Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Nacional

16 de Diciembre de 2014

Las curiosas declaraciones de los médicos falsos de la U. del Mar en su primer día de juicio

En el primer día del juicio oral contra la ex directora del Área Salud de la Universidad del Mar, Tania González Correa, y su ex pareja y ex “doctor” de Help, Héctor Letelier Pantoja, ambos acusados reconocieron todos los delitos en su contra, pidieron perdón por el daño causado a estudiantes y “pacientes”. Sin embargo, la falsa médico dijo haber aprendido de manera “autodidacta” conocimientos para impartir clases y en algunas oportunidades se refirió a otros doctores como “colegas”. Letelier, en tanto, negó haberle facilitado los títulos truchos y señaló que, a pesar de no saber nada de computación, borró de su certificado de título las palabras “tecnólogo médico” y las cambió por “médico cirujano”.

Por

Médicos falsos UDM

Con el reconocimiento de todos los delitos que se le imputan por ejercicio ilegal de la profesión, obtención fraudulenta de remuneraciones del fisco, uso de instrumento público falso y entrega de licencias falsas, partió ayer el juicio contra Tania González Correa y Héctor Letelier Pantoja, la pareja de falsos médicos que impartían clases en la Universidad del Mar y atendieron pacientes en centros de atención primaria e instituciones como la Fundación Las Rosas y HELP.

Tras un retraso de poco más de una hora y media, la primera jornada estuvo marcada por las declaraciones de ambos acusados, en especial de González, la ex directora del Área Salud de la UDM, quien se mantiene desde diciembre de 2012 en prisión preventiva por ser considerada un “peligro para la sociedad”.

Así fue como, tanto la mujer como su ex pareja -con el que tienen una hija- reconocieron los delitos, pero se echaron la culpa uno a otro de la obtención de los títulos truchos y relativizaron en ciertas ocasiones sus verdaderas competencias para ejercer como doctores.

Títulos falsos, enfermería express y síndrome de Estocolmo

Tras la lectura de las imputaciones, la declaración de Tania González transitó desde el reconocimiento de los delitos hasta la atribución de parte de la responsabilidad a Letelier Pantoja y a decir, en algunas ocasiones, haberse sentido con las competencias necesarias para ejercer clases a estudiantes de enfermería y para realizar exámenes y recetar medicamentos retenidos.

Así, por casi una hora explicó su actuación desde el año 2007 en adelante, cuando comenzó a trabajar como enfermera en el Hospital de Curacaví y luego como directora de la carrera de Enfermería en la U. del Mar y como médico cirujano en la Fundación Las Rosas, el SAPU de Maipú y el Hospital de Carabineros. Todo esto sin haber contado con ninguno de esos títulos.

Durante su declaración, González señaló que ambos títulos falsos los obtuvo por parte de su entonces pareja, Héctor Letelier, y que ella comenzó a ejercer como enfermera y médico supuestamente titulada de la Universidad de Chile sabiendo que estos eran ilegales y dentro de un contexto de violencia psicológica y de obediencia hacia Letelier.

Incluso alegó haber sido diagnosticada con “Síndrome de Estocolmo” -patología en la que las víctimas de secuestro desarrollan una relación o vínculo afectivo con los secuestradores- durante un tratamiento psiquiátrico. Sin embargo, más adelante dijo no haber realizado denuncias por maltrato ni secuestro ante ningún ente policial.

La falsa doctora señaló además que al ingresar a la U. del Mar no le exigieron tener el título de enfermera para ejercer como jefa de esa carrera y que sólo lo usó para trabajar durante seis meses en el Hospital de Curacaví. Además, dijo que el entonces rector de la sede Maipú de ese plantel, Carlos Ossandón, le ofreció estudiar en la misma universidad para acreditar su carrera como enfermera.

tania gonzalez

El caso no era anormal dado que, según González existían otros extraños casos de convalidación en esa casa de estudios. “La Universidad del Mar tampoco jamás ha solicitado ostentar o tener el título para desarrollar o dictar clases. Es más, se daba oportunidades a personas, por ejemplo, psicólogas que podían estudiar para ingeniero comercial en un año, un año y medio, dependiendo de las capacidad que tenía demostrada. Y también recuerdo haber conocido a una persona que era técnico en publicidad y tenía conocimientos relevantes, de haber quedado con el título de nutrición. No era algo extraño”, dijo ante el tribunal.

De esa forma, nadie sospechó que estudiara enfermería en la misma universidad de la que era jefa de carrera, siendo que supuestamente ya era titulada por lo mismo en la Universidad de Chile. Luego de eso, detalló como obtuvo el falso título de médico.

“Posteriormente, en una conversación de tipo informal con Carlos Ossandón me dijo que consideraba que sería muy bueno, considerando todo el avance que tenía la carrera, de poder contar con el título de médico cirujano. Yo este planteamiento se lo planteo en una comida a don Héctor Letelier y posteriormente, transcurrido un tiempo determinado, un día me entrega una fotocopia legalizada de un título de médico cirujano, la cual yo entregué a la universidad y posteriormente comencé a trabajar como médico en la Fundación Las Rosas sede Lampa, en la cual yo ejercía una labor como médico general”, dijo González.

