“Vale la pena explorar”: el modelo de cárceles italiano planteado por el fiscal nacional que causa interés en Evelyn Matthei

“En vez de proponer que jueces no dejen a los delincuentes en prisión preventiva, las autoridades de gobierno deberían ir pensando en cómo construir más cárceles y las medidas de seguridad de éstas”. Con esas palabras, Evelyn Matthei entró al debate sobre la situación carcelaria en Chile.

La alcaldesa de Providencia respaldó al fiscal nacional, Ángel Valencia, y mostró su interés en el modelo italiano, que creó un particular sistema para desbaratar a las mafias en la década de los 80, asegurando en X que “vale la pena explorar”.

Conocido también como sistema de “cárcel dura” o “41 bis”, este modelo es un régimen penitenciario que se le aplica especialmente a delincuentes asociados al crimen organizado. Su finalidad es esencialmente aislar por completo a los reclusos de su entorno original, para así separarlos de sus antiguos socios delictivos.

En este tipo de cárceles, el reo vive en una celda individual sin contacto con el resto de presos y sin acceso a las zonas comunes. Incluso los agentes policiales que los vigilan constantemente no pueden mantener contacto con otros funcionarios. En algunos casos, los reos pueden recibir una visita al mes a través de un vidrio grueso y sin posibilidad de contacto físico.

Aunque ha demostrado ser efectivo, el “41 bis” no ha estado exento de críticas. Tanto el Convenio Europeo para la Prevención de la Tortura como el Tribunal Europeo de Derechos Humanos lo han cuestionado y calificado de “inhumano”.

Las palabras de Ángel Valencia: “Los italianos optimizaron su esfuerzo para combatir el crimen organizado”

En su primera cuenta pública, el fiscal nacional Ángel Valencia hizo referencia al modelo italiano. “Es importante mirar la experiencia italiana, los italianos optimizaron su esfuerzo para combatir el crimen organizado, crearon nuevas cárceles respetando los estándares europeos en materia de Derechos Humanos”. En su opinión, “es posible hacer cárceles estrictas, severas, a las que los acusados y condenados teman ir, a las cuales no quieran ir, hagan lo posible por eludir ir y que impidan que sigan delinquiendo desde ellas. Cárceles severas para los cabecillas del crimen organizado, no para cualquier imputado”.

Actualmente en Chile existen dos licitaciones de cárceles: una ya abierta para Talca, y otra futura para Copiapó. Entre ambas tendrán la capacidad de albergar un total de cuatro mil 500 reclusos. Estos proyectos buscan aliviar el complejo escenario de sobrepoblación carcelaria que existe en el país, con varios penales que sobrepasan su capacidad máxima. Según el ministro de Justicia, Luis Cordero, en los últimos dos años la cantidad de personas privadas de libertad ha aumentado en un 40%. Sin embargo, las plazas no han cambiado en casi una década.