Héroes y villanos de la semana: Tohá, Matthei, Cariola y Shakira: una Antología

¿Es heroico asumir una carrera presidencial en el Chile de hoy? Si consideramos las muchas crisis y dificultades que enfrenta el país, es un esfuerzo admirable. En ese empeño sigue Evelyn Matthei desde que dejó la alcaldía de Providencia. Esta semana presentó a su equipo programático con varias figuras del piñerismo. Ahí está, por ejemplo, la exministra Isabel Plá, que ha sido sumamente crítica de Republicanos y Libertarios desde que aparecieron en escena fustigando a Chile Vamos.

La candidata de Chile Vamos no ha sido así de explícita contra Kast y Kaiser y prefiere centrar su crítica en la izquierda, lo que aprovechó Camilo Escalona para anunciar que teme un retroceso democrático si Matthei pacta con ambos dirigentes. Guido Girardi (cercano a Tohá), en cambio, prefiere destacar lo que considera su posición moderada y alejada de los extremos de Evelyn, y la compara en ese sentido con Carolina Tohá.  

Tohá también se vistió de heroína y dejó el cargo de Ministra del Interior para lanzarse a la carrera presidencial dentro del oficialismo. Me dicen en su círculo cercano que no están urgidos por recibir el apoyo del Partido Socialista cuanto antes, ya que entienden que ese partido vive un momento interno sensible tras la negativa de Bachelet: definir si presentarán o no candidato a las primarias. El PPD espera que, tarde o temprano, se sumen al apoyo a Tohá, tal como ellos se sumaron en su momento a la candidatura de la propia Bachelet. 

A todo esto, Tohá salió con todo a desmentir un supuesto comando 100% masculino y fustigó a quienes quieren hacer pelear a las mujeres en política por los supuestos roces con Paulina Vodanovic. “Las mujeres no somos unas locas, podemos colaborar”, dijo a horas del 8M. Efectivamente, en los espacios de poder es una práctica común alentar el enfrentamiento y la competencia entre mujeres. Hay que estar con la guardia en alto para no caer en esa trampa. 

La semana comenzó con la noticia del nacimiento del primer hijo de Karol Cariola, seguida pocos momentos después del allanamiento policial a su domicilio. La crítica a la fiscalía fue prácticamente transversal por el inoportuno momento de la diligencia, que Daniel Jadue llegó a calificar de “perverso”. Transcurridas las horas, lo que sabemos -vía filtraciones- es que la presidenta de la Cámara de Diputados enfrenta una causa distinta a la de la Clínica Sierra Bella por un eventual tráfico de influencias ante su amiga y compañera de partido Irací Hassler.

Cariola habría hecho una serie de gestiones para favorecer a un empresario chino que supuestamente la ayudó en su campaña. La imputación es grave, aunque la diputada -¿villana?- insiste en su inocencia y en que desde la fiscalía no se le ha comunicado nada. 

A propósito de tráfico de influencias y en una causa mucho más avanzada, el Municipio de Maipú se querelló contra su villano favorito, el diputado Joaquín Lavín León, a quien se acusa de ser un alcalde en las sombras junto a su esposa Cathy Barriga. Los casos de corrupción en alcaldías desgraciadamente cunden, y el testimonio de un empresario reconociendo facturas falsas o la evidencia de la solicitud de Lavín León pidiendo cambio de uso de suelo sustentan la presentación de la querella. Lavín León renunció a la UDI. 

Y en materia internacional, las últimas fechorías del villano universal Donald Trump, rebalsan los medios de comunicación y nos dejan sin respiro. Ahora quiere quitarle los recursos a la secretaría de Educación de Estados Unidos, porque a su juicio es “una gran estafa”. Además, prorrogó por un mes el inicio del cobro de aranceles a China, México y Canadá. Los mercados suben y bajan al ritmo de sus caprichos y los socios de la OTAN están desconcertados con la posibilidad que Trump abre de no seguir formando parte de esa alianza militar. Su presentación ante el Congreso estadounidense esta semana fue una muestra evidente de la polarización política. Barras bravas de un lado y otro en una de las instancias más nobles de la tradición democrática de Estados Unidos.  

Y finalmente, ¿quién fue el villano que impidió que se realizaran los dos shows de Shakira en Santiago? Los meses de preparación y gasto de las decenas de miles de personas que se quedaron “con los crespos hechos” en buen chileno, difícilmente serán compensados con las acciones del SERNAC. La artista colombiana culpó a la productora local Fénix. El Instituto Nacional del Deporte desmiente categóricamente que el piso del Estadio Nacional “estuviera desnivelado” y resalta su estatus de recinto internacional. Una foto de un fierro torcido de la estructura del escenario y la acusación de que la gira Las Mujeres Ya No Lloran es excesivamente ambiciosa salieron a la luz. ¿Es razonable diseñar una producción que no sea capaz de adaptarse a las condiciones de los Estadios de la región? Se preguntan en la revista Rolling Stone, a propósito de las cancelaciones de Santiago, Lima y Medellín. 

Las dudas están instaladas: ¿Hay garantías de que la gira continuará sin problemas? ¿Cuánto se daña la imagen de la propia Shakira que sale públicamente a culpar al resto? ¿Cuánta responsabilidad tiene su multitudinario equipo? ¿Cómo se afecta la confianza de un público cada vez más ávido de espectáculos en vivo? Por ahora habrá que esperar la eventual reprogramación del show y conformarse con los breves minutos en que la cantante se asomó a la puerta de su hotel a cantar Antología, de su primer disco Pies Descalzos. Temazo, en todo caso. Recomiendo escucharlo.