Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Opinión

13 de Octubre de 2014

Habla el padre de Jorge González: “Me duele cuando se habla mal de Jorge”

Jorge González Ramírez (76) quiso ser artista, pero cuando su mamá se enteró de que andaba cantando en la radio Corporación, lo sacó de una oreja y se tuvo que conformar con una vida paralela como Koke Rey, cantante de boleros y rancheras los fines de semana. La vida se la ha ganado -hasta el día de hoy- viajando entre La Serena y San Carlos vendiendo timbres de goma. De su único matrimonio –con Aída Ríos– nacieron Jorge, Marco y Zaida. Su debilidad es Jorge, por eso quiso desahogarse. Se aburrió de escuchar a Claudio Narea (“Claudio Diarrea”, le dice él) pelando a Jorge en la tele y en los diarios después de lanzar su libro. Aquí hace sus descargos.

Andrea Moletto
Andrea Moletto
Por
Habla-el-padre-de-Jorge-González-foto1-alejandro-olivares

“En una de las entrevistas Claudio dice que Jorge está como obsesionado con él… Jajajajajaja, esa es la estupidez más grande. ¡Es al revés! ¿Qué es lo que ha hecho Claudio desde que terminó el conjunto? ¿O desde que Jorge se fue al extranjero? Hablar mal de Jorge no más. Bueno, es entendible. Una persona que se candidatea en la política y le va mal, pone un restaurante y le va mal, entra a un concurso de baile en la tele y le va mal… un tipo que no hace canciones, o si las hace, a lo mejor no tienen éxito, entonces, ¿quién es? La única forma de poder hacerse promoción es hablando mal de Jorge.

Jorge no es una persona que sea del agrado de todo el mundo, por supuesto, hay mucha gente, sobre todo de la derecha, que lo odia. Pero a pito de qué Claudio viene ahora hablar después de tantos años de esto. Jorge nunca habla de Claudio. Jamás. A lo más me ha dicho alguna vez, “pucha, este weón ya está hablando otra vez tonteras”. Qué sacaría con hablar de Claudio, Jorge tiene su propio talento, no lo necesita.

Me duele cuando se habla mal de Jorge. No es que Jorge sea un santo, pero Claudio tiene una fijeza con él, que no se la ha podido sacar. Yo le encuentro razón hasta cierto punto, porque lo que ocurrió con la mujer de Claudio fue feo, pero fue de común acuerdo con ella. Yo muchas veces digo: “Jorge no la violó”. Si hubiera sido una violación, ahí habría sido terrible, pero no. Ocurrió lo que ocurre muchas veces, que la gente se enamora, Jorge y la Claudia estuvieron muy enamorados. Tanto que pasó por la peor etapa de su vida y cayó en la droga, que es lo peor que puede pasarle a una persona. Fue muy triste, Jorge estuvo terriblemente mal, incluso muchas veces se encerraba en el baño en la casa y no salía de ahí, se drogaba solo. En vez de incentivarlo, en vez de subirle el ánimo, la droga lo bajaba, lo dejaba hecho un estropajo. Pero salió. Le costó tres viajes a Cuba, a ocho palos cada uno, afortunadamente él tenía plata.

Cuando pasó lo de la Claudia yo no le dije nada. Durante esos años siempre lo traté con mucho cariño. Nunca le llamé la atención, ni nunca le di un consejo porque los consejos valen callampa. La vida se hace con la propia experiencia. Cuando me enteré me dolió y tuve esa primera impresión de llamarle la atención, pero después, analizando fríamente, dije “no po, yo que he hecho tantas cagadas en mi vida, ¿qué le voy a decir?”. Son cosas que ocurren, cosas que pasan, y ahora con mayor frecuencia, porque desde la liberación sexual de la mujer la cosa ha ido más rápido. Ahora la mujer no tiene el temor de quedar embarazada, está más libre, y eso hace que esté a la par con el hombre, con la misma cantidad de deseo, la misma cantidad de atracción sexual. Algunas cosas merecen castigo, por supuesto, pero lo que está hecho ya se hizo y punto. ¿Quién soy yo para juzgarlo? No soy nadie.

Entiendo a Claudio que esté dolido, pero ha pasado toda su vida aprovechándose de eso. Si ya lo ha emporcado tantas veces. Dice de Jorge que es mal artista. ¡Pero si a Jorge lo ubican al mismo nivel que la Violeta Parra y Víctor Jara! Ha estado dos veces en la final de los premios MTV, tiene gaviotas, antorchas, donde uno va se escucha la música de Jorge, se ha ganado un montón de premios, que no los tiene ni él. ¿Le parece bien a usted que me regale eso a mí? (señala una antorcha de plata que está en un estante y, colgado en la pared, un triple disco de platino por “Corazones” del año 91). Ese disco (“Corazones”) él prácticamente lo hizo solo. Todos son temas de él. Claudio siempre ha dicho que es un disco de mugre. ¡Un disco de mugre! Con todo el éxito que ha tenido. Muchos consideran que es lo mejor que ha hecho Jorge. Aunque para mí lo mejor que ha hecho es “El baile de los que sobran”. Es un poema bellísimo y con “Tren al Sur” Jorge entró al mundo de los adultos, porque antes eran los lolos lo que lo escuchaban. ¿Y dónde están las canciones de Claudio? ¿Cuáles son? No sé. Tendría que empezar a escarbar.