Eso sí, la “doctora” señaló recetó medicamentos siempre apoyada con equipos médicos y que otorgó licencias falsas a colegas o personas conocidas para ausentarse en sus trabajos, pero que cuando tenían complicaciones con adultos mayores en la Fundación Las Rosas o en los turnos que realizó en el SAPU de Maipú, los derivaba a un centro de mayor complejidad.

Pero durante la ronda de preguntas, tanto de su propia defensa como del fiscal y los abogados querellantes, González señaló haberse sentido con las competencias para actuar de esa forma.

“Estando dentro de la UDM, habiendo tenido mi título de enfermera, habiendo sido pareja por diez años de Héctor Letelier, que tenía una basta experiencia en campos clínicos, y por el trabajo que desempeñaba, me sentí con las competencias necesarias para impartir algunas clases, como metodología de investigación, que eran parte de la competencias del Magíster en Educación que tengo”, dijo.

Junto a eso, la “médico cirujano” dijo sentir que su gestión y desarrollo como profesional “ fue en beneficio de los alumnos y a mejorar la calidad académica de la universidad” y que de no haber sido así, no se habrían conseguido campos clínicos, laboratorios, seminarios y “mejorar las competencias para el proceso de acreditación”.

Sin embargo, ante las preguntas de uno de sus abogados defensores, dijo haberse dado cuenta durante su tiempo en prisión preventiva que “no solamente ha sido un perjuicio para mí y mi familia”, sino que también se hizo un “daño social importante” y a la “fe pública” con su actuación.

Por estos delitos, Tania González arriesga una pena que parte en los cinco años y un día hasta los 11 años.

Héctor Letelier Pantoja A1

Los descargos de Letelier

Tras la declaración de González y un receso a la hora de almuerzo, vino el turno de Héctor Letelier Pantoja, quien reconoció haber atendido a más de 7.286 pacientes durante su labor como médico de urgencia en la empresa HELP.

Aunque éste también pidió perdón a todos quienes pudieron verse afectados y se declaró muy arrepentido de lo que había hecho, a menudo respondió que al tener conocimientos en salud tras haber obtenido su título como tecnólogo médico de la Universidad de Chile conocía varios de los procedimientos y tenía competencias para llevarlas a cabo.

“Cuando entré a HELP me envolví en una mentira”, señaló el acusado, quien reconoció haber dado recetas para medicamentos retenidos y licencias médicas a “por lo menos un 2% de los siete mil que atendí” en esa empresa. Sobre esto último, Letelier hizo referencia a una sentencia anterior tras haber sido denunciado por esa misma empresa en agosto de 2012, que terminó suspendida en octubre de ese mismo año por la Fiscalía Oriente con la única condición de no volver a ejercer como médico y fijar domicilio.

Sin embargo, a la par del arrepentimiento su declaración estuvo en completa contradicción con lo señalado por Tania González. Según Letelier, él mismo escaneó y borró las palabras “tecnólogo médico” y su mención del certificado de título que poseía, puso las palabras “médico cirujano” en ese lugar, lo imprimió y llevó a legalizar ante un notario público.

Eso sí, cuando fue consultado por cómo lo hizo, Letelier dijo no conocer el programa con el que adulteró el documento. “No sé mucho de computación, pero ocupé uno de los programas que hay”, dijo al ser requerido por el fiscal Tufit Bufadel, de la Fiscalía de Maipú.

Junto a eso, el médico falso dijo no haber conseguido los títulos falsos de Tania González, le atribuyó a ella la idea de presentarse a trabajar como médico en el Hospital de Curacaví y de llevarlo a hacer clases en la Escuela de Enfermería de la Universidad del Mar.

Además, dijo desconocer cómo el Registro Civil incluyó su título de médico cirujano en el anverso de su cédula de identidad, aunque horas antes Tania González señaló que tanto ella como el mismo Letelier llevaron personalmente los documentos para que se anexaran a sus carné de identidad.

Asimismo, el imputado dijo que en la universidad no sabían que era médico, que sus alumnos nunca supieron ni se refirieron a él como doctor -“me decían profesor o profe”- y que sólo usaba cotona o delantal blanco cuando hacían clases en laboratorios. Esto, a diferencia de González, que reconoció ocupar en la universidad una cotona con el logo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.

Finalmente, Letelier reconoció haber firmado varios certificados de defunción, aunque en presencia o con sugerencia del equipo médico que lo acompañaba en las ambulancias de HELP, y haber atendido a algunos pacientes críticos, como un persona a la que debían amputar una pierna e incluso uno al que le detectó el virus AH1N1.

Antes de terminar, el “doctor” dijo no recordar pacientes que hubieran fallecido tras sus atenciones de urgencia, aunque “sí me acuerdo de varios que me dieron las gracias por haberlos salvado”.

Notas relacionadas