el ex presidente Sebastián Piñera, un hombre de derecha pero opositor a la Dictadura. 

Son palabras mayores. Tan potente es el viento que sopla a su favor -que se explica por un gobierno deficiente, por la tendencia electoral de votar siempre por la oposición y por los propios méritos de la (no) candidata– que Pablo Longueira alerta por el triunfalismo que percibe en su sector. Llama a no descuidar las elecciones municipales pues un fracaso en octubre podría implicar una debacle presidencial.

Las virtudes de Evelyn Matthei son evidentes. Apenas recuperada la democracia se convirtió en diputada, cargo que ejerció por ocho años. Luego ganó un escaño en el Senado, donde estuvo casi 13 años hasta que asumió como Ministra del Trabajo del primer gobierno de Sebastián Piñera. El 2016 ganó la alcaldía de Providencia, cargo que debe ratificar en las urnas. Pero todo indica que no buscará la reelección pues asumirá la candidatura presidencial de Chile Vamos. Es decir, conoce el Estado al revés y al derecho y tiene vocación de poder. 

Tenaz, trabajadora y carismática, ha sabido situarse en la política del siglo 21 por la vía de fijar su impronta a través de las redes sociales. Matthei tiene una nueva camada de fans y followers, ajenos a las lógicas de las ideologías tradicionales, que pueden abultar su electorado.

Ella ha trabajado con esmero en cultivar un perfil ciudadano, atenta a las urgentes necesidades de seguridad y cuidado de los ciudadanos. Le ha sacado provecho permanentemente en los matinales. Sus talentos domésticos (cultivar el jardín, fabricar su propia ropa) fascinan a quienes no conocen -o no les interesa- su historia de desencuentros políticos que en su momento fueron escándalo.

Prueba de su ductilidad a la hora de sobrevivir en el rudo ambiente político de la derecha, terminó siendo amiga cercana y compinche del ex presidente Sebastián Piñera. En el olvido quedó la sucia jugada que ambos se hicieron en 1992 cuando eran pre candidatos presidenciales de Renovación Nacional. Piñera le recomendó en privado al periodista que la entrevistaría que la dejara como una niña chica, despistada y amateur. Esa conversación fue interceptada y grabada por un oficial del Ejército que la hizo llegar a Matthei. El dueño del canal que emitiría la entrevista se apersonó en el estudio, transistor marca Kioto en mano, y develó la encerrona poniendo play.

La crisis política fue mayúscula y quebró a la derecha. Tuvieron que pasar tres meses para que Matthei reconociera que “un radioaficionado” le hizo llegar la cinta. Pero la investigación judicial fue al fondo del asunto: la interceptación corrió por cuenta del Ejército, apenas dos años después de iniciada la transición y cuando su padre era aún Comandante de la FACH. 

Pero el tiempo y la política todo lo olvidan.

Matthei ha debido soportar el machismo rampante de sus correligionarios. El contenido de la grabación mencionada habla por sí solo. No es la única vez que la han bajado de la mesa.

Quizás su espíritu justiciero la lleva a confrontar a sus opositores de manera descarnada, y aquí entramos en el terreno de sus defectos. Más de algún dirigente opositor, conociendo sus debilidades, ha propuesto que no se le entregue la candidatura por aclamación sino que se le ponga a uno o dos contrincantes en una primaria de Chile Vamos, sólo como una muestra de fuerza, de intentar dominar su carácter, de doblegarla. Porque claro, una mujer fuerte suele incomodar. Pero ejemplos de desmadre protagonizados por Matthei no faltan en su currículum, con insultos y fuertes encontrones verbales que fácilmente se pueden reflotar. 

Dicho todo esto, la alcaldesa de Providencia comete errores graves y desconcertantes. Uno de ellos tuvo lugar esta semana. Alimentando una dañina e innecesaria sospecha sobre las instituciones que funcionan bien, afirmó sobre la posibilidad de hacer las elecciones en dos días: “No me gusta para nada por la posibilidad de fraude. La posibilidad de fraude es enorme. Me carga el tema de tener una elección en dos días, de verdad es muy malo”.

Hay múltiples ejemplos recientes en todo el mundo de candidatos que instalan la duda sobre la limpieza de las elecciones. Generalmente se trata de oportunistas, populistas, autoritarios o irresponsables. No es necesario exponer las credenciales del SERVEL para despejar esa duda maliciosa.

Y es cosa de revisar la ley electoral para entender que no es posible “instalar más locales de votación” como propuso a renglón seguido Matthei. La definición de mesas, locales y padrón depende de la ley que rige al SERVEL y tiene plazos y tiempos muy rígidos. No se cambian en dos meses de cara a una elección.

Huelga decir que la alcaldesa salió elegida en 2021 en una elección que se realizó en dos días por la pandemia. En ese momento estuvo a favor de la modificación. Prácticamente nadie en su sector la secundó esta semana.

¿Qué argumentos justifican su sospecha? ¿Qué cambió tan dramáticamente en tres años como para hablar de fraude en las elecciones?

Evelyn Matthei debiera sopesar con extremo cuidado cada una de sus palabras si pretende permanecer en la liga de la política seria y no pasarse al bando de los populistas y oportunistas que tanto daño le hacen a nuestra democracia.

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