El resentimiento de Claudio hacia Jorge es de antes de lo que pasó con la Claudia. Es envidia. Es por la facilidad que tiene Jorge para escribir, para el escenario y para todo. Yo creo que a Claudio le falta talento, no es otra cosa.

Miguelito no se mete, es una excelente persona. Miguel está emparentado con nosotros también. La hermana de él, la Anita María, está casada con mi hijo Marco. Miguel es un gallo tranquilo. Medio flojo no más, de repente. Quedó de irse a México con Jorge a abrir horizontes y no llegó. Pero Jorge se dedicó a lo suyo, la música. Miguel en cambio empezó a comprar propiedades.

Fíjese que la primera persona que conocí en el liceo, cuando entraron a primer año, fue a la mamá de Claudio. Un día se me acercó y me dio las gracias porque Jorge era amigo de su hijo. La señora era muy simpática, pero desgraciadamente murió. Para mí Claudio es indiferente, pero que se calme un poquito, que no sea tan tonto. Con Claudio, las veces que usted habla con él, nunca mira a los ojos. Siempre está rehuyendo la mirada, mirando pal otro lado. Ahí se ve la diferencia. Jorge es frontal.

Claudio le critica a Jorge que es medio loco. ¡Lógico! Ningún genio es normal. ¿Sabe usted cuántos años se demora un artista en encontrar su propia identidad? Hay gente que nunca lo logra, que sigue cantando como otro y que nunca va a llegar arriba porque no tienen originalidad. Claudio siempre tuvo problemas, además que es trabado para cantar. Yo le dije muchas veces, estudia técnica. Jorge no canta bien, está al borde de la desafinación, pero lo valioso es su forma de cantar, de decir. Lo demás vale callampa”.

Habla-el-padre-de-Jorge-González-foto2

LOS PRISIONEROS

“Los chicos empezaron cuando tenían unos 14 o 15 años. Tocaban preferentemente en mi casa, yo tenía un piano y Jorge se lo apropió. Pero ninguno de los tres sabía música cuando empezaron. Después construimos un par de piezas para que ensayaran. Yo escuchaba esa música y no sabía qué diablos significaba, no era ninguno de los ritmos que yo conocía. Era una mezcla de cumbia con bachata, con folclor, esa es la música latina, el rock latino. Jorge no es muy claro en el cantar, no se le entiende mucho, pero después fui escuchando las letras y me parecieron fabulosas, hay verdaderos poemas ahí. Se empezaron a juntar, ensayaban, andaban de la mano muy contentos, siempre riendo, se peleaban de vez en cuando, como todo el mundo.

Jorge había tocado piano malamente, porque tampoco estudió nunca piano. Y Miguel era muy aficionado a la batería, pero tampoco tenían batería, no tenían guitarra, no tenían nada.

Hay una serie (“Sudamerican Rockers”, CHV) que pone a Jorge como un gallo envidioso, taciturno y no es cierto. Jorge siempre ha sido muy alegre, un gallo muy ingenioso. Yo veo la serie porque tengo que saber qué dice para opinar. Para mí es una mala serie, porque distorsiona. Aunque el actor que representa mi papel (Roberto Farías) es un excelente actor y en mi caso hay algo parecido, porque a Jorge siempre lo apoyé y lo sigo apoyando.
Yo creo que uno siempre tiene alguna preferencia por un hijo. Teníamos una relación especial, evidentemente… ¿No se nota? ¡Ja, ja, ja! Pero yo a los tres los quiero. Hay una afinidad con Jorge, por supuesto, una afinidad, porque hay algo en común. Ahora, mi hijo Marco es un genio. Tiene unas manos maravillosas. Cuando Zaida era chiquita, con Jorge decidimos hacerle una casa de muñecas, cuando terminamos estábamos ahí los dos cachiporreándonos y llega Marco del colegio y ve el bodrio y la hizo de nuevo y quedó maravillosa. Esas son las manos de Marco. Yo estoy contentísimo. Los tres están un siete. Marquito es independiente, la Zaida es veterinaria pero lo dejó para hacer su arte, pa qué le cuento, esa tiene tanta personalidad como Jorge. Estoy contento porque cada uno tiene su vida hecha, los tres están bien”.

LA HOMOSEXUALIDAD
“Yo encuentro una estupidez eso de la homosexualidad de Jorge, porque en este momento todo el mundo tiene un amplio criterio sobre la sexualidad. La gente más famosa es homosexual, si no pregúntele a Ricky Martin. Pero Jorge no es homosexual, y si lo hubiera sido, ¿qué? El talento no va con eso. Pero Jorge no tiene ningún signo de eso, nada. Claudio, al decir que Jorge está enamorado de él, trata de rebajarlo, ¡está loco ese gallo! Ellos efectivamente tenían una relación muy estrecha, como yo la tuve con mis compañeros de curso, como usted la tuvo con sus compañeras de curso. Que a veces dormíamos juntos con los amigos, ¿y cuál es el problema? Los amores verdaderos son cuando uno es niño o adolescente, porque refleja una amistad y uno se abraza y qué se yo, todas esas cosas ocurren sencillamente porque es una atracción que tienen entre los pares, no es signo de homosexualidad. Lo encuentro una estupidez de parte de él sacar eso, es una forma de emponzoñarlo. Si Jorge me hubiera dicho alguna vez que es homosexual, yo lo aplaudo. Yo creo que Claudio es evangélico. Los evangélicos rezan antes de entrar al escenario, jajaja. Claudio tenía un grupo, no me acuerdo cómo se llamaba, pero rezaban, porque el papá de Claudio lo hacía rezar ahí antes de subir al escenario”.

UNA NUEVA VIDA
“Lo otro que dijo Claudio es que Jorge seguía drogándose ¡Mentiiiiiira! Eso sí que es absurdo. Jorge ahora es vegano. Come sano. Estuvo en el verano y estaba un siete. Física y mentalmente está un siete. Toma pura agua mineral y cuando salimos a almorzar alguna vez al centro, tuvimos que ir a un naturista. Si usted lo hubiera visto hace unos veinte años, no tiene nada que ver. Hay un cambio radical. Jorge es un siete. Siempre ha sido amoroso con su familia, con todo el mundo. A su mamá la adora. Estamos separados con la mamá hace muchos años, pero a mí me encanta que la llame constantemente. A mí no me llama, me manda solamente correo electrónico. Y a su mamá la ayuda económicamente, la adora, y eso para mí es fabuloso. La mamá fue un siete con los tres, una mujer que dedicó su vida a eso. No así yo, que andaba en otras ondas. Yo a veces voy a almorzar para allá, tenemos una muy buena relación. Las cosas pasan porque pasan no más, y punto. Pero de ahí a tener un odio, un resentimiento, para qué. La persona que odia a los demás, se odia a sí mismo. Yo ni siquiera a Piñera lo odio. Al que sí, a Pinochet sí po. Ahí ya la cosa cambia, porque fue un individuo cruel, malvado, un traidor. Y aunque no era homosexual, era un maricón. Eso sí que no lo soporto. Ni a su camarilla, al Mamo, a Corvalán, un individuo repelente, a pesar de que canta boleros, pero es un tipo repelente”.

Habla-el-padre-de-Jorge-González-foto3

VICIOS DE PADRE

“Yo fui alcohólico. Por eso sé la impotencia que siente la persona que está agarrada por un vicio del que no puede salir. Uno dice todos los días: ‘mañana empiezo’. Y cuando llega el otro día, dice: ‘mejor empiezo el próximo lunes’. Es lo más terrible. Todos los vicios son malos. Pero lo peor es la droga. Yo estuve mucho años en el alcohol, pero trabajaba igual. En mi casa nunca faltó nada. Mi papá me llevaba a la ópera. Él era vendedor también. Tenía unas manos preciosas, hacía miles de cosas: medallas, letreros de bronce, insignias para las solapas. Era maravilloso. Vivía en Arturo Prat 748, entre 10 de Julio y Copiapó. El viejo era buenísimo, pero también era alcohólico, más que yo. No supe ni cuándo murió. En una oportunidad yo andaba en Melipilla visitando a mis clientes, era la hora de almuerzo y me siento en la plaza y se me acerca un pordiosero. “¡Jorge!”, me dice. Al principio no lo reconocí, pero luego me di cuenta que era mi papá. Nos abrazamos y nos fuimos a tomar algo. Fue tal la curadera que nos pegamos, que cuando íbamos rumbo a la micro y pasamos por la comisaría, nos dejaron ahí po, ¡ja, ja, ja! Estuvimos toda la noche. En la mañana no nos alcanzaba la plata para salir los dos, pero él me dijo: “Paga tu multa y déjame a mí”. Volví a Santiago y no lo vi más. Ese fue el último encuentro con mi viejo. Era un hombre inteligente, un hombre que le gustaba el arte. Que tenía una maravillosa imaginación. Se llamaba José del Carmen. Jorge me manda algunos correos y me habla del Carmelo, porque así le decían a mi papá”.

Notas relacionadas

Deja tu comentario